¿IMPOSIBLE? | P.P | Spiderman...

By jackxman

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¿IMPOSIBLE? | « Con estos súperhéroes, es imposible que alguien no salga herido algún día. Si cuando "no los... More

►SINOPSIS
►NOTAS
►CAST
►SOUNDTRACK
1 - ¿Alex?
2 - Lunes
3 - Midtown
4 - Viejos amigos.
5.00 - Gracias Araña
5.01 - La niña de Delmar's
6 - ¿Un paseo?
7
8 - Sábado peculiar.
9.00 - Sábado doblemente peculiar
10 - Bibliotecaria
9.01 - No confío
11.00 - Pasta y Ci Vediamo Presto
12.00 - Tiempo al tiempo...
11.01 - Hill
13 - Algo vendrá
14
12.01 - Pasado
15 - Error
SEGUNDA FASE
16 - Amada
17 - Suerte
18 - Están dentro.
19 - Personalidad
20
21 - Madurez
22.00 - Momentos
22.01 - TADASHI
23 - Area Gris
24 - Vida
25 - Palabras
26.00 - No sabes
26.01 - Atención
27
28 - Día • 29 - Noche
30
TERCERA FASE
31 - Pros y Contras
32.00 - Videos
32.01 - Videos
32.02 - Videos
33 - Lazos
34 - Frío
35 - Parejas
36.00 - Casa
37 - Amanecer
36.01
38.00 - Conversaciones
39
40.00 - Taller
38.01 - Conversaciones
32.03 - Videos
40.01
41 - Gripe
42 - Adivinanzas
CUARTA FASE
43.00
43.01
44 - ¿Amigos?
45 - Promesa
46.00
46.01 - Dejar
47 - Energía
48 • 49
48.01
50 - Volver
51. 00 - Traslado
51.01
52.00 - Golpe
52.01 - Bajo
53 - Desesperación
54 - Ocultar
55 - Protección
56 - Vivir
Endgame
57.00 - Feliz
57.01 - Cumpleaños
58 - Decisiones
59 - Terminar
60
QUINTA FASE
61
62
63
64
65 - ¿Posible?
EXTRA(S)
Carta perdida de Tony Stark
SECRET-VERSE
Video de Jen
Carta de Ned
04 de Diciembre del 2004
Audio de Peter
Preludio: Hechos.
2. Llamadas con Tony
3. Maria
4. Peter

10 de Noviembre

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By jackxman

Un poco más de 15 años atrás...

Hola, soy Sofia Hill y tengo un poco más de ocho meses de embarazo. No quiero perder tiempo con detalles, no es nada lindo querer levantarte de la cama y que tu vagina te traicione.

Son más de las siete de la mañana, por fin había logrado quedarme dormida después de una noche de pataditas, pero mi vagina decidió actuar sin mi permiso.

No estoy enojada con Dios, pero cuestiono mucho qué carajo pensó cuando creaba a los humanos. Sobretodo a nosotras, las mujeres.

—De verdad, lo siento —me disculpé otra vez, me sentía avergonzada.

—Cariño, fue un accidente. Cuando la bebé nazca, lavaremos las sábanas muy seguido, estoy seguro —Carlos dejó un beso en mi frente mientras se dirigía a la cocina.

Me recosté en el sillón de nuestra pequeña casa, esto de tener una barriga enorme hacía más difícil encontrar una posición cómoda.

Sobretodo si tu bebé se siente una instructora de Karate.

—Necesito dormir, Alex —me quejé, haciendo reír a mi novio —Y tu papá no ayuda si se ríe de mí.

—Ashley, yo no hice nada —bromeó mientras guardaba su almuerzo y se preparaba para trabajar.

—Alto ahí vaquero, ella se llamará Alejandra —determiné mientras acariciaba mi barriga.

No podíamos seguir discutiendo esto, mi ángel iba a nacer en cualquier momento.

—Ashley suena bien —insistió mientras se peinaba, su cabello comenzaba a verse más largo.

—Acepté que mi hija naciera en México, tu acepta que se llamará Alejandra —me encantaría que fuera un agente, así no podría desobedecerme.

—Ashley Alejandra —sugirió mientras me pasaba una almohada.

—¿Estás jodiendo, cierto?

—Sin malas palabras con mi hija aquí.

—Carlos, estás paranoico —bromee mientras él comenzaba a darme un masaje en los hombros.

—De verdad, puedo faltar al trabajo —insistió, estaba preocupado.

Siempre que está preocupado hace más pequeños sus ojos y forma un muy pequeño puchero, pero esta vez estaba sonriente.

