|| Todo por Ti || [Victuuri...

By NovaIce

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Víctor Nikiforov es la cabeza principal de la red de narcotráfico más grande de Rusia, un hombre de 27 años c... More

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Extra.
¡Aviso!

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By NovaIce

El día estaba más bonito de lo usual, aunque hacía frío y pequeños copos de nieve empezaban a caer anunciando una nevada eso no le impidió a Víctor creer que el clima estaba espléndido. Estaba acostumbrado a verlo casi siempre, pues eso era algo común en Rusia, pero a pesar de todas las cosas que habían estado sucediendo desde hace tres días se levantó con el típico ánimo de los mil amores

Luego de que se estacionara en frente de la compañía entró al gran y despampanante edificio que tenía como sede de AirIncorp, uno de más reconocidos en la ciudad por su arquitectura moderna y su impresionante altura de trecientos metros y sesenta y cuatro niveles, saludó a la recepcionista desde lejos como siempre solía hacerlo, sabía que esa mujer siempre se babeaba por él cada vez que lo veía, coqueteaba de una manera muy rara notándose haciéndose ver urgentemente necesitada y, por chismes de Cris, también satisfacía sus deseos gimiendo "en silencio" su nombre en el baño que quedaba justo al lado del cuarto de mantenimiento además de ser una completa chismosa

-Buenos días señor Nikiforov, se puede saber a que se debe esa atractiva sonrisa?_ preguntó la mujer recargando su pecho en la teclado de la computadora queriendo llamar la atención

-Buenos días Tanya, cosas mías_ respondió el saludo removiendo sus gafas de sol con glamour y dirigiéndose al elevador esperando a que este abriera

-Así que la debió pasar bastante bien, dichosa la mujer que lo entretuvo_ con desquicio empezó a mordisquear la punta del lapicero tratando de verse "sensual"

-Me temo que últimamente has estado haciendo y hablando muchas cosas indebidas más allá de la relación jefe-empleado que existe entre nosotros, te agradezco sea la última vez que te insinúas de esa manera hacia mí, y si mi novio y yo tenemos un día de extremo derroche de pasión eso no es de tu incumbencia_ sonrió con inocencia el albino mientras entraba al elevador_ por cierto necesito que recojas tus cosas, gracias~_

La mujer quedó boquiabierta por lo que acababa de escuchar, y es que el ruso no tenía pelos en la lengua para expresar lo sus pensamientos, decía lo primero que se le venía a la mente sin tener en cuenta lo dañinas o venenosas que se podían escuchar sus palabras sin que él las tomara de esa manera

El ascensor se detuvo en el último piso, salió de él y se dirigió a la oficina de su jefe, ya que se encontraba aún fuera del país le tocaba tomar el mando de la corporación y tenía el permiso de quedarse allí por los momentos. Se sentó en la silla giratoria, tomó el café que dejaban allí todas las mañanas unos minutos antes de su llegada y se dispuso a observar la espectacular vista que tenía gracias a la altura desde donde se encontraba

Dos toques en la puerta de madera y un adelante fue suficiente para que un rubio de ojos verdes y rizadas pestañas se adentrara en el espacioso lugar

-Así que botaste a la loca_ habló Cris sentándose en la silla frente al escritorio

-Fue una de las mejores decisiones que he tomado hasta ahora_ respondió con una sonrisa de oreja a oreja

-Aún no logró entender cómo estando en medio de la tormenta puedes estar tan sereno y relajado_

-Yuuri me enseñó algunas posiciones de yoga anoche, es más flexible de lo que pensé_ tomó un sorbo del líquido

-Pero mira que goloso el niño! Y qué libro te recomendó, Kamasutra uno o dos? _ soltó con picardía

El albino soltó una carcajada estridente para luego levantarse y depositar el recipiente de cartón que tenía entre sus manos en la papelera

-Qué traes ahí?_ indagó viendo el pequeño sobre que traía el otro en las manos

-Llegó esta mañana y es para ti, no se sabe exactamente quien lo envió pero tiene tu nombre_ dijo entregándoselo

