Perdóname de mil maneras [1]

By nicoagain

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"Dijiste que no querías un final." Eso la hizo detenerse en seco, parpadeando con confusión porque en realida... More

WELCOME
1. Regreso a Hogwarts
2. Fuera de la rutina
3. La Habitación
4. Nervios
5. Complaciendo a Amelia
6. Nick
7. Impulsiva
8. La confesión de Ginny
9. Proyecto
10. El día que todo cambió
11. El bosque prohibido
12. El primer paisaje
13. Verdades
14. Molesto
15. Idiota
16. La apuesta
17. Lo que Daniel ocasionó
18. Por fin amigos
19. El segundo paisaje
20. Aprendiendo modales
21. El tercer paisaje
22. Decepción
23. "No sé nada"
24. Sin control
25. Pansy y Draco
26. El partido
27. Nick y Draco
28. Aceptación
29. "Mírame a los ojos"
30. La advertencia
31. "Tu idiota"
32. Su habitación
33. Humillaciones
34. Contradicción al primer paisaje
35. ¿Una noche?
36. Pansy sabe cómo jugar con la mente
37. Risas, muchas risas y también culpa
38. Lo que Nick ocasionó
39. Necesidad
40. Pequeñas confesiones
41. Hermione: 1, Draco: 1
42. "¿Qué quieres hacer hoy?"
43. La cena
44. Gryffindor de nuevo
45. "Era demasiado bueno para ser verdad"
46. Villanos
47. Algo más que sexo
48. Ron y su cambio drástico
49. Un baile para recordar
50. Confiar en Pansy
51. "¡Somos tóxicos!"
52. Adiós a Hogwarts
53. Un amor no correspondido
54. El regreso de Nick
55. Un secreto más
56. El arranque
57. Nadie salvó a la princesa
58. Los mensajes de voz
59. "Fuimos un error"
60. "Solo un amigx"
61. ¿Por qué Jennifer es tan... sospechosa?
62. El cuartel general
63. Desastre
64. Culpable
65. Las cartas de Jennifer
66. Sacrificio
67. Desgracias
68. En su búsqueda
69. ¿Villanos?
Final alternativo
AGRADECIMIENTOS

━━ epílogo

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By nicoagain

Sus pies hacían eco en el húmedo suelo a medida que avanzaba. Llevaba puestas unas zapatillas de un tacón bajo, pero aún así el sonido retumbaba por las paredes del lugar.

Aunque eso era bueno, de hecho; le hacía olvidar dónde era que estaba.

Aún así, había una sensación que la tenía inquieta, sentía como si la estuvieran mirando por donde sea que pasara. Como si hubiera algún tipo de monstruo esperando a que bajara la guardia para poder atacar.

Tal vez eran los dementores, pero se sentía como algo más.

Ella siguió al guardia hasta que la llevó a uno de los últimos pasillos, y cuando estuvo frente a una celda de piedra viscosa y asquerosa, él se detuvo y entonces sacó su varita. Hizo varios encantamientos por al menos dos minutos, y luego un sonido les hizo saber a ambos que la puerta ya estaba abierta.

—Está encadenado —dijo el guardia, mirándola—. Si necesita ayuda, solo es cuestión de tocar la puerta, esta me enviará una advertencia y vendré enseguida.

Hermione asintió al hombre.

—Muy bien —dijo, y entonces respiró hondo antes de abrir la puerta. Ella caminó y se adentró a un pequeño tunel que apenas tenía luz, era estrecho y no olía nada bien.

Siguió avanzando y, cuando por fin empezó a ver una pequeña luz al final y llegó a ella, se encontró con la celda de la persona a quien había venido a visitar.

Lucius Malfoy estaba hecho un ovillo en la esquina de la celda. Tenía la ropa muy sucia y su cabello estaba hecho un desastre. Su mirada estaba perdida hacia el pequeño orificio que tenía el techo, donde apenas se podía ver el cielo y saber si era de día o de noche.

Casi sintió pena por él.

Ella al principio creyó que no la había escuchado entrar, pero entonces, mientras solo lo miraba, las comisuras de sus labios se elevaron levemente en una sonrisa.

