Oscura tentación

By Storiesscris

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El club Moleko es el más prestigioso del país, un lugar donde todas las fantasías que la mente humana sea cap... More

Antes de leer
Prólogo
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40 (FINAL)
Epílogo
Extra 1
Extra 2
Extra 3

Capítulo 1

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By Storiesscris

La vida de Cyara en la ciudad se estaba volviendo una monotonía, pero eso estaba a punto de cambiar porque las vacaciones de verano habían llegado y con ellas llegaba también la buena vida.

Esa misma tarde quedaría con sus dos mejores amigas, Leyre y Zaida, para elegir el lugar en donde celebrarían esa noche. Tal vez en una discoteca, un pub, algo de ese estilo... El ambiente nocturno era muy del rollo de Zaida, Leyre prefería quedarse tirada en el sofá mirando alguna película romántica (preferiblemente de la década de los ochenta/noventa) y Cyara, como buena filóloga y amante de la literatura, decidiría pasar la noche metida en su cama con un buen libro entre las manos.

—Deberíamos de ir a Moleko —comentó Zaida con una sonrisa pícara en su rostro.

—¿A qué? ¿Qué es eso? —cuestionó Leyre mirando a su amiga confusa.

Esta puso los ojos en blanco ante la respuesta, ¿cómo no conocía Moleko?

—El club Moleko, el más prestigioso —explicó obvia—. Ya sabes, donde hay práctica BDSM y esas cosas.

—¿BDSM? —Arrugó su nariz y volteó a ver a Cyara—. ¿Sabes de lo que habla?

—Bondage, disciplina, sumisión y masoquismo—respondió Cyara sin siquiera pensarlo, sus dos amigas la miraron con la boca entreabierta—. Lo leí en algún libro, sabéis que amo leer...

Era cierto, Cyara como cualquier estudiante de filología ama la lectura. Pero lo suyo va más allá, es una verdadera pasión. Podría pasarse horas y horas sin despegar la mirada de las páginas de un buen libro, o incluso de la pantalla de su teléfono cuando leía en digital.

—Estáis locas si creéis que iremos a ese club —dijo Leyre con voz firme. Unos golpeteos en la puerta llamaron su atención, Zaida fue rápida en ir a abrir e invitar a pasar al chico que estaba allí.

—Chicas, os presento a Alan—Sonrió a la vez que este besaba su mejilla.

—Un gusto, señoritas.

—Madre mía, ¿de donde has sacado a semejante bombón? —bromeó Leyre. La morena le había hablado en anteriores ocasiones de él, por supuesto, pero una cosa era stalkearlo en Instagram y otra muy diferente que se lo presentara en persona.

—Yo lo vi primero, sucia —Le echó la lengua y tomó asiento nuevamente. Alan se acomodó a su lado y la miró —. Estábamos pensando en ir a Moleko esta noche.

—Eso es magnífico, pero...

—No podríamos entrar, únicamente sirve si eres invitado por alguno de los dueños o si realmente eres millonario para poder pagarlo.—La cortó una de las chicas.

—Soy amigo de los dueños y... Quizá, sólo quizá, yo esté invitado —dijo Alan con una sonrisa en el rostro—. Así que no hay problema, esta noche el club se iluminará con nuestra presencia.

—¿No es algo muy fuerte...? ¿Que tipo de cosas nos podemos encontrar allí dentro? —preguntó Cyara llena de curiosidad.

—Oh, no te preocupes... La primera estancia es como cualquier club.—Se encogió de hombros—. Lo único que verás es gente bailar, beber y disfrutar de la noche. Si quieres ver escenas más fuertes tendrías que subir a cualquiera de las secciones, cuanto más arriba peor será... Quiero decir, la quinta sección es la más impactante.

—¿Es sádico?

–Si —respondió, ahora ya no estaba sonriendo, sus labios se apretaron y desvió la mirada—. Christopher es quien se encarga de esta última sección.

