𝐋𝐞𝐢𝐥𝐚:
Llegué al campo de quidditch junto a muchas personas más. Por dentro habían puesto setos de cuatro o cinco metros de alto, dejando solo un pequeño espacio en donde la tribuna se iba llenando poco a poco de personas. La ultima prueba se estaba dando a cabo y mi respiración se agitaba de solo pensar la dificultad de la misma. Me fui a la parte trasera de las tribunas en las tiendas de campaña, cada campeón tenía una para cada uno en donde estarían un rato con su familia antes de que empiece. Me acerqué a la tienda de Hufflepuff donde Sprout vigilaba la entrada.
- Ohoh, lo siento no puedes pasar - Dijo impidiéndome el paso cuando intente entrar.
- Pero... - Intenté excusarme.
- Solo familia, Shine - Hubo unos segundos de silencio hasta que bufé rindiendome, giré sobre mis talones para irme pero me detuvo el escuchar unos pasos provenientes de la tienda.
- ¡Espera! - Salió Cedric junto con Amos - Leila... - Sonrió al verme, llevaba puesto su uniforme para el torneo y su cabello levemente desordenado. Le correspondí la sonrisa y corrí hacia él hasta abrazarlo - Temí que no vinieras - Confesó alejándome de sus brazos para verme el rostro.
- Temí que no me dejaran venir - Admití también y lo volví a abrazar.
Los nervios y la tensión se sentían en el aire. Ninguno de los dos sabía los peligros que se encontraría allí dentro y el miedo corrompía cada parte de nuestro sistema. Ninguno de los dos tenia palabras para describir ese sentimiento de debilidad, de angustia y de inseguridad al mismo tiempo. Lo único que queríamos en ese momento era quedarnos juntos, para siempre, porque en los brazos de la persona a la que amas no puedes ser herido, no fácilmente. Después de todo lo que pasamos no me puedo imaginar que salga herido, y tampoco quería despedirme porque eso significaría renunciar a él.
- Lamento interrumpir pero, Diggory... es hora - La voz de la profesora McGonagall inundó nuestros oídos dejándonos casi sin aliento y obligándonos a separarnos.
Al estar a unos centímetros de distancia pude notar su mirada nerviosa y llena de miedo, de intriga y desesperación. Verlo así me rompía cada parte del alma, odiaba que sufriera y se me había creado un nudo en la garganta de la rabia sin explotar que llevaba en el cuerpo.
- Cuídate, te necesito de vuelto sano y salvo - Sonaba quebrantada y angustiada, lo cual era cierto, pero quería evitarlo para no hacer sentir mal a Cedric.
- Volveré - Respiré hondo intentando calmarme y lo miré analizando su rostro lo mejor que podía, quería recordar cada detalle en su piel y cada cabello en su cabeza. Quería memorizarlo de la A a la Z.
Antes de irse posó sus manos al rededor de mi cuello y acerco sus labios a los míos uniéndonos en un delicado beso. No era apasionante porque teníamos miedo y, aunque algunas personas digan lo contrario, el miedo no se borra con amor, por lo menos no del todo. Era suave y necesitado, como un símbolo de despedida pero una marca a la vez, para cuando nos volvamos a ver.
Nos separamos finalmente y caminó junto con la profesora McGonagall hacia el otro lado de la tribuna. Sin mucho mas que hacer subí por la estructura de madera y me senté junto al señor Diggory esperando a que Dumbledore de comienzo al evento. Después de un rato entraron los campeones y el profesor se colocó en el centro del lugar levantando su varita hasta su garganta.
- ¡Sonorus! - Toda la tribuna hizo silencio tras ese grito exasperante - Hoy en la mañana el profesor Moody coloco la copa de los Tres magos en el laberinto, solo él conoce su exacta posición - Hizo una pequeña pausa antes de seguir hablando. La gente estaba nerviosa, ansiosa y emocionada por lo que ocurriría este día - Ya que el señor Diggory - Volvió a hablar, la tribuna estalló en aplausos y gritos eufóricos. Yo aplaudí algo desanimada por la situación - y el señor Potter - Otra parte de la tribuna estalló en gritos y aplausos. También aplaudí con lentitud - están en primera posición serán los primeros en comenzar, seguidos por el señor Krum y la señorita Delacour - El profesor Moody salió del laberinto y se junto a los demás profesores. La tribuna hizo silencio de vuelta esperando a que el profesor siguiese hablando - El primero que toque la copa sera el ganador - Toda la tribuna aplaudió y levantaron sus carteles y estandartes en forma de celebración y apoyo a sus campeones favoritos - Los profesores rondaran el perímetro. Si un campeón desea retirarse antes de terminar solo tiene que lanzar chispas rojas con su varita - Mis ánimos estaban por el suelo, aun así le dediqué una sonrisa a Cedric para que se sintiera mas relajado. También le sonreí a Harry quien asintió con la cabeza y respiró hondo removiendo sus pies sobre el suelo - Campeones, ¡Prepárense! - Los campeones se acercaron al punto de salida - A la cuenta de tres. ¡Uno...! - Fue interrumpido por el cañón, el señor Filch disparó antes. Tanto Cedric como Harry entraron al laberinto, después entró Krum, y por ultimo Fleur.