—Hermione Granger en persona —dijo, y había un tono agrio con el que pronunciaba las palabras—. He estado esperando este momento durante años.

—¿Esperabas que viniera a visitarte? —preguntó con incredulidad. No hacía ni falta el hablarle con formalidad y respeto.

—Esperaba que él no tuviera la suficiente valentía para hacerlo y que tú lo hicieras en su lugar —contestó, ladeando un poco la cabeza pero aún sin mirarla.

Hermione le entrecerró los ojos. Dejó de mirarlo y observó a su alrededor. Había una camilla en la esquina, pero las colchas estaban sucias y no se veía nada cómoda. El suelo era el mismo que el de afuera, húmedo y asqueroso. Había un retrete en la esquina y una silla de madera justo detrás de ella.

Volvió hacia él, decidiendo que quería salir de ahí cuanto antes.

—¿Por qué?

Esta vez, Lucius sí se giró a mirarla, aunque solo le alzó una ceja.

—¿Por qué, qué?

—Tú sabías lo que ibas a lograr. ¿Por qué le dijiste todo eso aquel día?

Él le entrecerró los ojos. La observó de pies a cabeza y luego suspiró. Poco a poco se fue poniendo de pie, y a medida que lo hacía, Hermione podía mirar que tenía los pies encadenados hasta un punto en el centro de la habitación, así como también sus manos, pero estas solo tenían unas esposas de hierro que impedían que se separaran.

—¿Vienes a reprocharme por algo que pasó hace tanto tiempo? —se burló—. Diez años después, ¿y aún así no se pueden dejar ir mutuamente?

—¿Qué te hace pensar que no lo hicimos?

—¿Por qué estás aquí entonces?

Hermione no respondió al principio. Se quedó callada, solo mirándolo y obligándose a no apartarle la mirada. Sentía que si lo hacía, perdería alguna ventaja.

—Él me dejó —dijo ella—. Un día solo se fue y ni siquiera se despidió.

Por primera vez desde que entró, miró una sonrisa genuina por parte de Lucius. Solo que no era una de felicidad, más bien parecía de... orgullo.

—Y me culpas a mí por ello —concluyó.

—Sin duda alguna —contestó sin titubear—. Todo había estado tan bien. Habíamos empezado a arreglar las cosas, pero entonces él dijo que iría a verte antes de que fueras enviado a Azkaban y después de eso... Draco ya no volvió. Dejó una carta y no volví a saber de él.

La sonrisa de Lucius se alzó más.

—No eres feliz, ¿verdad, sangre sucia? No parece que te hayas recuperado de su partida. ¿Quieres que te explique qué fue lo que hice para lograr que él te abandonara?

Hermione frunció el ceño, sin embargo, no dijo lo que tenía en mente. En cambio, dijo exactamente lo que él quería escuchar.

—Necesito saber qué fue lo que dijiste.

Lucius asintió, de repente divertido. Se dio la vuelta y se alejó de ella, empezando a caminar por las orillas de la celda incluso cuando no había mucho espacio.

—Bueno, debo decir que primero le conté cuál era mi plan desde un inicio —dijo, moviendo con un poco dificultad sus manos esposadas de un lado a otro—. Le conté por qué me uní a los Lestrange en un principio y cuál era mi intención. Que, por supuesto, era llegar a ti y hacer lo posible por mantenerte alejada de mi hijo.

Hermione le fingió una sonrisa.

—Es una lástima que no lo lograras.

Él se detuvo y entonces la miró. Luego volvió a sonreír.

—¿Estás segura? —preguntó y se giró para enfrentarla directamente—. Porque, según recuerdo, no hizo falta un plan tan bien hecho como el que había tenido, solo hicieron falta unas palabras de cruda verdad para que él se diera cuenta que estaba haciendo mal al quedarse contigo. Solo tuve que hacer eso, lo demás lo hizo él solo. Te dejó, ¿no? Eso era lo que estuve buscando siempre.

—¿Por qué?

—No iba a permitir que una sangre sucia manchara el linaje de mi familia. Todo estaba perfecto, no hacía falta que vinieras a destruirlo. Tú lo ibas a llevar a la ruina tarde o temprano, o lo iban a hacer ambos el uno al otro, yo solo le hice un favor a Draco.