Sacó una pequeña navaja suiza y rompió el sello del empaque dejándolo de lado, sacó unas cuantas de fotografías donde se observaba a Phichit, a Mila y a Yuuri mientras charlaban con él el mismo día de la audición, aunque una de esas le llamó más la atención y era una donde el último realizaba su rutina dentro del teatro

-Estuvo en la presentación de Yuuri_ su cara se fue transformando de una alegría total a una seriedad profunda

-Hablas de Sasha o Irina?_

-Alguno de los dos, pero no me sorprendería que ambos hayan ido_

-Al menos hizo una buena toma el desgraciado_ el suizo observó la foto del nipón

-Por qué vengarse justo ahora de lo que ocurrió hace cuatro años?_

-No lo sé pero ahora debes tener más cuidado, sabe que Yuuri es tu punto débil y no dudará en atacarlo con tal de verte sufriendo_ comentó con preocupación_ hoy tendremos al encargado de negocios de Estados Unidos aquí, informales sobre el ataque que hubo, esto no puede pasar por alto

-Él ya debe estar al tanto de todo lo que ocurrió_

-Víctor_ llamó el rubio

-Si?_

-No dejes que esto te hunda_ se levantó del asiento y caminó hacia la salida_ sabes que no estás sólo en esto, y aunque no compartamos la misma sangre todos nosotros somos tu familia y estoy muy seguro de que tu cerdito también te defenderá en lo que pueda_

-Gracias Cris_ le dedicó una sonrisa cálida a su amigo_ pero no creas que no me he dado de como le estabas viendo el trasero a Yuuri, esos duraznos son míos_ cruzó sus brazos haciendo un puchero como reclamo

-Comprobé que son firmes_ abrió la puerta y salió rápidamente riendo por la reacción sorpresiva del peli plata

-Cristophe Giacometti!_



...




Por otro lado un somnoliento japonés se estiraba y frotaba sus ojos después de escuchar toques en la puerta de su habitación y el llamado de la voz de Nadia avisándole de que despertara para que fuera a desayunar. Se sentía cansado y una pequeña molestia en la espalda baja fue despertando junto con el resto de su cuerpo, levantó la sábana que le cubría y confirmó la sospecha de lo que creía haber sido un sueño calenturiento

Estaba completamente desnudo, con marcas que empezaban desde su cuello y terminaban en el empéine de su pié, quiso levantarse lo más rápido posible por temor a que la mujer entrara y lo viera en tal estado pero apenas y pudo poner un dedo en el suelo cuando lo que era una molestia se convirtió en un dolor agudo que lo llevó directamente al suelo  escuchándose un golpe en seco

-Jóven Yuuri qué fue eso? Necesita ayuda?_habló la mujer desde el otro lado de la recámara

-No! Estoy bien, estoy bien!_ se apoyó de la mesita de noche que había a un lado de su cama y como pudo se puso de pié_ estaré abajo en unos minutos, podrías por favor prepararme un té verde?_ pidió tratando de desviar el tema para evitar la entrada de la mayor

-De acuerdo, pero si se requiere de ayuda llámeme y lo atenderé_

-Gracias_

Escuchó como los pasos se alejaban indicando que ésta se marchaba, trató de dar otro paso más pero casi vuelve a caer de no ser porque estaba apoyándose de algo

-Lo hubiera dejado durmiendo en el suelo_ gruñía retomando la caminata dando pequeños pasos_ todo es culpa suya y de su anaconda de… agh... veinte metros_

Logró llegar al baño de la habitación y antes de proceder a descargar sus fluidos sintió algo bizcoso saliendo de su trasero, con mucha vergüenza tocó el líquido que escurría por su pierna

-Lo voy a estrangular_ se dijo a sí mismo al ver la cantidad de semen que desparramaba su entrada