—Fue orina, no rompí la fuente —aclaré mientras él sabía utilizar sus manos —Además, Maria está a una cuadra de aquí —murmuré, mientras él volvía a recostarme.

—Aún no entiendo por qué vino antes de que Ashley naciera, dijo que vendría en su semana de vacaciones.

Oh, cierto. Maria habían llegado aquí desde hace unos cuantos días, en caso de emergencia.

—Se llamará Alejandra —lo corregí —Y tuvo la oportunidad de venir y no la iba dejar pasar.

Es horrible tener que mentirle al hombre que más amo en el mundo entero, pero sé que es por su propio bien. También por el de Alex.

—Solo digo que se me hace ilógico que Tony no esté aquí en la última semana del embarazo y tu hermana menor que prácticamente me odia sí —insistió, tenía que buscar la manera de que se le olvidara.

—Él está con Obadiah, cerrando un trato importante y ya tienes que irte a trabajar, Alex no va a nacer hoy —determiné mientras me sacaba las calcetas —¿De cuándo acá tienes problemas con Maria?

—Oh, estoy casi cien por ciento seguro de que Ashley nacerá hoy —suspiró —No tengo problemas con Maria, soy el problema de Maria.

Eso lo arreglaremos después.

—Sabes, tengo una idea —ya me estaba hartando que él dijera que mi niña se llamará Ashley.

—Tus ideas de embarazo no han sido muy buenas.

Oh amor, más te vale retractarte.

—Estás mintiendo —fingí ofensa, tenía que ganar este asunto.

—El hecho de que decidiste que era una genial idea venir a México con Tony en un avión, en tu sexto mes de embarazo sin una consulta médica previa lo demuestra todo.

Carlos Esteban Blanco Gomez, quiero golpearte ahora mismo.

—La bebé, Tony y yo estamos bien, así que no fue una mala idea —contesté borde.

—Acordamos que yo viajaría a Nueva York para la cesárea, regresaría aquí a terminar este plan de negocios, cumpliendo el tiempo necesario para recibir mi aguinaldo y poder renunciar a mi trabajo. Para después mudarme de nuevo a Nueva York —recordó mientras se ponía los pantalones de trabajo.

Tenía una mala costumbre por usar toda la casa para prepararse antes de salir.

—Sí, pero ahora no será necesario que renuncies al trabajo que amas y Maria estará aquí por un mes, así que no estoy sola —traté de hacerle ver el lado positivo.

Obviamente no podía decirle que es menos probable que me maten en México.

—Exacto, renunciaste definitivamente a tu trabajo y arrastraste a tu hermana menor. Además, habíamos acordado que Ashley sería Estadounidense.

—Como ya te dije, acepté las raíces mexicanas de Alejandra.

—Sé que no eres racista, pero de alguna manera, acabas de sonar como una.

Estoy muy embarazada como para discutir por esto, Charly.

—Es el embarazo —fue lo único que dije, comenzaba a darme más sueño.

—Exacto, como cuando decidiste subir a ese jet con Tony —ahora estaba riendo mientras abrochaba su camisa, no llevaba nada debajo de ella.

Malditas hormonas del embarazo.

Bueno, no eran las del embarazo, eran las otras... Por algo estoy embarazada. Mejor me callo que después él va a ganar esto.

—No tengo malas ideas en el embarazo —insistí fastidiada.

—Era la primera vez que ese jet volaba.

—No soy racista y ¡Cállate de una vez, déjame decirte mi idea! —grité entre risas, su sonrisa era muy linda. Él solamente asintió mientras se ponía la corbata, yo seguí hablando —De acuerdo, son las ocho horas con trece minutos del día diez de Noviembre. Si la bebé nace hoy, se llamará Ashley. Pero si nace después de hoy, será Alejandra.

—No tiene sentido, además, quiero estar contigo cuando ella nazca —sonreía mientras se ataba sus zapatos.

Aún recuerdo cuando podía ponerme unos zapatos sin una barriga de por medio.
Alejandra, no me mal entiendas, te amo. Pero extraño ser una mujer sin un estómago prominente.

—Apenas haya empezado el primer minuto del día once de Noviembre, será Alejandra —determiné mientras él se sentaba a mi lado.

—Estoy seguro de que Ashley nacerá hoy, te quedan ocho días para que se cumplan los 9 meses desde que la concebimos.

Este hombre nunca olvidaba las fechas, ni una sola.

