Opuestos Positivos

By teguisedcg

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Etham y Agatha son dos desconocidos que, sin saberlo, comparten un pasado en común. *** Porque, a pesar de e... More

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By teguisedcg


AGATHA
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Jairo me cuenta qué tal ha pasado el fin de semana.

Estamos a punto de entrar en el mes final del trimestre antes de las navidades y eso significa que estaremos hasta arriba de exámenes.

Sin embargo, a pesar de que no hemos vuelto a sacar el tema, yo no he dejado de darle vuelta al hecho de que la hermana pequeña de mi mejor amigo le gusta o está saliendo con una persona cuyo padre está metido en más mierda de lo que yo llegaré a estar metida jamás.

A pesar de que quiero comentar algo sobre dicho tema, no me atrevo.

Porque, ¿cómo voy a saber yo sobre eso?

La imagen que tiene Jairo sobre mí es de la época después de Marine. Esos dos años dónde únicamente me centré en estudiar para sacar notas altas y poder marcharme del lugar.

Y, a sorpresa de muchos, lo conseguí.

"¿Y para qué?", me pregunto a mí misma.

Para volverme a ver envuelta en todo el mundillo que parece que se ha vuelto aún más peligroso con los años.

El silencio nos acompaña durante todo el trayecto hasta llegar a la playa.

Bajamos los escalones para bajar a esta. Me quito mis botas y los calcetines, caminando descalza sobre la arena cálida gracias al sol que hay en un día de invierno. Jairo me imita.

Andamos hasta llegar cerca de la orilla y sentarnos para observar como rompen las olas y el rastro de espuma blanca que dejan sobre el suelo canelo antes de volver a aparecer.

—¿Y tú? —pregunta.

—¿Yo qué?

—¿Qué te cuentas? Llevamos como tres días sin vernos, estaba empezando a echarte de menos —bromea, dándome un ligero codazo amistoso.

Le devuelvo el codazo y apoyo mi cabeza en su hombro antes de soltar un suspiro.

Qué fácil sería podérselo contar todo y hablarlo como había estado haciendo con Melania.

Sin embargo, en el instante que dicho pensamiento cruza mi mente, es eliminado en el siguiente segundo.

Melania me comprende y no me juzga porque ella ha vivido en el mismo ambiente que yo toda la vida. Ella comprende lo que es tener que ayudar a tu familia, a escondidas sin que ellos lo sepan, para que luego te echen en cara que nunca haces nada para que resulte ser todo lo contrario.

Melania ha sobrevivido a carreras ilegales de todas las clases. Ella, al igual que yo, ha luchado incluso con más rudeza debido a que somos chicas en un «mundo de hombres peligrosos». Y ambas nos hemos acabado convirtiendo en las más peligrosas de todos ellos.

Pero, ¿y cómo le explico todo esto a alguien que se ha criado aquí?

Cómo le explico a alguien que ha estado rodeado de la calidez y protección de Summerville de la monstruosidad que es Downtown.

Cómo le decía a alguien que ha vivido dentro de la línea invisible que dividía el terror del paraíso, que los que vivíamos en el otro lado nos matábamos —literalmente— para seguir adelante.

¿Cómo se hacía eso?

«Exacto, no se hacía».

—Estudiando. Los exámenes están a la vuelta de la esquina y ya conoces a mi padre.

—Tu padre es muy exigente contigo, ¿no? —pregunta. Me encojo de hombros, sin darle importancia porque realmente es todo lo contrario—. No sé. Te ha tenido todo el fin de semana estudiando.

—Mi padre no me obliga a estudiar, he estado estudiando todo el fin de semana porque he querido —miento—. Algunos se preocupan por mantener su beca.

—Vale, vale, señorita responsabilidad.

Me río ante el mote y acabo contagiándosela brillándole la mirada azulada como el mar que estamos observando en esos momentos.

Después de la muerte de Marine me prometí que me marcharía de este lugar en cuánto tuviese oportunidad, no obstante, luego de que mi madre se marchará sin mirar atrás a los dos hijos que dejaba de lado se me hizo imposible irme, dejando a mi padre y a Joan aquí...

—¿Quieres un helado?

Parpadeo un par de veces volviendo a la realidad. Jairo tiene los ojos clavados en mí.

—¿Qué?

—Que si quieres un helado, Ag.

Asiento en respuesta. Dejo de apoyarme en su hombro. Jairo se levanta y se sacude la arena de su vaquero.

