Daniel subió al elevador muy celoso.
Regina fue a ver a su papá.
Ariel: como te fue hija?
Regina: muy bien, no sabes como extrañaba convivir con mis hermanos.
Ariel: puedo imaginarlo, el cambio de tu hermano es un verdadero milagro, tu mamá hará un cena muy especial para esta noche.
Regina: qué bien! Que es esto papá?
Ariel: ahh una revista de algunas inmobiliarias, seguro se le quedó a alguien.
Regina: te molesta si le echo un vistazo?
Ariel: no, llévatela.
Regina: bueno, nos vemos en la noche.
Regina llegó a su oficina y observó la dichosa revista, allí vio un departamento que le llamó la atención.
"Se renta departamento de 3 habitaciones...." Leyó todo el anuncio y se le ocurrió que era el momento de vivir a parte con su hija, su ubicación era excelente casi entre la constructora y la casa de sus padres; era un edificio residencial, con todas las comodidades, alberca, parque, un enorme jardín, todo para que su pequeña disfrutara, hizo cita para el día siguiente, estaba decidida a tomarlo.
Daniel no podía concentrase en su trabajo, una y otra vez se le venían a su mente la imagen de Regina abrazando a ese hombre.
Daniel: soy un tonto por pensar que su amabilidad podría indicar que no le soy indiferente, pero no, parece que es así con todos, es un coqueta y yo un idiota, no tengo por qué sentir nada, es la hija de mi jefe, el hombre que causó la muerte de mi padre, mi lugar aquí tiene un propósito y nada ni nada va a cambiar mis planes.
Lorenza estaba muy feliz en la cocina, a pesar de tener muchachas que se encargaban de la labor, prefirió esa misma noche preparar la cena, sin la ayuda de nadie como en los viejos tiempos cuando su esposo y ella se las arreglaban solos sin tanto empleado, Esperanza llegó con Miranda dispuesta a echarle la mano, la pequeña estaba feliz de correr por la enorme casa y jugar con sus cosas, su casita de muñecas, su habitación.
Al terminar su día de trabajo Regina fue a ver a Daniel, a su oficina. Tocaron a la puerta.
Daniel: adelante.
Regina: Hola! Cómo estás?
Daniel: ocupado, necesitas algo?
Respondió en tono algo seco.
Regina: sólo quise venir a saludarte estuve ocupada todo el día y no pude hacerlo antes.
Daniel: bien, algo más?
Regina: que te pasa? Por qué estás tan cortante?
Daniel: estoy ocupado.
Regina: bien, entonces lamento haber ocupado tu valioso tiempo, que tengas una buena noche.
Daniel: gracias.
Regina salió casi tirando la puerta, Daniel estaba furioso, creía que Regina era a típica rica y coqueta.
Regina se subió a su camioneta.
Regina: y a este que le pasa? .... Y a mí porque me importa lo que piense, es un grosero, que bien Regina ya hasta hablas sola.
Daniel fue a buscar a Ariel pero este ya había salido.
Secretaria: el arquitecto salió temprano, tenía una celebración especial con su familia.
Daniel: entonces lo buscaré mañana.
Durante la cena todos brindaron por estar juntos, hasta Miranda con jugo de manzana.
Ariel: es maravilloso tener a mis tres hijos juntos.
Miranda: y yo que abuelito?
Ariel: ya voy princesa, déjame terminar, a mi esposa y a mi adorada nieta.
Todos chocaron sus copas.
Alejandro: quiero compartir algo con ustedes.
Lorenza: hijo, cuéntanos.
Alejandro: tomaré un año sabático.
Todos se vieron entre sí, aunque Regina y su hermana ya lo sabían.
Regina: y que vas a hacer durante ese tiempo?
Alejandro: me gustaría ayudar en lo que se pueda, a cada uno de ustedes.
Ariel: me parece muy bien, pero hijo, porque tomaste esa decisión?
Alejandro: tengo dudas y si mi misión es seguir siendo un representante de Dios, así será, aunque en realidad lo comprobaré durante este tiempo que este alejado de la iglesia.
Lorenza: sabes que cuentas con nosotros para lo que necesites.
Ariel: puedes quedarte el tiempo que quieras, esta es tu casa.
