Breathe || CAMREN

Galing kay camisouterspace

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Lauren es una repartidora de correos en la ciudad de Vancouver, no cuenta con la vida perfecta. En algún mome... Higit pa

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
NOTA
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Final
Epílogo
Nueva Historia

Capítulo 18

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Galing kay camisouterspace


Lauren's POV

— ¿Y entonces por qué dejaste ese puesto en la Oficina de Correos? — preguntó el sujeto de uniforme.

Había venido para aquel puesto en la pizzería que me había dicho el señor Davis. Llevaba unos 40 minutos aquí y por fin me pasaban.

— Tuve que hacerlo, señor. Necesito las tardes libres. — mentí. — Y vi que era un puesto en horario nocturno así que vine.

— También porque cobras más por trabajar de noche, ¿no? — no dije nada, solo permanecí mirándolo en silencio. — Sí, por supuesto que sí. — rió para sí mismo y yo continué en la misma posición. — Bueno, Lauren, pues te llamáremos en los próximos 3 días, sino hemos llamado es porque el puesto no es tuyo. ¿Entendido? — asentí. — Perfecto. Adiós.

— Hasta luego y gracias por recibirme.

Salí del lugar y solté todo el aire que llevaba reteniendo desde que entré. Me sentía desanimada, triste, aburrida y cansada de mi vida. Volvía a sentir que no respiraba, volvía a sentir que nada de esto tenía sentido, que yo y que mi existencia no tenía sentido. Quise llorar pero estaba en el transporte público y no me pareció la mejor idea hacerlo allí. Habían sido días duros, desde lo de Camila hasta quedarme sin trabajo, sentía que no podía más, aunque por lo menos tenía a la tía Selena y a Malcolm.

Caminé por el barrio lentamente, no tenía ningún tipo de prisa y tampoco estaba muy emocionada por llegar a la casa porque ni siquiera tenía trabajos o tareas por hacer. Pasé por en frente de la farmacia en donde trabajaba Nicolle, la amiga de Camila y pensé en entrar pero no estaba segura. Me quedé allí durante unos segundos y sin querer pensar más atravesé la puerta de cristal. Miré hacia la caja y no vi el rostro de la amiga de Camila entonces suspiré, quizás mediante ella podía enviarle algún tipo de mensaje.

— ¿Lauren? — dijeron con duda a mis espaldas y volteé, era ella, la amiga de Camz.

— Hey, ¿Nicolle, verdad? — asintió. — Un placer conocerte. — estrechamos nuestras manos.

— El placer es todo mío. Precisamente hoy iba a buscarte después de mi turno. — dijo y fruncí el ceño.

— ¿Para qué? ¿Necesitas algo?

— No... bueno, en realidad, entregarte algo por parte de Camila. — mis ojos se iluminaron. — Espera, ya regreso, no te muevas.

¿Algo para mí? ¿Qué sería?

— Toma. — dijo entregándome un sobre que tomé con ilusión. — Me dijo que esperaba una respuesta. — mi ilusión creció más y miré mi reloj.

— ¿Hasta qué hora es tu turno?

— 5:30. — dijo ella y miré mi reloj, eran las 4:55. Alcanzaba a ir hasta casa y volver.

— Estaré aquí antes de que te vayas, lo prometo. — me acerqué a la salida. — Y gracias.

— No te preocupes, si acaso puedo esperar. — le sonreí, que amable.

Corrí con todas mis fuerzas hasta casa en donde pronto entré en mi habitación. Rompí el sobre con torpeza por la emoción y saqué un papel que había dentro. Era una carta.

Para: Mi Lolo.

Lauren, si lees esto es porque hablaste con Nicolle y si hablaste con ella tuvo que decirte que estoy esperando a que respondas esto.

Solo quiero decirte que no me olvidaré de ti, no importa si no te vuelvo a ver por una semana, un mes, un año, una década o por el resto de mi vida. No importa lo que sea que nos depare el destino porque estoy segura que no te sacaré de mí y mucho menos dejaré de luchar por nosotras si es que tengo la posibilidad. Quiero estar contigo, soy feliz contigo, sin importar qué o quiénes se quieran interponer.

