Tenebris

By Val_Ales

131K 15.5K 6.5K

Amores prohibidos e imposibles, todos saben que ese tipo de relaciones terminan en tragedia. ¿Serán ellos una... More

Guía
1
2
3
4
5
6
7
8
9
11
12
13
14
15
16
17
18
19
20
21
22
23
24
25
26
27
28
29
30
31
32
33
34
35
36
37
38
39
40
41
42
43
44
45
46
47
48
49
50
51
52
Lucidus, segunda parte

10

2.4K 364 153
By Val_Ales

Mark

No sabía dónde me encontraba. Todo lucía igual, árboles a la derecha y más árboles a la izquierda. Caminaba sin rumbo, solo siguiendo mi instinto.

Me habían dejado en medio del bosque, con solo una cuchilla en la mano. Quitaron el saco marrón de mi cabeza y desencadenaron mis tobillos y muñecas antes de irse a velocidad. Sabían que podía haberlos matado si estaba en buenas condiciones, es por eso que no me dieron nada de comida o agua por una semana y estos últimos dos días se encargaron de golpearme tanto como quisieron. No sabía cómo me veía ahora mismo, pero a juzgar por lo tiesa que sentía mi piel y lo mucho que me dolía al pestañear intuía que lucía horrible.

No iba a quedarme en este lugar por más dolor que tenga en todo el cuerpo, necesitaba algo para comer y un buen lugar para descansar. No me importaba dormir al aire libre, ya lo había hecho antes, mas esta zona era completamente desconocida y si habían escogido precisamente este bosque para dejarme por mi cuenta debía ser por algo.

Seguí caminando de frente, arrastrando los pies y sosteniéndome como podía de algunos árboles. El dolor en la costilla era insoportable y podía jurar que me había roto el tobillo. No iba a sobrevivir a este paso, por más fuerza que tenga.

Luego de unos minutos u horas (no podía calcular bien el tiempo) percibí un olor. Específicamente, eran varios aromas agrupados. Olía sangre y algo más dulce. Humanos, o al menos algún ser vivo. Avancé con mayor rapidez, tanta como podía, hacia el lugar del que provenía el olor. No sabía porqué, todos mis sentidos estaban nublados y era algo más primario lo que me impulsaba a ir hacia allá. Tropecé varias veces pues mi visión estaba peor que nunca. Me clavé espinas en las manos y rodillas y estaba más que seguro que me había roto uno que otro hueso más, pero nada rebajaba mi ansia de llegar a ese lugar.

Cuanto más me acercaba, mejor podía distinguir los olores. Era una rara combinación, algo extremadamente dulce junto con un olor a rosas (si mi memoria no fallaba, hace tiempo que no olía nada más que sangre y otros fluidos corporales), que contrastaba con el llamativo olor a muerte. Por un pequeño instante, mi parte razonable hizo acto de presencia y advirtió peligro, pero mi instinto natural sólo buscaba sobrevivir, y eso era más importante que la razón.

Caminé y me arrastré hasta llegar a un inmenso muro de piedra. Era altísimo, como más de tres metros, así que escalarlo iba a ser imposible. Gruñí sonoramente y apoyé la frente en él. Iba a descansar un poco antes de buscar alguna otra entrada.

Estaba a punto de sentarme cuando un olor dulzón llegó a mi nariz con más intensidad. Era aterradoramente tranquilizante, como un analgésico. Creo que así se llamaba la cosa pequeña y redonda que tomaban los humanos para mitigar el dolor.

—¿Hay alguien ahí?

No sabía si debía responder. El ser al otro lado bien podría ayudarme o terminar de matarme. La voz dulce y aguda inspiraba confianza, pero yo más que nadie sabía que no debías dejarte llevar por las apariencias.

—¿Hola?

Seguí en silencio, aún no estaba seguro.

—Debe ser el hambre lo que me hace alucinar. Debería estar buscando la salida en vez de charlar con una pared.

Escuché sus pasos alejarse y supe que debía tomar una decisión ya. Era arriesgarme a confiar en la persona al otro lado del muro o morir afuera.

—Y-Yo-

Lo escuché soltar un chillido. En otras circunstancias me habría reído, pero ahora en lo único que podía pensar era en hallar la forma de entrar.

—¿Quién eres?

