Destinados ✔

Por clco_31

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El problema de estar enamorados, en el momento equivocado, es que lleva a hacerse mucho daño a ambas partes... Mais

Prefacio.
U N O
D O S
T R E S
C U A T R O
C I N C O
S E I S
O C H O
N U E V E
D I E Z
ONCE
D O C E
T R E C E
C A T O R C E
Q U I N C E
D I E C I S É I S
D I E C I S I E T E
D I E C I O C H O
|Segunda Parte|
D I E C I N U E V E
V E I N T E
V E I N T I U N O
V E I N T I D O S
V E I N T I T R E S
V E I N T I C U A T R O
V E I N T I C I N C O
V E I N T I S E I S
V E I N T I S I E T E
V E I N T I O C H O
V E I N T I N U E V E
T R E I N T A
TREINTA Y UNO
TREINTA Y DOS
TREINTA Y TRES
TREINTA Y CUATRO
TREINTA Y CINCO
TREINTA Y SEIS
TREINTA Y SIETE
TREINTA Y OCHO
TREINTA Y NUEVE
C U A R E N T A
CUARENTA Y UNO
CUARENTA Y DOS
CUARENTA Y TRES
CUARENTA Y CUATRO
|Tercera Parte|
CUARENTA Y CINCO
CUARENTA Y SEIS
CUARENTA Y SIETE
CUARENTA Y OCHO
CUARENTA Y NUEVE
F I N A L
EPÍLOGO

S I E T E

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Por clco_31

Mientras caminaba a la plaza con Winnie a mi lado, todo el peso de mis palabras me cayeron encima, no por lo que le había dicho ese día, sino por lo que había dicho los días anteriores, Andrés no merecía pagar mis frustraciones, yo lo sabía y lo reconocía.

Lo que más me pesaba de hablar con él y explicarle el significado de terminar con esto y mandar todo a la mierda, no era decirle que no me refería a la relación, sino a terminar con mi vida. Me daba vergüenza reconocer que durante esos días lo único que rondaba por mi mente era el suicidio y que nuestras peleas solo me orillaban a ello.

Sabía que estaba mal que me recostara de él para intentar estar bien, pero sentía que sola no podía, o quizá simplemente no quería seguir intentando sola.

Cada vez que hacía un recuento de todo lo que estaba pasando y todo lo que había pasado, sólo pensaba ¿porqué mierda me pasa todo eso a mi? Mami solía decir que Dios le daba sus mejores batallas a sus guerreros más fuertes.

Sin buscar ofender a nadie con esto, en lo personal dejé de creer en Dios, por muchos años fui católica practicante, hice estudio bíblico y fui militante de varios grupos juveniles de la iglesia.

Quizá por haber estudiado tanto las religiones, sus historias y todo lo que conlleva, es que me fui saliendo de dicho mundo. No creía en la iglesia o en las religiones, ni en el nombre que le habían dado a ese ente supremo que gobernaba el ¿destino? No lo sé.

Prefería creer en el universo y en la fuerza superior a nosotros, sin caer en nombres, ni fanatismos.

Es por ello que pensaba ¿qué karma estaba pagando? No lo sé, quizá en otra vida fui Hitler -sarcasmo-.

Llegué a la plaza y me senté frente al monumento de San Martín, Winnie salió corriendo a jugar con unos perros y yo me quedé con la vista perdida en cualquier lado, pensando mil cosas por minuto.

Tenía una migraña punzante desde hacía días que no se me quitaba con nada.

Pudieron haber pasado horas o segundos, no lo sé, cuando sentí que alguien se sentó a mi lado.

Supe que era él por el perfume, a Canela, inconfundible.

—¿Cómo estás? —Lo escuché preguntar.

Cerré los ojos y suspiré antes de girar la cara y mirarlo.

Llevaba abrigo un rojo con su pantalón deportivo negro, despeinado y con la barba descuidada.

—Hecha mierda.

Él sonrió de lado y asintió sin decir nada, ambos miramos a Winnie jugar, sin darse cuenta de que él estaba allí.

—¿Quieres hablar aquí o en otro lado? —Preguntó nervioso.

—En donde sea, da igual —me encogí de hombros.

Suspiró y se removió en el incómodo asiento.

—¿Quieres terminar esto? —Me miró ansioso.

Sonreí irónica y lo miré vacilante.

—Mi tía murió hace una semana, hace tres días no como, no duermo hace cinco, y tengo una migraña no se hace cuanto que me tiene podrida —negué divertida— pero debo decidir si quiero o no seguir con... ¿qué se supone que eres? —Lo miré incrédula.

Me miró con cansancio y cerró los ojos antes de contestar.

—Carol, es difícil estar para ti o hablar contigo mientras estás así, no sé qué decirte, todo te parece mal, siento que solo me quieres lejos y que soy un estorbo para ti, no paras de decir que quieres terminar y...

—Y tu no entiendes ni mierda —interrumpí hablando entre dientes— mi vida no gira entorno a ti Andrés, no me refiero a terminar con la relación, me refiero a terminar de una vez con mi puta vida —explote de manera exasperada dejando a Andrés con los ojos abiertos.

