La Traición de un Nuevo Líder

By Estela-Coffee

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Buscar a su mejor amiga arrebatada por lo desconocido, llevara a Sofia perderse junto a sus amigos en un mund... More

Capitulo 01
Capitulo 01 (Segunda Parte)
Capitulo 02
Capitulo 03
Capitulo 04
Capitulo 05
Capitulo 06
Capitulo 07
Capitulo 08
Capitulo 09
Capitulo 10
Capitulo 11
Capitulo 12
Capitulo 13
Capitulo 14
Capitulo 15
Capitulo 17
Capitulo 18
Capitulo 19
Capitulo 20
Capitulo 21
Capitulo 22
Capitulo 23
Capitulo 24
Capitulo 25
Capitulo 26
Capitulo 27
Capitulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30

Capitulo 16

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By Estela-Coffee

Sofía estaba complacida con la información que le dieron los seres de Ostrovy, pero también le atormentaba las nuevas preguntas que nacían, por momentos deseaba tener la prioridad de buscar a Mirt, pero sentía una gran responsabilidad de regresar sus amigos, le preocupaba sus miedos, necesitaba a Aurora para dividir ese peso, "pinche vieja espero que sigas viva" pensó en el instante que se aventó a la cama refunfuñando por todo, hasta quedarse profundamente dormida.

...


El cabello chino le ayudaba a cubrir su rostro, así lograba esconderse en un pequeño armario de la habitación blanca, no solo quería que no la descubrieran, si no que el disfrutara verla derrotada, tenía miedo y no por las bestias que despedazaban el cuarto, sus minutos eran eternos, pero un suspiro de cansancio fue el error que cometió.

El pequeño armario quedo en añicos dejando a la vista la pequeña human de piel morena, por suerte Aurora solo tuvo algunos rasguños, no tan profundos, la creatura cubierta de lo que parecía de pegamento intentando estar unido a su cuerpo, sonreía pedazos de carnes al verla - ¿puedo comérmela? – respirar la fragancia de una humana lo desesperaba, estaba soportando no comerse una gran delicia.

-Te estas tardando – se levantó la china un poco a dolorida por los rasguños, pero suplicaba que esta creatura la matara de una sola mordida - ¿temes? – le mostro una sonrisa.

- y... ¿tu Aurora? – una voz masculina aterro a la joven que se encontraba detrás de ella, su cuerpo se congelo al reconocer el dueño de esa pregunta – no entiendo, porque ahora no peleas para salvar tu vida – este tomo un trozo del cabello desmarañado de la joven.

Aurora estaba entre correr o quedarse inmóvil, "tal vez se aburrirá" pensó.

-Y... ¿si yo fuera quien te mate? – en la mano del ser apareció un espada de cristal deslizándola en la cadera de la joven hasta estar frente a ella, Aurora tembló al afirmar quien era ese ser, ese de cabello largo y lacio de un color muy blanco a un tono casi brillar y de piel del casi del mismo tono, solo este era un poco más opaco, sus ojos de color zafiro, su rostro frio y fino no le ayudaba a tranquilizar a la humana, solo odiaba el hecho de que el fuera demasiado alto, eso la obligaba a levantar la cabeza, pero le incomodaba ese traje oscuro que llevaba puesto.

-Has lo que quieras – la joven de cabello chino aferro su estómago a la punta de la espada, preparada para que este la atravesara.

El ser blanco sonrió maliciosamente - ¿valiente? – deslizo el arma a la profundidad del estómago de la pequeña humana.

Aurora no logro controlar su grito de dolor, sabía que era satisfacción para él, lentamente deslizo el arma así fuera del cuerpo de la chica, ella callo al instante pues era el arma que la mantenía de pie.

La china suspiro profundamente, luego arrugo el rostro del dolor para luego volver a ponerse de pie, una línea de sangre salió de los pequeños labios sonrientes – prosigue Alaric... - tapó sus dos manos la herida, sentía que todos sus órganos estaban por salir, ella quería darle entender que no temía morir en sus manos, no dejaría que disfrutara de sus agonías.

La espada apunto el centro de los ojos de la joven era claro que el ser blanco terminaría de una vez con ella, pero la pequeña sonrisa de alegría de Aurora lo detuvo – no voy a desperdiciar tantos años, para que al final solo tú disfrutes – enterró la espada al piso.

