Mago Universal: Encrucijada t...

By EscuadrondeHeroes

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Un mal antiguo amenaza con destruir el tiempo y la realidad misma. Mago y Madame Universal son los únicos que... More

Mago Universal: Encrucijada temporal
Booktrailer
El ascenso del héroe
1. Cripto, el Vampiro Destripador
2. Las Hermanas Slytherin (Parte I)
2. Las Hermanas Slytherin (Parte II)
3. Lobizona (Parte I)
3. Lobizona (Parte II)
4. Xarkaxamum
5. Gigantes de Niflheim (Parte I)
5. Gigantes de Niflheim (Parte II)
6. Los llaneros magníficos (Parte I)
6. Los llaneros magníficos (Parte II)
7. Universales de presa
8. Fuera de tiempo
9. Guerra Gorqok
10. Dicotomía Universal
11. Yersinia sinistra pestilenza
12. Universales vs. Zombis
13. Bobbly el duende
14. El monstruo de sombras
15. La Biblia de la Oscuridad
17. El fuego de la libertad (Parte 1)
17. El fuego de la libertad (Parte 2)
18. La encrucijada de Bobbly
19. Luz en la oscuridad
20. En el principio
21. Lord Máximo
22. In nomine Patris
23. Cacería profana
24. Contra el tiempo
25. El asedio a K'un Dai (Parte I)
25. El asedio a K'un Dai (Parte II)
26. Redención
27. Asalto inesperado
28. El Refugio
29. Tiempo roto
30. Batalla por el Tiempo
Epílogo
Escena post-créditos
Galería de arte

16. Krimson Hill 2065

309 31 57
By EscuadrondeHeroes

Dakota se sujetó de la mesa tras sentir la habitación entera sacudirse. Mago Universal acababa de pronunciar unas palabras que jamás en su vida lograría terminar de comprender.

—Llegamos —avisó James.

—¡¿Y era necesario provocarme un mini infarto?! Creí que estábamos bajo ataque —replicó Dakota.

—Los viajes exprés siempre tienen un poco de turbulencia —respondió con toda la naturalidad.

Dakota resopló.

—No entiendo cómo a Kai se le hacía normal esto.

—En realidad la mayor parte del tiempo hace caras, pero supongo que se ha acostumbrado.

—Entonces... ¿ya estamos en Krimson Hill?

—Puedes comprobarlo por ti misma. —Con un movimiento de su mano, la gran pantalla de la base se encendió para mostrar el panorama de la ciudad, resultando en una escena alarmante.

Madame rompió su silencio y su postura, dejando escapar un susurro nervioso. El sentir había sido colectivo, cada uno de ellos se turbó con lo que tenían en frente, todo un ejército rodeaba el Templo, y quienes lideraban la barricada era un escuadrón de cinco amenazantes sujetos.

Pacificadores —murmuró Dakota con terror—... estamos jodidos.

Excuse me? —cuestionó Madame—. Please díganme que el significado de pacificar cambió en estos últimos años, porque estoy cien por ciento segura de que en mi tiempo era otra cosa.

—Son neohumanos creados por La Orden... —explicó con rencor—, ratas de laboratorio fruto de los experimentos del Doctor Méndez. No son más que marionetas que se encargan de mantener legitimado el miedo de los ciudadanos. Han sido los enemigos más letales que La Resistencia haya enfrentado todos estos años. ¡No puede ser que nos hayan encontrado! —maldijo por lo bajo—. ¡Acabamos de llegar!

—No lo entiendo... no debería ser posible —confirmó Madame, cuando las primeras sacudidas indicaron el asedio a la barrera. Todos veían con terror hacia el techo, parecía a punto de caerles encima—. Se supone que el Templo está protegido. Ningún poder en este universo sería capaz de encontrarlo.

—Pero ellos lo han hecho, y tienen el poder suficiente para destruir nuestros escudos y reducir este templo a los escombros —contestó Mago.

—Debemos salir de aquí y refugiarnos en la base de la Resistencia Vigilante, pero nunca lograremos pasar a través de todos ellos —dijo Dakota—... no vivos.

—Podemos pasar sobre ellos —comentó Madame mientras sus manos resplandecían por el poder de su magia. Dakota y sus soldados no pararon de parpadear con el emerger de una puerta nunca antes vista en la pared. Cuando Victoria giró el picaporte, a través de ella se vio una calle vacía—. Todos, ¡salgamos de aquí!