Se me quedó mirando por largos minutos sin decir nada, sonreí sarcástica y volví mi vista al frente.

Por mi mente pasaban tantas cosas que no podía enfocar nada con claridad. Estaba demasiado enojada y frustrada, aparte de cansada, física y mentalmente.

—¿Hablas en serio? —Cuestiono nervioso.

Carraspeó y me hizo mirarlo.

—¿De verdad has pensado eso? —Volvió a preguntar al ver que no le respondía.

—Suéltame —pedí al sentir sus manos en mis mejillas.

—Carol.

—Si Andrés, maldita sea, lo pensé, aún lo pienso, no quiero seguir con esta mierda de vida, no puedo pasar por más cosas, necesito dejar de sufrir, total, a nadie le haría falta —rodé los ojos cuando las lágrimas comenzaron a salir de mi.

—No vuelvas a decir eso en tu vida —gruñó mientras me abrazaba, me intenté alejar, pero fue firme con su agarre para que no me moviera— a mi sí me harías falta, yo no puedo concebir la idea de que no estés, estuve angustiado con la idea de que me dejaras, no sé qué haría si murieras, no vuelvas a decir eso en tu vida, por que yo no puedo vivir con esa idea. —Me abrazó con fuerza mientras yo lloraba con frenesí en su pecho.

Era todo lo que necesitaba, un abrazo de la persona correcta, poco a poco sentí que mi alma se empezaba a reconstruir en mi interior, un poco de calma llegó a mi y pude respirar con tranquilidad.

Andrés me sostuvo por mucho tiempo, todo lo que necesite para sentirme mejor, incluso cuando mi llanto se detuvo, él siguió abrazándome, allí, en medio de una plaza, sentí que mi vida volvía a tomar un rumbo.

Sí, estaba mal, pero no quería estar sola ¿era malo no querer eso? No, al contrario, significaba que buscaba aferrarme a mi vida y solo necesitaba una excusa.

Quizá Andrés no era la persona correcta para hacerse cargo de aquella responsabilidad, pero era el único que si estaba para mi.

Lo cual lo hacía suficiente en ese momento tan mierda.

Cuando logré calmar los latidos acelerados de mi corazón, me separé de él y lo miré con calma. Veía el cansancio en sus ojos y la angustia en su mirada, me sentí culpable por hacerlo pasar por todo ello.

—Perdón —murmuré sintiendo vergüenza de mis acciones.

—Ay tonta —suspiró mientras acariciaba mi mejilla— no tengo nada que perdonar, los dos la hemos cagado, al menos tú menos que yo.

Sonrió de lado haciendo que mis nervios se relajaran, aún me faltaba un par de horas para entrar al trabajo, así que pude darme mi tiempo para serenarme.

Me preguntó por mi familia, le pregunté por la suya, hablamos de nuestros días y me escuchó atento mientras le contaba cómo me sentía, omití decir que mi ex me había visitado, sentí que no era relevante contar aquello, pues Mauricio para mi, ya no significaba nada.

Nos quedamos en la plaza unos minutos, hasta que Winnie vino hasta mí y notó que él estaba conmigo, entonces fue una perrita derretida tratando de acaparar toda la atención de Andrés, quien siendo paciente, la calmó haciéndole mimos.

—Alguien te ha extrañado estos días —comenté distraída mientras los veía jugar.

—Yo a ella, me hace falta a veces, mi bebé —susurró mientras acariciaba su panza.

Ellos eran mi todo, en ese momento me di cuenta, eran mi puerto seguro y mi piso estable.

—¿Quieres ir un rato a mi departamento? —Preguntó distraído.

Lo miré insegura y él notó mi incomodidad.

—Solo si quieres, podemos seguir aquí, lo dije porque hace frío —se apresuró a decir para calmar mis nervios repentinos.

Asentí de acuerdo, Mayo había llegado con todo y el frío era notorio.

Nos levantamos del banco y caminamos hasta su edificio que estaba a una cuadra.

Subimos en silencio, a penas llegamos Winnie se volvió loca y comenzó a oler todo, era común que estuviésemos allí, le puso agua y le puso una sábana en el balcón para que se echara.

Me senté en su cama viendo todos sus movimientos y cuando terminó se paró frente a mí, sonriendo despacio.

—¿Todo bien con nosotros? —Preguntó tomando asiento a mi lado.

—No lo sé, Andrés —suspiré mirando mis manos entrelazadas— no puedo prometer que todo estará bien, porque no me siento bien, pero si intentaré estarlo para no seguir afectándonos.

Me miró serio y asintió, tomó mis manos entre las suyas y dejó un beso en mis nudillos.

—Estoy intentado hacer las cosas bien, no siempre voy a hacer lo que quieres, porque no puedo ser perfecto, pero sí intentar mejorar cada día, solo te pido que no te cierres a mi.

Su mirada era intensa, el café de sus ojos me tenían hipnotizada, sentí de nuevo esa llamita encenderse con fuerza en mi interior.