—Christopher es otro de los dueños del club —informó Zaida al ver a sus amigas completamente aturdidas—. Son cinco maestros, cada uno se encarga de una sección.

—Lo dicho, iremos al club pero si queréis subir a cualquiera de las secciones ya es cosa vuestra —habló él, mirando a cada una de las chicas.

—Yo tal vez quiera —susurró Zaida en el oído de Alan de forma seductora.

—Entonces me encargaré de llevarte personalmente.—Le guiñó un ojo.

No se habló más del tema ni de nada relacionado con ello durante el resto de la tarde. Por su parte, Cyara no dejó de pensar en ello. Únicamente creía que era una fantasía que usaban los escritores para sorprender a los lectores, que esas cosas en la vida real no existían. Ansiaba que llegara la noche para poder ir al club, no es como si quisiera ser una sumisa, ¡por supuesto que no! De solo pensarlo su cuerpo se llenaba de escalofríos.

Era una feminista empedernida y por lo que había leído en varias historias, alejadas de las cincuenta sombras, todo involucraba sexo sucio, malas palabras, golpes y dolor. Quizá quienes escribían sobre estes temas no estaban lo suficientemente informados y daban una visión errónea a su público. No iba a dejar ella que un hombre la usara para sus fetiches, y mucho menos cuando estos implicaban todo eso. Tenía unos valores como mujer y como persona.

—¡Chicas!— exclamó Leyre—. Deberíamos de ir a prepararnos, ya es súper tarde...

La rubia la miró, poniendo toda su atención en lo que estaba diciendo.

¿En qué momento el tiempo pasó tan rápido?

¿En qué momento Alan se había ido?

—¿Y Alan? —preguntó Cyara al no verlo por ningún lado.

—Ya se fue como hace media hora, tenía que ponerse guapo —comentó de forma divertida—.Pasará a buscarnos en una hora.

Sin más que decir todas corrieron a vestirse y a maquillarse. Se decidieron por usar el mismo vestido las tres, cada una con color diferente. Cyara en rojo, Leyre en negro y Zaida en azul.

—¿Confirmamos que estamos buenísimas?—Zaida cuestionó en cuanto salieron de casa.

—¡Confirmamos!—respondieron Cyara y Leyre a un mismo tiempo.

El coche de Alan está aparcado frente a ellas, él es rápido en salir y abrir las puertas. Vestía demasiado formal para ir a un club pero eso no le quita el que se veía demasiado guapo.

El trayecto se pasó bastante divertido, Zaida y Alan no paraban de hablar y hacer reír a Leyre y a Cyara. Esta última se concentró en mirar por la ventanilla cuando el coche tomó un pequeño camino hacia un lugar cerrado e iluminado. Tenía un cartel en los portones cerrados que ponía "Moleko" con una delicada caligrafía dorada. Se veía demasiado lujoso, las personas vestían muy elegantes allí.

—Antes de entrar quiero que me escuchéis—dijo Alan cuando ya tenía el coche estacionado—. Ingresaremos a la zona principal, es un pub, también hay casino y algún show. No ingresaremos a la zona de adiestramiento, ahí solo pueden estar los que aprenden para ser amos o sumisos.

—¿Sumisos? —cuestionó Leyre confusa—. No quiero sonar machista pero pensé que únicamente había sumisas.

—Te sorprenderías todo lo que puedes encontrarte ahí dentro —respondió con seriedad. Salieron del coche y caminaron hacia los portones de la entrada—.Vienen conmigo, soy Alan, estamos aquí porque uno de los maestros me invitó personalmente.

—Espero que se diviertan esta noche.—Sonrió la chica que se encargaba de recibir a los invitados mientras les dejaba ingresar.

Aparentemente parecía una discoteca normal, era mucho más grande que una, por supuesto. Las luces iluminaban el lugar y la música alta llegaba a los oídos de cualquiera. Todas las personas allí presentes se encontraban bebiendo. En los extremos había sofás de cuero y varias mesas.

