Pasan algunas horas hasta que Theo se va, mientras tanto nosotros nos quedamos tres días más en el calabozo, nadie dice mucho, de hecho ninguno de los cuatro es muy hablador que digamos, así que tampoco se siente incómodo.
El único contacto humano que recibimos durante nuestras vacaciones en los calabozos es con un guardia que nos trae alcohol, gasas y agua para nuestras heridas poco después de que se fuera Theo, luego de eso nadie vino.
Kena como la única libre de golpes limpió y curó nuestras heridas tanto como pudo, y nos quedamos tan cerca como es posible para conservar el calor.
Me río ante la ironía; apenas si acabo de recuperarme de los moretones por la golpiza de Ryan y ahora debo maquillarme los golpes de Bastian.
Durante las siguientes tres semanas el silencio de Theo es abrumador, no es que hable poco, es que en realidad no dice nada, lo cual nos desconcierta a todos.
Petrov no menciona el incidente en lo absoluto, sólo me informa que mis doce horas quedan canceladas, cosa que no me sorprende, fuera de eso no hay ni una conversación. Pero su restricción es inútil, porque con todos nuestros aliados logro salir un par de veces para ver a Alec y ponerme al tanto de toda la evidencia que ha estado recolectando por su cuenta.
Una de las cosas más impactantes es que mi hermano acepta una alianza con nosotros, pero nos advierte que aunque su equipo no abrirá fuego contra nosotros durante el operativo no puede asegurar que el equipo de respaldo haga lo mismo ya que este acuerdo no es algo oficial, también nos agradece por ayudar a rescatar a Sabba (sigue refiriéndose a ella como la "agente" y no como su novia) y en nuestro primer encuentro después de los calabozos le entrego el contrato, arrugado y manchado de sangre, pero que sorprendentemente Val pudo esconder de Petrov en el momento en que la encontró en su oficina.
−¿Cómo está mi hermana?−la repentina aparición de Theo en mi habitación me toma totalmente por sorpresa, pero es reconfortante escuchar su voz después de tanto tiempo viendo sólo su mirada vacía.
−¿Terminaste con tu voto de silencio?−pregunto divertida invitándolo a sentarse junto a mí en el borde de la cama.
−Necesitaba tiempo para procesarlo todo−su respuesta tiene un aire de disculpa que es totalmente innecesario.
−No tienes que disculparte, de hecho cuando supe lo del bebé estuve bastante tentada a cortarle el cuello mientras dormía...−creo que no debería haber dicho eso. No quiero darle ideas a esta mente trastornada del pobre Ken.
−Lo sé, es sólo que no estaba listo para escuchar algo como eso...−parece que ha llorado suficiente, ahora lo único que le quedan son suspiros llenos de todo el dolor que se acumula en su pecho sin tregua.
−Te lo dije... hay mucha oscuridad en la historia de todas las chicas de este burdel, sé que Kena te contó parte de su historia, pero te aseguro que El ángel de la muerte de Bastian Petrov tiene mucho más para contar, todas hemos hecho cosas de las que no nos sentimos orgullosas, cosas que no le diremos a nadie que no pueda entendernos, por eso tu hermana me confió sus secretos, sabe que puedo comprender el dolor, la pena, el anhelo, la vergüenza y el odio que hay en ella, tú guardaste silencio durante tres semanas mientras que yo la dejé llorar y al despertar le hice la silenciosa promesa de no olvidar pero sí seguir adelante−me tiro de espaldas a la cama y él me sigue.
−Aunque fui un tonto y sé que nunca voy a entenderla... hubiera querido saber, para abrazarla y llorar con ella, que no cargara sola esa pesada cruz−aún en medio de toda esta tristeza sigue siendo cálido.
−Ella quería evitarte este sufrimiento−refuto recordando cómo la rubia me pedía que no le dijera a su hermano sobre todo lo que le sucedió antes de que él llegara.
Nos quedamos unos minutos más así hasta que llega Kena, quien se acuesta junto a Theo. Algo inusual ya que siempre se tumba a mi lado.
−¿Creen que el amor exista en este mundo?−ahora sí que se está poniendo esto un poco raro. Kena no hace este tipo de preguntas casi nunca.
−Creo que sí...−responde Theo, pero noto la duda en su voz.
−Creo que sería un amor destinado a morir−pienso en voz alta. Este infierno ya se ha llevado suficiente, no es necesario darle algo nuevo para devorar.
−Pero igual sería amor, aunque esté destinado al fracaso−argumenta Kena con la voz distante.
Algo se está formando en esa cabecita suya.
¿Seré la niñera de los Davis algún día?
−Es cierto, entre la soledad y un amor destinado a morir elegiría siempre el amor−responde Theo.
Casi puedo sentir la sonrisa de la pelirroja.
Nadie dice nada por un rato, hasta que me levanto con la excusa de una ducha antes de dormir.
Entro al baño y dejo el agua corriendo en la ducha mientras me acerco a la puerta esperando escuchar la muy posible conversación entre el Ken y mi pelirroja.
−Theo... tengo algo que decirte...−lo sabía, esa voz vacilante huele a posible desastre.
−Kena, no creo que...−y la voz del moreno tiene las palabras corazón roto justo encima.
−No te estoy pidiendo permiso, sólo quiero que me escuches−bueno, reconozco que mi amiga tiene carácter.
Espero que hayas traído un chaleco antibalas, porque presiento que la respuesta va a lastimarte.
