— ¿Cómo se atreve BeomGyu a vestir así? —frunció el ceño, comiendo de sus frituras como si ellas tuvieran la culpa.
— ¿De qué hablas? —SooBin se giró a mirarlo, BeomGyu metía un billete a la máquina de refrescos y lo que llevaba ese día era una simple camiseta a rayas blancas y unos jeans negros un poco ceñidos a sus piernas— yo le veo normal.
— Mírale bien, sólo quiere llamar la atención con esos jeans.
SooBin alzó una ceja y pestañeó varias veces antes de reír con fuerza, logrando que YeonJun le mirase mal.
— Pues, logró llamar tu atención —rió aún más cuando le lanzó frituras a la cara— como sea, necesito hablarte de algo, hace poco tu-...
YeonJun escuchaba la voz lejana de SooBin explicar el por qué debió de haber sacado una nota más alta en el examen de química o algo así, le había dejado de prestar atención. Tampoco era que siempre lo hacía, pero había veces en que hablaba hasta por los codos y ese era el día, incluso YoonGi se había quedado dormido.
— ... por eso no quiero que llegue el viernes —terminó SooBin, asintiendo varias veces.
— Espera, ¿qué es el viernes? —lo miró confundido. No haber prestado atención quizás fue mala idea.
— La visita anual a la casa de ancianos —dijo obvio, bebiendo de su refresco— ¿lo olvidaste?
YeonJun cerró los ojos con fuerza, haciendo una mueca y soltando un quejido, ¡lo había olvidado! sus planes de dormir todo el día se fueron por la borda.
— ¿Es obligatorio?
— Por supuesto que sí, ¿quieres perder puntos?
Volvió a quejarse, fingiendo un ataque al corazón, haciendo que el castaño rodase los ojos. El celular de YoonGi sonó en sus jeans, levantándose de golpe, soltó un bostezo y respondió sin ver de quién era.
— Min YoonGi —frunció su ceño y miró la pantalla— ah... sí, lo olvidé... no es para tanto... no empieces... ¡de acuerdo, de acuerdo! iré a recogerlo... ajá... yo también te quiero...
— ¿JiMin-hyung? —cuestionó SooBin con una ceja alzada.
Asintió, bloqueando el celular y bostezando nuevamente— Quiere que vaya por su amigo, él no podrá y me pidió ayuda —miro a los chicos— ¿me acompañan?
— ¿Y perder mi tiempo? no, gracias —se negó YeonJun.
— ¿Qué dices, hermano?
— Le prometí a Moa ayudarle con algo —le sonrió apenado.
— Que buenos amigos tengo, en serio soy tan afortunado —suspiró— nos vemos.
Se despidieron, quedando solos en aquella mesa de piedra. YeonJun regresó su mirada a SooBin, quién lo miraba con ambas cejas alzadas de una manera pícara.
— ¿Qué?
— ¿Qué paso ayer con BamGyu? —preguntó emocionado, inclinándose en la mesa para estar más cerca.
— No sé de qué hablas.
— Supe que fuiste al 24/7.
— Por un café.
— ¿A las 5 de la madrugada? —alzó una ceja— ¿esperas que te crea que ya estabas despierto a esa hora? nuestras clases empiezan a las ocho y tú te levantas media hora antes.
YeonJun entre cerró los ojos— ¿Tú como sabes? ¿quién te dijo?
— No me cambies de tema.
Rodó los ojos— Solo fui por un estúpido café, nada más.
— Y luego lo acompañaste a casa sin soltarlo —sonrió pícaro.
— ¿Quién me ha delatado? —se levantó enojado— mataré a ese soplón.
SooBin rió.
YeonJun se sentó bajo el gran árbol al otro lado del jardín trasero, soltando un suspiro y cerrando los ojos, estaba por ponerse sus audífonos para que pensaran que escuchaba música y así no lo molestaran.
— ¡Hola, hyung!
Busco por todas partes para encontrar al dueño de aquella voz medio chillona que conocía muy bien, pero no lo encontró.
— ¡Acá arriba, hyung!
Levantó la vista, encontrándolo aferrado a una rama gruesa del árbol saludándolo con una mano y una sonrisa amplia. YeonJun lo miró confundido.
— ¿Ahora te crees tarzán?
BeomGyu rió— Un pájaro bebé cayó cerca de donde estaba, así que pensé en llevarlo a su nido antes de que su madre volviera, pero...
— No sabes bajar, ¿cierto?
Negó. YeonJun suspiró levantándose, sacudió sus ropas y lo miró desde abajo.
— Salta —estiró sus brazos— yo te atrapo.
— N-No creo que sea buena idea hyung... podría aplastarte y...
— Que saltes —ordenó.
BeomGyu lo pensó y al final acabó aceptando, por lo que se sentó lentamente en la rama, pasó la pierna derecha hasta juntarla con la izquierda y miro a YeonJun esperándolo con los brazos abiertos. Cerró los ojos y entonces saltó.
YeonJun lo atrapó, sí, pero no como lo había pensado, pues su cuerpo amortiguó su caída. BeomGyu miró el rostro del peliazul muy cerca del suyo, YeonJun lo miró sin expresión, ambos callados, demasiado cerca.
— BeomGyu...
— ¿S-Sí?
Lo miró unos segundos— Pesas.
— Ah sí, sí, lo siento —se levantó rápidamente, ayudándolo a levantarse también.
— Idiota.
— ¿Eh? —lo miró confundido.
— Pudiste haberte herido, idiota.
— Pero estoy bien —extendió los brazos— gracias a hyung~
Sonrió mostrando sus dientes y desapareciendo sus ojos de aquella forma tierna, un sonrojo en sus mejillas mismas que dejaban a relucir dos tiernos hoyuelos. Tan lindo, tan inocente...
Tan BeomGyu.