Te necesito. Ya sé que solo han pasado tres días pero siento que no aguanto más, en cualquier momento voy a explotar.

Como Dinah te habrá dicho me prohibieron estar contigo, lo cual es absurdo, pero ya sabes como es papá. Pero no te preocupes, trataré de convencer a mamá para que me deje verte, trataré de entrar en la cabeza de ambos y hacerles entender que no eres peligrosa ni mala para mí, sino todo lo contrario, porque eres lo más bueno, puro y hermoso que ha llegado a mi vida.

También quiero decirte que lo siento, sé que papá hizo algo para que te despidieran de tu trabajo. Te prometo que traté de detenerlo pero no pude, igual no te preocupes, a cambio de eso, lo obligué a conseguirte un puesto en una pizzería donde tendrás una mejor remuneración. Así que el puesto es tuyo, seguro te llamarán.

Además de todo esto quiero proponerte hablar por cartas porque no puedo verte ni hablarte, y ya que mis amigos tienen que venir a visitarme para poder estar con ellos le ofrecí a Nicolle servicio completo en mi casa. Ella estará prácticamente viviendo aquí conmigo las próximas dos semanas y todos los días te entregará una carta y esperará una tuya como respuesta para dármela a mí. Será como amor a la antigua, ¿entiendes?

Te quiero mucho. Te prometo que trataré de convencer a mamá para vernos. Cuídate, mi Lolo. Y no me seas infiel porque ahí sí haré que papá te cuelgue.

Con amor,
Tu Camz.

Psdt: Sé que no me harías eso.
Psdt 2: Pero papá si podría.

Sonreí al leer aquello, no la iba a perder, ahora podía estar segura de que no lo haría y lucharía hasta el último momento por ella.

Para: Mi Camz.

Primero debo excusarme contigo porque no soy la mejor escribiendo cartas, nunca he hecho una... de este tipo.

Me lleno de alegría al recibir esta carta. Ha sido lo mejor de mi semana. Gracias por eso.

Sé que hiciste lo posible por evitar todo esto pero es algo que no está en nuestras manos, lastimosamente las decisiones de nuestros padres nos comprometen en la mayoría de casos, ¿no?

También te quiero y te extraño demasiado, estoy ansiosa por verte y esperaré el momento oportuno para hacerlo.

Prometo no serte infiel ni nada por el estilo, eres la única en mi vida y en mi corazón.

Esperaré día a día por tu carta y enviaré la mía, lo prometo.

Te quiero, mi vida.

Con cariño,
Tu Lolo.

Psdt: Me alegra saber lo de la pizzería.
Psdt 2: Prefiero no retar más a tu padre.





                                  [ . . . ]




Tal y como lo dijo Camila, los de la pizzería me llamaron y comienzo turno el lunes. No me entusiasmaba mucho cambiar de trabajo porque ya estaba adaptada a la Oficina de Correos, pero ¿qué más podía hacer?, el hombre más rico de Vancouver me odiaba por amar a su hija... espera, ¿dije amar? Quizás la amaba, quizás... muy probablemente, pero ahora no me podía dar el lujo de pensar en eso porque tenía cosas más importantes por hacer.

Hoy era un día en el que me encontraba sola y deprimida, me había enterado que mi tía Selena se estaba poniendo mal de nuevo y me preocupaba, no quería que le pasara nada grave pero ella se negaba en ir al hospital. Además, era horrible pensar que sin Camila mi vida dejaba de tener sentido pero es que había sido ella quien una vez hundida en el agua me ayudó a respirar, y yo jamás se lo pedí, simplemente se lanzó arriesgando su propia respiración para sacarme y yo no podía estar más agradecida.

Pero ahora ella se había ido y volvía a tener tiempo para los malos pensamientos. Pensaba en mi madre, en su cáncer, en sus derrames, en su cirugía que nunca pudo hacerse, en su muerte... pero más que todo pensaba en su vida, en sus años de salud, esos en los que yo tenía unos escasos cinco años y que a duras penas recuerdo sus cálidas sonrisas y su cara repuesta, recuerdo que me llamaba delfín, decía que me parecía porque era demasiado inteligente y porque de pequeña me encantaba el agua... jamás pensaría que, metafóricamente, se convertiría en mi peor pesadilla, porque día y noche me sentía en un mar de agua turbia que no me dejaba descansar, ni me dejaba salir a la superficie para poder respirar, como también debían hacerlo los delfines.

