—¿Me llamaba, Hokage? —Suzuna entra al despacho con una media sonrisa, su tía Tsunade estaba sentada en el puesto mayor. —Que Rikudo Sennin nos ampare contigo en la cima.
—Muy graciosa. —dice con sarcasmo Tsunade. —Entra.
Suzuna sintió el cansancio atravesar sus músculos y demás, estuvo atenta a Sasuke los días en los que Tsunade llegaba y al final se quedó el resto de ese día en el hospital cuidando del Uchiha.
—Dime.
—He escuchado que eres profesora en un instituto. —habla la Senin, Suzuna asiente. —Lo dejarás.
—¿Eh?
—Tienes mucho talento como para quedarte ahí, estancada. Tienes una misión. —Tsunade estira su mano y le entrega un pergamino pero Suzuna no lo toma.
—Con todo respeto.... en estos momentos Sasuke está en reposo y debo cuidarlo.
—Lo cuidarán por ti. —insiste la Hokage. —En estos momentos confío en muy pocas personas y te necesito a mi lado. Mañana sales temprano.
—Tsunade... no puedo dejar a Sasuke.
—Es una orden. —es su última palabra.
De mala gana, toma el pergamino y sale del edificio del Hokage refunfuñando. Durante casi toda la estadía del tercero no tuvo ninguna misión; las acciones de Itachi acabaron con la confianza hacia ella y la retuvieron en un salón de clases. Y ahora que llega Tsunade, la vuelve a sacar como si nada.
—Tsk... que molestia.
Suzuna regresó al hospital, ya la conocían y la dejaron entrar hasta la habitación de Sasuke. Ese día el Uchiha estaba despierto, sentado en la camilla observando por la ventana el cielo despejado. Suzuna se puso feliz y dando saltitos se subió a la cama abrazando al Uchiha.
—¡Ya volví Sasuke! Te dije que no tardaría casi nada... —quiso darle un beso en la mejilla pero Sasuke se alejó, sorprendiéndola. —¿Sasuke?
—Fuiste a buscar a Itachi después de lo que me hizo. ¿No es así? —Sasuke la miró con desprecio. —Fuiste detrás de él... Naruto me lo contó.
Suzuna respiró profundo, sin siquiera asustarse al contrario, se acomodó para mirarlo bien.
—Sí, fui detrás de él y su compañero, ¿qué sucede con eso?
—Tsk... lo sabía. —desvió la mirada a la ventana, tensando la mandíbula. —Vete de aquí.
—No me iré... no lo hice en el pasado y mucho menos lo haré ahora. —se sienta a su altura junto a él, su mano tocó la de Sasuke, el Uchiha quitó la suya pero Suzuna lo obligó a quedarse.
—Siempre te gustó, ¿no es así? Siempre lo preferiste a él... —murmura con odio. Suzuna sonríe con ternura.
—Vamos a aclarar un par de cosas, Sasuke. —se inclina un poco para quedar más cerca. —Tu hermano es de mi edad y por ello me juntaba con él más que contigo, no es que prefiriera a uno sobre otro. —comienza a hablar. Sasuke tenía tenso el cuerpo. —Después de todo lo que ha sucedido, yo decidí por voluntad propia elegirte, cuidarte y tenerte conmigo.
—Siempre me has visto como un niño... como su hermano. —murmura por lo bajo mirando a Suzuna al rostro. Estaban muy cerca. —No soportaría pensar que te vas con él.
—No tiene sentido... —niega ella en voz baja, ya no era necesario hablarle tan alto pues con tan poca distancia le escuchaba perfectamente. Ese crepúsculo, Sasuke vestía con una polera normal negra y unos pants sencillos.
—A lo largo de mi vida he perdido muchas cosas, pero a ti no... —Sasuke se inclina un poco más logrando poner nerviosa a Suzuna. —... estoy enamorado.
¿Cómo explicarle a una persona que lo que estaba haciendo estaba mal? Sasuke ni siquiera dudó en volver a besar a Suzuna con timidez y ternura, ella se quedó estática, sintiéndose culpable de alguna manera pero dejándolo actuar. Una de las manos de Sasuke acarició el cabello de la albina y sujetó su nuca, besándola con más pasión.
Ese beso la estaba poniendo incómoda, sobre todo porque comenzaba a gustarle que Sasuke la besara tan repentino. Y eso la asustó, Suzuna quiso alejar a Sasuke con sus manos en los hombros del Uchiha, pero él reaccionó rápido y tomó sus muñecas para evitar que ella pudiera distancia. Ella se quejó en sus labios, eso le hizo sonreír.
Lentamente, Sasuke depósito a Suzuna sobre la camilla sin dejar de besarla, por instinto una de las manos de la Senju acarició el cabello azabache del Uchiha. Estaba disfrutando más de lo que debería.
