Opuestos Positivos

By teguisedcg

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Etham y Agatha son dos desconocidos que, sin saberlo, comparten un pasado en común. *** Porque, a pesar de e... More

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By teguisedcg

Capítulo dedicado a Andre30302_ 💛

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ETHAM

Agatha entreabre los labios y enreda los dedos en mi pelo mientras yo anclo ambas manos en su cintura.

Sin darnos cuenta y con los ojos cerrados avanzamos hasta que la espalda de ella choca contra una pared, acorralándola. Nuestras respiraciones se vuelven irregulares. No quiero cortar el contacto con su boca.

Acaricia con una mano mi mentón. Yo, por otro lado, comienzo a subir por su costado hasta llegar a la altura de su pecho y vuelvo a bajar. Repito el mismo recorrido. Una y otra vez. Agatha jadea y un gruñido grave se escapa de mi garganta.

De repente siento como mi espalda choca contra la pared.

En un pestañeo los papeles se intercambian y ahora es ella quién me está acorralando.

A pesar de ser invierno, parece que la temperatura fría se queda fuera del pequeño y oscuro pasillo. Aquí solo aumenta.

Bajo ambas manos hasta llegar a su culo y pego aún más su cuerpo al mío. Mi erección está pegada a su estómago y estamos pecho contra pecho. Puedo sentir la excitación en ellos. Jadeo de nuevo.

Agatha gime y sé a la perfección que podría acostarme con ella ahora mismo. Que ganas no me faltan. Sin embargo, me contengo y decido cortar el beso entre ambos.

Ahueco su rostro tostado y ella abre los ojos. Espero encontrarme con sus iris de tono cálido, pero de mirada fría.

No obstante, en su lugar me encuentro con una mirada azulada que no reconozco. Ella parece fijarse en que me ha llamado la atención.

—Me puse lentillas para que costase más reconocerme... —susurra con tímidez—. Aunque parece que no han surtido efecto.

Entonces, sonríe.

—Sería capaz de reconocerte de cualquier forma —susurro cerca de su oreja.

Ella suelta una leve carcajada y niega con la cabeza divertida.

—¿No me crees?

—Me parece un poco improbable.

Agarro una de sus manos, la entrelazo con la mía y la coloco encima de mi pecho. En el lado izquierdo dónde me palpita el corazón embravecidamente.

—Esto solo ocurre si estás cerca.

Agatha traga saliva. Su mirada se ancla en la mía. Rozo mi nariz con la suya y una sonrisa bobalicona empieza a abrirse paso a través de mi rostro.

Todavía tengo nuestras manos enlazadas pegadas en mi pecho. El pulso se me acelera cuando ella acorta la distancia entre nosotros y volvemos a besarnos con mayor intensidad que antes.

Separo su mano de la mía para rodear su cintura y abrazarla mientras saboreo sus labios.

No sé explicar lo que estoy experimentando ahora mismo, pero lo único que tengo claro es que no me cansaría de lo que sea que Agatha despierta al estar cerca de mí.

Y eso, me aterra al igual que me entusiasma.

Parece que la fiesta queda en un segundo plano. La música apenas es audible. Las luces de neón se pierden en la oscuridad. El sonido de su respiración entrecortada, el ruido de nuestros labios uniéndose y los jadeos que intenta disimular me vuelven loco.

Nos volvemos a separar. Incluso en la oscuridad, me permito escrutar su rostro de nuevo. La leve luz que se cuela suaviza su rostro y resalta la mirada azulada. Sus labios están más hinchados que antes. Sus ojos no se despegan de los míos. Yo tampoco quiero apartar la mirada.

No sé cuánto tiempo transcurrimos así.

Abrazándonos mutuamente mientras nos observamos, rodeados por un silencio que estoy lejos de querer romper, aunque Agatha tiene otra cosa en mente.

—¿Qué ves tanto? —pregunta con la voz ronca.

—A ti.