También recuerdo a papá y su cara de sufrimiento por lo que fueron más de 10 años, aún así recuerdo haberlo visto fingir varias sonrisas para tranquilizarnos a mí y a mis hermanos... recuerdo sus brazos protegiéndome cuando tenía miedo de aquel "monstruo" que había en el armario, recuerdo su mirada de confianza cuando fuimos a Malibú y trató de enseñarme a surfear por primera vez a mis 13 años, recuerdo sus dedos cuando me enseñó a tocar guitarra a mis 10 años, recuerdo mis 15 años y su felicidad por la tradición latina y recuerdo mis 16, cuando salió aquella tarde por un mejor trabajo y no volvió a aparecer sino hasta que lo vimos en las noticias a la mañana siguiente.

Recuerdo a mis hermanos. Recuerdo las peleas con Taytay por no prestarle las muñecas que me había regalado mamá, recuerdo las peleas con Chris por no querer jugar al fútbol con él, recuerdo aquellas noches de películas que jamás terminábamos porque nos quedábamos dormidos a media película y papá tenía que venir a apagar la televisión. Recuerdo las manitas de Chris la primera vez lo vi, recuerdo la felicidad que sentí cuando me dijeron que tendría otro hermanito. Recuerdo amar a mis hermanos con todas las fuerzas de mi alma. Recuerdo aquel día que nos separaron.

Recuerdo no haber dormido por 3 semanas, recuerdo mis ojeras una semana después de no dormir, y recuerdo la siguiente y la siguiente. Recuerdo mis heridas de autolesión, recuerdo las citas con el terapeuta, recuerdo romper cosas, recuerdo haber roto la guitarra de papá, recuerdo haber roto mi anterior celular en un ataque de ira.

Recuerdo llorar todas las noches.

Recuerdo hacerlo como ahora.

Pero no recuerdo cómo respirar.
















Camila's POV

Habían pasado dos semanas enteras en las que no podía usar mi teléfono, ni ir al cine con mis amigos o simplemente salir a comer helado con los chicos y sentía que iba a enloquecer. Todo se hacía más difícil por el simple hecho de no poder ver a Lauren, ni siquiera accidentalmente porque a mi padre se le había venido a la cabeza la gran idea de hacer que la corrieran de la Oficina de Correos. Pero, a pesar de todo eso, llevaba dos semanas mensajeándome con Lauren mediante cartas, pero como todo tenía un fin, Nicolle ya debía volver a su casa y yo aún tenía otras dos semanas de encierro, aunque hoy pretendía tratar de hablar con mi padres sobre todo esto, creo que dos semanas eran más que suficientes para el castigo. Mamá volvía a estar en el país así que era el momento perfecto para hablarle de eso y que me ayudara a convencer a papá.

— Mamá, ¿puedo hablar contigo? — pregunté entrando a su habitación que era mucho más grande que la mía y lastimosamente era la menos usada porque mis padres prácticamente no vivían conmigo.

— Claro, hija, pasa. — ella estaba acostada en la cama y me metí en esta gateando hasta donde estaba. — ¿Qué necesitas?

— Quiero hablarte sobre el castigo... y sobre Lauren. — murmuré, ella me miró a través de los anteojos negando.

— No te levantaré el castigo.

— No esperaba eso exactamente. — volvió a verme. — Quería que... que permitieras que Lauren viniera a visitarme. No dejes que papá me separe de ella, nos queremos, mamá, en serio lo hacemos. — dije en desespero y recibí una mirada de consuelo.

— Pero no pongas esa cara, Karla, que me partes el alma. — su voz sonó suave y agaché la mirada. — ¿Qué quieres exactamente?

— Que hables con papá para que deje venir a Lauren y que la quiera, porfa. Hazlo entender que ella no tiene la culpa. — pedí y me miró varios segundos mientras pensaba.