—La única que puede estar segura de eso soy yo, y mi obstetra... —que en realidad, era una doctora de S.H.I.E.L.D., se suponía que ella había reducido mi oportunidad de tener bebés al 5% —Bueno, solo sé que Alejandra no nacerá hoy.

Aunque también me creía estéril... ¡Cállate Sofia, tienes que ganar lo que quieres!

—¿Estás segura de esto? —él preguntó mientras se acercaba a acariciar mi barriga, yo asentí.

—Tan segura como que tienes que largarte a trabajar.

—De acuerdo, iré a trabajar. Pero me llamarás en la primera contracción —determinó mientras tomaba sus cosas.

—Oh claro, estaré sufriendo así que Maria se encargará de eso —quería a mi bebé en mis brazos, pero no quería el sufrimiento —Por cierto, a menos que sea totalmente necesario, Alex nacerá hasta que tú estés sosteniendo mi mano en el parto —el solamente me dedicó una sonrisa y me robó un beso.

—Te amo, madre de Ashley.

—También te amo, padre de Alejandra.

Alex, tenemos que demostrarle a tu papá que se equivoca ¿De acuerdo?

—¿Podrías darme una soda de lima? —pregunté mientras me recostaba de nuevo en el sillón, Maria había llegado desde hace rato.

—Te la serviré —me dijo mientras se alejaba a la cocina —¿Segura que estás bien? —mi hermanita estaba preocupada pero trataba de mantener la calma.

—No te preocupes, yo...

Mierda Alex, eso dolió.

—Aquí tienes —me pasó el vaso, me incorporé con su ayuda, tomé un poco y lo sostuve arriba de mi rodilla.

—Como decía, estoy bien, solo que Alex es muy inquie... ¡Auch! —solté el vaso y ella apenas logró tomarlo.

Pero ahora mismo no me importa que fuera un vaso de vidrio, me importa que mi vestido está manchado de soda.

—Iré por otro vestido, este quedará raro por el azúcar... —murmuró mi hermana mientras se levantaba.

—Sí... El detalle está en que no derramó ni una gota de soda.

En cuanto dije eso, mi hermana se regresó a comprobar lo que me temía.

—Creo que perderás tu apuesta —murmuró.

Quise responder, pero el dolor que sentí no me dejó hacerlo.

—¿Es lo que creo que es? —forcejee mientras me ponía mi mano en la espalda baja, comenzaba a tener algo de sufrimiento.

—¿Contracciones y fuente rota? Eso parece —respondió mientras se levantaba y buscaba las llaves del auto —Llamaré a tu novio.

Quise asentir, pero CARAJO ALEJANDRA.

—De acuerdo, todo estará bien. Todo estará bien ¿De acuerdo? —Hermana, tus malditos nervios no ayudan.

Soy yo la que va a sacar un bebé por su vagina.

—En las piernas del asiento está la pañalera, en el bolsillo está el número de mi obstetra, llámala —le ordené en medio de otra contracción mientras señalaba el asiento del copiloto.

Subirnos al auto fue más difícil de lo que esperábamos, Alex no me dejaba caminar sin sentir que me iba a desvanecer.

—Debíamos de llamar a una ambulancia —repitió Maria como por milésima vez.

No podía calmarme sabiendo que la conductora designada estaba cagada de miedo.

—En la pañalera... Que no está debajo del asiento —murmuró en cuanto el auto se quedó parado en el tráfico.

—En el otro debe estar la mochila de Carlos —grité, comenzando a asustarme.

—¡Auto equivocado! —gritó Maria mientras apretaba el claxon con fuerza, quería que todo el mundo se quitará de su camino.

¡Le dije a Carlos que no se llevara el auto de Tony a su trabajo!

—Llamaré a Carlos, le diré que vaya por el otro auto —me resigné, tratando de mantener la calma —¡¿No podías ser una niña prudente?! —le pregunté a Alejandra.

—¡Ella no tiene la culpa! —sabía que Maria tenía razón, pero quería llorar ¿Por qué me grita?

¡Soy su superior, ella no tiene por qué gritarme!

—¡La tengo yo por que me gusta el sexo, ya lo sé!

Mierda, estoy despotricando de nuevo.

—¡Ahora no puedo quitar eso de mi cabeza! —gritó mientras tocaba el claxon.

—¡Oh venga, tu también tienes sexo cuando puedes!

—¡Yo no soy la que está embarazada!

Maria, te patearé el trasero.

—¡Deja de gritar! Comenzaré a gritarle a los demás que tengo una mujer pariendo aquí —retomó sus palabras, yo aún quiero golpearla.