Los ojos de Aurora se abrieron ante la sorpresa, algo estaba mal en esta situación, Alaric, la tomo del brazo jalándola como muñeca de trapo, la china no logro seguirle el paso y cayó, él no le dio importancia y solo siguió con su camino arrastrándola en el piso. Fueron los más largos segundos de la china, al ser arrastrada de esa forma no solo la hacía sentir derrotada sino también por la herida de su estómago aumentaba el dolor, efecto de que se habría cada vez más, el ser blanco esperaba que ella intentara escapar de su mano pero ningún momento hizo señas de jalonearse, la miraba de reojo el hueco de su abdomen y la sangre que la cubría, se daba cuanta que la humana estaba dejando de lado el miedo a la muerte, ¿significaba que dejaría de ver ese rostro aterrado de la joven morena? negó un poco con la cabeza, luego sonreía pues ahora debía usar otro método para divertirse con su pequeño juguete. La chica se dio cuenta luego de que ya no estaba en la habitación donde la tenían apresada, no era de la manera correcta, pero al menos podía ver pequeñas hojas caer del cielo blanco, "diablos como sigo viva" rechino sus dientes, suspiro al sentir pasar una suave brisa en su rostro, dejo caer su mano que tapaba la herida, planeaba dejar que la herida fuera más grande y así morir lo más pronto posible.

-Deja de estar soñando – Alaric se había detenido y tenía el pequeño cuerpo de la humana frente a él, levantándola con el brazo con la que la estaba arrastrándola, con la mano libre estrujó las mejillas de la chica, eso funciono para que volviera en sí – no debí darte tanta libertad – soltó sus mejillas, le fascinaba mirar en sus ojos vacíos un poco de orgullo.

- ¿Creíste que viviría aterrada por ti? – logro decirlo sin problemas, aunque sus chinos cubrieran parte de sus labios.

El ser blanco le mostro un rostro sonriente, pero se podía confundir con sadismo, luego la dejo caer sobre el pequeño lago cristalino, poco a poco el agua se fue combinando con la poca sangre de la joven.

El frio líquido que la envolvía le ayudaba a apaciguar el dolor, al darse cuenta que tendría que volver a la superficie donde él la esperaba, su supervivencia la obligo a nadar a lo más profundo del lago y morir ahogada antes de que el viniera a "rescatarla". El oxígeno se le estaba terminando y por suerte ya estaba por llegar a lo que parecía era arena, el agua en ese lago era muy diferente al que ella conocía, no la obligaba a que flotara solo dejaba que ella nadara y se recostara en la arena blanca suave como las plumas, con sus dos manos tapo el hueco para que dejara de salir la línea de la sangre y no guiara a su enemigo, con una sonrisa se despedía de él, estaba feliz de volver a verlo antes de morir. Frente a ella se encontraban a unas grandes piedras llenas de plantas marinas, sus ojos se aferraron a la silueta de una mujer, poco a poco la silueta se acerba a ella, sus movimientos eran tan suaves que le parecía que estuviera bailando con las corrientes del lago, admitió lo muy hermosa que era, que su piel fuera tan pálida con tenues tonos rosas, su cabello rojillo tan largo que tocaba sus pies, era tener fuego en el agua, le incomodo un poco que esa dulce joven no llevara nada de ropa y solo cubriera algunas partes gracias a su lacio y abundante cabello. La creatura al llegar con la humana se recostó frente a ella, extendió sus manos suavemente para acomodarla en su pecho, en ese momento Aurora se hubiera negado, pero estaba cansada y débil, sentía perderse en el rostro angelical de la chica, sus ojos cansados se cerraron al sentir la calidez de su piel.

Una vez que cerro sus ojos, las manos apretaron los hombros de Aurora, esta abrió los ojos quejándose y descubrir que el ser la llevaba rápidamente a la superficie, irritada intentaba separarse de ella, estaba a punto de lograrlo pero en respuesta el ser fue transformándose en una gran serpiente con rayas rojas y blancas, sobresalían en lo que era su estómago unas alas de forma de ángel pero con el mismo material de un murciélago, el animal uso todo su cuerpo envolviéndola como si fuera su presa y así sacarla del agua fácilmente, al salir su cabeza a la superficie alisto sus alas para volar encima del lago llevando consigo a la humana, la llevo a la orilla soltándola suavemente al piso, inclino su cabeza ante el ser blanco para luego regresar al lago, había cumplido la orden de su amo y sin decirle nada más volvió a la profundidad, transformándose a la hermosa mujer de cabello de fuego.