¿Que quién era? No lo sabía. Siempre me llamaban demonio o ni siquiera se dirigían a mí en primer lugar.

—N-No lo s-sé. —respondí con sinceridad.

—Oh, okay. Uhm, ¿qué haces acá?

—N-Necesito a-ayuda. —solté un quejido al sentir un dolor agudo en la costilla.

—¿Qué tienes?

—T-Todo el c-cuerpo me duele. D-Déjame entrar, p-por favor.

—Esto no puede estar pasando.

Sabía el dilema en el que se encontraba. Yo había pasado por él hace unos segundos. La diferencia era que de mi decisión pendía mi propia vida, y de la de él una ajena, la mía.

Caminó en círculos. O al menos eso creía por el sonido que hacían sus pies. Lo escuché murmurar en voz baja y chasquear la lengua. Solo entendí algo de un "Johnny" y un "matar".

—Bien. Esto es lo que haremos. Necesito que sigas el sonido de mis pasos ¿bien? Hallaremos alguna rendija o puerta para forzar.

—G-Gracias.

—Nada de gracias, eso me lo dirás cuando estemos a salvo y Johnny no me quiera matar por dejarte entrar.

No dije nada más. Me quedé apoyado en el muro hasta que lo escuché moverse a la derecha. Lentamente y con algo de dificultad lo seguí. Iba muy despacio, debía intuir que de verdad estaba muy malherido y por eso caminaba lo más lento que podía.

Estuvimos así por un largo tiempo hasta que dijo algo.

—¡Allá hay una reja! ¿Puedes verla?

Traté de enfocar lo más que podía pero solo veía borrones y manchas rojas.

—N-No.

—Está bien, no te preocupes. Está cerca, iré rápido para abrirla mientras tú sigues avanzando a tu ritmo ¿va?

—Uhum.

Entendió el sonido y corrió un poco hasta detenerse. Supuse que ya había llegado a la reja de la que habló. Seguí caminando muy despacio hasta que volví a sentir su olor igual de intenso que antes. Se escuchaba el chirrido del metal al ser forzado. No le tomó mucho tiempo el poder abrirla.

—Wow, creo que me he vuelto más fuerte. Vamos, entra.

Tanteé la reja para poder guiarme mejor pero no vi el desnivel del suelo. Tropecé y cerré mis ojos esperando caer mas solo sentí como me agarraban del brazo y de la cintura.

Me quejé audiblemente. Me había dolido demasiado, esos idiotas realmente se habían divertido.

—Lo siento, pero de alguna parte tenía que agarrarte para que no cayeras. Te ves horrible. Apóyate en mí, creo haber visto un banco unos cuantos metros atrás.

Pasé mi brazo por sus hombros y el trató de sostenerme de la cadera. Dolía menos que en la cintura, pero igual se sentía.

—Amigo, estás todo magullado. ¿Quién te hizo esto?

Negué con la cabeza. No tenía fuerzas para hablar.

—Oh, lo entiendo. Bueno, supongo que debo presentarme. Soy Lee DongHyuck, un gusto.

Lee DongHyuck. Lee. De algo me sonaba ese apellido.

—Tienes algo duro en el bolsillo. ¿Te importa si lo saco? No quisiera hacer un mal movimiento y causarte otra herida para tu colección.

—Hazlo.

Metió su mano en el bolsillo delantero de mi pantalón y sacó la navaja. Ya me había olvidado de ella.

—¿Por qué tienes esto? —preguntó mirándome serio.

—N-No es-

—¿Planeabas usarla? ¿Acaso querías matarme? —su voz cada vez se alzaba más.

—E-Escucha-

—Debí haberle hecho caso a Johnny, ahora terminaré muerto a manos de un casi cadáver.

—M-Me la e-entregaron cuando me d-dejaron en el b-bosque. —expliqué lo más rápido que pude.

—Oh. ¿Esperas que te crea eso? —rió con amargura.

—S-Si quisiese u-usarla ya te h-habría apuñalado.

—Podrías estar esperando el mejor momento.

Solo lo miré unos segundos hasta que suspiró.

—Escucha, no puedes culparme por desconfiar. Pero está bien, te creo. Mira, ahí está la banca de la que te hablé.

Miré hacia donde estaba señalando. Era una especie de banco como había dicho, pero de mármol y lo suficientemente grande como para que alguien de estatura promedio pueda echarse. Serviría para descansar un poco.