—Pero... el templo, ¿qué pasará con este lugar? —preguntó Dakota, mientras sus protegidos eran los primeros en cruzar.

—Bobbly —pronunció Mago, y la pantalla cambió a la habitación en la que se encontraba el duende, quien se sorprendió con el llamado repentino de su amo.

—Amo Mago —contestó nervioso, dejando caer la escoba de sus manos—. ¿Qué está pasando?

—El Templo está bajo ataque —dijo con acelere—. Debes llevártelo de regreso al Limbo Temporal, no es seguro que vuelvas.

—Pero... amo Mago, ¿cómo Bobbly podría abandonarlos?

—Volveremos contigo cuando sea seguro. —Otra sacudida los hizo tambalear bruscamente—. De lo contrario, no regreses por nosotros. Al parecer tienen un poder mágico capaz de localizarnos a donde sea que vayamos, por eso debes llevártelo fuera de este tiempo y no regresar. Huye, Bobbly, y no vuelvas por nada de este mundo.

Bobbly solo asintió, silencioso e inquieto.

—Cuídate, pequeño —susurró James antes de cruzar junto a Dakota y Victoria.

Del otro lado los recibió la oscuridad de la calle. En ese lugar del mundo la noche imperaba, fría y mortal como el enemigo del que huían. Y en medio de su fuga, a los Universales no dejaba de sorprenderles lo que habían hecho con la ciudad. Krimson Hill había dejado de ser un basurero para delincuentes y corruptos, limpiaron sus males, pero ahora era tan gris y deprimente como el San Francisco que dejaron atrás.

—¿Dónde está la base? —preguntó Mago hacia Dakota.

—En el mismo lugar de siempre, la guarida de Hardy.

—¿Por qué no me sorprende? —inquirió con una risa baja.

—¿Se marchan tan pronto? Pero si acaban de llegar —El susurro de una voz delicada les provocó un escalofrío por la espalda, era por más aterradora. Intentaron hallarla en la oscuridad, pero no la encontraron—. Aún no hemos jugado lo suficiente. Hace tiempo que papi no enviaba un verdadero reto.

—¿Dónde está? —preguntó Madame por lo bajo.

El grupo se apilaba en círculo, espalda contra espalda, expectante al acecho del enemigo.

—Parece venir de todas partes, no puedo reconocer su aroma —respondió Dakota—, pero esa voz... no puede ser otra que Sue Máxima, una de los Pacificadores. Nos ha seguido nuevamente hasta aquí.

—La gatita está en lo correcto —respondió juguetona—. Muy inteligente su estrategia, pero detectaría el mínimo indicio de magia de aquí al otro continente. He dejado atrás a mis amigos porque quiero ser yo misma la que acabe con ustedes, después de todo, no me gusta dejar los trabajos a medias.

—Así que fuiste tú... tú enviaste esos monstruos a atacar nuestras bases.

—Es ella... es quien controla es Darkrom —reconoció Mago en susurro.

—Gatita, gatita, no me quedaré a escuchar cómo me culpas de algo que evidentemente sí hice. Fue realmente divertido.

—Maldita hija de p...

—Oh, no, no —interrumpió—. Papi no tolera las groserías contra su hija.

—Baja aquí mismo y te enseñaré por donde puedes meterte los cariños de tu papi, perra.

La joven rio divertida entre las penumbras de la noche.

—Por qué habría de molestarme ensuciándome las manos con una renegada insignificante, cuando solo debo pronunciar las palabras mágicas y sentarme a ver el espectáculo... ¡morkrad le esarba!

Con el hechizo, finalmente sus ojos resplandecieron en un púrpura oscuro que reveló su ubicación. Los renegados le respondieron con el fuego incesante de sus metrallas.

—Abrió el Darkrom —avisó Mago—. Prepárense para lo que pueda haber invocado.

—No por mucho. —Dakota expandió sus garras y se impulsó con su cuerpo directo a la pared, esquivando las balas mientras escalaba un muro contra otro para alcanzar a la Pacificadora. Estuvo a punto de coronar la cima del tejado, hasta que un tentáculo emergente de la nada la tomó prisionera.