Suzuna no pudo más y se separó de él lentamente.
—Yo... debo irme. —se incorpora. —Mañana tendré una misión fuera de Konoha, cuídate Sasuke.
—¿Cuánto tiempo te irás? —pregunta el Uchiha con molestia porque ella lo esquivaba una vez más.
—Tres días, quiero verte saludable cuando vuelva. —lo mira y sonríe de lado. —¿De acuerdo?
—Bien.
—Gracias. —la albina se inclina y besó su mejilla. Un sonrojo recorrió las mejillas del Uchiha. —Qué lindo eres sonrojado. —Suzuna quiso besar su mejilla otra vez pero Sasuke giró su rostro y logró besarla en los labios. —¡Sasuke, ya!
—Qué tonta. —se burla con una pequeña sonrisa.
Sasuke, si en ese momento estabas sonriendo... ¿entonces por qué lo hiciste?
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—¡Adelante! ¡Cuidado!
—¿¡Por qué nos están atacando!?
Suzuna tenía una idea bastante clara, y es que a ningún enemigo le gustaría saber que Konoha tiene un arma enorme como el Elemento Madera involucrado, o al mismo Kyubi juntos.
La chica Senju creó un bosque alrededor para despistar a los enemigos, esos ninjas no cargaban con una cinta por lo que podría decirse que iban en incógnito. No dudaría si fueran también mandados por Danzo.
—Estén alertas, están por todas partes. —advierte Suzuna a sus dos compañeros.
La misión ya había acabado y Suzuna junto a sus amigos iban de regreso a la aldea cuando alguien los atacó, gracias a eso Suzuna llevaba un día tarde de lo que prometió.
—Acabaré con esto rápido, salgan del bosque. —ordena. Sus compañeros ninjas la miran con odio, pero obedecen, entonces ella aprovecha para abrir las enormes flores y sacar su polen contra todos los ninjas que de seguro estaban dentro del bosque. —Esto es todo.
Suzuna aparece con sus compañeros. —Vamos.
—¿Los dejarás vivos? —se queja uno. Ella lo fulmina.
—Eso haré, no mancharé mis manos de sangre en vano. Si quieres matarlos, ve tú, están dentro del bosque inconscientes... por cierto, si respiras el polen quedarás con ellos.
—¿¡Estás amenazándome!?
—Es una advertencia. —termina por decir y desaparece para seguir avanzando.
El equipo llegó a los cinco días después de partir, Suzuna junto a sus compañeros fueron directo a la oficina de la Hokage a entregar reportes.
Los tres entraron.
—Bien... —decía Tsunade al revisar el reporte. —... tendremos que averiguar quién está detrás de ustedes, pero por ahora pueden ir a descansar.
—Gracias Hokage. —los tres hacen una reverencia.
—Ah, Suzuna. Tú no. Quédate un poco más, debo tocar un tema delicado contigo. —advierte. Suzuna frunce el ceño pero no dice nada frente a sus compañeros. Cuando éstos cierran la puerta del Hokage, Suzuna suspira.
—¿Qué sucedió?
—Debo darte una noticia importante. —explica con seriedad. Suzuna la miró neutra, ya quería irse. —Ésto sucedió al tercer día de tu misión.
—¿De qué hablas, Tsunade? Dilo ya.
—Sasuke abandonó la aldea. —suelta de golpe. —Siguió el camino de Orochimaru y traicionó Konoha.
Suzuna quedó paralizada de alguna manera, sorprendida y ligeramente asustada.
—Tsunade... ¿es una broma? —trata de sonreír pero su tía no sonríe, entonces su gesto cambia a horror. —¿D-dónde está Sasuke?
—No lo sabemos.
No lo sabemos....
Sus manos comenzaron a temblar.... sentía poco a poco la desesperación apoderarse de ella...
—¿De qué diablos hablas? —Suzuna golpea el escritorio de la Hokage con fuerza, creando una grieta. —¡Cómo es posible que no sepan dónde está! ¡Hay guardas en las entradas!
—Logró evadirlos... —murmura tranquila, pero Suzuna comenzaba a entrar en una faceta de pánico.
—No puede ser... ¡estás mintiendo! —retrocede un paso. —¡Se llevaron a Sasuke y tú estás tan tranquila!
—¡Sasuke se fue con ellos por voluntad propia! Mandamos a un equipo para que fuera por él pero no sirvió de nada.
—¿¡Quién es el capitán del equipo!? ¡Quiero hablar con él!
—Era Shikamaru... se llevó con él a los novatos.
Suzuna le miró incrédula, no podía creer lo que le estaba diciendo.