Con pasos lentos se acercaron a la gran barra, en donde fueron atendidos por una de las camaretas, y pidieron unos tragos.

—Es agradable —comentó Cyara en cuanto su trasero se acomodó en el sofá negro de cuero—. Pensé que veríamos personas con látigos y esas cosas, pero se siente increíble.

–Increíblemente pobre al este rodeada de tanto lujo —farfulló Leyre, la que menos cómoda se sentía en ese ambiente.

Alan se puso de pie ante la llegaba de un nuevo individuo, las chicas imitaron su acción ya que suponían que era uno de los dueños.

—Señoritas, él es Joel — presentó Alan. El recién nombrado extendió su mano para saludarlas; su agarre era fuerte y seguro, los pocos segundos que duró Cyara no fue capaz de levantarle la vista.

—Mucho gusto, espero que el club esté siendo de vuestro agrado — dijo con voz calmada, Leyre se removió incómoda al escucharlo.

—Es genial, aunque mis amigas no quieren visitar las otras zonas —soltó Zaida con una sonrisa en su rostro.

La mirada de Joel se volvió curiosa cuando regresó su mirada a Cyara, había algo en ella que le atraía demasiado, estaba reprimida en su lugar y con pocas ganas de resaltar lo que en verdad era.

—¿Se puede saber por qué? —inquirió alzando una de sus cejas.

—No sabemos con lo que podemos encontrarnos... Preferimos mantenernos aquí —respondió Cyara al ver que su amiga había enmudecido.

Sus labios se curvaron en una sutil sonrisa y la diversión atravesó sus ojos.

—Si les gusta este lugar no hay problema... Pero déjenme decirles que lo más divertido que pueden hacer es explorar, tal vez les guste con lo que se encuentren —contestó este—. Espero que disfruten la noche.

Sin más que decir, saludó a Alan con un apretón de manos y se retiró a otro sitio.

Pasaron los primeros quince minutos y Cyara comenzó a sentirse sofocada en ese lugar. Avisó a sus amigas que iría al baño y se puso de pie para caminar hacia este. Ese sitio no iba con ella, la hacía verse fuera de lugar, estaba incómoda. Se detuvo a mitad del pasillo cuando la idea de irse se cruzó por su mente, al fin y al cabo allí no hacía nada...

Caminó entre las personas para poder alcanzar la salida, sus ojos se fijaron en quien estaba sentado cerca de allí hablando con otro chico; Joel Pimentel. En su mente lo maldijo varias veces, tendría que pasar por allí si realmente quería irse. Avanzó mientras desviaba la mirada, pero en ese entonces él detuvo su plática y se acercó a ella.

—¿Tan pronto y perdida?—preguntó al llegar a su lado.

—No, yo... Ya me iba —respondió un tanto avergonzada.

—La noche todavía es joven... Te sientes incómoda —afirmó sin despegar la mirada de ella —, es la primera vez que pisas un sitio de este tipo y no estas disfrutándolo.

—Por esa misma razón debo irme, este no es mi sitio... No encajo.

—Encajar está sobrevalorado.—Miró el reloj de su muñeca e hizo una mueca—. Aún no es medianoche, dame una hora para mostrarte todo el local. Puedes irte en cuanto lo desees, por supuesto.

—Está bien...

Caminaron hacia la barra y se sentaron en una zona repleta de mesas y sofás. Una chica llegó a pasos apresurados a servirles unos tragos, antes de retirarse le sonrió a Joel, este ni se molestó en mirarla.

—¿Cuál es tu nombre?—preguntó en un tono amable mientras sus labios rozaban el vaso que tenía en sus manos y tomaba un trago del contenido.

—Cyara —respondió mientras acomodaba su cabello sobre uno de sus hombros.

—¿Estudias, trabajas o estás aquí de vacaciones?

—Estoy estudiando filología pero actualmente me encuentro en vacaciones de verano recién empezadas —comentó ella con una sonrisa en su rostro.