— Que la quiera no te lo aseguro, pero aunque sea que le permita venir a verte puede ser... — dijo y sonreí. — Hablaré con él, cariño. — agradecí y me recosté cómodamente en la cama. — Ah, y Karla.

— Dime.

— Que sepas que hago esto porque te amo y porque no me gusta verte triste, no porque Lauren me caiga bien. — asentí lentamente. — Mentira, me agrada esa chica. — reímos. — Pero eso no significa que lo que hicieron estuvo bien, ¿entendido?

— Entendido.



                                     [ . . . ]



— ¿Pero por qué insistes con esa muchacha, Camila? — mi padre masajeaba su frente mientras hablaba.

— Porque la quiero, papá, y en serio es una buena chica. — él seguía en la misma posición y luego de varios segundos volvió a mirarme.

— Dame la dirección de su trabajo y yo iré a hablar con ella, después de eso decidimos si puede o no estar contigo, ¿bien? — ¡por fin! tenía una buena oportunidad.

— Hecho, papá. Pero necesitaré mi móvil para preguntarle la dirección... — sugerí y vi como ponía una cara de derrota.

— Bien, puedes tomar tu celular, pero eso no significa que se te ha levantado el castigo.

— Sí, papá. — dije y la cena continuó con su curso normal.

Después de cenar fui a buscar mi teléfono y lo encendí, estaba lleno de notificaciones. Comencé a revisar y responder cada cosa pendiente y en eso duré bastante rato, estaba tan concentrada que ni siquiera me di cuenta de que Sofi estaba aquí.

— Kaki.

— ¿Qué ocurre, Sofi? — le pregunté y se sentó en la cama donde yo estaba acostada pero imité su posición.

— Nada, solo, quería decirte que espero papá acepte a Lauren. — la miré fijamente esperando que continuara. — No he tratado mucho con ella pero te ves feliz. — sonreí asintiendo. — Además, en año nuevo me ayudó a limpiarme después de que yo derramara salsa sobre mi falda. — me carcajeé y ella me imitó.

— Gracias, pequeña. — besé su frente. — Te quiero mucho.

— Y yo a ti.


                                     [ . . . ]



Temprano por la mañana le había enviado la dirección del trabajo de Lauren a papá y me dijo que después de su jornada laboral iría a buscarla. Estaba extremadamente nerviosa por todo esto pero tenía fe en que las cosas iban a salir bien.

Me encontraba en la escuela bastante desconcentrada para ser honesta, mi mente estaba en la chica de ojos verdes, en sus manos, su cabello, su piel, sus labios, su cuerpo, sus besos húmedos, sus gestos cuando estaba llena de lujuria... pensaba en aquella noche en la cabaña, había sido perfecta y varias noches había estado rogándole al cielo por poder repetirlo.

— Señorita Cabello. — escuché una voz y el pellizco de Dinah me bajó de las nubes.

— Disculpe, señora López, ¿qué decía? — aclaré mi garganta.

— Que me de un ejemplo en una frase en español para esta palabra. — la palabra era en español y era 'electrocardiograma'. Solía ser un reto pronunciarla pero era mi idioma nativo así que para mí era pan comido.

La semana pasada tuve que ir al hospital por un electrocardiograma. — la profesora asintió.

Muy bien, pero debe dejar de andas en las nubes. — dijo en español, yo asentí y la clase continuó.

Por fin sonó la campana para irnos a casa y atravesé la puerta del salón junto a Dinah que estaba hablando del chico que le gustaba, su nombre era Dave y era de nuestra clase de química, sabía quien era el chico y aunque me parecía atractivo no era la gran cosa. Llegamos al estacionamiento en donde Ariana, Dylan y Siope hablaban animadamente, parecían emocionados.

— ¿Por qué el alboroto? — preguntó Dinah cuando llegamos al círculo.

— Estamos hablando de la acampada que tenemos preparada dentro de dos semanas. — fruncí el ceño.

— ¿Por qué acampada? — pregunté.

— Es la que hacemos todos los años, ¿no recuerdas? — no recordaba eso, pero era cierto, lo hacíamos todos los años.

— Creí que lo haríamos en el verano... no sé. — dije rascándome la nuca.