—¡Dakota! —gritó Madame, forjando una liga mágica con la que intentó recuperarla, pero entonces todo el suelo tembló frenéticamente y otro tentáculo la tomó a ella.

La atención de los jóvenes renegados pasó del alto tejado hacia el enemigo silencioso del vacío, dispararon sin acertar sus blancos y de dos en dos también fueron capturados.

—¡Sir James! —exclamó Victoria, siendo zarandeada de un lado a otro por el monstruo de sombras.

—¡No puedo moverme! También me tiene —respondió Mago, forcejeando contra el firme agarre de la criatura.

Aún no lograban verla por completo, pero era tan grande como para cubrir cada centímetro del callejón, sus tentáculos se sentían ásperos y los embargaban con una extraña sensación de adormecimiento. Los héroes empezaban a creer la batalla perdida, sus ojos se cerraban y sus cuerpos pedían rendirse ante la presión.

—Y así, la encrucijada de James Jerom y Victoria Pembroke llegó a su final. —Sue Máxima tronó sus altas botas hasta dar con el tenue haz de luz que la definió, sujetaba el Darkrom con recelo entre sus guantes, pero el efecto que provocaba la criatura en ellos la hacía ver difusa—. Comienza el reinado de la oscuridad, y un nuevo soberano se levanta como el rey de todo, conmigo como su única heredera.

Cuando todo pareció unificarse con la noche y la voz de la joven hechicera se hizo distante, una centella contrastó en lo lejano, regresándoles por un momento la energía robada y la esperanza perdida. Poco a poco sus ojos se abrieron de nuevo cuando el brillo se hizo demasiado incandescente para pasar desapercibido.

—¡Hora de sacar la mierda! —gritó la rubia de traje oscuro que originaba el brillo.

Siguió su camino cual proyectil, atravesando a la criatura y provocándole un feroz estallido en el proceso. El monstruo se desintegró al igual que las anteriores bestias invocadas con el Darkrom, y sus prisioneros cayeron desde lo alto. Dakota consiguió aterrizar en cuatro patas como un gato, mientras que Mago y Madame se estabilizaron con su magia, en cambio los demás renegados corrieron el riesgo de chocar de lleno contra el suelo.

—¡¿Dónde estás, Sue?! Muéstrate maldita rata de laboratorio —demandó Dakota con sus garras listas para el ataque—. ¡Supernova, que no escape!

La mujer en el aire terminó de registrar los cielos, y una vez segura de que el objetivo se encontraba fuera de su alcance, descendió en medio de su poderoso brillo, terminando por desvanecerlo al tocar tierra.

—Desapareció de nuestro alcance —informó.

Mago Universal se sorprendió más de lo que esperaba, era alta, joven y rubia como la Supernova que conocía, compartía gran parte de sus facciones con Cassiopeia Nox, pero no era ella.

—Tú no eres la Supernova que conozco —murmuró con intriga.

Ella se mantuvo receptiva ante el héroe, lo estudió por unos pocos segundos, pero finalmente mostró una sonrisa en su rostro denso.

Carol Hardy, comandante especial de la Resistencia Vigilante en Krimson Hill —dijo con sus manos apoyadas sobre la cadera—. Bienvenido a la ciudad, Mago Universal, lo estábamos esperando.

—¿Estábamos? —inquirió, curioso, cruzando miradas con Victoria.

—Un gusto volver a verte después de tantos años, viejo amigo. —Una voz decana y apagada los hizo girarse hacia las sombras, donde un hombre alto pero un tanto encorvado dio sus siguientes pasos. Vestido con un elegante traje negro y su cabello plateado peinado hacia atrás, se mantuvo sonriente, con las manos apoyadas en su bastón.

Desde el interior de James Jerom fluyeron muchas sensaciones y pensamientos, reconocía esas expresiones, fuera de las arrugas de experiencia, conservaba el espíritu de voluntad pura y noble de un guerrero.

—No lo puedo creer. —Sonrió de vuelta—... hola, Vincent.

—Veo que has conocido a mi hija Carol.

—Así que después de todo, te quedaste con la chica.

—Tú y yo tenemos mucho de qué ponernos al día, James. Vengan conmigo, este sitio no es seguro.

—No puedo llevarnos con magia, Sue podría rastrearnos.

—A donde vamos no necesitamos magia. —Sonrió de medio lado—... Querida —dijo para su hija.