—Te ayudo —tenía sentido, bajamos las ventanas del auto y comenzamos a gritar —¡¿Por qué mierda no avanzan?!

—¡Hubo un choque, estamos varados! —se escuchó desde el auto de atrás.

—¡Déjenos pasar, hay una bebé que quiere salir de mi vagina! —grité, un señor que conducía a nuestro lado giró horrorizado.

¡Señor, usted también salió de una vagina!

—¡En la otra cuadra hay ambulancias! —escuchamos como gritaban desde dos autos más adelante.

—Vuelvo en menos de cinco minutos —anunció Maria bajando del auto.

—Hey, yo estoy contigo —escuché como una mujer bajaba de su auto que estaba a nuestro lado izquierdo.

Y así fue, como terminé siendo cargada por tres hombres y llevada hasta una ambulancia. Recuerdo que el camino estuvo lleno de gritos telefónicos entre Maria y Carlos, quien se había encargado del otro auto con ayuda de un compañero suyo.
Todo el rato estuve escuchando palabras de aliento de mi novio y de Tony, gracias a un teléfono que me había prestado una camillera.

Parecía que todos querían que Alex saliera disparada de una vez.

—¡Andrea! ¡No dijiste que dolería como el puto infierno! —le grité a mi obstetra mientras me sacaban de la ambulancia.

—Oh cielo, sí lo hice ¡Necesito ese ultrasonido! —le gritó a los internos.

Maria no soltó mi mano en ningún momento durante el recorrido del hospital. Lo que me recuerda...

—Si Carlos no llega a tiempo, le cortaré los testículos —grité en otra contracción, eran dolorosas.

—Yo le cortaré algo más y se lo daré de comer, no te preocupes —bromeó, sabiendo que era lo que necesitaba ahora.

—Ponle nueces, es alérgico.

—Ella está en posición, la bebé va a nacer hoy —anunció Andrea mientras me retiraba el gel de la barriga.

Alejandra daba felices pataditas, las cuales parecían tortura.

—¿Ya no me harán cesárea? —le pregunté.

—Tu niña ya quiere salir y no está dispuesta a negociar, cuando tengas más centímetros, la recibiré. Necesito hacerte una revisión, ya conoces la posición —la mujer era rápida y atenta, pero no era mi novio.

—Amor, son las 7, tu papá sigue en el trabajo —murmuré mientras acariciaba mi panza.

—Creo que ella quiere esperarlo, falta que tengas mayor dilatación —murmuró mientras se alejaba de mí vagina —¿Ya dejo pasar a Maria?

—Las contracciones la ponen nerviosa —reí un poco, hasta acá resonaban sus botas que caminaban ansiosas en el pasillo.

—Sí, me contaron el espectáculo que montaste —ambas reímos y ella tomó mi mano —Cuando Carlos esté aquí, te suministraré lo necesario para que no sientas tanto dolor.

—¿No quieres hacerlo ahora?

—Hey, estuviste como objeto de laboratorio antes de que supiéramos de tu embarazo. Cualquier cosa que haga tiene que ser en extremo cuidado —no era lindo recordar eso mientras Alex quería abrirse camino en mi vagina —Esto tomará tiempo, incluso horas. Sé que eres fuerte.

—Trae a Maria, por que si no, voy a querer golpearte.

—Eres una de mis pacientes favoritas.

—¡Soy tu favorita! —grité en medio de otra contracción.

Casi siete horas después...

Resulta que el tráfico empeoró y Carlos tuvo que tomar un taxi desde el otro lado de la ciudad y correr mucho, además de arreglar el asunto de los autos. Le creía, su camisa blanca estaba casi transparente de tanto sudor.

Por cierto, estoy pariendo.

—Amor, me vas a romper la mano —se quejó, mientras trataba de calmarme.

—Te lo mereces por tus super espermas sobrevivientes de post-day y escapistas de condones —casi grité, Alejandra me estaba robando el aliento.

Le apreté la mano tan fuerte que creí que podía rompersela con otro apretón si me esforzaba. Agradezco haber pagado un hospital privado, necesitaba que él sintiera un poco de lo que yo sufría.

—Venga Sofia, la bebé necesita que pujes otra vez.

Volví a pujar con todas mis fuerzas, no quería defecar sobre la mesa, pero eso no me importaba ahora. Solo importaba que mi niña saliera ahora.

—Ella es muy honesta y será mi esposa pronto —le dijo sonriente a Andrea, quien trataba de no reír y hacer su trabajo.

—¡¿ESPOSA?! —grité tan fuerte que sentía como si me vaciaran por completo.