—Eres muy joven todavía pero vas por buen camino.

—Ni siquiera me ha preguntado mi edad—respondió Cyara, al instante se arrepintió. No era una chica de hablar mucho, sin embargo establecer conversación con Joel le estaba resultando demasiado fácil.

—Se nota que tienes poco más de veinte años...—respondió. No podía pasar por alto que él era un Dominante, ellos por lo general saben leer las miradas y todas esas vainas.

—¿Puedo preguntar cual es su trabajo aquí?—preguntó, era algo que le causaba demasiado intriga.

—Me encargo de la organización del club junto con los demás Maestros. Como ya sabes soy amo, maestro, enseño a las personas que ingresan en el club para aprender sobre BDSM.

—¿Qué se enseña? ¿A dar azotes al estilo Christian Grey?—Su tono de voz había sido sarcástico y a Joel no le había agradado en lo más mínimo.

—El mundo del BDSM va mucho más allá de eso, Cyara.—La regresó a mirar con los ojos más oscuros de lo habitual—. Es un estilo de vida que se toma con mucho respeto, se crea un vínculo muy personal y se lleva a la sexualidad en extremo en todas sus formas.

Cyara se sintió encogerse en el asiento, la mirada penetrante del dominante no le estaba gustando, sus palabras mucho menos.

—Ven, te enseñaré el siguiente sector.—Se levantó, Cyara imitó esa acción y caminaron hacia el ascensor. Este los llevó al lugar donde deseaban llegar.

Las características eran similares a las del sector anterior. La única diferencia eran las personas, como se vestían, como bailaban sensualmente o... Como se arrodillaban.

Las luces eran más tenues, las personas charlaban animadamente mientras otras estaban arrodilladas a sus pies y con la mirada fija en el piso. Algunos llevaban un collar alrededor del cuello.

Todos vestían demasiado elegantes, excepto los supuestos sumisos, estes apenas llevaban ropa y si la llevaban era lo suficientemente transparente para no dejar nada a la imaginación.

Se acercaron a la barra mientras Joel hablaba sobre los ayudantes y a cerca de los collares que los sumisos llevaban en el cuello.

Entonces todo alrededor de Cyara se paralizó, su mirada estaba clavada en un único hombre. Llevaba un pantalón de vestir y una camisa blanca remangada dejando ver los tatuajes de sus antebrazos. Su mirada estaba llena de dureza cuando se clavó en la muchachita que tenía arrodillada frente a él, esta cometió el error de alzar la mirada.

La mano de él aterrizó en su rostro haciendo que ese se girara debido a la fuerza con la que la había golpeado. Una de sus manos se envolvió alrededor de su cuello y la alzó de forma brusca del suelo. Le susurró algo a escasos centímetros de su rostro, ella lo miró llena de deseo, las comisuras de los labios de él se elevaron en una sonrisa maliciosa. Su mano bajo hacia sus bragas y le acarició la vulva sobre la tela. El rostro de la chica denotaba dolor debido al agarre de su cuello, en ese momento él de detuvo y sacó las manos del cuerpo de ella, quien cayó nuevamente de rodillas mientras lágrimas se escurrían por sus mejillas.

Cyara observaba la escena con una mano sujetando el borde de la barra con fuerza, sus piernas se habían apretado. Por alguna extraña razón le había excitado eso, y no sabía el por qué ya que solo era una escena totalmente agresiva.

Cuando giró su rostro se encontró con el de Joel, él no había despegado la mirada de ella en ningún momento. Había algo en ella que desprendía sumisión, a su parecer.

Cyara sintió sus mejillas sonrojarse, sentía vergüenza al saber que Joel había visto cada una de sus reacciones ante esa escena.

—¿Quieres que te presente a algunas personas?—preguntó en un tono de diversión, dándole a entender que sabía todo a cerca de los movimientos y reacciones de las mujeres.

—¿Qué? ¿Para qué?