— Pensamos en ello pero cerca al verano hacen la excursión del salón. — dijo Dylan y asentí. — Hey, Shawn. — saludó al chico que acababa de llegar.

— ¿De qué hablan? — preguntó interesado.

— De la acampada, ya sabes.

— Oh, cierto, ¿para cuándo piensan programarla?

— En dos semanas, desde el viernes hasta el sábado por la tarde. — todos afirmaron con la cabeza estando de acuerdo pero yo hablé.

— Aguarden, pero, yo estoy castigada.

— Pero para ese tiempo ya se tendría que levantar tu castigo, Mila. — dijo Dinah.

— Aún así, no creo que me dejen ir.

— No te preocupes por ello, habláremos con Alejandro, seguro te da permiso. — Siope habló pero dudé, aún así no dije nada más.





                                   [ . . . ]





Lauren's POV

Hoy me sentía agotada mentalmente, había estudiando toda la tarde para dos exámenes porque necesitaba A en ambos, pero uno de ellos era de geometría y aún no me enteraba bien del tema, aunque esperaba me fuera bien. Además de todo, mi suegro, Alejandro Cabello, iría hoy a hablar conmigo y me sentía extremadamente nerviosa. Estaba a unas pocas calles del trabajo y sentía el corazón se me saldría del pecho, hoy llegaría media hora más temprano por petición del señor Cabello. Cuando llegué aparqué la moto de Malcolm, porque ahora él me la prestaba para transportarme hasta el trabajo ya que mi jornada era de 6:30 a 11:30 pm y a esa hora solo pasaban taxis y no podía darme el lujo de pagar el viaje hasta mi casa todos los días. Bajé de la motocicleta acomodando mi mochila en donde llevaba ropa de repuesto y otras de mis pertenencias, y luego me quité el casco. Cuando me dirigía a la entrada de los trabajadores pude ver uno de los ya conocidos autos de la casa Cabello. Suspiré, porque Alejandro estaba aquí. Escuché el claxon del auto y me acerqué, vi a mi suegro bajar la ventana y hacerme una señal para entrar al auto, así lo hice.

— Buenas noches, señor Cabello. — salude formalmente y le ofrecí mi mano para que la apretara, cosa que hizo.

— Buenas noches, Lauren. — dijo en tono serio. — Necesitamos hablar. — asentí. — Déjame comenzar.

— Lo escucho, señor.

— Louis, ¿puedes bajar del vehículo y dejarnos solos? — el tipo que conducía no dijo nada y solo obedeció. — ¿Deseas chicle? ¿Fumas? ¿Quieres algo de beber? — preguntó pero negué.

— Muchas gracias, estoy bien así. — no quería hacerle el feo, solo no me apetecía nada.

— Quiero empezar preguntándote: ¿por qué? — fruncí el ceño. — ¿Por qué mi hija? ¿Por qué tuviste que enamorarla a ella ¿Tenía que ser ella? — sacó chicles y comió uno. — ¿Segura que no quieres? — negué.

— No, señor, gracias. Y a lo otro, es que yo no decido a quién entregarle el corazón y Camila tampoco, simplemente pasó y... — me encogí de hombros. — Es el destino, supongo.

— El destino. — repitió él pero soltó una pequeña risa sarcástica. — Dudo mucho sea eso. — no supe que contestar y permanecí en silencio. — Te debes preguntar porque estoy tan "en contra" de tu relación con mi hija. — enfatizó las comillas y me quedé mirándolo para que continuara. — Lauren, dime una cosa, solo una.

— La que necesite.

— ¿Cuál era el nombre del hombre que mató tu padre? — un nudo se formó en mi garganta y tuve que tragar pesado.

— Alexander McOld. — dije en seco.

— El nombre completo.

— Daniel Alexander McOld Rodríguez. — asintió con los ojos cerrados.

— ¿Y cuál es el nombre completo de la madre de Camila?

— Sinuhe Cabello Estrabao. — dije en confusión.

— No, no, me refiero a su nombre de pila. — pensé pero no lo sabía. — Sinuhe Estrabao Rodríguez, ¿te suena? — abrí mis ojos y tragué pesadamente.

No podía ser posible.













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