Carajo, me acaban de vaciar.

—Me acabas de joder la mano —murmuró el estúpido de mi novio.

Segundos después se escuchó un llanto estruendoso.

Oh, mi niña será una reina del drama.

—¿Cómo está ella? —preguntamos ambos viendo como se deshacían del cordón umbilical y la revisaban.

Carlos apenas se levantó y los pediatras dejaron a mi hija en brazos de Andrea.

—12:08 A.M. 11 de Noviembre. La bebé de nombre...

—Alejandra Blanco Hill —dije el nombre y comencé a reír y llorar al mismo tiempo.

Carlos comenzó a llorar en silencio, pero preferí no molestarlo.

—Luce muy sana y puede ser cargada por su padre.

—Hola Alejandra —murmuró mientras la tomaba en sus brazos, sin apoyar su mano apretujada —¿Quieres conocer a mamá? Es casi tan hermosa como tu...

Ni siquiera tenía fuerzas para reclamar.

—Dame a mi pequeño Ángel —Andrea había subido el respaldo de la cama, para que pudiera cargar a mi niña sin tanto esfuerzo —Alex...

—Lamento tu sufrimiento Sofia, ella es y será idéntica a su padre —Andrea hizo una broma, pero estaba demasiado perdida en la belleza de Alejandra que no me importó —Le avisarán a Maria, Carlos tendrá que salir de aquí en un momento.

Tenían que hacerme unos estudios y otras cosas, pero él no debía enterarse.

—La siguiente se llamará Ashley —dijo mientras se levantaba y dejaba un beso en la frente de mi niña —Te amo —murmuró y dejó un beso en mis labios.

—Primero nos comprometemos durante el parto y luego quieres otra niña, tú sí que estás loco —reí mientras él dejaba otro beso en mi frente —Yo también te amo.

—Todo un caso médico —bromeó uno de los internos.

—Mi caso favorito —murmuró Carlos mientras ponía su mano en una vasija con hielo que le tendían y se despedía de mi niña.

—¿Cómo salió todo? —preguntaron Tony y María en cuanto vieron a Carlos acompañado de un interno.

—Todo salió bien —casi saltó de felicidad, al igual que los otros dos —¿Cuándo llegaste? —le preguntó al ingeniero mientras lo abrazaba.

—Seis horas de labor de parto bastaron para que llegara —explicó Stark mientras Carlos y Maria se abrazaban.

—Felicidades —murmuró Maria en su abrazo, si bien la llenaba de ilusión saber que el apellido no moriría gracias a su hermana. Más ilusión le hacía el poder llamarse tía ahora.

Carlos solo les correspondió con una sonrisa, aún le dolía la mano —Me sorprende que hayas llegado antes, estabas trabajando.

—Ningún negocio es más importante que Alex.

—¿Cómo sabes el nombre? —preguntó Blanco extrañado.

—Tu novia lo gritó a media contracción mientras estaba en la ambulancia —bromeó María, se encargaría de recordárselo a su hermana por el resto de su vida.

—En realidad, es mi futura esposa.

—¿Futura esposa? ¿Qué? ¿Cuándo se lo pediste? —preguntó Tony extrañado, María solo se quedó boquiabierta esperando una respuesta.

—Una contracción antes de que Alejandra saliera —admitió y los tres comenzaron a reír.

—Sí, suena como algo que harías —Maria sonreía más que nunca, eso era algo nuevo para los dos acompañantes.

—No sé porqué no me sorprende ¿Dónde está mi sobrina falsa? —preguntó Tony.

—La traerán en un momento, está totalmente sana a simple vista pero tienen que confirmarlo —especificó Carlos —Sofia está dentro, solo que está dormida, primero traerán a Alex para que la alimente y después podemos entrar.

—Bueno, un bebé acaba de salir de ella así que no quiero despertarla —Tony reía más que nunca, por fin había pasado, era tío.

—¿Alguien quiere ir por un café? —preguntó María sonriente, ambos asintieron.

—¿Dónde está mi niña? —preguntó Sofía mientras despertaba.

—Nunca me habías dicho así, pero aquí estoy —bromeó Tony, ganándose un codazo de Carlos.

—¡Edward! ¿Cuándo llegaste? —los ojos de la joven madre se llenaron de lágrimas mientras su mejor amigo la abrazaba —Eso no importa, ayúdenme a sentarme.

—En realidad, es más fácil que yo sea tu niña —Maria siguió el juego mientras los hombres la ayudaban a acomodar a su hermana.