−No sé exactamente desde cuándo, pero puedo asegurarte que no ocurrió de la noche a la mañana...−vamos, no vaciles, sólo tira la bomba. Intento acercarme un poco más sin hacer mucho ruido porque se supone que estoy tomando una ducha−El caso es que me gustas, enserio me gustas y no quería seguir ignorando lo que siento, no te pido que correspondas mis sentimientos, sólo quería que lo supieras, creo que ante todo yo elegiría el amor antes que la soledad, pero no puedo hacerlo yo sola−la duda y el miedo en su voz se sienten diferentes a cualquier otro momento.
Creo que ambas estamos pidiendo lo mismo; que no le destroce el corazón.
Dios, que sea bueno con ella, por favor.
−Yo no...−hay algo extraño en su voz, ¿nervios quizá?−No sé qué decir, yo... estoy muy confundido ahora mismo... creo que...
−Crees que sientes algo por Lee−no paso por alto la decepción en su voz.
−Creo que siento algo por ambas, pero no sé qué es−dice finalmente el moreno.
Casi me echo a reír por lo absurdo que suena eso. ¿Cuántos años tiene? ¿Cinco?
−Sabes que ella nunca estaría contigo, ¿cierto?−hay veneno en la voz de mi amiga.
Pero tiene razón, digo, Theo es increíble; es amable, cariñoso (aunque no todo el tiempo) es valiente, inteligente, leal y debo decir que en realidad parece un muñeco con esa piel bronceada, esos ojos azules tan hipnotizantes y esa sonrisa embriagadora. Pero nunca podría verlo de esa forma, no imagino ningún escenario mínimamente posible en el que yo me enamoraría de él.
No digo que no sea mi tipo, a decir verdad no tengo idea de cuál es mi tipo porque nunca me he enamorado, Ryan no cuenta; era un medio pero nunca el fin, nos usamos mutuamente hasta que rompió algo más que mi vestido.
−¿Cómo podrías saberlo?−parece que se ha ofendido.
−Conozco a Lee−responde mi amiga con suficiencia.
−Estoy hecho un lío, no... no puedo discutir esto ahora−se disculpa Theo.
−Incluso si nunca me correspondes lo que siento no cambiará, te lo prometo−dice mi amiga.
El mundo no merece personas con ella.
−¿Por qué la promesa?
−Todos necesitamos a alguien que nos quiera incondicionalmente−su tono está entre indiferente y dolido.
No dicen nada más.
Yo supongo que han terminado de hablar, por lo que me doy una rápida ducha para disimular, pero en cuanto salgo del baño Theo sigue en la habitación.
−¿Y Kena?−pregunto acomodando algunos perfumes del tocador.
−¿Lo escuchaste?
−¿Qué cosa?−creo que he sido descubierta.
−Ahora que sabes que me gustas...
−No, tú crees que sientes algo por mí, pero no tienes ni idea de qué es−señalo, cayendo en cuenta de que he caído en su trampa.
Idiota. Eso es lo que soy.
−¿Entonces lo que dijo Kena es cierto?−se acerca con pasos lentos.
–Te amo, pero no de la manera en que tú esperas ser amado...−intento explicarle, él frena en seco a unos pasos de mí.
–Pero...
–Cuando te miro no siento el alma en llamas ni el piso me tiembla, ni las mariposas revolotean... No siento lo que debería...−lo corto−Supongo que es así como se siente ella cuando te mira, pero no es así como yo me siento, nunca me he sentido así con nadie y dudo que eso ocurra, no sé lo que sientes por mí, pero te aseguro que no es ese tipo de amor...−sé que soy algo egoísta creyendo que conozco sus sentimientos, pero si no está seguro es porque en realidad no lo siente.
–Nunca te has enamorado, ¿Cómo podrías saberlo?−contraataca con el ceño fruncido y cierta incomodidad.
–Tienes razón, pero sé lo que es amar a un amigo, cuando te veo siento la misma clase de amor que me calienta el pecho cuando veo a Kena, a Max o a Val... Siento lo mismo por cada uno de ustedes−mi amor por Alec está a otro nivel, más allá de lo que puedo sentir por el resto de mis amigos, así como mi amor por J está más allá de lo que siento por mi rubio favorito.
–Esto es absurdo, yo... creo que sí me gustas pero estás diciendo que nunca podrías verme como algo más−ahora parece... ¿triste?−Creo que acabas de destrozarme−sus palabras hacen que me duela el corazón.
–Y tú a mí, pero te sigo amando. Porque mi amor por ti no está sujeto a tus sentimientos, es algo que llevo en el alma y que solo morirá si yo muero−le respondo, con sinceridad.
Este hombre se ha ganado una parte de mi corazón, pero sé que nunca se lo entregaría a él por completo, ahora que lo pienso con claridad sé que no podría amarlo de esa forma, y me digo a mí misma que no está mal, que no siempre los sentimientos son correspondidos y que por encima de eso debo respetar lo que mi amiga siente por él.
−Esto es un tres menos uno, ahora debes decidir si terminará como dos menos uno o te arriesgarás, cualquiera sea tu decisión primero piensa bien en tus sentimientos y no lastimes a mi amiga, eres el primero que le gusta, no quiero que por un corazón roto vayas a ser el último−le advierto yendo hacia la puerta, pero en cuanto la abro la pelirroja aparece frente a mí con una mirada de culpa.
Ella también lo escuchó todo.
...
Ulah
Después de la bomba que tiré aquí les dejo este bebé.
Los amito mucho
Abracitos cibernéticos 🧡