Se gira hacia a mí y me ofrece una mano para ayudarme a levantarme. La acepto e imito lo que hizo Jairo antes, sacudiéndome la arena de mis pitillos y el bajo de mi sudadera. Al llegar a las escaleras retiro los granos de arenisca de mis pies antes de calzarme.

Cuando estamos listos, andamos hasta una de las heladerías que mejor helado sirven en esta soleada ciudad.

A pesar de ser domingo, el lugar está bastante más vacío de lo que esperaba, aunque es favorable para nosotros porque tardan menos en atendernos. Mientras que yo me pido un helado de pistacho, de una sola bola; mi mejor amigo va nombrándole un batiburrillo de nombres a la heladera, terminando con varias bolas de colores distintos.

Jairo se ofrece a pagar ambos y aunque al principio me muestro renuente a ello, me doy cuenta que no he traído efectivo y le dejo pagar.

Solo esta vez.

En vez de sentarnos en una de las mesas del lugar, preferimos comernos nuestro helado paseando por las calles costeras de la ciudad. Terminamos en uno de los bancos del puerto. Yo ya me he terminado mi helado mientras que mi amigo se relame las manos porque el suyo se está derritiendo.

Observo las distintas embarcaciones, que atracan en el lugar. O era lo que hacía hasta que una chica de melena rubia abarca toda mi visón.

—¿Agatha? —me nombra sin estar segura.

A diferencia de la otra noche que vestía un mono corto y de color blanco, hoy está vestida con un jersey de punto y cuello vuelto junto a unos vaqueros. Parece que ha dejado los pitillos negros y las chaquetas de cuero para otro momento.

Me levanto del banco y la abrazo.

No había recibido ningún mensaje de su parte y aunque había intentado no pensar mucho en ella, estaba preocupada por dónde podría estar o lo que había ocurrido después de observar a su novio —o exnovio— tonteando en sus narices.

—¿Todo bien? —pregunto con mi rostro escondido en su cuello.

—Mhm, ¿Y tú? ¿Qué pasó con el bombón de la otra noche? —susurra.

Sé que está sonriendo, aunque no la esté viendo.

Me separo de ella. Observo por el rabillo del ojo como los ojos de mi amigo danzan de Melania y a mí varias veces, intentando entender que está ocurriendo en estos momentos.

—Melania, este es mi amigo Jairo —lo presento.

Jairo se levanta del banco y se acerca a Melania para saludarla con dos besos.

"Nunca hace eso"

—Un placer, Melania.

—El gusto es mío —responde la rubia.

—¿Y de qué conoces a mi pequeña, Ag?

Melania me mira con la duda pintada en su mirada. Yo la observo con el pánico latente en mis ojos.

Jairo nunca supo por qué me mudé, nunca comprendió del todo porqué estaba tan apagada durante esos años, o bueno, si lo sabe, pero solo una pequeña parte.

Mi mejor amigo cree que toda esa tristeza que llevaba arrastrando conmigo era por el abandono de mi madre.

Sin embargo, también soy la niña dolida y triste que perdió a su mejor amiga en un tiroteo, que se vio amenazada por adultos y que vivió durante más de dos años y medio con el miedo arraigado en los huesos porque creía que acabaría muerta igual que Marine.

En ese momento, decidí dejar esa segunda versión de los hechos reservada para Opuesta.

Como si se tratase de otra persona.

—Amigos en común —acaba contestando Melania con desconfianza.

Jairo vuelve a alternar la mirada entre Mel y yo, antes de encogerse hombros. Internamente suspiro de alivio, aunque exteriormente simplemente estoy sonriendo.

—Podías haberme dicho que conocías a chicas tan increíbles —comenta él, ligeramente divertido.

Jairo se marcha a tirar la tarrina del helado. Siento la mirada de Melania clavada en mí.

—Esto no ha sido casualidad. Te estaba buscando —masculla la rubia.

La observo con la pregunta «¿por qué?» grabada en mi rostro.

—Mira estos zapatos nuevos que encontré —habla de nuevo Melania.

Me acerco a ella sin entender muy bien que está sucediendo. Melania clava la mirada en mí con detenimiento y veo cómo traga saliva nerviosa.

"¿Qué está pasando?", me gustaría preguntarle, pero no lo hago.

Melania me mira una última vez antes de abrir un chat de mensaje. Con tan solo leerlo noto como se me hiela toda la sangre del cuerpo.

DESCONOCIDO:

Quién se acerca a un Sander está muerto.

Avisa a tu amiguita.

N/A: jeje :)

¿Qué tal las vacaciones de verano?

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