La comida llegó, lo que salvó a Regina de dar una respuesta que no sabia como explicar.
Alejandro fue a ver a Susana.
Susana: me tomó por sorpresa tu llamada.
Alejandro: eso pensé, el otro día me dijiste que podía buscarte cuando quisiera hablar con alguien, así que, aquí estoy.
Susana: cuéntame de que quieres hablar?
Alejandro: tú que piensas de las madres solteras?
Susana: bueno, que son muy valientes, no todas las mujeres son capaces de sacar adelante un hijo.
Alejandro: pero no crees que un hijo se forma mejor si crece dentro de un matrimonio?
Susana: cuando es planeado y sus padres se aman y respetan sí, pero a veces como en el caso de tu hermana, es algo que funciona por que esta rodeada de amor.
Alejandro: yo pienso que ella pudo haberse casado por respeto al prestigio de la familia y para que su hija creciera junto a su padre, después de todo fue un accidente ese embarazo.
Susana: Alejandro, un hijo jamás es un accidente, tu más que nadie debería creerlo, es una bendición, aunque a veces llegan de manera sorpresiva.
Alejandro: aunque destruya una familia?
Susana: estas culpando a Miranda de algo?
Alejandro: No! A mis padres, por no poner en cintura a Regina, debieron obligarla a casarse con ese bueno para nada.
Susana: ese bueno para nada como lo llamas, agredió física y verbalmente a tu hermana.
Alejandro se exaltó y se puso de pie.
Alejandro: quien te dijo eso?
Susana: toda tu familia lo sabe, yo lo supe porque tu hermana me busco en ese momento para ayudarla, si Sofía no llega a tiempo Regina habría perdido a su hija, habrías preferido que tu hermana viviera bajo el mismo techo que un patán solo por guardar apariencias?
Alejandro no supo que decir.
Susana le contó no muy a detalle por el trauma que había pasado Regina y como la terapia la había ayudado a tener un embarazo tranquilo.
Después de comer, Regina no dudo en pedir un postre de chocolate, y Daniel no se quedó atrás parecía que también era su sabor favorito.
A Sofía le había gustado el nuevo coordinador de área, aunque era toda una profesional, su vida amorosa era un completo desastre, 3 años antes se había casado con un abogado pero su matrimonio no sobrevivió más de 6 meses, su esposo quería formar una familia y ella solo vivía para su trabajo y su hermana, Regina, a quien protegía con más intensidad desde que se había convertido en madre soltera; eso no lo soportó su esposo y le pidió el divorcio; ella empezó a salir con uno que otro pretendiente, pero nada que tomar en serio, no quería hijos, le bastaba con su sobrina Miranda con quien compartía muy seguido .
Regina y Daniel regresaron a la constructora muy sonrientes.
Daniel: gracias por la comida, pero la próxima vez, invito yo.
Regina: me parece muy bien, bueno me retiro estoy por terminar una maqueta y no quiero que me agarre la noche.
Daniel: ni Dios lo quiera.
Regina siguió de largo hacia su oficina, colgó su bolsa en el perchero y se sentó a trabajar, un suspiro muy profundo salió desde el fondo de su corazón.
Regina: Será Daniel, el príncipe que soñé tener desde que era niña?... pero que estoy pensando? Sólo fue una comida, y él fue amable al aceptarla, además fue mi manera de agradecerle por haberme protegido.
Daniel entró a su oficina y se concentró en su laptop, su amigo Gabriel lo invitó a cenar fuera, quería celebrar su nuevo cargo en la clínica.
Después de terminar su jornada de trabajo de la tarde, mientras Daniel revisaba una carpeta junto a la secretaria.
Regina: me pides un taxi por favor?
Secretaria: si arquitecta, en seguida.
Daniel: como que taxi? Yo te llevo.
Regina: no quiero causarte más molestias.
Daniel: no lo haces, vas con tu hermana?
Regina: No! Voy al taller por mi auto, hace un rato me llamaron para decirme que ya podía recogerlo.
Daniel: entonces vamos... esta carpeta que vaya directo al jefe.
Secretaria: si ingeniero.
Daniel: Gracias.
Regina: hasta mañana.
Secretaria: hasta mañana.
Regina y Daniel subieron al elevador y fueron hasta el estacionamiento.
Miranda ayudaba a esperanza con la cena, y con el arreglo de la mesa.
Minutos después Regina y Daniel llegaron al taller, se bajaron del auto y entraron.
Regina: Buenas tardes.
Mecánico: arquitecta, que gusto verla por acá.
Regina: lo mismo digo, él es Daniel un amigo de la constructora.
Mecánico: mucho gusto señor, por acá para lo que necesite.
Regina: su trabajo es excelente, te lo recomiendo muchísimo.
Daniel: lo tendré muy en cuenta.
Mecánico: el auto quedó como nuevo, vengan conmigo.
Regina y Daniel siguieron al mecánico, caminaron hasta que se toparon con una camioneta blanca de 7 puestos.
Regina: tiene razón parece nueva.
Mecánico: los frenos están nuevos, al igual que las llantas puede usted verificarlo.
Regina: no es necesario confió en su trabajo.
Mecánico: entonces voy la factura.
Daniel: es un hermoso modelo, te la regalaron tus papás?
Regina: no! Trabajé mucho para comprarlo yo misma, no te creas que por ser la hija del dueño de una constructora me regalan todo.
Daniel: no quise decir eso, perdóname.
Regina: bueno, es lo que muchos creen, no te niego que mi primer auto fue un regalo de mis padres, pero después lo que conseguía gracias a mi trabajo fue con mi propio esfuerzo.
Daniel: eso es muy bueno.
Mecánico: aquí está la cuenta.
Regina: vaya, es algo costosa, pero sé de la calidad de su trabajo.
Regina sacó su cartera y le pasó una buena cantidad de dinero.
Mecánico: uy, pereme no más le traigo su cambio.
Regina: por supuesto que no! Tómelo como una propina.
Mecánico: ay muchas gracias arquitecta, usted siempre tan buena gente.
Uno de los empleados del taller llevó la camioneta hasta la entrada y le pasó las llaves a Regina.
Regina: gracias por acompañarme.
Daniel: no fue nada.
Daniel se acercó a Regina con la intención de besarla pero cambio la dirección y le dio un beso en la mejilla.
Regina: adiós.
Daniel: te sigo, voy por el mismo camino.
Regina se subió y se marchó, unas calles después Daniel se despidió de ella tocando la bocina de su coche.
Regina llegó hasta el departamento de su hermana, y como siempre su hija la recibió con un fuerte abrazo.
Miranda: a que no sabes que cenaremos?
Regina: ummm pollo?
Miranda: No, huele.
Regina: es pastaaa!
Miranda: si!
Esperanza: vayan a lavarse las manos, ya voy a servir.
Regina y su hija caminaron hasta el baño y se lavaron las manos juntas.
Regina: a ver enséñame como quedaron?
Miranda le enseño sus manitas.
Regina; muy bien, mi vida.
Miranda: oye mamita, que tal si te busco un novio?
Regina que se estaba secando sus manos se dio la vuelta hacia su hija y la observó algo sorprendida.