—Hermana, Alex y yo te debemos mucho —Sofia sonrió mientras abrazaba a su hermana menor.

—Sí... Me lo terminarás de pagar cuando tengas ochenta años —murmuró, haciéndola reír.

—¿Cómo es ella? —preguntó Tony, sentándose en los pies de la cama.

—Según la obstetra, idéntica a mi —presumió Carlos sentándose junto a su esposa, ella solamente lo golpeó de manera débil en el estómago.

O al menos eso intentó, pero terminó recostandose en su novio.

—Oh, pobre niña —susurraron Tony y Maria al mismo tiempo, haciendo reír a Sofía.

—Alejandra está más que sa... —la doctora Andrea se frenó a si misma en cuanto reconoció a Stark ahí —No sabía que esperábamos a alguien más.

—Dime que no hay un problema con que seamos cuatro...

—No, ninguno. De hecho, necesito que el padre venga por su nena —sonrió y Carlos se levantó rápidamente después de besar a su novia.

—Creo que hace tiempo, me acosté con tu doctora sin saber que era tu doctora —Tony susurró en voz alta cuando la mujer se fue junto con Carlos.

—¡¿Qué tú, qué?! —preguntaron las hermanas al mismo tiempo, recibió un golpe de Maria en la cabeza.

—Que tu bebé debe de ser increíblemente pequeña y adorable.

—A veces quiero tirarte esos perfectos dientes —murmuró Sofía mientras respiraba enojada.

María estaba organizando las cosas que tenía su hermana en su habitación, mientras que Tony esperaba fuera de este mismo lugar.

—Valió la pena arruinar mis zapatos con vómito de sorpresa —soltó Tony mientras Carlos se acercaba con su bebé en brazos y una enfermera que arrastraba una cuna.

—Júrame que sabes cargar una bebé —le determinó Carlos entrando a la habitación.

—Yo le enseño —Maria intervino, acercándose para tomar a su sobrina. Carlos accedió, sabía que ella sería más precisa —Hola cariño...

Los ojos de Maria se llenaron de lágrimas en cuanto vio a su sobrina, se entusiasmó demasiado cuando descubrió que ella venía en camino, sabía que iba a ser duro ser tía.
Pero también sabía que haría lo que fuera por ella.

—Dame a mi hija, se te fertilizarán tus ovarios —bromeó Sofia, su hermana solamente forzó una sonrisa.

Todos rieron, y Maria lo intentó, hasta hace poco había descubierto que era totalmente estéril. Sabía que no era el momento para decírselo a su hermana, decidió guardar su secreto.

—¡No seas tramposa! Tu la cargarás hasta que aprenda a caminar —reclamó Tony, mientras Maria y Carlos le mostraban la manera correcta de sostener a Alejandra —Hola princesa —la voz de Anthony se volvió aguda al ver a su sobrina falsa.

La pequeña bebé abrió sus labios un par de veces, tenía sueño y no ayudaba que estaba de gira por los brazos de su familia, Tony tomó sus pequeñas manitas y ella rápidamente apretó uno de sus dedos.

—No llevas ni un día en el mundo y ya tienes una buena mano —bromeó Tony, haciendo reír a los presentes.

—Ahora sí, denme a mi Ángel, no quiero desperdiciar ni un minuto —reclamó Sofía.

—Tendremos todos los minutos del mundo —murmuró Carlos recuperando a su hija.

—¿Te parece si tomamos mi propuesta de hace rato como una promesa? —preguntó Carlos una vez Tony y María se fueron.

—¿Ya no te quieres casar conmigo, Blanco? —bromeó Sofia.

—Me casaré contigo vivo y muerto, las veces que sean necesarias por las siguientes ochenta vidas —ambos rieron con semejante cursilería —Sólo que... Me gustaría que mis hijas puedan conocer el lugar donde le pedí matrimonio a su madre, y que no sea una sala de partos.

—Sí, tienes razón. No querré decirle a Alex que su padre me lo pidió en la última contracción.

—Algún día, la dejaremos con sus tíos y te llevaré a un lugar más especial.

—Por mi propio bien, diré que sí.

—Claro que lo harás —ambos sonrieron y se dieron un largo beso.

—Te amo —admitió ella —Y amo a nuestra hija.

—Nuestras hijas —la corrigió Carlos.

—¿Por qué estás tan seguro? —insistió Sofía, comenzaba a desesperarse.

—Soñé que vivíamos en una cabaña con nuestras dos hijas, quiero que eso se cumpla —declaró mientras su esposa se reía de él.

