━ME DUELE━
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No sé como termine aquí.
Solo podía desde adentro del cubo perfecto a los demás peleando. Tanto Elizabeth como yo junto a Merlín, Escanor y Hendrickson estábamos observando la pelea que los demás le daban a quien lamentablemente es mi suegro.
──¡¡Protegeremos a Elizabeth y Amaris cueste lo que cueste!! ─escuche el gritó de Diane mientras intentaba atacar a Rey Demonio sin embargo el se cubría.
En un momento repentino este logro herir a todos e incluso destruyo el cubo siendo heridos por igual. Por suerte mi hermano me tomo ante de recibir más daño.
──¡¡Detente!! ─le pidió Ludociel a Mael mientras yo le curaba la herida en su pecho. ──¡No tienes posibilidades de competir contra un oponente como él!
──¡No puedo solo sentarme y dejar que asesine Amaris y a Elizabeth!
──La verdad no entiendo, ¿por qué siguen atacando cuando es inútil? ─mire a el rey mirarnos con superioridad. ──Voy a eliminar su maldición y ponerle fin en descanso a sus almas.
Ahora era un hecho de que solo liberaría a Elizabeth de la maldición mientras que a mi simplemente me quiere matar.
──¡Oye, rey demonio! ─este miro a Hawk que estaba en un cubo perfecto un poco apretado debido a su tamaño. ──¡Si te atreves a ponerle un solo dedo Amaris y a Elizabeth, entonces tendrás que lidiar con el capitán de las sobras! ¡Más bien con el rey de las sobras, el rey Hawk! ¡¡Y como rey de las sobras, cuando despierte mi verdadero poder, podre devorarte de un solo mordisco!
Cerré mis ojos ante tal estupidez. ¡Acaso este puerco no sabe callarse en situaciones graves!
──¡Hawk! ¡¡No lo provoques!! ─le gritó Elizabeth.
──¡Qué clase de Rey demonios eres! ¡Si te estas temblando las piernas, ¿no? ─el rey demonio solo se giro mirando con una sonrisa a Hawk.
──¡¿E-esa criatura es un completo idiota?! ─habló Ludociel sin creer lo que Hawk hacia. ──¡¿Qué esta haciendo?!
──¡¡Mierda, Hawk!! ¡Deja de provocar al viejo bastardo de esa forma! ─grité sin miedo a como lo llamé. ──¡El maldito viejo mal parido no deja que personas inferiores le hablen de esa manera!
──¡Amaris, tu cierra la boca! ─gritó Ludociel temiendo por mi vida. ──¡Qué sea tu suegro no significa que le caigas bien!
Y a los segundos miré como uso su poder en Hawk dejándolo muy malherido.
──El solo mirar tu cara me enfurece. Te enviaré con tu hermano mayor aquí y ahora.
──¡Detente! ¡¡No lo hagas!! ─pidió Elizabeth pero él la ignoro.
Antes de que lograra su cometido de matarlo, Hawk desapareció mientras una presencia familiar se poso al lado de mi estúpido suegro de mierda.
──¿Puede oírme capitán? ─habló intentando hacer que su voz se escuchara en donde quiera que este Meliodas.
──¡¡Es...!!
──¡Es pecado de la codicia! ─le comenté a mi mellizo.
──¡Saquemos a este mal padre tuyo de aquí~! ─sonrío mientras tenía a Hawk en su mano y el Rey Demonio lo miraba.
──¿Dijiste que me ibas aplastar a mí, el Rey Demonio? ─preguntó con tono arrogante. ──¡¿Tú?! ¡¿Solamente tú?! ¿Cómo esperas hacer eso?
──Cuiden al maestro por mi. ─dijo lanzando a Hawk.
──¡Ban! ¡No importa cuan inmortal seas, no hay nada que puedas hacer tú solo! ─le gritó King.
──Ah, sobre eso. Desafortunadamente ya no soy inmortal. ─me sorprendí de ello. ──Le regrese a Elaine a la vida. Usé todo mi poder de la fuente de la juventud~. ─tronos sus nudillos mirando a el rubio. ──Muy bien~ ¿por qué no comenzamos a sacarte del cuerpo del capitán?
──Niño estúpido. ─expresó el vejete estúpido. ──¡Este es el poder de un Dios!
Sentí el una tormenta de energía toxica por todo el lugar, por suerte King logro usar su capullo salvando a todos.
──Tsk. Esto es una brisa suave comparado con el purgatorio. ─expresé sin daño alguno después de todo estuve años siendo torturas en en purgatorio antes de recibir las maldiciones. ──Supongo que ese zorro sabe lo mismo. ─tenía entendido que había ido al purgatorio por el rubio.