Lorenza: estaré feliz de que tú y Regina puedan al fin vivir bajo el mismo techo sin peleas.
Regina: mamá, no pensaba tocar el tema todavía, pero lo estuve pensando, y creo que es ya es hora de hacer mi vida a parte con mi hija.
Ariel: de que hablas?
Regina: hice cita para ver mañana un departamento.
Lorenza: hija, pero esta casa es enorme, mi nieta y tú tienen su lugar.
Regina: lo sé mamá, pero es hora de independizarme.
Alejandro: si es por mi yo puedo rentar un departamento cerca.
Regina: no es por ti, es por mí, por Miranda, es hora de que ambas tengamos nuestro propio espacio, además el que me gusto está muy cerca de aquí, y estoy segura que lo tendré.
Ariel: si eso te hace feliz hija, hazlo.
Lorenza: pero Ariel.
Ariel: mujer, nuestra hija tiene razón, no puede estar todo el tiempo pegada a nosotros, además si estarán cerca, podremos visitarlas cuando quieran, verdad?
Regina: por supuesto.
Sofía: entiendo la preocupación de mi mamá porque eres su pequeña, pero me alegra que quieras dar ese gran paso, mañana veras el departamento?
Regina: sí.
Alejandro: quieres que te acompañe?
Regina: por supuesto.
Lorenza: ni modo, este momento tenía que llegar, y cuando te iras?
Regina: todo depende de que pueda cerrar el negocio mañana mismo.
Después de la cena mientras todos veían fotos familiares, Regina se alejó un poco, estaba muy pensativa.
Sofía: te pasa algo?
Regina: nada, estoy bien.
Sofía: te conozco perfectamente.
Regina: bueno es que se trata de Daniel.
Regina le contó a su hermana la frialdad con la que Daniel la había tratado ese día.
Daniel no podía dormir, cuando cerraba los ojos sólo veía a Regina.
Daniel: no, no, tengo que dejar de pensar en ella.
Sofía: te gusta no?
Regina: muchísimo, cuando lo tengo cerca me siento muy bien, es algo que jamás había sentido.
Sofía: entonces no lo dejes ir, háblale de lo que sientes, lo peor que puede pasar es que te rechace, piensa que al menos lo habrás intentado.
Regina: tienes razón, además siento que de alguna manera me corresponde.
Al día siguiente Regina entró a la oficina de Daniel, cuando este abrió la puerta se cruzó con ella.
Daniel: el ser la hija del dueño te da derecho de infringir en mi oficina cuando quieras?
Regina: no! Eso le molestaría muchísimo, pero si vas a quejarte adelante, no me importa.
Daniel dejó sus cosas en el escritorio.
Daniel: que pasa contigo?
Regina: que te pasa a ti?, pensé que te importaba algo, pero, me lastimaste ayer cuando fuiste tan indiferente conmigo, solo te faltó cerrarme la puerta en la cara.
Daniel: y que crees que sentí yo cuando te vi llegar acompañada y bien abrazada de otro.
Regina: de que hablas?
Daniel: ayer cuando llegaste después de la comida, viniste acompañada de un hombre que poco te faltó besar cuando se despidió de ti.
Regina: ahh es por eso que te portaste tan grosero.
Daniel: sé que no tengo por qué enojarme, por que no tenemos nada, pero me importas demasiado.
Regina: tú también me importas y mucho, pero te aclaro que ese hombre no era ninguna conquista, es Alejandro, mi hermano.
Daniel la miró algo incrédulo.
Daniel: por qué mientes? Me dijiste hace unos días que la relación que tienes con tu hermano es pésima.
Regina: si, eso te dije, pero me buscó hace poco e hicimos las pases... no me crees?
Regina sacó el teléfono de su bolsa, abrió la galería de fotos y le enseñó un par.
Regina: mira.
Esta fotografía es de hace 10 años, aquí estoy con mis hermanos, y en esta otra también, sólo que es de anoche, la tomamos en el mismo lugar, quería compartirte que después de mucho tiempo recupere a mi hermano, pero si no te importa lo que sienta o pase conmigo está bien, puedo entenderlo.
Regina guardó el teléfono y se dio la vuelta para irse, caminó hacia la puerta, él la tomó suavemente por el brazo para deternerla y sin dudarlo un instante la besó.