La nueva heroína que portaba el manto de Supernova extendió el puño, y un disparo luminoso de su mano derribó una tapa de acueducto, a través de ella descendieron uno por uno. La última en mantenerse al borde fue Victoria Pembroke, quien con un gesto asqueado rechazó el hedor de las aguas negras. Mago insistió extendiéndole la mano, pero ella aún se veía dubitativa.

—Yo... creo que preferiré esperar en el Templo.

—Vamos, milady, no querrás esperar a que los Pacificadores vengan a buscarte —insistió—. El Templo no está seguro aquí.

Ella asintió finalmente y, aguantando su respiración, se lanzó de un salto, cayendo de pie justo como los demás.

—Por aquí —indicó Carol, generando una bola de luz con su mano—. Tomaremos el atajo hacia las vías del tren, de ahí estaremos de regreso en casa.

Las palabras de la joven heroína dejaban en claro que se conocía el camino como la palma de su mano. Y no había mentira en sus palabras. Tanto ella como los demás vigilantes de la resistencia eran lo más cercano que podían llamar a casa desde que tenían memoria.

—No puedo creer que hayan sido obligados a ocultarse en las sombras —susurró Mago.

—Por la maldita Orden —contestó Dakota—. Era eso, o dejarles el camino libre en su ascenso a la victoria absoluta. En los demás refugios no era diferente, era la única forma de moverse por la ciudad sin ser aniquilados.

Tras doblar por uno de los túneles, tres caminos diferentes los recibieron, pero ninguno era el indicado. Carol avanzó primero, removiendo con su mano un bloque en específico de la pared. Allí la recibió una pequeña esfera de luz. Ella removió la manga de su antebrazo, donde aguardaba el tatuaje de un escudo con las letras «EH» en el centro; lo acercó al escáner, y, tras unos segundos, un cuarto camino apareció tras separarse una pared.

—Impresionante —susurró Madame, adentrándose al nuevo túnel junto a los demás, y una vez todos en el interior, Carol volvió a bloquear la entrada posicionando su mano en un tablero del otro lado.

—Aún recuerdo cuando hace muchos años tomamos la iniciativa de convertir las cañerías de nuestras ciudades en un sistema de túneles para La Resistencia —relató Vincent, nostálgico, durante el recorrido al tren blindado que los esperaba. Una vez arrancó, el héroe retirado suspiró hondo—. Estos túneles fue una de las ideas más brillantes que alguna vez tuvo Rebecca, ella misma sugirió el diseño, luego Binaria lo puso en funcionamiento. Una pena que ahora ninguna de las dos estén con nosotros, Rebecca murió protegiendo con su vida este secreto, pero el destino de June fue mucho peor.

—Dakota me estuvo poniendo al tanto de algunas cosas. Vincent, lo siento mucho, sé lo importante que Rebecca era para ti —condolió Mago.

—Esta lucha nos ha quitado a muchas personas, James. Tú entre ellas.

—Vincent...

—No, James. No me detendrás de hablar de aquí en adelante. Sabes que sencillamente es inevitable —replicó con su rostro firme—. Además, técnicamente soy mayor que tú ahora, así que escucharás a este viejo. No sabes lo difícil que ha sido que vivir todos estos años sin nuestro Hechicero Protector... el último Universal que vio nuestro mundo.

—Tener mucho conocimiento del futuro puede ser contraproducente. No sabes lo mucho que hay en juego en este momento, viajar en el tiempo es complicado.

—Impresionante —susurró—. Tú me dijiste que dirías eso. También que serías una cabeza dura difícil de convencer.

Con el potente freno del tren, los héroes supieron que habían llegado. Finalmente estaban de regreso en el cuartel general, justo como Mago lo recordaba, debajo de una vieja fábrica en Silent Side.

—Renegados, Carol los llevará con los demás para atención médica —habló Vincent, apoyando su bastón hacia la salida—. Dakota, James, vengan conmigo, también puedes traer a tu novia, siempre quise conocer a la bella mujer de esa foto vieja en el Titanic.

Mientras Vincent se retiraba, Mago y Madame cruzaron una sonrisa cómplice, pequeñas consecuencias de sus viajes comenzaban a tener efecto.