- Ahora a esperar - Le dije al señor Diggory mientras me acomodaba en mi asiento.
- Se que ganará, estoy seguro - Su sonrisa reflejaba orgullo por su hijo y miraba contento el laberinto esperando el regreso de Cedric.
- Y yo - Le sonreí amablemente, aun sabiendo que había probabilidades de que no saliese del laberinto.
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La noche había caído con sus miles de estrellas acompañándola. la gente comenzaba a desesperarse al no saber bien lo que ocurría dentro del laberinto. Fleur y Krum habían vuelto ya junto con todos los demás pero nadie sabía lo que estaba ocurriendo con Harry y con Cedric. Un destello de luz iluminó el campo y dos cuerpos aparecieron sobre el césped junto con una copa azul y dorada que acababa de caer al suelo. Solté el aire que había estado conteniendo todo este tiempo. Por fin todo había acabado y podríamos volver a la normalidad. La gente saltó de la alegría y sonaron las trompetas mientras volaban las serpentinas.
Entonces escuche un sollozo, fuerte y agobiante, la tribuna hizo silencio. Miré aun mejor los dos cuerpos que habían llegado con la copa. Harry se encontraba arrodillado y sucio, llorando desconsoladamente. Debajo de él, Cedric tenía los ojos abiertos de par en par, sin pestañear. El recuerdo de mi sueño el día de la copa mundial de quidditch llegó a mi mente justo con la misma imagen que estaba tomando forma frente a mis ojos.
Mi mirada se estaba tornando borrosa, pues mis lagrimas se acumulaban entre mis pestañas y mi cuerpo inmóvil no respondía a ninguna señal que le daba. El señor Diggory tomó mi brazo con la boca entre-abierta intentando ver mejor la escena, en sus ojos también se estaban acumulando las lagrimas.
- ¡Ah vuelto! ¡Ah vuelto! ¡Voldemort ah vuelto! Cedric me pidió que trajera su cuerpo... No podía abandonarlo, no ahí... - La voz quebrada y angustiada de Harry me hizo tragar en seco negando lo que estaba pasando.
El aire que entraba por mi nariz ahora era mas frió... mi piel se erizó y mi corazón se agito. Mis sentidos se habían prendido de repente y sentía hasta el viento que chocaba contra mi cuerpo. Mi mente mandaba señales de alerta que decidí no responder, algo dentro de mi se estaba cayendo a pedazos.
Amos comenzó a gritar y darse paso entre la gente, yo reaccione y lo seguí, intentaron detenernos pero no lo consiguieron.
- ¡Hijo! - Gritó desconsolado, llegamos en frente de su cuerpo junto a Harry y Dumbeldore mientras la tribuna comenzaba a jadear y sollozar - Es mi muchacho - Cayo de rodillas vencido por el dolor y abrazo el cuerpo de su hijo.
Yo me quede parada en mi lugar, mis lagrimas salían unas tras otras pero no podía reaccionar. Mi cuerpo se mantuvo inmóvil, mi respiracion muda, mi boca entre-abierta y mi cabello flotando por el viento cubriéndome la cara y acariciando mis mejillas, las cuales estaban mojadas. Me deje caer sobre el suelo, dejando salir un grito ahogado y golpeando el césped con furor.
- Cedric... - Me acerqué gateando a su cadáver sin vida. Su piel ya parecía blanca de lo pálido que estaba, aun se mantenía algo tibio pero poco a poco el frió aumentaba. Tenia los ojos abiertos y marcas en todo el cuerpo. Deslice mi mano despacio sobre los ojos de Cedric y los cerré aguantándome el llanto en la garganta y respirando pesadamente.
Casi muerta, casi inexistente. Sentir que todo falla, que todo falta, que nada queda y que todo lo que conociste ahora era un simple recuerdo lejano, perdido en el tiempo. Donde la respiracion es muda, donde el corazon da su ultimo latido, donde el cerebro capta malas señales, donde uno no hace lo que quiere a tiempo y se arrepiente de no hacerlo anteriormente.
No es lo mismo ser que estar. Yo estaba ahí, lo miraba, mis lagrimas salían y todos intentaban alejarme de el para no causarme mas daño. Pero yo no me sentía allí.
Mi mente y corazon se habían ido, murieron con el.
Lo que caminaba entre los profesores y estudiantes no era mas que un cuerpo sin alma. Porque lo que mantiene a una persona viva no es ganar, si no pelear. Y yo... deje de luchar...
A pesar de que me digan, a pesar de que insistan, a pesar de que quieran cambiar la situación... era imposible.
El día que Cedric murió, yo también. Y un cuerpo sin alma no es vida...