Me llevó hasta el asiento y me recostó sobre él. Tenía mi cabeza en el espacio entre su hombro y cuello y su brazo seguía rodeándome suavemente la espalda.

En esta posición podía distinguir mejor su aroma. Fresas y sandía.

De repente, como si se hubiese activado un interruptor, el hambre volvió. Lo quería, lo necesitaba, pero no iba a lastimarlo cuando él confió en mí. Debía ser fuerte y aguantar.

—Hey, mira. La navaja tiene unas letras incrustadas. Tal vez tenga algo que ver contigo.

Moví mi cabeza para que mi nariz esté lo más lejos posible de su cuello, pero nada parecía funcionar.

—Ma...Mar...Mark. Te llamas Mark. Hay algo más.

Apreté mi mandíbula ignorando el dolor. No podía ceder, debía controlarme hasta que alguien lo separe de mí.

—¡Mark Lee! Tu nombre es Mark Lee. Tienes el mismo apellido que yo, eh. Podríamos ser parientes.

Rió y yo no pude soportarlo más. Agarré su quijada con una de mis manos, girando su rostro bruscamente hacia la izquierda para dejar toda la piel del cuello expuesta para mí. Solo alcanzó a soltar un pequeño grito antes de morderlo. Se quedó quieto, dejándome succionar sin atisbo de querer apartarme. Seguí tomando y tomando hasta que sentí una mano tocando mi nuca.

—Mark, ya para.

Yo quería detenerme, de verdad que quería, pero no podía. Su sangre era tan dulce y pura. Sabía a inocencia. Nunca me había alimentado de una remotamente igual.

—Mark, s-sé que no quieres matarme. Debes controlarte, tú p-puedes.

Hice presión en su muslo, sentí mis uñas incrustarse en su carne, pero había conseguido disminuir la rapidez y brusquedad con la que bebía de él. Lo sentía cada vez más débil entre mis brazos así que debía parar ahora mismo antes de que muera.

—M-Mark, por f-favor...

Estaba a punto de finalmente separarme de él cuando sentí a alguien tomarme de la cabeza y apartarme con fuerza de DongHyuck. Me estrellé contra unos arbustos, sentí las espinas de lo que identifiqué como rosas clavarse por todo mi cuerpo, pero no sentí dolor alguno. Me había curado, o al menos estaba en proceso de. El dolor en mis costillas había desaparecido casi por completo y ya podía ver mejor.

Así fue como pude distinguir a DongHyuck. Su cabello naranja estaba esparcido por toda la superficie blanca del mármol y su piel estaba pálida. Un poco de sangre salía de su cuello por la tosquedad con la que fui apartado de él. Un chico alto, suponía que el que me había arrojado contra los arbustos, lo tomaba de sus mejillas y le hablaba en susurros. Había otro a su costado, revisando las heridas que dejaron mis uñas en sus piernas, haciendo una especie de vendaje con un trozo de tela arrancado de su pantalón.

Me puse de pie lentamente, evitando cualquier movimiento que pueda ponerlos en alerta. No buscaba pelear, me encontraba avergonzado por mi descontrol y quería asegurarme de que DongHyuck esté bien; sin embargo, no dudaría en defenderme si el castaño a su lado me atacaba primero.

Los seguí observando por unos cuantos segundos más hasta que uno de ellos volteó a verme. Era el más pequeño. Quedé un poco asombrado, a diferencia del tipo a su lado, él también transmitía cierta serenidad como DongHyuck. Me miró como analizándome, primero pasó sus ojos por toda mi cara hasta detallar las heridas que aún no sanaban de mi cuerpo. Una especie de realización pareció llegarle. Sus ojos se abrieron ligeramente y su boca formó un círculo.

Llamó a su compañero sin dejar de mirarme. Tal vez temía el que pudiera atacarlos.

—Johnny, debemos llevar a Hyuck al salón ahora mismo. —habló fuerte para que el más alto lo escuche.

—Está débil, podría llevarlo en brazos pero temo hacer un movimiento brusco que empeore su situación.

—No le pasará nada, además lo mejor es llevarlo con los padres de Hendery o alguien que sepa de medicina.

—De acuerdo.