Se dió una ducha con agua tibia, tomó lo primero que vió del montón de ropa que el albino compró para él y se vistió lo más rápido que su cuerpo le permitía hacerlo, salió de su habitación con un cojeo bastante notorio y dolorosamente bajó las escaleras para ir en dirección al comedor. Dió los buenos días a una de las servidumbres que limpiaba la zona y lo veían escuchándose pequeñas risitas y cuchicheos al verlo en tal estado, por último fue a recoger su desayuno y su respectiva tasa de té para terminarlo en menos de diez minutos, y es que aparte de adolorido también estaba hambriento y su estómago rogaba silenciosamente para que algo de comida llegara a él pronto, demasiadas energías había gastado anoche y el arrepentimiento cada vez era más grande

Tenía tiempo después de que su profesora de baile le diera como regalo toda la semana libre, además esa sería la semana en espera de los resultados por lo que los sesenta bailarines que fueron puestos a prueba también se debían sentir igual de nerviosos que él, pero con todo el ajetreo de lo que había sucedido hace tres días lo había olvidado por completo. Phichit estaba en la ciudad aún pero no sabía si invitarlo a pasar una tarde hablando en el jardín de ensueño que tenía Víctor, puesto que sólo era un sexy y ardiente multimillonario ruso ante los ojos de su amigo y no un peligroso e intimidante narcotraficante y jefe de la mafia, en fin, descartó la idea para evitar un posible secuestro del tailandés y empezó a recorrer nuevamente cada lugar del recinto por varias horas en busca de algo que hacer

Si no lograba entrar en esa academia probablemente Minako sensei le recordaría que debía regresar a Japón para proseguir su crecimiento profesional en el mundo de la danza además de estar más cerca de su pequeña familia, Hiroko y su Toshiya Katsuki eran los dueños de una de las aguas termales más famosas en Hasetsu, la ciudad que lo vió nacer, crecer y convertirse en lo que hoy en día era; solía ayudarlos en el Onsen junto a su hermana mayor Mari en los tiempos libres que solía pasar en su hogar ya que la mayor parte de su día a día consistía en estar ensayando en el estudio de su maestra

Sus padres eran las personas más amables, cariñosas y comprensivas, siempre apoyándolo como podían, en las buenas y en las malas. No eran una familia perfecta y eso claro podía estar cuando tenían ciertas indiferencias en algunos momentos, pero si de podía decir que amor nunca faltó entre ellos, aún así el día en que su padre falleció debido a un cáncer que lo iba consumiendo poco a poco; recordaba que en su despedida le dió un abrazo cálido y un tierno beso a su madre, igualmente de él y de se hermana prometiéndoles que siempre los iba a cuidar y acompañar desde donde su alma se encontrara

Sumido en sus pensamientos fue a parar frente a la puerta de ese pequeño salón donde anteriormente había descubierto algunas fotos de su novio en su época de patinador. Entró y cerró la puerta tras de él, se encaminó hasta la repisa donde esperaba se encontraran aún las fotos que había visto la última vez que entró allí y efectivamente las encontró

Tomó exactamente la que le había llamado su atención la vez pasada y con la punta de su dedo empezó a delinear el rostro del Víctor más jóven como si tratara de sentir la textura de su piel

-Hermoso_ pensó detallando más a fondo la imágen del ruso de cabellos largos y recogidos en una coleta, siendo estos adornados con una corona de Rosas azules

En el segundo nivel del estante se encontraban numerosos trofeos ordenados desde el más pequeño hasta el más grande y llamativo, algunas medallas en su mayoría de oro se encontraban también en el mismo lugar pero en este caso todas estaban juntas, mientras que en el tercer escalón se hallaban reconocimientos con su nombre, pero había uno en específico que era distinto a los demás; dedujo a partir de ese certificado que quizás que Víctor abandonó la práctica de ese deporte cuando apenas estaba entrando a la...¿Categoría sénior?, ya que era el único que tenía ese rango de entre los otros

Su mirada pasó a recorrer toda la habitación observando la decoración y algunos libros y revistas sobre patinaje que habían encima de una pequeña mesita, pero esta se detuvo al ver que en una de las esquinas se hallaba una caja polvorienta y algo vieja

