Capítulo 38

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Entre beso y beso la ropa fue escaseando, se estaba haciendo costumbre eso de tener relaciones sexuales en el sofá pero ambos parecían disfrutarlo.

—Detente — murmuró Christopher, se movió para dejar a Cyara recostada en el sofá y tomó su cinturón.

—¿Me vas a azotar...? — preguntó temerosa viéndolo.

—No, y menos en tu estado.

—Si no hubiera estado embarazada me habrías azotado...

—Cyara, ya basta — murmuró a la vez que ataba sus manos y las llevaba a su nuca—. No las muevas.

Ella asintió levemente, no era la primera vez que se encontraba atada y totalmente indefensa, era una sensación incómoda pero sabía que en cuanto él la tocara se olvidaría de la incomodidad.

Sus labios se unieron otra vez, de forma posesiva y ruda, derramando saliva en la boca del contrario. Las manos del dominante recorrieron el cuerpo de la joven, acariciando su sensible piel como sólo él sabía hacer. Un cosquilleo recorre su cuerpo hasta llegar a su entrepierna, la humedad en esta no hace más que aumentar, dejándole a Christopher una buena visión de sus brillantes pliegues.

—Estás tan mojada que tu piel brilla — dijo él tras separarse de ella y posar su vista en un punto en específico—.Tan cachonda sólo por mí...

Cyara ahoga un gemido en el momento que él posa sus dedos en su vulva y la acaricia, brindándole placer en cada roce.

—¿Siente como mis dedos juguetean en tu clítoris? — cuestiona, sin despegar la mirada de su acción—. Como mi palma se desliza sobre tu coño, cielo... Estás caliente y mojada, esto se siente increíble.

—Si, señor... Lo estoy sintiendo— gimotea, dejándose llevar por las sensaciones placenteras que hacen que su vista se nuble y sus piernas tiemblen.

—¿Quieres que excite tu clítoris con mi lengua mientras te penetro con los dedos?

—Oh, si... Si, por favor...

Las comisuras de sus labios se elevan mientras se deja caer de rodillas para quedar a la altura del coño de Cyara. Sujeta sus caderas con firmeza mientras su lengua obra su magia en su clítoris. Dos de sus dedos resbalan con facilidad hasta su interior, los mueve en círculos, dilatando más su entrada.

—Cierra los ojitos — susurra sobre la mojada piel de su vulva.

—No, quiero ver... — protesta jadeando.

—Mi vida, es desagradable visualmente lo que haré a continuación.

—¿Qué harás? — pregunta curiosa.

—Un fisting vaginal — se relame los labios y separa su rostro unos centímetros para fijarse en la expresión de Cyara, sus dedos no han dejado de moverse en ningún momento así que se atreve a agregar un tercer dedo.

—¿Un qué?

—Se trata de una práctica sexual en la que adentro mi mano en tu interior —explica —.Créeme que es muy placentero, si no lo fuera no te lo haría... Pero prefiero que no mires.

—¿Toda...? Es decir, no va a caber...

—Déjamelo a mi, preciosa — murmura divertido aguantándose las ganas de reír.

Ella traga saliva y asiente ligeramente para después cerrar sus ojos, Christopher observa detenidamente su rostro, en cómo sus pestañas rozan sus mejillas y en cómo sus labios están entreabiertos dejando escapar jadeos.

Sacude su cabeza para centrarse en su labor, baja la mirada a su entrepierna y se da cuenta de que cuatro de sus cinco dedos ya se encuentran en su interior. Se toma su tiempo en agregar el quinto, de ahí empiezan las penetraciones.

—Oh, por Dios — gime elevando el tono de voz.

La sonrisa de Christopher se ensancha, sabe mejor que nadie lo que hace y también sabe que es cuestión de minutos que Cyara se derrita en su mano.

—Córrete, Cyara — ordena, la chica se retuerce de placer bajo su cuerpo, sus paredes vaginales se cierran contra su mano—. Ahora.

Echa su cuello hacia atrás, un sonoro gemido se escapa de sus labios y se deja ganar por el orgasmo que amenazaba en su cuerpo.

—Eso es — susurra retirando su mano con delicadeza de dentro de ella, sonríe satisfecho al ver esta llena de los fluidos de la chica que está despatarrada en el sofá tratando de recuperarse de un intenso orgasmo.

—Joder... —murmuró abriendo los ojos y mirando a Christopher.

—No pongas esa carita — advirtió.

—Es asqueroso...

Él la mira alzando una ceja para después pasar su lengua por su mano y deleitarse con el dulce sabor de su corrida, la cual se sentía cálida en su paladar.

—Ay, no...— susurra desviando su mirada, la imagen frente a ella era jodidamente erótica pero a pesar de eso se sentía totalmente avergonzada.

Sus mejillas tornaron de un color rojo pálido mientras que sus labios formaban un puchero.

—Te amo, Cyara — murmuró para después besarla, dándole a probar su propio sabor.

Sus manos lograron desatar las de la joven y dejó caer su cinturón al suelo, acarició sus muñecas tratando de aliviar el posible hormigueo que sentía en la zona en esos momentos.

Cyara aprovechó su pequeña distracción para tomar su labio inferior entre sus dientes y tironear suavemente de él, Christopher jadeó contra su boca y la miró de forma desafiante.

—Cyara, retas mi autocontrol... Y un día dejaré que eso se vaya a la mierda — susurró acunando su rostro en sus manos.

—Suena tentador...— murmuró soltando una pequeña risita—. Te amo, Chris.

Los ojos del dominante brillaron, y por primera vez en mucho tiempo no se trataba de deseo y/o lujuria, se trataba de algo más.

Las manos de él bajan con demasiada lentitud hasta el vientre de la joven, en donde traza figuras sin sentido con la única intención de acariciar su piel.

—¿Seremos buenos padres? — pregunta Cyara, temerosa.

—Los mejores —asegura Christopher a la vez que se encoge de hombros, imaginarse un futuro con ella le desataba un caos de emociones en su interior y eso le agradaba.

Oscura tentación Where stories live. Discover now