Pasó un brazo por sus piernas y otro debajo de su cabeza. No pude contener el gruñido que salió de mi pecho. Avancé hacia él y lo alejé de DongHyuck. Me posé delante suyo sin despegar mi vista del tal Johnny. Nadie iba a tocar al morenito mientras esté yo aquí.

El alto enfureció. Sus colmillos crecieron al igual que sus garras y podía ver sus huesos queriendo cambiar. Debí suponerlo antes, era una de esas criaturas de las que tanto hablaban en el cuartel. Un licántropo, específicamente un alfa.

Estaba preparado para atacar primero cuando el otro castaño se puso en el medio. Sus ojos mirándome fijamente, dándole la espalda a Johnny. Me caía bien, parecía ser el más inteligente de los dos. Nunca se le daba la espalda al enemigo.

—Dime de qué demonio vienes. —abrí los ojos ante la orden.

—TaeIl apártate. —soltó el alfa, pero ambos lo ignoramos.

—¿Cómo...? —empecé a preguntar.

—Reconozco a uno cuando lo veo.

—¡TaeIl he dicho que te apartes!

Volví mi atención al alfa. La ira hizo acto de presencia nuevamente, y no ayudaba el que el otro también la sienta. Empecé a ver rojo, queriendo romperle el cuello con mis propias manos.

—John será mejor que te calmes, lo estás alterando.

—¡Me calmaré cuando estés lejos de él!

—Está bien, está bien.

Retrocedió lentamente hacia él. El alfa lo tomó del brazo poniéndolo detrás suyo. No aparté mis ojos de los suyos en ningún momento, al igual que él. Ninguno tenía intenciones de ceder.

—¡Será mejor que te apartes de él! —amenazó enseñándome sus colmillos.

—No pienso hacerlo.

—Haré que lo hagas, entonces.

Di un paso hacia adelante extendiendo más mis garras. Sentí la ira creciendo dentro de mí, incapaz de poder controlarla. En un abrir y cerrar de ojos, se encontraba de rodillas rasguñando la tierra con sus garras. Seguí mirando disfrutando de su sufrimiento. Lo único que podía escuchar eran sus gruñidos de dolor y el rechinar de sus dientes. Estaba empezando a toser sangre cuando percibí movimiento detrás mío. Era DongHyuck levantándose.

—M-Mark para.

Dejé de torturar al lobo para centrarme en el pelinaranja frente a mí. Se veía mal, con las venas notándose en su piel pálida y seca. Todo sentimiento negativo desapareció siendo reemplazado por la preocupación. Tomé su rostro entre mis manos, acariciando con extremo cuidado sus mejillas. Lo cargué haciendo que envuelva sus piernas en mi cadera y coloqué su cabeza sobre mi hombro. Se estaba muriendo y yo no sabía qué hacer para impedirlo.

Volteé a ver al otro omega. Estaba ayudando al alfa a ponerse de pie, soportando su peso lo más que podía. Me miró con algo de miedo mientras me acercaba.

—Lamento eso, pero ahora necesito que me digas dónde encontrar a alguien que pueda salvarlo.

—D-Debes seguirnos. Ayúdame a llevar a Johnny, no puedo con él yo solo.

—Estoy cargando a DongHyuck. —aclaré señalando al chico encima mío.

—Sé que puedes sostenerlo con una mano. Por favor, John es importante para Hyuck.

Enrollé la espalda de DongHyuck con mi brazo derecho y con el otro alcé a Johnny. Seguía consciente, lo escuchaba maldecirme en susurros y quejidos. Lo ignoré por completo y me dirigí al único que quedaba de pie.

—Bien, ahora guíame.

—Está algo lejos. Es un salón grande lleno de brujos, vampiros y lobos, así que te pido que te controles.

—Lo haré. Y-Yo realmente lamento lo de antes.

Solo asintió y caminó entre los rosales. Afortunadamente, Johnny tenía algo de fuerzas para andar con algo de ayuda, así que no estaba arrastrándolo por todo el trecho. Seguía quejándose pero no intentaba nada contra mí, de seguro temía dañar a DongHyuck en el intento.

Estuvimos así por un tiempo más hasta llegar a una gran edificación. No la miré tanto, lo único que me importaba era el entrar por esa puerta de vidrio y encontrar a alguien que pueda sanar al muchacho que cargaba.