—¿Me estás viendo a mí?

—Bueno, no. No te estoy viendo, te estoy mirando.

—¿Cuál es la diferencia?

Bajo mi rostro hasta apoyar mi frente contra la suya. Su aliento se entremezcla con el mío.

No puedo evitar no sonreír.

—Es como oír y escuchar; la diferencia es abismal.

Ella me observa confusa.

—Yo veo a mucha gente todos los días, pero solo te miro a ti.

Lo suelto antes de darme cuenta de lo que acabo de decir.

A Agatha se le entrecorta la respiración. Abre la boca con intención de decir algo, pero al final acaba cerrándola.

Nuestros ojos vuelven a estar anclados en los del otro hasta que ella impone cierta distancia y desvía su mirada al suelo.

—Creo que deberíamos volver —susurra, intentado disimular su nerviosismo.

Sin embargo, a pesar de estar disimulando bastante bien, soy capaz de detectar ciertas cosas que me demuestra que está más nerviosa de lo que quiere dejar ver.

—¿No prefieres irte? —pregunto con cautela.

No quiero que se vea forzada a nada.

—¿A dónde?

—A mi apartamento... o adonde sea. No importa.

Sonríe y se retira un mechón alisado del rostro.

—Lo prefiero sí, pero antes tengo que avisar a Melania.

—Pues vamos. No se nos vaya a agotar la noche.

Al terminar de decirlo noto como me golpea el hombro amistosamente.

Al caminar hacia el salón la luz empieza invadir poco a poco la oscuridad en la que estábamos sumidos.

De forma improvisada, rodeo su cintura y vuelvo a posar mis labios en los suyos. Siento como sus comisuras se elevan en una sonrisa y yo imito el gesto.

* * *


Tras despedirse de Melania, Agatha y yo no perdemos el tiempo y volvemos a marcharnos hacia el estrecho pasillo.

La oscuridad vuelve a rodearnos hasta llegar a la puerta del final. Salimos de la casa corriendo en dirección a mi 4x4.

Debería haberle abierto la puerta y luego haberme subido yo, pero ella es más rápida y a pesar de llevar un vestido muy ajustado, sube al coche con agilidad. Enciendo el motor y en pocos minutos, la mansión se pierde en la noche.

Al llegar al complejo de apartamentos en el que vivo Agatha no es capaz de disimular su sorpresa.

El edificio está compuesto por cuatro plantas, dónde hay cuatro apartamentos —bastante pequeños— en cada uno de ellos. Aunque no me quejo de los pocos metros cuadrados, lo prefiero así.

Aparco el coche en el garaje y salimos en dirección a las escaleras. Todo el recorrido lo hacemos en silencio.

El nerviosismo comienza a colarse por mi sistema nervioso. No sé qué hacer cuando lleguemos a mi piso.

No sé qué es lo que ella quiere hacer. Y me aterra preguntarlo o tan solo pensarlo.

Llegamos a la puerta del 3C y saco las llaves, con un crujido de madera envejecida se abre la puerta. Dejo mi chaqueta en el taburete de la isla.

—¿Vives aquí? —pregunta sin disimular su asombro—. Vale, pregunta estúpida si me has traído al sitio.

No puedo evitar soltar una carcajada ante su comentario.

—Sí, vivo aquí. ¿No me pega o qué?

—La verdad es que sí. Es muy tú en verdad —responde sonriendo.

Agatha se pasea alrededor del salón, analizando cada pared, mueble, cuadro o foto que encuentra por su paso.

Yo me quedo ahí, observando su investigación alrededor de lo que he llamado hogar durante un año.

Y lo único que saco en conclusión es que me gustaría tenerla rondando más veces por mi apartamento.

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@Teguisedcg

N/A: He actualizado wiiii.

En este capítulo hay uno de mis momentos favoritos, no os voy a mentir jeje 💛

No le he dado muchas vueltas al capítulo, así que lo más probable es que haya alguna errata xd.

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