──Maldita, mensa. ¿En dónde te has metido? ─preguntó Ludo.
──En todas partes, hermano mío. ─estaba preocupada por Zeldris hace rato que no lo he visto. ──¿Han visto a Zeldris?
──No. Y si lo viera no te diría. ─mire mal a Ludociel.
──Lo siento, enana. No lo ve visto. ─solté un suspiro pesado.
De repente la tormenta se disperso.
──¡¿Por qué la tormenta se disperso?! ─pregunto el azabache.
──Hermano... mira eso. ─ante las palabras de Mael miramos a el zorro pelando puño a puño con el vejete.
──¡Imposible! ¡¿Esta luchando golpe a golpe contra el rey demonio?!
Podíamos sentir la presencia del verdadero Meliodas luchando internamente con el rey demonio y eso lo afectaba para seguir la pelea.
Gowther logro usar su poder entrando en su mente apoyando a Meliodas junto a los demás. Eso afecto mucho ya que intentaba matar a los que estaban dentro de su mente.
──¡¡Voy a cortar la fuente de ese poder!!
Los tres nos pusimos al frente de ellos enfrentado a el viejo bastardo.
──¡¡Nunca permitiremos eso!! ─gritó Ludociel.
──¡¿Miembros de los cinco arcángeles se atreven a levantar sus espadas contra un dios?!
Este uso su poder haciendo aparecer una mascara conocida como "el sabio suspirando".
──También este pequeño humano de aquí se levanta ante ti. ─el zorro habló levantándose del suelo.
Logró hacer que la mascará cayera pero el viejo bastardo le proporciono un golpe y la mascara se volvió a levantar.
──Este es un asusto familiar entre padre e hijo. Los ajenos a esto no deben entrometerse.
La mascara abrió su boca dispuesta a matarnos.
──Es imposible. ¡No hay forma de protegernos contra eso! ─expresó Mael.
──Hermano. ─mire a Ludociel estar comenzando a desaparecer.
Y fue entonces que esa cosa nos ataco, cuando creí que moriríamos Ludociel había logrado protegernos.
──¡Ya basta de esta lucha inútil!
──¡¡Hermano!! ─expresamos a ver su cuerpo desvanecerse más rápido.
──¡No los volveré a perder! ¡¡Ni a mis amigos... ni a mis pequeños hermanos!! ─gritó aguantando la protección.
──¡En cinco segundos más, ya no quedará restos de ti! ─habló el vejete. ──¡¡Yo te detendré antes de eso!!
──¡¡Ven y atrevete!! ─por suerte Ban se enfrento de nuevo pero le dificultada. ──¡Demonios...! Ha este paso ellos va...
──¡Suficiente Ludociel! ─le grité. ──Ya no puedes soportar más...
──¿Qué dices, mensa? ─sonrío mirándome de reojo. ──Si de eso se trata ser el hermano mayor, ¿no? ─me sorprendí de sus palabras. ──Nací antes que ustedes con una misión en especifico. Y es cuidar a mis pequeños y torpes hermanos menores.
──Ludociel... ─ambos no pudimos retener aquella lágrima traicionera.
Él cayó sin energía y antes de que el bombardeo nos diera alguien destrozo la mascara.
──Tú... pero, ¿por qué? ─murmuró Mael mirando la silueta de él.
──¡Tú...! ─el vejete se miraba enojado. ──¡Zeldris! ¡¿Qué significa esto?!
──Tengo asuntos pendientes con Meliodas. Te pido que no interfieras en esto, padre.
──Zeldris. ─sonreí al verlo bien.
──Pero antes de eso, hay una cosa que quiero preguntarte. ¿Me ordenaste ejecutar a la Diosa de la Muerte aún sabiendo mi relación con Amaris? ─baje mi cabeza al escuchar esa pregunta.
──Eres un tonto que no puede entender cómo se siente un padre que quiere salvar a su hijo de una enfermedad mortal.
──¿Qué...? ─preguntó sin entender las palabras de su padre.
──Eres débil. Y esa debilidad es una enfermedad. ─arrugue mi entre cejó ante sus palabras. ──¿Por quien me tomas? El mandamiento que te otorgue me contó hasta el último detalle de ti. Qué intentaste ocultarmelo mientras continuabas teniendo tus pequeños encuentros amorosos con esa pequeña diosa. Que desodececiste mi orden y en lugar de ejecutar a la Diosa de la Muerte la sellaste. Esperando que un día pudieras robar el trono del rey demonio. ¡¿Sin mencionar el hecho de que en realidad estabas tratando de crear un inframundo en donde pudieran vivir en paz y armonía?! ¡¡Totalmente absurdo!!
