━HERMANO MÍO━
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──Ahora vamos a definir la estrategia de batalla, así como la lista de grupos y su formación. ─habló la mocosa una vez que todos estuvimos presentes en la reunión.
──Estoy sorprendido. Realmente es la gracia de Mael. ─escuche a Sariel mirando a Escanor quien parecía enojado.
──No puedo creerlo. ─balbuceo Tarmiel.
El león del orgullo les dio una mirada feroz a los dos que estaban hablando de su gracia o en su caso poder.
──¡¿Qué?! ¡Es mejor que sepan que estoy de un mal humor!
──¿Humh? ─gire mi cabeza mirando a el mayor. ──Nadie te pregunto, estúpido. Ahora cierra el hocico e igual ustedes dos. ─ante mi mirada los tres temblaron mirando a otro lado.
──Incluso enana sigue dando miedo. ─mire de reojo a Tarmiel. ──¡Lo siento, Amaris! ¡No me mates!
──Entonces cállate. ─y con eso ya no dijo. ──Puedes continuar ངགྷནཥདྷ.
Los humanos alzaron una ceja al no entender lo que dije. Y no me sorprende, el verdadero nombre de Merlín no es para que humanos puedan entenderlo.
En todo este tiempo me la pasé pensando en los días que se avecinan en lugar de poner atención a la estúpida reunión.
──Amaris. ─mire a Merlín. ──¿En que grupo desearías estar?
──Ella estará en el grupo de búsqueda y destrucción junto a Sariel y Tarmiel. ─contestó mi hermano.
──Creí que lo mejor es que este en el grupo de asalto.
──Estoy con mi hermano. ─aclaré levantandome de mi asiento. ──Estaré ayudando a Sariel y Tarmiel y cuando termine... ─mire a la pelinegra. ──Iré con Zeldris.
Y con esas palabras salí de aquella habitación, no quería ir en el grupo de asalto por el mismo motivo de Elizabeth. No quería verlo, no me sentía preparada para ello por eso pretendo ir cuando termine con los demonios y cuando él probablemente no este tan ocupado peleando.
━CAMELOT━
──Actualmente tenemos cinco mandamientos en nuestra posesión incluyendo el tuyo, Zeldris. ─comentó cierto rubio. ──Para poder absorberlos completamente sin ningún rechazo se necesita hacer dentro de media dia. "Ofréceme" los faltantes tan pronto como los obtengas.
──Entendido. ─acepto sin rechistar aquel azabache.
──¿Seguro que estarás bien, Zeldris?
──Qué, ¿crees que caeré entre las lineas de los cinco arcángeles sin mi mandamiento? Más importante, Meliodas. ─lo miró con seriedad. ──No has olvidado. La razón de mi cooperación contigo, ¿cierto?
──Mantendré mi promesa sin importar qué. ─le afirmó su hermano. ──Tan pronto como tenga los diez mandamientos y me vuelva el rey demonio, así será.
──Confío en ti.
──Zeldris, perdóname. ─el azabache lo miro de reojo. ──Por el tipo de hermano mayor que soy.
Sin embargo él no dijo nada. Ya había hecho muchas cosas que lo dañaron hace más de 3000 años, había hecho cosas que no son fácil de perdonar.
──Lo haré cuando rompas la maldición de mi amada. ─murmuró creyendo que no fue escuchado.
Eso haré. ─pensó el mayor.
━REINO DE LIONES━
Podía sentir una masiva cantidad de demonios venir de la dirección de Camelot, sabía que Zeldris no venia entre ellos algo que me alegraba y entristeció a la vez.
Mientras volaba ignoraba por completo a los humanos halagar y gritar con euforia. Solo me limitaba sobrevolar a todos siendo seguida por Sariel y Tarmiel.
──¡¡Luego del paso de 3000 años, la guerra santa esta a punto de empezar una vez más!! ─habló Ludociel en el cielo siendo escuchado por todos. ──¡¡Damas y caballeros de Stigma!! Les prometo la victoria. ¡Esta mano blanca que guía debería cortar la linea sanguínea oscura, y con tus espadas y lanzas, deberás salvar Britania!
Y con eso todos tomaron más confianza en si mismos y gritaron con más euforia.
──Parece ese ser el final de tu regocijo autosatisfactorio. ─mi hermano solo miró mal a Escanor ante esas palabras.
Ya habíamos caminado por un pequeño tramo encontrando a lo lejos a una gran cantidad de diferentes tipos de demonios, había tanto blancos como albiones.
──H-Howzer... ¡Capitán de los caballeros sacros! ¡D-denos... su orden! ─este solo se quedó helado sudando frio por unos minutos.
──¡A la carga! ─con eso todos fueron directo hacía los demonios.
Unos demonios me rodearon por completo, solo estaba esperando el momento indicado para acabar con ellos de un solo ataque.
──Flechas de salvación. ─de mis manos varias luces salieron disparadas a los demonios acabando con ellos. ──Reciban la misericordia de la Diosa de la Muerte. ─levanté mi mano a la vez que mis dos hermanos lo hacían. ──Omeha Ark.
Una gran arca de luz acabo con una gran parte sorprendiendo a los presentes.
──¡¡King!!
──Si... esa luz. Es...
──Omega Ark. ─les afirmó Gowther.
──¡¡Có...cómo se esperaba de los cinco arcángeles!!