Hermione chasqueó la lengua. Se mordió el labio inferior y fingió que pensaba, pero luego resopló y lo miró.

—«Favor» —repitió—. Qué curioso, parece que tenemos distintos significados para esa palabra. Creo que más que un favor, fue uno de los errores más grandes que le hiciste cometer.

Lucius quiso decir algo más, pero pronto pareció encontrar algo más allá en sus palabras. Se quedó en silencio varios segundos y luego poco a poco sus cejas se fruncieron.

—¿Error?

Bingo.

¿No lo mencioné antes? —replicó ella. Suspiró y avanzó un poco hacia él—. Draco sí me dejó. Pero fue por solo siete meses.

De repente, los ojos de Lucius pasaron de estar tranquilos y orgullosos, a parecer casi rabiosos. Se hizo hacia adelante, como si quisiera atraparla, pero las cadenas lo regresaron hacia atrás. Y Hermione se admiró por no haber retrocedido.

—¿Qué quieres decir con que solo te dejó por siete meses? —exigió saber, ahora en su tono de voz de nuevo esa acidez y también un ápice de desesperación.

—Bueno, efectivamente, Draco se fue sin despedirse justo después de haberse ido contigo. No supe nada de él durante todo ese tiempo, pero al final logré encontrarlo.

—¿Te refieras a...? —intentó preguntar, pero ella lo interrumpió.

—Estamos casados, Lucius —contestó, y se sintió tan bien decírselo en voz alta y mirar su cara—. Y han pasado diez años, creo que podrás imaginarte qué es lo que ha pasado con tu precioso linaje.

De reojo, le miró apretar sus manos en puños dolorosos. De nuevo, intentó abalanzarse sobre ella, pero las cadenas lo detuvieron. Pero eso no impidió que se molestara como un toro.

—¡Cómo te atreves! —gritó—. ¡Tú ni siquiera debías estar en la vida de mi hijo! ¡No tenías el derecho a manchar...!

—¿Su linaje? —atajó. Luego bufó—. Creo que es bastante feliz haciéndolo —añadió. Después buscó en su bolso y sacó una fotografía, avanzó hacia la cama y la dejó encima—. Míralo, ahí está Draco con sus dos hijos, y puedes ver que es perfectamente feliz. El niño se llama Scorpius y la niña Aldhara, por si querías saber los nombres de los nuevos mestizos pertenecientes a la familia Malfoy.

Pareció enfurecerse todavía más a medida que ella avanzaba hacia la salida.

—¡ELLOS NO SON MIS NIETOS! —gritó, haciendo eco por toda la celda con esa horrible voz que parecía estar al borde de la locura.

Hermione se detuvo. Respiró hondo y se giró para mirarlo, a tan solo unos pasos del túnel que la llevaba a la salida.

—Y tú no eres su abuelo —replicó, y justo cuando él parecía querer empezar a gritarle más cosas, ella añadió—: Oh, y por cierto, Draco no me envió aquí porque no tuviera la suficiente valentía para enfrentarse a ti. Él incluso ya te perdonó y por eso no cree que valga la pena venir a verte —dijo. Después miró su expresión endurecerse, y ella le sonrió—. Él lo hizo. Yo no.

Luego se dio la vuelta, avanzó hasta el final del túnel y tocó la puerta. En segundos, el guardia la abrió y entonces ella ya pudo sentir que respiraba.

Ella no volvería a ver a Lucius Malfoy. Solo había venido a asegurarse de que él supiera que su tonta intención había fallado.

Tenía que saber que Draco era libre de culpa alguna. Tenía que saber que había cambiado, que era una persona diferente.

Tenía que saber que ahora era el mejor hombre, y que su mala influencia no había servido de nada.

Tenía que saber que, cuando ella regresara a casa, ahí estaría esperándola un pequeño niño de cinco años y una bebé que apenas acababa de cumplir su primer año, al igual que un Draco Malfoy dormido en el sofá con ambos en sus brazos.

Tenía que saber que ahora tenía una familia y que eran felices.

FIN

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