Había algo que era característico de él y eso era su curiosidad, aunque la última vez que se dejó arrastrar por ella terminó descubriendo que el hombre que lo había mandado a secuestrar era un narcotraficante, pero Víctor le había prometido que le contaría todo y jamás le ocultara nada de ahora en adelante por lo que esperaba que así fuera. Se acercó y con sus manos trató de eliminar parte del polvo que estaba en la superficie creando una nube de suciedad que le provocó una tos leve, al ver que estaba sellada buscó alguna tijera o quizás una navaja para remover la cinta pero no encontró nada

-Qué puedo usar para romper esto?_ se preguntó a sí mismo hasta viendo a su alrededor

Una idea llegó a su cabeza y se dirigió nuevamente al estante para buscar la "herramienta" que necesitaría

-Esto se ve igual de afilado que uno de verdad_ agarró uno de los trofeos que tenía la forma de un patín cubierto en oro y pasó uno de los extremos de la cuchilla por el adhesivo logrando cortarlo, con cuidado dejó el objeto donde iba y se apresuró a descubrir lo que había dentro; la habitación era única y exclusivamente para guardar cada uno de los premios y recuerdos del ruso, entonces no debía de tener miedo en volver a encontrar armas o documentos ilegales allí, no? Tomó aire y cerró sus ojos mientras lentamente abría el contenedor, pero menuda sorpresa se llevó al ver el contenido

Dos hermosos patines de cuero negro y cuchillas doradas con la bandera de Rusia estampada en la cara externa del talón de la bota se hallaban dentro de esa caja junto a lo que parecían ser varios trajes de las competencias del peli plata

-Son preciosos_ sacó ambos calzados y delineaba cuidadosamente el borde de las hojas viéndolas como si fueran la cosa más interesante del mundo

Los dejó a un lado y siguió curioseando, trajes de distintos colores y tamaños eran sacados a la luz una vez más, hasta que de topó con uno que había visto en el cuadro de la habitación. Un traje completamente negro que poseía una malla abarcando desde la manga derecha dejando un poco notorio el brazo y parte del pecho y abdomen de la persona que estuviera utilizándolo, cristales plateados y blancos de distintas formas estaban adheridos en él, y una pequeña falda cubría parte del muslo derecho en la parte inferior de éste

Un olor suave a menta fresca se desprendía de la prenda embobando al azabache, la acercó a su nariz e inhaló llenando sus pulmones de la cautivadora fragancia, guardó el resto de las cosas que había sacado menos los patines y el traje que tenía en mano y salió de allí con sigilo hacia su habitación adentrándose en ella lo más rápido posible

Se despojó de su ropa y se colocó la vestimenta que de adhirió perfectamente a su cuerpo encajando y resaltando cada una de sus curvas y piernas, se sentía pequeño al pensar que el ruso era del mismo tamaño que él a sus quince años, se sentó en su cama y con mucho cuidado se puso los patines que por casualidad de la vida le quedaron a la medida de sus pies; no era que jamás se había colocado unos en toda su vida puesto que cerca de su hogar había una pista y él junto con Yuuko, su mejor amiga de la infancia, iban allí a pasar el rato, aunque jamás se atrevió a pisar el hielo por mero temor y por más que le insistieran prefería quedarse sentado en las gradas observando a las demás personas patinar

Se levantó tambaleando un poco ya que había pasado bastante tiempo desde que usó unos de esos, se quedó un rato parado acostumbrándose de nuevo hasta que decidió ir a verse en el espejo

El traje realmente le quedaba a la medida e iba con él, los patines hacían una combinación maravillosa, pero había algo que no concordaba con el conjunto que llevaba puesto. Retiró sus anteojos y echó su cabello hacia atrás tal cual como lo hacía a la hora de subir al escenario

Se dió la vuelta y observó lo grande que se veía su trasero con ese atuendo llevándolo a tener un sonrojo inmediato, aunque una sonrisa pícara apareció en su rostro y mordiendo su labio inferior empezó a caminar de un lado a otro sin dejar de ver su reflejo, aunque la magia duró muy poco y se escuchó el sonido del pomo de la puerta abriendo además una voz familiar poniéndole los pelos de punta

-Yuuri~, cariño, no me digas que aún sigues dormi..._












Continuará... UwU

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