—A veces me asustas, crees mucho en lo que te muestra tu subconsciente.

—Oh, tu crees en los Ángeles.

—Amor, eso no tiene punto de comparación —ella decidió apartarse y quedarse en su propio espacio.

—Sofia, estoy seguro de que tendremos dos hijas.

—Carlos, estoy segura de que no tendrás acción en el próximo año.

—Eso no es justo.

—No soy ninguna máquina de fetos —escupió Sofia mientras lo devolvía al colchón con un dedo en su frente.

—No quise que te sintieras de esa manera... —se retractó inmediatamente.

—Lo sé, estoy jugando —Sofía comenzó a reír y Carlos solo torció el gesto —Quizá sí tengamos otro bebé, pero primero hay que ayudar a Alex para que extienda sus alas.

—Nuestras bebés volarán alto —Carlos sonrió y ella dejó un beso en su mejilla, para después hablarle fuerte al oído.

—¡No soy una máquina de fetos! —casi gritó y por poco su novio se caía de la cama.

Sus risas fueron interrumpidas por el regaño de una enfermera, la mayoría de los pacientes dormían.

—Eres única.

—Pequeña, sé que serás grande algún día... —confesó Sofia mientras cargaba a su bebé, estaban listas para dejar el hospital —Haré todo lo posible por educarte bien —la bebé Alejandra ‹sonreía› con la voz de su madre —Tu padre y yo te amaremos por siempre, de eso estoy segura.

—A veces él es un poco idiota, pero igual te ama —la voz de María sonó a sus espaldas —¿Listas?

—Listas ¿Dónde están ellos? —le preguntó mientras acomodaba a su hija en su portabebé.

—Siguen peleando sobre cuál auto debe de transportar a Alex —ambas rieron —Creo que la falta de sueño los está dejando sin neuronas.

Sofia se quedó mirando a la nada en cuanto puso un pie fuera del cuarto.

—¿Qué pasa? —preguntó María mientras se ponía frente a su hermana que tenía a su bebé en brazos.

—¿Estoy haciendo bien las cosas? ¿Qué tal si apesto como madre? ¿Y si el auto no es seguro para ella? ¿Y si no puedo alimentarla bien? —comenzó a expulsar todas las dudas que se le aparecían, comenzaba a tener un pequeño ataque de pánico

—Sofia, dame a Alejandra —pidió Maria tomando el portabebé, su hermana solo la entregó y volvió al cuarto, sentándose en la cama —Hey, tu me criaste desde que Papá dejó de hacerlo. Alex estará bien, son los mejores padres que podría tener.

—Pero, si alguien quiere lastimarla...

—Hey, no te prometo que nunca llorará o sufrirá. Pero será una gran mujer, será una persona fuerte al igual que tu —a simple vista, parecía que Maria solamente le decía todo eso para calmarla, pero ambas sabían que no era así.

—Tengo miedo de hacerle daño —el rostro de Sofia se llenó de lágrimas cuando Maria tomó en brazos a la pequeña —Creo que es más sencillo que ella me cuide a mi, a que yo la cuide a ella.

—Escucha, tu eres su madre. Sé que llegó en el momento menos planeado, que giró tu vida de un segundo a otro, pero estoy segura que a Alejandra nunca le faltará nada —murmuraba mientras acariciaba la cabeza de su sobrina —Los tiene a ustedes dos, me tiene a mí, y tiene a Tony, aunque eso me causa mucho conflicto —su hermana mayor rió un poco mientras se limpiaba las lágrimas —Necesito que te calmes, ella no está sola.

—Prométeme que siempre estarás para ella...

—Ni siquiera tengo que hacerlo, siempre voy a estar ahí, aunque viva en el otro lado del mundo.

—¿Cómo estás tan segura?

—Porque ella es hija de la mujer que me crió, de la mujer que admiro y amo porque es mi hermana. Yo estaré ahí aunque ella me odie —las palabras de Maria hicieron que Sofia se soltara en llanto.

—Te amo hermanita —murmuró Sofia mientras trataba de contener su llanto.

—A nuestro padre le hubiera encantado estar aquí —expresó Maria, la mayor asintió mientras la abrazaba.

—Sé que está orgulloso de nosotras, sobre todo de ti —Sofia recibió un pequeño golpe en la cabeza de parte de su hermana —Eres una estúpida —comenzó a reír y le devolvió el golpe.

—Oh, hay dos estúpidos que nos están esperando abajo.

3:52 A.M.