Una vez todos adentro del salón privado de Vigilante, el viejo héroe sirvió güisqui a sus invitados, pero Dakota no lo recibió, simplemente lo bloqueó con su mano.

—Estamos aquí con información importante del frente en San Francisco. No hay tiempo para sentarnos a tomar güisqui, todo lo que hemos hecho durante estos años está en riesgo.

—Aterrador, ya miras igual que tu hermano —comentó mientras lo dejaba en la mesa y se dejaba caer en la silla de su despacho, luego tomó una profunda bocanada de aire y suspiró—. Estoy al tanto de todo. Una pena lo que sucedió con la Resistencia Dragona, y mis condolencias por tus renegados fallecidos.

—¿Cómo que estabas al tanto de todo? —replicó, frunciendo el ceño—. ¿Sabías lo del ataque a las bases?

—No, por supuesto que no, pero sí recibí tu mensaje de auxilio.

—Vincent... estuvimos luchando por sobrevivir durante el último mes, muchos murieron en el intento, ¿por qué nunca recibimos tu ayuda?

—Lo hice, solo no creí que tardarían tanto en llegar los refuerzos. —Giró su mirada hacia los confundidos Universales.

—Hace un momento su hija Carol dijo que nos estaban esperando... ¿acaso fue usted quien envió el mensaje al Templo? —preguntó Madame.

—Estás en lo correcto, linda. Hace muchos años, antes de que tú murieras, —Miró a James—, me dijiste que debía hacer lo necesario para ganar esta guerra, pero estabas seguro de que el tú del pasado no intervendría a no ser que una verdadera amenaza sobrenatural estuviera involucrada. Cuando recibimos el mensaje de Dakota, supe que era el momento, así que reenvié el mensaje a la vieja computadora que mantenías en la réplica exacta de mi guarida en una de tus habitaciones. Fue difícil, debo reconocerlo. Llegué a perder la esperanza, pero finalmente estás aquí.

—Te dije que los viajes en el tiempo son complicados —se excusó—. Para ustedes fue un mes, para nosotros unos minutos.

—No voy a pretender que tengo la menor idea de cómo funciona todo este lío temporal en el que te metiste, pero solo una cosa sí sé, Mago, y es que tú eres el único capaz de evitar que esto ocurra, por eso hice todo lo posible por traerte hasta aquí... eres nuestra última ficha en el tablero contra La Orden.

—Sé que lo que está sucediendo aquí es terrible, Vincent —intervino Madame—, pero Sir James tiene razón. No podemos involucrarnos. Nuestras acciones son un peligro para el continuo espacio-tiempo, estamos cometiendo un enorme sacrificio al estar compartiendo información del futuro aquí con ustedes.

—Lo siento, Vincent, pero no podemos quedarnos a pelear tu guerra. Estamos aquí por el Darkrom —siguió James, tornando firme su mirada. En su interior se libraba una ardua batalla entre su deber como Hechicero Universal y su deber con sus amigos—. No pertenece a este tiempo, y estamos aquí para removerlo.

—Nuestro presente ya era un desastre desde antes que el Darkrom llegara.

—Vincent, no sabes la posición en la que me pones.

—Renegado, Venatrix, tú, Blazer, Cass, Binaria, Sombra, Kriger, Génesis, Rebecca, Rowina... incluso mi amada Nocturna, no me hagas seguir —recordó con dolor, levantándose de su asiento—. Todos están muertos, James, y volverán a morir ante tus ojos si no haces nada para evitarlo. No te estoy pidiendo que te quedes a combatir a La Orden a nuestro lado, solo te pido que me prometas que harás todo lo que esté a tu alcance para que mi hija no tenga que crecer entre las alcantarillas, escondiéndose de un mundo que teme a seres como nosotros.

—Me estás exponiendo demasiada información. En serio no entiendes lo complicado que es esto, puede que Carol ni siquiera nazca en esa nueva línea temporal, Vincent.

El viejo héroe se acercó al enorme ventanal del despacho, desde donde observó hacia la planta baja del cuartel, a una joven rubia que ayudaba a atender a los heridos.