──Si seguimos así, esto no nos servirá ni para calentar para la pelea contra los diez mandamientos. ─escuche Tarmiel hablar a mi lado izquierdo. ──Especialmente... para la pelea contra él.
──Hace 3000 años, no pudimos vengarnos por Mael. Pero esta vez, ¡no volverá a suceder! ─le siguió Sariel. ──Mandamiento del amor, Estarossa.
──Sariel, Tarmiel. No se confíen. ─los mire de reojo. ──Recuerden que él mato a Mael, él más fuerte de los cinco. ─regresé mi vista al frente justo a tiempo para usar mi flecha de salvación con un albion. ──No podemos confiarnos, chicos.
──Supongo que tienes razón, Amaris. ─habló Tarmiel.
「🥀」
Solo observaba a el último de todos esos demonios salir huyendo del campo de batalla.
Ignoraba como siempre a los estúpidos humanos en especial ese grupo a quien mi hermano les lavo el cerebro.
──¡Hmp! ¡Qué estúpido! ¿"falsa esperanza"? ¡¡Qué grosera!! ─le gritó a Eliabeth que le explico lo que Ludo les hizo. ──¡No tienes idea de lo que estas hablando! ¡¡No entiendes nada!!
──¡¡Hey...!! ¡No le hables así a Elizabeth! ─levanté mi mano a Diane para que se callara. ──Amaris...
──En efecto, no entiendes nada. ─hablé atrayendo su atención.
──¿Tú sí? ─preguntó con arrogancia hacia mi persona.
──Les hablaba a ustedes, chicos. ─les explique a todos lo que Elizabeth se la pasó haciendo en todo este tiempo.
Persuadir a los demonios para que se retiraran y no lucharan.
──¡Pero al final, ella fue totalmente inútil! ¡Ella no ayudo en nada como tú! ─alce una ceja ante eso.
──Suficiente de tu ignorancia. Silencio. ─le calló Sariel al no gustarle la forma de háblarme.
──Sin mencionar que los efectos de "Falsa esperanza", no hay ninguno que cure heridas. ─aclaré sorprendiendo a el estúpido humano.
──¡¿Entonces cómo...?!
──Tanto Lady Elizabeth como Amaris se la pasaron curando sus cuerpos en toda la batalla. ─comentó Sariel. ──Sin ellas la mitad de ustedes ya habrían muerto.
Yo no le di tanta importancia.
──Creo que lo mejor es ir con Ludociel. ─dije mirando a los chicos de reojo. ──En eso habíamos quedado. Una vez que terminara aquí iría con ellos.
──Supongo que tienes razón. ─Sariel se cruzo de brazos. ──Ya terminamos con los demonios. Puedes ir con tu hermano.
──Los veré después.
Sin perder tiempo me alce en vuelo en dirección a Camelot. Pero no pude llegar muy lejos cuando sentí dos poderosas presencias provenir de donde me aleje. Podía sentir a Sariel y Tarmiel pelear con una que aumento de repente sintiendo como se iba alejando del lugar y no solo.
──Elizabeth. ─me quedé mirando aquella dirección por donde sentía el poder perderse. ──Tsk. ─cerré mis ojos partiendo mi cabeza en saber si debería de ir tras él o seguir mi camino. ──¿Por qué mierda tengo que terminar por salvarte el pellejo? ─di medía vuelta dirigiendome a donde sentí esa presencia. ──Y más encima... ese bastardo. ─me lleve mi mano a mi cabeza al recordar que él asesino a Mael. ──¿Por qué...? ─balbuceé intentando recordar su rostro. ──¿Por qué no puedo recordarte hermano mío?
Hice una mueca al esforzarme en intentar recordarlo por más que lo hacía me era imposible solo el despreciable rostro de Estarossa pasaba por mi mente.
──¡Mierda! ─expresé llevando mis manos a mi rostro estaba a uno pocos kilómetros de las ruinas del teatro del cielo. ──¡¿Por qué no puedo dejar de ver su rostro?! ¡¿Por qué no puedo recordarte, Mael?! ─grité sin poder retenerlo.
Cerré con fuerza mis ojos mientras apretaba mi mandíbula, mis fuerzas disminuyeron dejándome caer al vacío.
──Mentira... ─mis ojos se cristalizaron mientras las imágenes en mi cabeza se iban distorsionado cambiando las imagen de Estarossa por las... ──Mael... ─sentía el viento golpear mi espalda. ──¡Estas vivo! ─mis ojos se llenaron de lágrimas que salieron despavoridas. ──¡¡Deidad!! ¡¿Es esto una puta broma?! ─abrí mis ojos extendiendo mis manos al cielo. ──Sí es así... prefiero morir sin que me digan que es mentira. ─sonreí mientras mis lágrimas seguían saliendo sin intenciones de parar. ──Estoy tan feliz que no tengo fuerzas para volar y evitar una gran caída. ¡Mael esta vivo!
Cerré mis ojos al estar a uno metros de caer al duro suelo pero mi sorpresa fue grande al sentir mi cuerpo caer a un pequeño lago. Mi cuerpo toco fondo pero debido a su tamaño y peso me fui elevando a la superficie donde me quedé mirando el sol, mis lágrimas se mezclaban con la agua cristalizada.
──Hermano mío. ─cerré mis ojos con una gran sonrisa posada en mis labios. ──Iré por ti. Solo espera.