Aurora tocio varias veces dejando salir el agua atorada en su garganta, sus fuerzas habían desaparecido, tanto que no lograba ni mover un dedo, solo le quedaba ver a su asesino acercarse lentamente a ella, este la llevo a sus brazos como si fuera princesa, olfateo la mejilla y un trozo de su cabello chino perdido en el rostro de la humana – ¿disfrutaste de tu baño? – sin tener ningún cuidado la llevo a una pequeña cueva dentro de un gran árbol viejo.

Aurora se mantenía quieta solo observando ese frio rostro, este tomo asiento cómodamente en una piedra, dejo caer el cuerpo inmóvil de la humana en sus piernas apoyando su cabeza en uno de sus brazos – ahora buscare la forma de que vuelvas a desear estar viva – de su otra mano una daga de cristal apareció en un segundo, escaneo lentamente todo el cuerpo de la humana.

Al ver la pequeña arma, Aurora le sonrió, tantos años siendo lastimada por este ser, sabia todos los métodos que este usaría, era claro que lo conocía perfectamente que cualquier método de tortura que utilizaría ella dejaría que lo hiciera hasta perder la vida y no importaba que tanto tiempo se tardaría el ser blanco.

-Debería alargar esa pequeña sonrisa que tienes – acaricio el inicio y fin de los labios de la humana – pero ya no funciona contigo... ¿debería? – en menos de un segundo el filo de la daga partió a la mitad la parte de arriba del vestido desgastado, dejando a la vista parte de los grandes pechos de Aurora, esto provocó que la chica abriera los ojos de sorpresa – he olvidado que te has convertido en una mujer – apunto la daga la parte baja del vestido.

Al intentar Alaric despedazar el pequeño trozo de la falda que quedaba, la chica dio un brinco con la ayuda de sus manos quedando frente a él, se arrodillo para tomar un pedazo de madera, no sabía como pero sus fuerzas habían revivido, le suplicaba a su cuerpo que soportara un poco más, lo suficiente para escapar de él, "¿Qué le pasa?" pensaba, no tenía tiempo de tratar de cubrirse, solo tenía un mini segundo para correr y no lo desperdiciaría. Solo fue un parpadeo para que el ser blanco la tomara para azotarla contra el piso, el pedazo de madera salió volando al impacto, el ser introdujo una de sus dagas en la muñeca de la joven apresándolo con la tierra como si este fuera un clavo, luego hizo lo mismo con la otra, sin moverse estaba encima de ella para que esta evitara que usara sus pies e intentar golpearlo para alejarlo de su cuerpo, una vez que la chica no lograba moverse se acercó a su oreja – nueva forma para que me temas – susurro burlonamente, para Alaric sería la primera vez que llegara algo más carnal con la pequeña humana, mas no le desagrado la idea de realizarlo, esa expresión aterrada de la chica lo incitaba cada vez más.

-Mátame... por favor – unas pequeñas lagrimas brotaron de la chica, al sentir que la mano de su agresor destrozara la tela del vestido.

La risa de Alaric cubrió la pequeña cueva al ver que detrás del vestido de la chica llevaba puesto un pantaloncillo oscuro – sigues siendo mi pequeña muñeca guerrera – introdujo uno de sus dedos en el vientre herido de la joven– sigue suplicándome... - acercó a su rostro.

La chica cerro los ojos fuertemente había perdido ante él y suplicarle no funcionaría solo lo animaría a seguir y empeorar su cruel final.

- ¡Aurora! ¡Aurora! – una voz pequeña de una mujer detuvo la mano que rompería la segunda protección que cubría el cuerpo de la chica.

-grrr... - gruño Alaric luego saco sus dedos de la herida, ahora estaba muy molesto.

- ¡Aurora debes de despertar! – una pequeña silueta oscura apareció aun lado de la joven subiendo sus pequeñas manos de arriba hacia abajo como si pidiera auxilio a los aviones.

- ¿Cora? – la china abrió los ojos al identificar la dueña de aquella voz, para su sorpresa ya no estaba en el piso, ahora estaba sentada sobre una gran montaña, miro sus manos cubierto de sangre, concluyo que era su propia sangre por las dagas enterradas en su muñeca.

- ¡Aurora! ¡Solo es un sueño! – la pequeña Cora se acercaba a duras penas, la herida en sus piernas le complicaba llegar con la humana. 

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