Capítulo 10

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Probablemente Cyara haya catalogado ese día como uno de los más extraños de su existencia, y no es para menos. Cuando llegó a casa se sorprendió al ver las luces encendidas en la sala, caminó hacia allí y se fijó en sus dos amigas mirando una película.

—¡Cyara, llegaste! —exclamó Leyre, puso la película en pausa y miró a su amiga—. ¿Te quedas a ver la película con nosotras?

—Oh, no... Estoy agotada —Soltó un suspiro pesado a la vez que un puchero se formaba en sus labios.

—Eso te pasa por trabajar hasta tan tarde en el club —dijo a modo de regaño.

—Deberías de volver, capaz y encuentres al amor de tu vida —murmuró sarcástica.

—¡Estoy segura de que el amor de mi vida no lleva un látigo en la mano! —chilló horrorizada, con solo pensarlo los vellos de su cuerpo se ponían de punta.

—Yo decía lo mismo —intervino Zaida con una sonrisa en el rostro —. Y mírame ahora con Alan.

—Lo tuyo es un capricho, es un chico de tu edad con dinero que se mete muy en el papel de dominante —dijo Leyre, frunciendo su ceño.

—¡Yo lo amo!

—¿Y él a ti?

—Chicas, ya basta —interrumpió Cyara—. Mañana seguís discutiendo todo esto, ahora a mi me interesa dormir así que no hagáis que me levante solo para venir a callaros la boca.

—Está bien... Descansa.

Tomó rumbo a su habitación, se dio una corta ducha y se vistió adecuadamente para dormir. Sus músculos se relajaron cuando su cuerpo se acomodó en el colchón de su cama, cerró los ojos buscando la forma de dormir pero no lo logró de inmediato, conciliar el sueño se volvía una tarea complicada conforme pasaban los días.

El despertar del día siguiente se hizo pesado, caminó hacia el baño refregando sus ojos y se miró, sin ánimo ninguno, al espejo.

—Mierda... —Las yemas de sus dedos recorrieron la piel de su cuello acariciando las marcas que Christopher había dejado allí la anterior noche. Sin pensarlo dos veces abrió su neceser lleno de maquillaje y comenzó a cubrir los chupetones—. Ni tan mal...

Acomodó todo en su sitio y salió para poder vestirse, no se complicó mucho en su outfit y se vistió lo más cómoda posible, finalmente ató su cabello en una coleta alta antes de salir de la habitación. Verde atractiva estaba bien, pero la comodidad siempre la iba a poner por delante para andar por casa.

Salió en mal momento, Zaida y Alan estaban prácticamente comiéndose la boca, Leyre hacía fingidas muecas de que iba a vomitar si seguía mirándolos.

—¡Anda, buenos días! —gritó eufórica al ver a Cyara—. Ya me estaba cansando de hacer de sujetavelas.

—No le hagas caso, tiene envidia porque no tiene novio —respondió  Zaida, quien parecía muy cómoda en los brazos del suyo.

—Maldita sea, no quiero novio que me dé azotes en el culo.

—¿Cuál culo? —intervino Cyara, bromeando para destensar el ambiente.

—¡Cyara, no me jodas tú también!

—Razón no le falta. —contraatacó su amiga echándole la lengua.

—Haré bardo por Twitter para que dejéis de hacerme bullyng. —Infló sus mejillas en fingida molestia, sus amigas aprovecharon para pinchar su dedo índice en sus mejillas y hacer que expulsase el aire.

—¿Salimos a desayunar? —preguntó Alan—. Yo invito.

—Hubieras empezado por ahí —dijo Leyre sonriente—. Al fin tu novio es útil para algo.

Oscura tentación Where stories live. Discover now