Andrés era una de las mejores cosas que me había pasado en todo ese tiempo, si es cierto, no funcionamos bien todo el tiempo, pero era quien me sostenía siempre.

—Te amo —murmuré antes de llorar con fuerza.

Sí, la culpa no se iba de mi, más toda la sensibilidad que cargaba encima, no podía dejar de llorar por todo.

—Para de llorar, me mata verte así —pidió secando mis lágrimas.

Balbuceé unas cosas que ni yo entendí y me encerré en sus brazos como una niña pequeña mientras él se reía de mi intento de palabra.

Imitó mi balbuceo haciéndome reír, lo golpeé en el brazo y me escondí en su cuello.

—Ah, creí que hablábamos idioma dinosaurio —volvió a balbucear y mi llanto quedó olvidado para reírme con fuerza— así está mejor, sapito —sonrió secando el resto de mis lágrimas.

Lo miré con una sonrisa, y agradecí tenerlo de cierta forma en mi vida.

Luego de aclarar muchas cosas que nos habíamos dicho por mensaje e incluso pedirnos disculpas por cosas que se dijeron que no debieron salir como lo hicieron, me sentía más ligera.

Hablar con él era fácil, solo que a veces ninguno se daba la oportunidad de decir -basta de esto, hablemos con calma- quizá por ello llegábamos al extremo que estuvimos en ese momento.

Estábamos riendo en su cama, mientras Winnie dormía a nuestro lado, me faltaba poco más de media hora para irme y por primera vez me sentía tan cómoda que quería decir ya fue, que vaya otro.

Andrés supongo que pensaría lo mismo, porque cuando me levanté para peinar mi maraña de rulos, me sostuvo del brazo y me miró suplicante.

—¿No puedo hacer que te quedes? —Sonreí de lado y negué con la cabeza.

—Debo trabajar, lo sabes, mañana estoy libre —le acaricie la mejilla y dejó un beso en mi palma.

Me alejé para dirigirme a su baño y me jaló del brazo, aprisionandome en su pecho, me miró un segundo antes de besarme con intensidad, me quedé un segundo paralizada en mi sitio, pero al ver su insistencia, envolví mis brazos alrededor de su cuello y lo besé con la misma fuerza que él me besaba.

Mi tiempo voló entre sus brazos, me tomó de la cintura y me sentó arriba de la mesa, hizo un lado todo lo que estorbaba y me hizo recostarme de ella.

Lo miré curiosa, estaba concentrado besando cada parte de mi, me olvidé por un momento de todo lo que había pasado y me dejé hacer.

Allí en una mesa, volvimos a sellar un amor que nos brotaba por los poros, incluso luego de terminar, me quedé recostada sintiendo los patrones sin sentido que dibujaba en mi abdomen, sentía que fuera de nosotros no había nada que pudiese lastimarme.

—Después de tantos días de pelea, necesitábamos una reconciliación —suspiró antes de ayudarme a levantar.

Me reí y negué divertida.

—Esto no era parte del trato —recordé.

—¿Ah, no? —Preguntó con fingida sorpresa— no lo entendí en medio de tus gemidos.

Me reí avergonzada y cubrí mi cara para que no viera mi sonrojo, se rió conmigo y besó mi frente sacando mis manos de mis mejillas.

—Eres hermosa cuando te sonrojas. —Picó mi nariz.

—Soy morena, no me sonrojo —arrugué la nariz aún avergonzada.

Asintió de manera irónica y rodé los ojos.

Ciertamente era un karma que aun con mi tono oscuro de piel, me sonrojara siempre. Aunque Andrés solía decir que no era morena, sino indiecita, porque mi color tiraba más a blanco que a moreno.

Pero yo me seguía sintiendo morena, igual me encantaba mi color y lo llevaba con orgullo, blanca, morena, o clarita, a mi me gustaba el café con leche que era.

Luego de peinarme y vestirme, salí corriendo de su casa porque se me había hecho tarde para el trabajo.

Me pidió que le avisara al llegar, luego de darme un beso y dejarme descolocada.

Sí, yo misma no me entendía, hice drama por más de dos días porque él no estaba para mi, pero solo hacía falta esos pequeños momentos para que todo pasara al olvido.

No todo estaba bien, pero al menos comenzaba a estarlo.

Si, lo se, no tengo perdón de dios, no tengo siquiera excusas, estuve en casa encerrada leyendo estos días y no me arrepiento de ello. Necesitaba este desconecte de todo por un minuto. Ahora soy una gomifruti descansada.

Como están? Que me cuentan? Que hacen? Que es de sus vidas? 

Como ven todo lo que esta pasando? Estuve insegura de estos siguientes capítulos porque los siento muy planos y quise cambiarlos, vacilar en eso no me hizo bien, pero es a la vez son un guiño para lo que sucede después entonces decidí dejarlos como están. Perdón si les aburren.

Para compensar que sean tan aburridos, hare un maratón para salir de ellos rápido xD

Sorry, a veces dudo hasta de mi nombre, no me linchen.

Besis, nos seguimos leyendo 1/4

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