—La Orden hizo más que apoderarse del mundo, James, apagó todas nuestras esperanzas, se llevó nuestro espíritu —susurró—. Desde que Cass y todos los demás murieron, ella es la única que me mantiene aferrado a esta vida. Por mi Carol es que aún no me doy por vencido, porque aún sueño con un mundo donde ella pueda vivir una vida mejor... pero si salvarla de una vida como esta implica que nunca llegue a nacer... —Bajó la mirada con dolor, su garganta se cerraba en negación a las palabras que intentaban salir de ella—, prefiero eso a una vida que no pueda gozar plenamente. Nadie merece vivir este sufrimiento que La Orden nos ha causado.

La habitación entera se sumió en silencio. La batalla que se libraba en la mente de James Jerom terminó cuando Victoria Pembroke le apoyó su mano en el hombro. Ella más que nadie entendía en ese momento la difícil situación en la que se encontraba, pero cual fuera su decisión, estaba ahí para apoyarlo.

—El viejo Monje Universal decía que lo que debía ser, sería —comenzó a hablar, serio en su semblante, recibiendo toda la atención en la sala—, pero él no ha viajado en el tiempo tanto como yo lo he hecho estos últimos meses. He visto de cerca futuros horribles que no merecen ocurrir nunca, esto es uno de ellos. Sé que cada acción que cometa pueda ser un riesgo, pero haré todo lo posible por evitarlo.

En ese momento Dakota y Vincent respiraron aliviados.

—Sabía que podría confiar contigo, amigo mío. —Sonrió Vincent.

—Nos quedaremos —decidió Mago—. Lucharemos junto a ustedes codo a codo hasta recuperar el Darkrom, pero luego debemos marcharnos de regreso al Templo. Espero puedas entenderlo.

—Tan solo con tu presencia en esta sala, no sabes lo mucho que significa para nosotros que te quedes a pelear, para todos esos héroes allá abajo, Mago, eres una leyenda, una inspiración, te seguirán en la batalla.

Mago asintió.

—Aún hay algo que me preocupa —intervino Victoria—. Qué saben de esta tal Sue Máxima. Es quien posee el Darkrom, y no me gusta para nada lo que la he escuchado decir. Sabía muy bien quiénes éramos y no paraba de decir que su padre nos envió a ella. Lo más inquietante para mí fueron sus últimas palabras: comienza el reinado de la oscuridad, y un nuevo soberano se levanta como el rey de todo, conmigo como su única heredera —recordó.

—Es la maldita hija de uno de los líderes de La Orden, a su padre no se le ha visto mucho, pero se sabe que es un ser con demasiado poder —contestó Dakota.

—No deben fiarse de su apariencia joven, es posiblemente la más inestable y peligrosa de todos los Pacificadores —agregó Vigilante—, y la última hechicera que ha visto nuestro mundo. Terminada la era de los Universales, con ella inició una nueva, la de los Señores de la Oscuridad.

—Ahora con el Darkrom en su poder, es mucho más poderosa de lo que era —apuntó Dakota—. Hay que quitarle ese libro cuanto antes, ya destruyó nuestras últimas bases con sus monstruos, esta es nuestra única en pie, y no podemos permitirnos perderla.

Mago escuchó en silencio a sus compañeros, sumido en sus propios pensamientos, hasta que finalmente intervino.

—Si entonces el padre de Sue Máxima es quien le envió el Darkrom, significa que es alguien que en el futuro logra escapar de la Dimensión Oscura —teorizó—. Pero si logramos detenerlo en nuestro presente antes de que escape, estaríamos ante una oportunidad para detener a La Orden antes de que comiencen su hegemonía.

—El tiempo está a nuestro favor —apoyó Victoria.

—Brillante, Mago Universal siempre un paso por delante —aplaudió Vigilante.

—Entonces vamos por esa perra —bramó Dakota.

—Y tengo el plan perfecto para llamar su atención —ideó Vincent, encendiendo una pantalla de su oficina donde se desplegaron unos archivos y planos—. Desde hace unos meses hemos estado planeando un ataque masivo para recuperar la ciudad. Usaremos el sistema de túneles para atacar las instalaciones más importantes de La Orden desde las sombras. No somos muchos, así que no tiene sentido pelear, destrozaremos sus edificios y sus tropas con bombas de tecnología corvyniana, lo suficientemente potentes para enterrarlos bajo los escombros.

—Destruir la ciudad para recuperarla... suena descabellado.

—Pero nuestra única opción —lamentó Vigilante.