—¿Dices que mandaste a una bola de novatos a por Sasuke? —repite con lentitud. Tsunade frunce el ceño.
—¡Era lo mejor que teníamos! ¡Después del ataque de Orochimaru hemos estados cortos de soldados...!
—¡Tsunade! —grita furiosa golpeando el mueble. Fue entonces cuando la Senin vio los ojos de Suzuna llenos de lágrimas. —¡Hace siete años perdí a mi mejor amigo cuando estaba ausente! ¡Un año después perdí a Itachi de la misma manera! —alza su mirada hacia Tsunade. —¡No puedo perder a Sasuke! ¿¡No lo entiendes!? ¡Es lo único que tengo!
—Pues él ya no está. —responde cruelmente. Suzuna cierra sus manos en puños. —Está en los genes Uchihas el traicionar a sus camaradas.
No pudo más. Tal vez era por el simple hecho de que era un familiar que se tomaba tanta confianza, o simplemente la razón por la que casi nunca se paró frente al tercer Hokage. Suzuna sujetó el escritorio de Tsunade y lo lanzó a un lado, al mismo tiempo la Sennin se ponía de pie, enfrentándose a su sobrina.
—No te atrevas a decir una palabra más de ellos. —Suzuna susurra con odio.
—Estás fuera de tus sentidos, Suzuna. Tienes prohibido salir de Konoha.
—¿Qué? ¿Crees que también los voy a traicionar? —añade con odio. Tsunade la mira a los ojos directamente.
Sí, lo creo.
A los pocos días, Suzuna dejó la academia Ninja. Tampoco regresaba a dormir en su propia casa, le dolía recordar que Sasuke se había ido.
—¿Qué fue lo que hice mal?
La chica Senju se encontraba en la residencia Uchiha, se había metido hasta la casa de Shisui y ahora reposaba en una esquina, llorando sola.
Y es que la chica no podía comprender la razón por la que todo sucedió, Shisui murió pero nunca confió en decirle a ella lo que pasaba... Itachi hizo lo mismo o peor aún, ignorando su presencia y amistad, y el último fue Sasuke, ¿ella era tan mala para ellos?
Sollozó un poco más en silencio. Antes de conocer a Shisui estaba completamente sola, y ahora pensaba que hubiera preferido quedarse sola a tener que vivir ese dolor de abandono una y otra vez por su parte.
Ella los quería ¿y ellos?
Quiso quitarse las lágrimas que caían de sus mejillas pero no podía, cada vez caían más y más.
—¿Realmente merezco su abandono? —susurra adolorida. Pues eran la única familia que tenía, y ahora... una tercera vez la habían dejado sola. No, ya no podía soportar el dolor dentro de ella... algo se estaba rompiendo en su interior por tanto llorar.
La ventana de la habitación se abrió de golpe y una ráfaga de viento entró, ella ni siquiera se inmutó ni volteó, siguió llorando entre sus manos. Si alguien iría a matarla, que lo hicieran de una vez.
—¿Cuál es la verdadera razón por la que estás llorando? —escucha su voz.
Ni siquiera pudo enojarse con él o con el mundo, simplemente no podía dejar de llorar. Hizo una mueca de derrota y negó.
—Vete de aquí... no quiero saber nada de ti...no quiero saber nada de ustedes. —suplica con dolor. —Solo me lastiman, una y otra vez... no puedo soportarlo. —su mano estruja la tela justo donde está el corazón.
—Creí que Sasuke se quedaría contigo, me ha sorprendido saber que te ha dejado aquí...
—¡No puedes hablar de él! —grita de golpe, a punto de entrar en pánico. — ¡Él se ha ido por tu culpa! Le has metido la estúpida idea de ir a vengarse de ti... ¡Eres patético! ¡El mayor de los idiotas!
Itachi Uchiha mantenía sus ojos escarlata frente a ella, la veía hecha un ovillo en la esquina, temblando.
—No creí que se iría de la aldea.
—¡Pues mira que se hubiera quedado aquí! ¡Pero tuviste que venir a recordarle tu asquerosa existencia! —grita sin importarle nada, no le importaba si lo hería con sus comentarios o que estuviera hablándole a una ilusión. Ella sabía que Itachi era tan cobarde como para ir frente a ella personalmente. —¡No lograste tu cometido! ¡Y ahora... ! —tensa la mandíbula con dolor. —Ahora... ni siquiera yo puedo protegerlo.
Ella lo sabía todo en el fondo de su corazón. No era nada extraño saber que los Uchiha querían causar una guerra y que la noche siguiente todos estuvieran muertos, todos excepto Sasuke, casualmente el hermano del causante de la masacre Uchiha. Suzuna se había dado cuenta y lo único que le dolía era que Itachi no hubiera tenido la confianza para pedirle ayuda, juntos habrían buscado otra solución, pero no, él decidió irse por su cuenta.