–Simplemente por cortesía —dijo ofreciéndole su brazo, ella lo tomó y comenzaron a caminar—. Vayamos a saludar al resto de Maestros.

Se acercaron a un pequeño grupo de cuatro hombres, todos ellos tenían una copa en la mano y una sumisa a sus pies.

—Chicos, déjenme presentarles a Cyara, mi acompañante esta noche. —Joel llamó su atención al llegar a donde ellos se encontraban.

—¿Una nueva sum?—cuestionó el más alto de ellos.

–No. Solo es una joven que disfruta del lugar.

—Un placer conocerte —respondió—. Yo soy Zabdiel, el Maestro en la primera sección.

Primera sección, menos dolor, menos sufrimiento. Eso a Cyara le agradaba.

—Cyara, ellos son Richard, Erick y Christopher —dijo mientras señalaba a cada uno de ellos. Del último ya había oído hablar en casa y ahora que le ponía cara todo tenía sentido. Era sádico y la escena que había protagonizado hacía unos minutos encajaba bastante con su descripción.

—¿Qué te ha parecido el club? —preguntó Erick con una sonrisa en sus labios.

—Supongo que es interesante...

—Casi tengo que obligarla a venir hasta aquí.—El tono de Joel era burlón.

Las mejillas de Cyara ardieron de la vergüenza, nuevamente. Tenía ese no sé qué que la avergonzaba sin razón aparente. Aunque no era para menos, cinco hombres la miraban con diversión, cinco hombres que bien podrían ser la fantasía erótica de cualquiera mujer.

—Experimentar es bueno, señorita —comentó Richard.

—Si, pero ya es tarde... Tal vez debería de volver con mis amigas e irme —dijo Cyara al fijarse en la hora.

—Yo tengo un asunto que resolver, bonita —dijo Joel—. Pero el Maestro Christopher estará encantado de acompañarte.

Cyara lo maldijo de cien formas diferentes en su mente, estaba claro que había visto su reacción con lo de hace poco y ahora hacía esto de forma intencional.

—Estás en buenas manos —le susurró antes de retirarse.

Christopher asintió ligeramente y le indicó que lo siguiera cuando comenzó a caminar. Ella se limitó a seguirlo, no estaban yendo por el lugar por donde habían entrado. Él tenía un camino totalmente diferente, en poco tiempo salieron al exterior, unos grandes jardines les dieron la bienvenida.

—¿Es tu primera vez en el club, Cyara?—preguntó Christopher. Su voz estaba ligeramente ronca en ese mismo momento.

—Si, vine con un par de amigas y con el novio de una de ellas.

—¿Te ha gustado?

Sus preguntas eran claras, directas y la hacían sentir pequeña.

—Es muy intenso... Me siento un poco...

—Sofocada.—Terminó él. Estaba claro que ellos sabían mucho sobre las mujeres, sobre sus movimientos, sus reacciones, las expresiones...—. ¿Es algo que te interese o solo viniste por compromiso?

Sintió sus labios secarse y se vio en la obligación de mojarlos con su lengua.

—¿Cómo respondo a eso?

—¿Conoces algo sobre el BDSM?

—Si. Me leí varios libros de eso...

—Entonces creo que ahí tenemos la respuesta.

—Pero yo no estoy de acuerdo con los golpes y ese tipo de cosas...

—El ser humano le teme al dolor. Pero el dolor solo es producto de la mente, Cyara.—Sus miradas se encontraron y sonrió maliciosamente—. El dolor puede llegar a ser muy placentero si se sabe ejercer sobre un cuerpo.

—¿Es lo que usted enseña?

—Yo enseño muchas cosas —respondió, elevó una ceja al ver como los ojitos de la muchacha brillaban llenos de curiosidad—. Está dividida en cinco secciones, yo imparto clases en la última.

Cyara sintió que se atragantaba con su propia saliva al escucharlo decir eso. ¿La última? ¿Entonces era un sádico?

✨✨✨

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