—Habrá mucho en riesgo, Sue Máxima no ha venido sola... Los Pacificadores nos siguieron desde San Francisco —informó Dakota.

—Lo tendremos cubierto con nuestro equipo de asalto que se dirigirá hacia el Capitolio. —Señaló hacia el mapa en movimiento que ilustraba su plan—. Con Mago y Madame peleando codo a codo junto a nosotros, igualaremos el campo de juego.

—Estos Pacificadores... además de Sue Máxima, quiénes otros son y qué tanto peligro representan —quiso saber Madame.

—Enviaron a lo peor de lo peor —se adelantó Dakota cuando en la pantalla aparecieron imágenes de ellos—. Hay muchos Pacificadores que trabajan para La Orden, pero estos son los más letales, nunca han perdido una misión en su vida. A Sue Máxima ya la conocen, tiene la habilidad de manipular la energía oscura, y estando aliada con el poder del Darkrom, es imparable. —Un hombre negro apareció en la pantalla, pintado de tatuajes—. Él Kronstop, las pocas veces que lo he enfrentado con suerte he salido viva, él siempre tiene la ventaja, sea cual sea tu jugada, se adelantará a los hechos, es capaz de detener el tiempo y retrocederlo a su favor para manipular los eventos, lo que le permite conocer con anticipación cómo responderás.

—Impresionante, tiene control de la Dimensión Zero —dijo Madame, sembrando la curiosidad en los presentes—. Es una dimensión donde el que ingresa en ella se mueve más rápido en comparación a los demás. Nunca había conocido a alguien con tales habilidades, pero si lo que dicen es cierto, Kronstop no solo es capaz de entrar y salir a su antojo, también de distorsionarla.

—Eso explica muchas cosas —bufó Dakota, recordando sus encuentros previos con el villano.

Victoria observó la siguiente en la imagen, una mujer pelirroja con demasiado músculo para su gusto. Poseía la contextura de una atleta de levantamiento de pesas.

—Ugh —repudió—. Quién es esa mujer.

—Si creían que Kissandra era demasiado fuerte con la Estrella de Saulón, entonces esperen a conocer a Amazona —siguió Vincent—. Esa mujer puede levantar un edificio con una mano. La única persona en este planeta que ha sido de rivalizarla ha sido Supernova.

—¿Y el anciano en la imagen? —preguntó Mago.

—Que no te confunda su apariencia, podrá verse tan viejo como yo, pero Elementor ya llevaba cientos de siglos viviendo en nuestro mundo —comentó Vincent con recelo—. Es un alienígena con las habilidades de un dios, responsable de muchos eventos catastróficos en la antigüedad. Fue capturado y experimentado por La Orden, ya controlaba los cuatro elementos desde antes, pero luego de los ensayos de Méndez, potencializaron su poder y terminó controlando también sus derivados.

—Agua, tierra, fuego, aire no fueron suficientes —continuó Dakota—. También controla el hielo, el rayo, los metales e incluso la respiración de tus pulmones.

—Suena amenazador. —Victoria sacudió su cabeza tras recorrerla un escalofrío.

—¿Y qué hay de esta última? La chica —preguntó Mago.

—Esto no te va a gustar... —comentó Vincent con una mueca dudosa, Mago solo arqueó una ceja, expectante—. No se sabe si tiene nombre, pero se le conoce como Memento Mori. No suele hablar demasiado, se cree que fue tomada del Infierno.

—Efectivamente no me gusta todo el poder que tiene esta gente, pero presiento que aún me ocultas algo.

—Después de que Venatrix fuera asesinada, La Orden conservó su cuerpo para experimentación... la profanaron para tomar sus células, y de ellas transfirieron las habilidades a Memento Mori.

Mago sintió aquellas palabras como un disparo frío al corazón.

—No puede ser... —susurró, impactado.

—Y ahí no termina —añadió Dakota—. A los poderes de Venatrix le sumaron los de Sombra, convirtiéndola en una máquina del miedo, si es que no se le puede llamar la diosa del miedo.

—Esto... suena demasiado terrible —confesó Mago sin más, llevando las manos a su cabeza, profundamente abatido por toda la información.

—¿Ahora entiendes por qué esto debe evitarse, James? La Orden no puede ganar, porque si lo hacen, será el fin de lo que conocemos como humanidad —concluyó Vincent.