—Te lo vuelvo a decir, debes controlarte. No le hablaré a nadie sobre lo que sucedió, si lo hago lo más seguro es que salten sobre ti y no quiero más heridos, pero debes prometer intentar mantenerte sereno.

—Lo haré. —prometí.

Abrió la puerta y volvió a ayudarme con el alfa. Este se apoyó sobre el pequeño y ambos entraron primero. Los seguí de cerca evaluando rápidamente a cada persona que veía. Era un gran grupo, no distinguía quiénes eran brujos o licántropos, pero a los vampiros era fácil diferenciarlos. Uno de ellos corrió hacia el omega que me había guiado y lo ayudó a posar al alfa en el suelo. El castaño se quedó un segundo junto a ellos y luego regresó junto a mí, gritando por un tal KunHang o algo así.

—¡Necesitamos a un brujo, por favor! —exclamó con fuerza haciendo que la mayoría voltee a verlo.

—Los Wong se fueron junto a DeJun, no queda nadie. —habló un hombre alto, parecía ser un lobo también— ¿Puedo saber quién es él y qué hace cargando a DongHyuck?

—Haechan necesita ayuda inmediata, los detalles vendrán después. Llama a alguien, tiene que ser un brujo, H-Hyuck está grave y ninguno de nosotros puede ayudarlo.

Una puerta se abrió y vi a un chico peligris entrar por ella. Cuando me vio abrió los ojos y vino corriendo al ver a quién estaba cargando.

—¡Necesito agua, mucha agua! ¡Traigan algo de sangre, debe ser humana y la más fresca que tengas! ¡Nadie los separe!

Una vampiresa salió corriendo junto con un par de vampiros más. Un grupo de personas se dirigió a donde se encontraba Johnny y otro grupo se acercó a mí. Apreté más el cuerpo del moreno contra el mío y los miré amenazante. No tocarían al chico.

El mismo peligris que había hablado antes vino en mi dirección. Se había quitado el abrigo y tenía una botella de agua en la mano.

—Si quieres salvarlo debes dejar que nos acerquemos. No te apartaremos de él, te lo aseguro, pero el chico se está muriendo y necesito examinarlo bien para poder curarlo.

Lo miré desconfiado, aún presionando con fuerza la espalda de DongHyuck. Dentro de toda la niebla que había llenado mi mente, una pequeña luz de razón se filtró y me hizo posar su cuerpo sobre el suelo, sin soltar en ningún momento su mano.

—Solo tú. —exigí mirándolo a los ojos.

—Está bien, está bien. Solo me acercaré yo.

Mojó un pañuelo blanco con agua y lo pasó por todo el rostro del pelinaranja. Abrió su camisa y le echó lo que quedaba en la botella. DongHyuck tembló un poco y soltó un quejido. Le dolía.

—El cabello naranja, cómo no lo noté antes. —murmuró pareciendo recriminarse por algo.

—¿Pasa algo?

—No, nada.

Iba a hablar nuevamente cuando volvió a abrir la boca.

—De hecho, sí. Necesito un poco de tu sangre. —pidió siguiendo curando a DongHyuck.

—¿Qué?

Se inclinó por encima del omega y susurró cerca de mi oído.

—Creo que no sabes lo que acabas de hacer. Al morderlo y beber su sangre vinculaste su alma con la tuya. Él depende de ti ahora, pero para terminar de sellar correctamente la unión debe haber un intercambio. Tú ya tomaste su sangre, él debe hacer lo mismo con la tuya.

No bastó que diga nada más. Con la navaja que me habían dejado corté la palma de mi mano y dejé que las gotas de sangre cayeran sobre su boca. No reaccionaba, ni un solo movimiento de estarla pasando.

La vampiresa que había salido regresó con dos bolsas escarlata en sus manos. Temblaba excesivamente y sus ojos estaban rojos.

—Es todo lo que tengo. La sangre es de ayer, espero sirva de algo. —me miró analizándome, preguntándose quién era yo y por qué acababa de llegar.

—Muchas gracias.

Rasgó la esquina de una bolsa y se la dio a beber a DongHyuck. Sujetó su cabeza en alto para evitar que se ahogue con ella e hizo que tomara cada gota. Lo mismo pasó con la otra bolsa solo que vertió un poco encima de la marca en su hombro derecho.

Todos los vampiros habían salido del lugar. Solo quedaban el pelinegro que estaba curando a Johnny en el salón. Por la vena marcada en su frente y el temblor de sus manos supe que hacía todo lo posible para seguir con su labor. Era impresionante.