Tony había decidido que dormiría en el sofá de Carlos y Sofia, quería estar ahí por si algo se ofrecía. Y ciertamente, no quería dormir en el mismo techo que Maria. Por fin había dormido más de cuatro horas seguidas desde que se enteró del embarazo, el insomnio y la ansiedad se apoderaban de él siempre que pensaba en la situación.

Obviamente, él no era el único con ese problema. Todos dormían en esa casa, estaban exhaustos con todo lo que había ocurrido durante el día.

Bueno, todos menos una bebé que comenzaba a llorar en el cuarto de sus padres.

—¿Debería?... No, no debo —Tony suspiró, los pequeños quejidos de la bebé lo atormentaban. No podía creer como Sofia y Carlos no lograban sentirlo.

—Ale... —escuchó un balbuceo de su mejor amiga, estaba hablando dormida.

—Lo haré —murmuró Stark, levantándose del incómodo sofá.

Se acercó con el mayor sigilo posible, aún así despertó a su mejor amiga.

—Shhhhh... —los dos se silenciaron mutuamente, tratando de no despertar a la bebé.

Sofía solamente señaló la cuna que estaba al otro lado de la cama, necesitaba un momento para despertar y la ayuda de su mejor amigo para que su bebé no llorara.

Esa era la primera vez que Tony cargaba a Alex sin ayuda.

—Princesa, no llores por favor —susurró Tony, la bebé iba a comenzar a hacerlo, pero él colocó su dedo justo como horas atrás—-Ahora, vamos a la cocina porque vas a despertar a Papá.

Sabía que no le correspondía hacerlo, pero había visto como su amigo apenas podía mantenerse de pie. Caminó un poco hasta llegar con su amiga, le entregó a su bebé, pero ella no soltaba el dedo de su tío.

—Oh cariño, afortunadamente él no es tu papá —bromeó Sofia, haciendo reír a Tony —Me sorprende que hayas despertado primero que yo.

—Sí, creo que no estaba tan dormido... —ambos sonrieron —Escucha, no quiero que Carlos crea que estoy cruzando una línea, yo hablaré con él y...

—Hey, Carlos está encantado con que ustedes me ayuden ahora, él está sobrecargado de trabajo pero quiere que creamos que no es así —la pequeña comenzó a llorar nuevamente, esta vez con sus manitas en otra parte del cuerpo, ahora de su madre —¿Quieres girarte? Creo que tiene hambre...

—Como tu lo desees —sonrió Tony, mientras daba la media vuelta, sentándose en el sillón y viendo hacia la pared.

—La verdad, tengo miedo...

—Es mentira, solo quieres que te lo asegure alguien más, tu sabes que todo estará bien. Y si no lo está, es porque no tiene que estarlo, así de simple —murmuró Tony mientras sonreía.

—¿Desde cuándo me conoces así de bien? —preguntó Sofia, haciéndolo reír.

—Estoy seguro de que nunca le faltará algo a ella, solo basta con mirarla. Es un imán de drama y amor —el castaño sonreía recordando todo lo que había pasado desde que se había descubierto el embarazo.

—Tengo miedo de no estar en todos esos dramas.

—Oh, no empieces —Stark comenzó a reír, ofendiendo a su amiga —So, no te diré que ella nunca va a llorar, o que va a romper un corazón o que le romperán el suyo. Pero ambos sabemos que ella saldrá de eso, es hija de ustedes dos, está destinada a ser fuerte.

Sofia se quedó callada, sus hormonas seguían en una montaña rusa y quería llorar.

—Además, me tiene a mi. Estoy seguro de que estaré para ella aunque ella no me quiera ahí —ambos rieron un poco, tratando de no hacer mucho ruido.

—Agradezco no haber hecho caso cuando dijeron que no confiara ti.

—Siempre apuestas por este desequilibrado, deberías de ir con un neurólogo —la broma de Tony casi hace que Sofia se riera a carcajadas.

—Desequilibrado, tendrás que ayudarme a reducir todo el sufrimiento para tu sobrina.

—¿Sabes? Prefiero que ella me diga Tio Tony en lugar de desequilibrado —perdió un momento la noción del porqué de su posición y dio una rápida vuelta, Sofia se giró rápidamente —Yo no vi nada.

—Ella te dirá idiota algún día, lo demás ya lo veremos.

—¿Sofia? —la somnolienta voz de Carlos se escuchó de fondo haciendo reír a los restantes.








13 de Julio del 2020, segundo aniversario de esta locura.
Agradecimiento especial por su ayuda a: badgirlsat. heylittlegirl12. xGyllenhaalx. Y Felicia.

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