69. ¿Villanos?

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—Entonces, ¿él ya no se encuentra aquí? —preguntó Hermione a la oficina que estaba a lado de la que supuestamente pertenecía a Draco

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—Entonces, ¿él ya no se encuentra aquí? —preguntó Hermione a la oficina que estaba a lado de la que supuestamente pertenecía a Draco. El Ministerio de Gales era bastante elegante y ordenado, haciendo sentir a la castaña inferior respecto a su concepto de orden.

Había aparecido de lugar seguro en lugar seguro por temor a sufrir una des-participación, pero eso le había quitado casi una hora de tiempo valioso.

—Su secretaria Isabelle se fue al menos tres horas antes que él —respondió la mujer regordeta—. Y el señor Malfoy normalmente se queda cuatro o cinco horas después de su plazo de trabajo, pero esta vez salió temprano.

Hermione suspiró, rendida. Le dirigió una sonrisa como agradecimiento a la mujer y luego se dio la vuelta para salir del Ministerio. Pansy también le había dado la dirección de su departamento, por lo que su única opción era ir ahí con la esperanza de que él hubiera regresado a descansar después de un largo día de trabajo.

Llegó hasta la salida del Ministerio, buscó un lugar que estuviera lejos de miradas y cámaras muggles y luego cerró sus ojos, apretando su varita en su mano y concentrándose en su destino. Se dio la vuelta y luego desapreció.

Sus pies cayeron detrás de un terreno baldío que Pansy había descrito en el pergamino que le dio, y era el lugar que ellos usaban para aparecerse, pues quedaba a una cuadra del departamento donde Draco se hospedaba.

El edificio era el más llamativo de todos por lo que Hermione reconoció al instante la descripción que la azabache le había dado. Caminó hasta él, intentando no distraerse con otras maravillas que habían a su alrededor, sin darse cuenta que ya estaba oscureciendo y, si no encontraba a Draco, tendría que rentar alguna habitación para dormir.

Mientras caminaba con la mirada fija al edificio al que se dirigía, su mente no dejaba de vagar por todo lo que planeaba decir. A ella siempre le había gustado tener todo previsto, no le gustaba sentirse presionada y era por eso que siempre planeaba todo.

Su mente ordenaba mil y un conversaciones donde intentaba explicarle todo, pero muy por dentro, sabía que cuando fuera el momento, sus nervios la traicionarían y tendría que improvisar.

Aún así no estaba de más repasar todo en su mente.

Entró al edificio, ignorando la mirada extraña que la recepcionista le dio al verla tan ansiosa, y entró al elevador para ir a la planta más alta, que era donde se encontraba el departamento de Draco.

No supo si fue por la euforia del momento o por el espacio reducido del elevador, pero comenzó a sentirse muy nerviosa y ansiosa. Se llevó la mano hasta su camisa y removió el cuello con incomodidad, aún sin encontrar algo qué hacer para calmarse.

El pequeño tintineo del elevador para indicar que había llegado a su destino casi la hizo saltar en su lugar. Tragó saliva y se aferró más a su bolso para salir del pequeño espacio y, ya memorizado el camino hasta la puerta buscada —debido a leer tantas veces el pergamino de Pansy—, dio vuelta a la izquierda y caminó, sintiéndose cada vez más nerviosa.

Perdóname de mil maneras [1]Where stories live. Discover now