Y de nuevo dejo de caer una de sus crestas y con ella se iba creando otra mascara pero más grande llamada "el ermitaño del momento".
──Pero desde que me has estado desobedeciendo, había estado pasando todo por alto y es por eso que no mate a esa estúpida diosa. Pero esto acaba ahora.
Zeldris no tardo en acabar con ello pero por sorpresa un ataque mágico logro herirlo.
──¡Zeldris!
──¿Cómo...? ¿Creí que los ataques mágicos no afectaban a Zeldris? ─al igual que yo, mi mellizo estaba sorprendido.
──¡¿Lo olvidaste?! ¡Yo fui quien te dio ese poder "el rey demonio"!
──¡¡Maldito viejo bastardo!! ─use mi espada mandando "corte congelante" pero mi poder no le hacía no cosquillas.
──No te esfuerces, pequeña diosa. ─sonrío con burla. ──En tu estado actual no puedes ni hacerme una herida.
──Tsk. ─logré crear una pequeña cama de copos de hielo para amortiguar la caída de Zeldris. Intenté ir con él pero el viejo bastardo no me permitía al estar en el medio.
──¡Eres un bastardo de mierda! ─exclamó Ban enfurecido. ──Ese es tu hijo... ¡tu propia carne y sangre, ¿o no?! ¡Así que, ¿qué diablos intentas hacer?! ─en respuesta recibió un puñetazo.
──¡Soy el Rey Demonio! ¡¡No tengo porqué conservar a debiluchos en mi linaje!!
Me levante al verlo distraído para ir con Zeldris.
Mala idea.
──¡¿A dónde crees que vas, diosa asquerosa?! ─logre esquivar su ataque. ──¡¡No te acercarás a él para curar sus heridas!!
──¡¡Si no lo hago morirá, vejete de mierda!! ─grité esquivando otro de sus ataques. ──¡No me importa lo que pienses de él! ¡¡No dejaré que una mierda cómo tú lo terminé matando!!
──Si tanto quieres estar con él... ¡entonces muere! ─abrí mis ojos al sentir tremendo choque de poder en mi cuerpo.
──Mierda... ─sentí mi cuerpo chocar contra el duro suelo.
──¡Amaris! ─escuche el grito de Mael junto al del zorro.
──C-carajos. ─me levanté escupiendo la sangre que había en mi boca. ──Esa estuvo buena para alguien que es un viejo decrépito. ─solté una risa limpiando la sangre de mis labios. ──¿Humh? ─mire cómo este comenzó a gritar para después ver como comenzaba a moverse por el cielo con desespero. ──¿Qué mierda le pasá al bastardo?
──Esa es la agonía de la muerte del rey demonio. ─mire sobre mi hombro a Merlín al parecer ya regresaron. ──Planea llevarse al capitán con él. ¡¡Necesitamos sacarlo de su cuerpo ahora!!
──¡Por ahora hay que dejar que deje de dar vueltas! ─comentó Ban. ──¡En verdad no sabes cuando rendirte, ¿no?! ─y justo le dio una patada mandando arriba.
Con eso tome a Selene apuntando la el filo a su dirección.
──Ark/Cubo perfecto/Jardín de polen/Escudo lunar. ─hablamos los cuatro creando nuestros escudos. ──Técnica Combo: Prisión Cuádruple.
Sin embargo este logro traspasar los cuatro escudos. Diane logro crear una torre dejando a este en la punta a disposición del zorro que logro deshacer la torre debido al inmenso golpe que le dio a el vejete.
──Voy por ti capi. Ya es hora de traer tu trasero de vuelta aquí~.
──¿Funciono?
──Sí. ─Elizabeth limpio su lágrima. ──¡¡Bienvenido de regreso!!
──Cielos. ─soltó el enano todo golpeado. ──Mi cuerpo esta hecho un infierno.
──Del infierno a la casa, así es~ ─comentó con burla el zorro.
Corrí directo a mi hermano quien estaba en las últimas.
──Ludo... ─su cuerpo estaba por desaparecer.
──Esta tan... silencioso. ─murmuró. ──¿Me dirán... que esta pasando? Ya no puedo... ver nada. ─tomé su mano y él la apretó.
──Ha terminado, hermano. ─acaricie su mejilla. ──Él rey demonio ha sido aniquilado. La amenaza ha sido eliminada.
──Y todo gracias a sus esfuerzos. ─aclaró Mael mirando a lo lejos a los pecados. ──¡Lo siete pecados capitales! ¡Ellos han conseguido hacer lo que nadie pudo!
──Hmp... qué ingenuos. Qué el rey demonio haya sido aniquilado no significa que la guerra santa haya terminando. Aún así, hermanos. Este es sin embargo el primer pequeño paso.
