Cuando Louis y Harry se separaron el sol aún estaba en el cielo.
No habían vuelto a besarse, ni a abrazarse, solamente se despidieron y ambos dijeron para verse al próximo día para tomar algo.
Harry caminaba hacia su casa, desbordando alegría por los poros y no puedo evitar esbozar una sonrisa.
Pensaba en la mañana y la tarde que había pasado con Louis y su cabeza no podía pensar en otra cosa que no fuera él, ellos dos juntos y la extensa charla que habían tenido, todo lo que habían pasado en esos años separados.
El cielo estaba pintando de un naranja-violeta que daba tranquilidad al ojiverde.
Y no le importaría si lloviera en ese momento, no le importaría quedar empapado, nada le quitaría aquella alegría.
Cuando estuvo frente a la puerta de la casa de sus padres, buscó rápidamente la llave en su bolsillo con una sonrisa reluciente, abrió e ingresó cerrando la puerta por detrás.
Sus padres estaban sentados en el sofá viendo la TV con sandwiches en una bandeja.
Ambos miraron a su hijo y este trató de ocultar su dicha, pero no fue muy convincente.
—¿Y los huevos que te pedí? —preguntó la madre bromeando y le sonrió a su hijo.
Harry rió leve—. Lo siento, mamá, ocurrió algo y-...
—No pasa nada cariño —interrumpió la mujer y su sonrisa disminuyó un poco—, Jamie te espera arriba —susurró tratando de ser discreta.
La sonrisa de Harry despareció por completo y el volvió a la realidad de pronto, se había olvidado de Jamie y de que volverían a Canadá.
Su corazón dolió con fuerza y no pudo evitar hacer una mueca de tristeza.
—¿Dijo algo? —preguntó el castaño caminando hacia las escaleras.
—No —contestó la madre—, solo dijo que empacaría sus cosas...
—¿Se van? —preguntó el padre con desánimo—, acaban de llegar.
Harry miró a ambos y solo pudo fruncir los labios dejando el silencio como respuesta.
Empezó a subir las escaleras rápidamente pensando en lo que pasaría después de entrar a su habitación y en realidad no sabía si se sentía preparado para lo que venía, pero tenía que hacerlo y no huir más.
Escuchó movimiento dentro de la habitación y pasos cortos.
Decidió entrar de una vez y sin más rodeos.
Jamie estaba de pie teniendo un vaso de agua en la mano y él solo parecía estar caminando por toda la habitación, como si pensara.
—Harry —habló con su acento canadiense y con una leve sonrisa, tenía los ojos hinchados y los labios levemente rojos—, you come back (regresaste) —parecía feliz.
—Jamie —inició el castaño, pero el rubio se acercó para darle un beso, el cual Harry evitó tomándolo por los hombros—, listen to me (escúchame).
El chico se alejó un poco descolocado, pero se acercó a las maletas dejando el vaso sobre el velador—. Baby —sacó el móvil de su bolsillo y empezó a entrar a una página y lo alzó hacia Harry—. I bought the tickets for tonight (Compré los boletos para esta noche).
Harry dio unos pasos atrás y quitó la mirada de la pantalla.
—Tus cosas ya están listas —susurró Jamie caminando hacia las maletas.
—Jamie, please (por favor) —Harry trató de acercarse a este, pero Jamie se movió a otro lugar y sacó su móvil.
—¿O no querías viajar por la noche? —dudó—, es que no regresabas y no sabía si para mañana-...
—No volveré a Canadá —gritó Harry interrumpiendo las palabras de Jamie.
El rubio lo miró desorientado y mordió su labio muy fuerte, dio unos pasos atrás apretando el móvil con fuerza en su mano.
Hubieron largos e inescrutables segundos de silencio lleno de dolor.
Jamie sonrió forzosamente y bajó la mirada mirando sus manos.
—I know (Lo sé) —susurró débil—. Lo sé... Lo sé... I know... Lo sé... I know... I know...
—Jamie —Harry se acercó al chico, pero Jamie se alejó dando un paso atrás.
Rió débil—. Solo compré un boleto para mí —susurró—, lo sabía... aunque hubiera querido que no.
—Lo siento, Jamie-...
—Esta bien, estoy bien —caminó hacia la maleta—, me iré ahora, me iré para siempre, solo espero que todo-... —su voz se quebró—, que nada salga mal para ti y para Louis.
—No tienes que irte —Harry sostuvo la muñeca de Jamie—, puedes, puedes quedarte si tú quieres...
Esta vez la sonrisa de Jamie fue más sincera y con ojos cristalizados.
Se soltó del agarre de Harry y se acercó para darle un beso en la mejilla—. Sigue siendo dulce —susurró—, sigue siendo tú.
Tirando de la maleta, salió de la habitación sin decir nada más.
Puedo escuchar como la maleta golpeaba las escaleras y los livianos pasos de su ex novio bajando.
Pudo oír a sus padres despidiéndose de Jamie y como su madre le ofrecía comida para que llevara al viaje.
Y lo último que escuchó fue la puerta principal cerrándose.
Harry se sentó en la cama y cubrió su rostro con ambas manos sintiendo frustración.
No iba a admitirlo en voz alta aún, pero las cosas iban a estar bien desde ahora, iban a mejorar y lo que había ocurrido hace minutos, era lo mejor para ambos.
Al menos para él...
[•••]
Louis llegó a su casa tan feliz con emociones revueltas en su estómago y con aquel amor que sintió hace tanto por Harry, saliendo a flote nuevamente.
Cuando abrió la puerta pudo escuchar voces, de su madre que gritaba y de otra que él conocía a la perfección, Dante.
Su sonrisa desapareció de inmediato y titubeó si entrar o no, pero al final tuvo que hacerlo, era su casa.
Cerró la puerta con suavidad y caminó hacia la cocina tratando de entender lo que ambos decían.
Cuando ingresó a la cocina dos pares de ojos se posaron sobre él.
—Louis, ve a tu habitación —habló la mujer con notorio enojo.
—Tengo veinticuatro —habló Louis dando un paso hacia adelante entrando a la cocina—. ¿Qué haces aquí? —preguntó de mala manera el cataño, mirando hacia Dante.
—Que lindo —sonrió amargamente—, vine por lo que por derecho es mío y pagué con mi dinero, ahora que ya no quieres estar conmigo —Dante se acercó al menor y su madre también en forma de defensa.
—Quien quisiera estar con un tipo como tú —dijo con desprecio—, llévate todo lo que te pertenezca que contigo o sin ti, mi madre y yo estamos perfectamente, así que no tardes que no quiero verte más por aquí.
Vio como Dante tensaba su mandíbula con rabia y mucho más Louis sacó el anillo de compromiso que le había dado del bolsillo del pantalón y lo lanzó al suelo.
—Si te llevas algo que no te pertenece, te irá mal —terminó de decir antes de dar un paso para irse.
—Te arrepentirás de esto —Dante apretó los puños.
—Mira como me estoy arrepintiendo —el menor le dio una sonrisa de burla y alzó las cejas.
—No pagaré más tus terapias —casi que gritó.
Louis inclinó la cabeza y frunció los labios—. No me importa —se acercó a la puerta—, ya no me importa nada que venga o sea parte de ti.
—¿Así de rápido me cambias por Harry? —preguntó Dante.
Vio como su madre hacia una mueca, pero no dijo nada.
—Harry no es reemplazo de nadie, Harry siempre fue el único —sonrió—, coge tus cosas y vete ya.
Louis salió de la cocina y cuando no estuvo al alcance de las miradas respiró profundamente.
Se sentía aliviado y con un peso menos dentro suyo.