—Vamos, DongHyuck.

Volví mi vista al chico en el suelo. Era un desastre de sangre. Había un charco de ella cerca a su cuello y otro al lado izquierdo de su cabeza. Unas gotas caían de su comisura al suelo y la sangre en su cuello comenzaba a secarse.

Comenzó a moverse bruscamente y más sangre resbalaba de su boca y nariz. Sus venas empezaron a oscurecerse hasta tomar un feo color negro y gritos de agonía salían de su garganta.

—Se está resistiendo.

—¡Haz algo! —demandé.

—¡No puedo hacer nada! ¡Es su batalla interna, se niega a aceptarte!

Lo vi moverse con más fuerza. No sabía qué hacer, estaba sufriendo al frente mío por mi culpa y al parecer no había nada más para poder salvarlo.

En un arranque mordí cada porción de piel que había al descubierto y reabrí el corte en mi mano para dejar caer la sangre a su boca. Conseguí que la tome. Y luego de unos instantes se calmó por completo. Su piel volvió lentamente a tomar color y las venas dejaron de notarse. Su respiración era más acompasada y el temblor de su cuerpo había parado casi por completo.

Miré al brujo preguntándole si ahora estaba bien. Solo asintió antes de pararse.

—Lo aceptó. Va a estar inconsciente hasta dentro de unos días, tal vez dos o tres, pero ya no está en peligro.

Suspiré aliviado y froté mi cara con fuerza.

—Sin embargo, eso no significa que ya haya acabado todo. —añadió quitándome toda pizca de tranquilidad que había recuperado.

—¿Qué quieres decir?

—Como dije antes, ahora su alma está vinculada a ti. Te pertenece. No podrá vivir si te alejas de él, sufrirá cada segundo que no estés cerca. Sabrás lo que piensa y cómo se siente, tendrás control absoluto sobre él, pero él no sobre ti. Es como si estuviese sometido ante ti, como si fuera tu esclavo.

—¿No hay forma de liberarlo? —odiaba lo injusto y horrendo que se escuchaba eso.

—No que yo sepa. Esa será su vida de ahora en adelante. Sufrirá, quizás para siempre, pero seguirá viviendo mientras tú estés con él.

Si antes me sentía culpable, ahora era casi insoportable. Quería retroceder en el tiempo y nunca haberle contestado, o no haberme acercado al muro en primer lugar.

—Lo digo de nuevo para que te quede bien en claro: no te alejes de él. Tus acciones llevaron a esto, ahora asume la responsabilidad.

—No tenía idea de que esto pasaría. —tragué intentando soltar el nudo en mi garganta.

—Se nota, pero lo hecho, hecho está.

Apreté con fuerza mis puños y bajé la cabeza. Sentí lágrimas caer de mis ojos, manchando la loseta de rojo.

—¿Puedo saber de qué demonio vienes?

Odiaba pensar en él, si es que se podía referir a esa cosa como un él. Tengo su rostro grabado en mi mente, lo siento dentro de mí cada segundo de mi vida. Es el marqués del infierno. Y aunque ese título me otorgaba cierta inmunidad ante los demás demonios, no hacía nada más que detestar al ser que me había creado.

—Mi nombre es Mark Lee, hijo de Aamon, demonio de la Ira.









¡El primer capítulo largo! La verdad es que a la mitad me quedé sin ideas, pero bastó un fmv de Mark para recuperar la inspiración.

Espero les haya gustado, ¡gracias por leer! 💖

Continue Reading

You'll Also Like

329K 22.1K 46
ANTES CONOCIDA COMO CLUB DE DADDY'S (RENOMBRADA) ¿Una mujer para una docena de hombres? Suena a muchos, por no decir que parece sacado de una pésima...
5K 994 20
"Déjame fuera de tu corazón, Jung Jaehyun.." Segunda temporada de Let me in
14K 1.1K 23
«No puedo volver a confiar en ustedes, pero confío en Aiden» Espero que les guste Perdón por las faltas de ortografía La historia es totalmente mía
144K 19.2K 68
Sinopsis Tras encender el gas para perecer junto a quienes codiciaban la fortuna de su familia, Lin Yi transmigró a otro mundo, ¡y estaba a punto de...