—Solo espero que tu plan funcione, Vincent, por el bien de todos nosotros, y por el de ellos —dijo Mago, mirando hacia los jóvenes vigilantes de La Resistencia.

—Toda su esperanza está depositada en nosotros. No podremos defraudarlos —finalizó Vincent.

La Resistencia entera se había reunido en la planta baja del cuartel, frente al balcón de la oficina del exdetective Hardy. Todos y cada uno de ellos estaba preparado para ir a la guerra, pero no se marcharían hasta escuchar al héroe veterano que los había inspirado todo ese tiempo a luchar por lo correcto en medio del utópico mundo perfecto creado por La Orden.

En medio de Dakota, Carol y los Universales, el viejo Vincent Hardy, apoyado en su confiable bastón, mantenía su semblante serio, más serio de lo que alguna vez James Jerom lo hubiera visto en años.

—Hoy, ha llegado el día por el que todos estos años hemos estado resistiendo —forzó su voz para ser escuchado hasta el último de los Vigilantes—. Por primera vez dejaremos de escondernos en las sombras para dar el golpe más fuerte que alguna vez hayamos planeado contra el régimen. Nos han obligado a permanecer bajo tierra, porque nos consideran a todos nosotros, amantes de la libertad, ¡una amenaza! Y cuán en lo cierto están. ¡SOMOS UNA AMENAZA! Para La Orden y para todo aquel que vuelva a levantarse sobre el inocente y el oprimido. Hoy, Vigilantes, ¡recuperaremos Krimson Hill! —Levantó su puño, y por todo el recinto se propagó un grito de gloria.

Pero aunque los Vigilantes se encontraban preparados, aún existía un temor latente, el terror por enfrentarse al enemigo, eran ellos, unos pocos, contra todo un sistema. Y por más que el plan en marcha los ilusionaba, también temían por lo que pudiera pasar, por eso, el ruido fue cesando hasta que volvieron a poner sus ojos en el líder.

»Seré franco. Puede que la mayoría de ustedes no regresen hoy. Todos aquí sabemos a qué tipo de enemigo nos enfrentamos, pero tenemos una ventaja hoy día. Uno de nuestros más grandes héroes ha regresado, y, con su ayuda, ¡expulsaremos a La Orden de nuestra ciudad, para siempre!

Con la mano empuñada en lo alto, otro canto de victoria retumbó en el cuartel.

—Comandante especial Hardy —llamó Vincent—, informe a todos nuestros Vigilantes la situación.

—Dos de nuestros infiltrados en New Bridge y Red Saint confirman que en este instante, Memento Mori y Elementor se encuentran dentro de los objetivos, y, por nuestro puño, ¡serán despacificados! —relató Carol.

La Resistencia celebró con otro grito. Todos permanecieron atentos a las pantallas frente a ellos que mostraban los objetivos en tiempo real, cada uno con los edificios principales de control de La Orden en todo su esplendor. Con los explosivos previamente en posición, Supernova introdujo los códigos de detonación, e inmediatamente, las bombas cumplieron su cometido. El Distrito Financiero, el industrial y el comercial, Tennant, Doyle Town, el Centro, Old Hill, Red Saint, Flemmington, New Brigde e incluso Silent Side, por todos los barrios de la ciudad tronó el megaestallido coordinado. Los edificios caían a nada más que escombros.

El suelo entero se sacudía como en un terremoto de gran escala, pero el temor ya no estaba, le enseñarían a sus enemigos que un grupo con esperanza, era un grupo sin miedo. Sin importar cómo las columnas de la base se movían, los Vigilantes marcharon confiados en escuadrones hacia los vagones de los trenes, más decididos que nunca por recuperar su ciudad.

—¡Al Capitolio! —gritó Vigilante—. Marchen, mis jóvenes héroes, la revolución ha comenzado, y es imparable. ¡Krimson Hill será nuestra de nuevo! —Vigilante vio con ilusión a La Resistencia entera, o lo que quedaba de ella, desocupar el viejo cuartel. Dakota, Carol y los Universales fueron los últimos en salir. Los despidió desde su posición, más orgulloso que nunca—. Buena suerte, y regresen con la victoria.


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Minho a sido asesinado y Hyunjin está seguro de quién fue. Pero no puede probarlo. ✔Historia original ✔Basada en la canción de de Taylor Swift 'No bo...