Mael me miro y yo a él al no saber a que se refiere con eso.
──El primer paso que los clanes de las diosas y demonios, quien una vez se odiaban el uno con el otro, están dando juntos. ─sonreí al igual que mellizo.
──Precisamente. ─se escucho la voz de Elizabeth llegar. ──Nunca pensé escuchar esas palabras como esas viniendo de ti.
──Por favor, olvídalo. ─solté una leve sonrisa dejando de sentir su apretón de manos desvanecerse. ──Yo estaba simplemente cansado de esta guerra santa sin sentido.
──No lo olvidaré. ─dijo la platinada. ──Nunca olvidaré cómo todos ustedes arriesgaron sus vidas para protegernos. Gracias, Ludociel y a ustedes, Mael y Amaris.
──Amaris, mensa. Solo quiero que sepas... que aceptaré a cualquier hombre que te haga feliz... ─sonrío... desapareciendo con una sonrisa.
──Hermano... ─sentí los brazos de Mael abrazarme.
Me levante yendo a buscar a Zeldris mientras ellos hablaban sobre romper la maldición, alcance a escuchar decir de parte de Meliodas que absorbió el poder para romper la maldición cosa que me dio igual.
Me estaba desesperando al no encontrar a Zeldris en ningún lado. Mi corazón latía frenéticamente y mis manos sudaban mientras mis ojos se movían por todos los lados.
Estaba tan distraída que no sentí las presencias de todos llegar a mi lado. Los sentí cuando una gran ráfaga salía debajo mío dejando ver encima de mi cabeza mis dos maldiciones.
──¿Qué demonios? ─giré mi cabeza mirando a Meliodas me sorprendí al ver la misma apariencia que su padre llevaba cuando tenía su cuerpo.
──Le hice una promesa a Zeldris. ─habló mirando mis ojos. ──Es hora de cumplirla.
Uso su poder deshaciendo las dos formas de mis maldiciones. Sentí mi poder aumentar llegando a traspasar los 150 mil mientras mi cuerpo crecía y mis fracciones en mi cuerpo eran más grandes que antes al igual que mi cabello y mis alas.
──¡Wow! No sabia que Amaris fuera tan linda. ─escuche a Diane.
──¡Su poder... aumento espontáneamente! ─gritó Hawk.
──Ahora por fin conocerán a la verdadera Amaris. ─habló Meliodas volviendo a su ropa de antes.
Todos estaban felices sin embargo yo por mi parte solo miraba hacia bajo. Zeldris ya no estaba, y ahora con mi verdadero poder no puedo encontrar su magia o presencia, es como si se esfumará por arte de magia.
Cómo si hubiera muerto.
──Meliodas. ─mire a el rubio con una sonrisa. ──Mátame.
──¡¿Qué?! ─expresarón todos sorprendidos de mis palabras.
──Amaris, ¿qué dices?
──Zeldris... no esta por ningún lado. ¡No puedo sentir su poder! ─mis ojos se cristalizaron. ──¡¡No quiero vivir si no esta él!!
──Aunque me lo pidas... no puedo hacerlo.
──¡No lo entiendes! ─mis lágrimas bajaron de mis mejillas. ──¡Estaba dispuesta a morir a su lado! ¡¿De qué me sirve vivir si no podre verlo de nuevo?! ─mis rodillas perdieron equilibrio cayendo al suelo. ──Necesito a Zeldris. ¡¡Zeldris!! ─grité mirando el cielo. ──¡¡¿Dónde estas?!! ¡¡¡Te necesito!!!
──Amaris. ─Diane y Elizabeth lloraban por mi sufrimiento mientras los demás miraban a otro lado con lastima.
──Por favor, Meliodas. Mátame. ─lo miré con mis ojos hinchados por mis lágrimas.
──No.
Bajé mi cabeza viendo las gruesas lágrimas mojar la tierra. Solté un gran grito de dolor mientras llevaba mis manos a mi cabello, me dolía el pecho, por más que me esforzaba por buscará su presencia no lograba nada.
──Hey, enana. ─unos brazos me cargaron dándome suaves palmadas en mi espalda. ──Él debe de seguir vivo. No morirá tan fácil, no hasta verte de nuevo. No llores, princesa. ─deposito un beso en mi frente.
──Mael... ─me miro a los ojos. ──Me duele. ─cerré mis ojos llevando mi mano a mi pecho. ──Duele mucho.
──Lo sé. ─acaricio mi cabello. ──Es mejor que descanses. Lo necesitas.
No... lo necesito a él. ─intenté levantarme pero un golpe en mi nuca me desconcertó.
──Z-zeldris... ¿dónde... estas?
Cerré mis ojos cayendo en una profunda oscuridad.