CONECTADOS

By Mary_Ere

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"La gente comienza a salir cuando conecta" Sunakawa Makoto. More

INTRODUCCIÓN
CAPÍTULO 1
CAPÍTULO 2
CAPÍTULO 3
CAPÍTULO 4
CAPÍTULO 5

CAPÍTULO 6

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By Mary_Ere

—Muchísimas gracias por todo —dijo la chica luego de sentarse en el sofá en que estaba sentado su falso novio—, si esa tarde no hubieras aparecido a salvarme, yo no sé que habría sido de mí, además, luego de conocerte todo se arregló, me diste buena suerte.

Makoto y Eri se habían convertido en buenos amigos, tal vez los mejores, pues compartían demasiado tiempo.

A pesar de que vivían en la misma casa, en realidad estaban un poco aparte de sus suegros. La casa era en serio grande, y estaba dividida en tres partes que compartían un patio enorme y algunos jardines preciosos. Una parte era usada por los señores Sunakawa, en otra vivían Eri y Makoto, la tercera casa estaba vacía, pero Ai la había pedido para ella.

—No tienes nada que agradecer —aseguró Makoto recargándose un poco en esa chica con quien adoraba vivir, que adoraba ver todo el tiempo y asegurarse de que ella y su bebé estaban completamente bien—. Yo debería agradecer por todo lo que has hecho por nosotros.

—Es porque somos una familia —dijo ella y, al instante que lo dijo, miró con un poco de asombro al que la veía.

Ser una familia era algo que solo pasaba en su imaginación, así que no se supone que lo dejara salir, así como así.

Makoto miró a la chica de abdomen bellamente abultado y la abrazó con fuerza mientras sonreía.

—Me alegra que nos consideres tu familia —dijo el rubio—, no sabía qué debía hacer si no lo hacías. Esperaba que con el tiempo te sintieras cómoda y no pudieras vivir sin nosotros, así no tendría que dejarte ir jamás, así podría amarte para el resto de nuestras vidas.

Eri se quedó sin aire, esas palabras eran un poco difíciles de creer, más porque estaba segura de que nunca las recibiría que porque fueran complicadas, en realidad.

» No sé si me puedas creer —continuó el joven—, y tampoco estoy seguro de que lo que siento por ti sea amor, pero no quiero vivir sin ti jamás, no quiero que te alejes, no quiero que hagas una familia aparte. Quiero que seas mi familia para siempre, quiero tenerte a mi lado hasta el día de mi muerte y que, si hay algo después de eso, sigas a mi lado también. Pero, sobre todas las cosas, quiero que sientas lo mismo que yo, y eso podría iniciar sintiéndote parte de mi familia.

Eri lloró, estaba en serio emocionada. Todo lo que él quería, y que nunca le había dicho, era algo que ella tampoco había dicho, pero que también quería.

» Siempre creí que las personas comenzaban a salir cuando conectaban —dijo Makoto limpiando las lágrimas del rostro de esa chica que quería demasiado—, pero, aunque tú y yo no salimos en realidad jamás, sé que estamos conectados desde hace muchísimo tiempo.

» Desde ese día que te conocí sobre el puente de ese estanque —explicó el chico—, desde que miré tu reflejo en el agua clara y vi tu cabello moverse al compás del aire; en ese momento algo me atrajo a ti. Que me invitaras a acompañarte fue demasiado para mí, por eso no supe actuar, y cuando entendí que no sabría más de ti un foso profundo se abrió en mi corazón.

» Luego de eso, cuando te vi en el capus, cuando confirmé que eras tú, ese hueco en mi interior desapareció, y cuando supe de nuestro bebé mi corazón se inundó de una desbordante emoción que me hacía en serio feliz.

» No le tuve miedo a los problemas nunca, estaba dispuesto a hacer absolutamente todo por ti, haría cualquier sacrificio si eso me permitía hacerte sonreír de verdad.

» Y luego estábamos aquí, acomodando muebles, planeando el futuro, comprando cosas para nuestro pequeño bebé y, sin poder evitarlo, comencé a soñar en ser la familia que aparentábamos, porque es lo que, desde el día que nos reencontramos, siempre he soñado.

Eri escuchaba, atenta y encantada, las palabras del chico, y sonrió feliz de que él soñara con lo que ella soñaba.

Esa conexión de la que él hablaba era una realidad, ella la había sentido el día que se había despedido de él, y lo soñó en montón de ocasiones, siendo incapaz de olvidarlo, de anhelarlo y necesitarlo.

» Cuando estés lista —volvió a hablar el chico—, cuando compartas mis sentimientos a plenitud, ¿te gustaría casarte conmigo?

Eri sonrió entre lágrimas, y debió garraspar para poder hablar.

—Yo creo que sería mejor si esperamos a que termines la universidad —dijo ella—, porque casarnos justo ahora me obligaría a renunciar a la boda de mis sueños.

Makoto abrió los ojos enormes, y volviendo a atrapar a la chica que amaba entre sus brazos, dejó que un par de lágrimas de felicidad escaparan de sí.


**


—¡Qué bien que al fin se casarán! —dijo Ai abrazando con ternura una pequeñita de cuatro meses de edad—. Al paso que iban, todos mis sobrinos habrían nacido fuera del matrimonio.

—Todos tus sobrinos nacieron fuera del matrimonio —corrigió Eri abrazando al hermano gemelo de la bebé que Ai cargaba—, yo no creo que pueda con un hijo más.

—Oh, vamos —respingó la señora Sunakawa—, cuatro no son tantos hijos. Yo quiero muchos más nietos que eso.

—Cuatro hijos en cinco años son demasiados —aseguró Eri—, si queire más le tocará que Ai se ponga a trabajar en ello.

Ai sonrió un poco apenada. Ella aún no tenía planes de casarse, mucho menos de tener bebés, pero su relación con Hayato Oda era formal ahora, así que no lo tenía descartado. Aunque sí descartaba tener tantos hijos como tenía su hermano menor.

—De todas formas —habló Ai queriendo alejar un tema para el que aún no se sentía preparada—, está bien que ya le pares a esto de hacer crecer la familia. Recuerdo que, cuando aún era solo Koemi, dijiste que cuando creciera un poco retomarías la universidad.

—Ese era el plan original —mencionó Eri—, pero Koemi aún no era lo suficientemente grande cuando nació Kiyoshi, y él tampoco creció lo suficiente antes de que Kazuma y Kazumi llegaran al mundo. Ahora estoy bastante indispuesta para volver a estudiar y dejarlos sin mí por mucho tiempo.

» No sé, tal vez es porque la palabra mamá me dolía demasiado mientras crecía, pero no me imaginaba esta vida para mí. Eso fue antes, ahora que es mi vida la amo en serio demasiado. Creo que disfrutaré de ser mamá por ahora, y dejaré que el padre de mis hijos se preocupe del resto.

Ai le miró con una sonrisa complicada. No se imaginaba aceptando como si nada el tener que dejar de lado una vida profesional para dedicarse a un hogar. Pero eran personas diferentes, así que estaba bien no entenderla, y estaba bien tener ideales diferentes, estaba bien que cada quien disfrutara lo que les hacía felices.

Porque no había duda alguna que esa mamá de cuatro era demasiado feliz, como eran felices trabajando ella, su prometido y su pequeño hermano también.


—FIN—





Hola hermosuras, aquí Mary y el final de esta corta y preciosa historia. Tenía ganas de escribirle una linda y nada complicada historia a este bellísimo chico que me enamoró con su precioso corazón. 

Deseo la historia les encantara también. Muchas gracias por leer. Saludos!!!

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