Poco a poco se estaba impacientando de tenerlo ahí enfrente de ella sin decir nada, simplemente mirándola. Entonces sí que comenzó a molestarse.
—No sé cómo te atreves a pararte frente a mí. —niega ella. —Después de todo lo que has hecho.
—Sé que eres inteligente y sabes por qué lo hice. —habla neutro como siempre. De repente apagó su Sharingan, quedando simplemente sus ojos oscuros en medio de la noche. —De todos modos te agradezco que hayas cuidado de Sasuke todo este tiempo.
—Muérete imbécil. —con molestia, Suzuna se levanta del suelo dispuesta a enfrentarlo. —Lo hice por él, ¡Sasuke es lo mejor de nuestras vidas, y tú lo has alejado de mí!
—Lo tengo bastante claro.
—¿Ah sí? ¡Vaya! Entonces lo has de saber todo. —exclama con sarcasmo. —Itachi Uchiha, el ninja prodigio. —niega. —Tonterías... sin Shisui no serías ni la mitad de lo que crees que eres.
Suzuna se da la vuelta y golpea su cabeza con la pared de madera. Quería dejar de ver esa maldita ilusión que de seguro le puso encima la última vez que se vieron. Ese cabrón era así, tan talentoso.
—Suzuna. —lo seguía escuchando. Maldición. —Lo siento mucho.
—Cállate... ¡No quiero escucharte decir nada!
—Espero que algún día puedan perdonarme tú y Sasuke. —cada vez más cerca.
Suzuna sacó un kunai de su bolsillo, sabiendo que la única manera de salir de una ilusión suya era lastimándose a sí misma. Giró a verlo, estaba frente a ella, casi podía tocarlo.
—Ya no quiero verte, lo siento. —niega alzando su mano con el kunai.
Estaba dispuesta a apuñalarse la pierna para terminar de verlo, pero justo cuando quiso hacerlo la mano de él la detuvo, tocándola.
No me jodas.
Y luego de ello, Itachi comenzó a toser, una y otra vez cubriendo sus labios con su mano. Suzuna se preocupó cuando lo vio caer a sus pies, ella cayó con él.
—¿Estás bien?
—Sí. —termina él por decir, quitando su mano y mostrándola. Tenía sangre. Y aunque fueran unas gotas, no era para nada normal.
—¿Qué te pasa, Itachi? ¿Qué tienes? ¿Estás herido?
—Estoy enfermo, pero estoy bien. —asiente cerrando los ojos. —Va a llegar el momento en que esta enfermedad me mate, por eso necesito que Sasuke lo haga primero.
La chica frunce los labios, no podía evitarlo. Se abrazó al Uchiha con fuerza. No, por favor... tú no.
Porque, aunque Itachi no estuviera ahí, ella sentía algo de paz en su interior sabiendo que estaba ahí afuera... pero ahora que sabía que se iba a morir...
Itachi volvió a toser sangre junto a ella. Suzuna llenó su mano con chakra y la metió bajo las ropas del Uchiha, justo en el pecho, en sus pulmones. Entonces él se calmó e incluso recargó su frente en el hombro de ella.
—Te odio tanto por hacerme sufrir de esta manera. —lo abraza con fuerza cerrando los ojos aún con su mano en el pecho del Uchiha. —Lamento haberte dicho cosas tan hirientes, no siento nada de eso es solo que estoy devastada.
—Lo sé, te conozco de hace mucho Zuna. —le escucha hablar. —Yo lamento haberte herido.
—Me siento feliz de que no usaras una ilusión conmigo.
Minutos después, en esa posición, Itachi se alejó y se levantó.
—Debo irme, o se darán cuenta que no estoy.
—¿Qué sucederá con Sasuke?
—Me encargaré de echarle un ojo siempre que pueda. —explica. —Por lo mientras, vuélvete fuerte, Zuna y escóndete. Tengo que advertirte.
—¿Qué sucede?
—Akatsuki planea reclutarte, nuestro líder ha puesto un ojo en ti. —acaricia su mejilla en un movimiento. —Cualquier cosa, vendré y te lo diré.
—De acuerdo.
—No hagas ninguna tontería. Te lo suplico.
Ya, no pensaba hacer nada pero...
—Promételo. —insiste.
—Tranquilo, todo estará bien. —contesta al igual que él hizo hace años. Su capa limitaba la imagen de su rostro, solamente podía ver la seriedad de aquellos ojos cafés.
—Nos veremos, Zuna. —es lo último que dice antes de desaparecer entre muchos cuervos que volaron por la ventana.
Regresa a aquella esquina y cierra sus ojos.
Shisui, donde quiera que estés... espero que estés bien.