Polvo de Estrellas || Complet...

By zuzu_27k

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[Libro 1] "Él la miró, sabiendo con certeza que se estaba enamorando. Él la acercó y a beso bajo una manta de... More

Prólogo.
1. La chica problemas
2. ¿Citas?
3. ¡¡¿Favores?!!
4. Matar
5. ¿Asesinato o Accidente?
6. ¿Cariño?
7. ¡15 de septiembre!
8. Las estrellas
9. Pinche gritona que eres.
10. El club.
11. Caos total.
12. Cumpleaños
13. ¿Puedo enamorarme de nuevo?
14. ¿Por que acepte?
15. ¿Es neta?
16. Navidad
17. Accidente Parte 1.
17. Accidente Parte 2.
18. Ben.
19. Ángel. (tema delicado)
20. My Blood.
21. Wherever You Are.
22. This is true?
23. La familia, los amigos y el amor.
24. ¿Fuckboy?
25. Amanecer con ella.
26. ¡Acepto!
27. Una carretera, dos corazones latiendo.
28. Todo lo que somos.
29. Las palabras importantes son acciones no actuaciones.
30. ¿Otra vez tú?
31. Una pluma y un papel.
💜💜Feliz día mujer💜💜
32. Tal Vez
33. Vacaciones.
34. Tentations d'amour et de sexe.
35. D'amour.
37. Algo más que amistad.
38. El corazón habla.
39. Un misterio Efímero
40. "Todo lo que fuimos"
41. Son pocas razones para estar aquí
Epílogo
Agradecimientos.
⚠️Aviso⚠️
Llevarte a las estrellas otra vez.

36. Nuevo Despertar.

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By zuzu_27k

Somos pequeños comparados con el universo o galaxia, pero somos grandes en comparación con un neutrón o protón. 

Dara.

La recepción de la boda es hermosa, y ligeramente extravagante...bueno en realidad es demasiado extravagante, voy del brazo de Dante, cuando Rachel se interpone en medio de los dos, lleva un vestido azul eléctrico en forma de tubo como todas las damas de honor.

—¡Dara me dijeron que te hicieron un striptease. —dice de manera entusiasta, siento como el cuerpo de Dante se tensa.

—¿Y acaso se compara con los que yo te hago? —pregunta Dante tomándonos por sorpresa a ambas. Levanto la mirada y sus hoyuelos relucen.

—Tú haces los mejores stripteases. —tomo su rostro y lo acerco hacia mí, haciendo que nuestros labios se unan. Miro a Rachel que tiene el ceño ligeramente fruncido; suelta un suspiro.

—Yo iré a ver a Clary.

—¿Te hicieron un striptease? —asentí.

—Joder, no te diré nada solo porque se que yo soy el hombre al que amas.

Rodé los ojos, seguimos caminando hasta llegar a nuestra mesa. Un chico pelirrojo que jamás había visto antes se sienta en la mesa de a lado, nos saluda en especial a Dante, Alex y Charlie sin embargo no le despega la mirada a Charlie que platica con Sam, me inclino hacia Dante y le  pregunto: —¿Él es gay cierto? —pregunte con mucha curiosidad, ya que la manera en la que miraba a Charlie era del todo morbosa.

—Habla como gay, pero su culo aún no lo ha traicionado. —reprimí una sonrisa, mientras que él tenía una sonrisa torcida en el rostro, le di un leve codazo por su burla.

—¿Y tú como sabes? —inquirí con un tono juguetón

—¿tengo cara de gay?

—Un poco.

—¡Oye!

—Es que la mayoría de los gays son guapos.

—Umta.

La fiesta inicia y no dudo en disfrutarla, por un momento se olvida el frío y solo siento mi cuerpo arder.

Mis pies me duelen, y me voy a sentar junto con Dante que no ha dejado de hablar con un tailandés. Saludo al señor, y me siento a lado de Dante, se acerca y susurra a mi oído.

—No hables, ni digas nada. —frunzo el ceño y al escuchar su platica me doy cuenta de por qué; el señor dice que la mujer ideal debe de estar en casa y no trabajar, Dante apoya unos puntos y otros los contradice.

—Yo aceptaría que mi esposa trabajara pero que jamás me superara a mí. —dice Dante, estoy a nada de abrir mi boca cuando Alexei llega a invitarme a bailar. A lo cual acepto sin pensarlo si sigo ahí haré una pelea y no quiero arruinar la boda de Clarissa, Alexei me arrastra a la pista de baile, y el sonido del acordeón se hace presente solo se puede significar bachata.

—¿Tienes sueño verdad? —me pregunta al mismo tiempo que posa sus manos en mi cintura.

—Sí... realmente sí. —contesto con una sonrisa en el rostro. —¿Y la chica con la que estabas?

—Pues ya me di cuenta de que no es lo que quiero.

—¿será?

Me quedo pensando, puede que esté deprimido por todo lo de Clary... jamás entenderé lo que él siente por ella. Y siendo sincera me deprime que verlo así, merece tener una sonrisa en el rostro. Siempre debe de ser así. Le hago su cabello hacia atrás mientras nuestros cuerpos se mueven al ritmo de Propuesta Indecente.

—No estoy triste eh. —Me dice como si hubiese leído mis pensamientos.

—yo no dije nada, pero ya me lo confirmaste —. le contesté en tono burlón.

—¡Ah! Chinga tu madre.

—¡Oyee! —le pellizco el brazo, haciendo que el me muerda el lóbulo de la oreja. —. No sabía que sabías bailar tan bien las bachatas.

—Ahh... no sabes muchas cosas sobre mí Alexei. —dije entre risas.

—Dante me va a matar. —me dice dándome la vuelta haciendo que mi trasero se pegue a su cuerpo, pone su mano encima de la mía en mi cintura y nos movemos hacia abajo, Dante está rabioso. Sigo sin creer que no confíe en sus amigos. Alexei es chapulín, pero no conmigo. La canción termina y Dante camina hacia nosotros.

—Ya te puedes ir, Alexei.

—Si amor. —le contesta, el sonido que suena es suave y calmado, la pantalla se ilumina con fotos de Nadia y Percy, la voz de Chayanne suena. Me enamore de ti, suena y todas las miradas se posan en la pantalla y en Nadia que Clary la lleva al centro de la pista.

Atto cabos, Dante, Alex, Charlie, todos parecen saber que pasa, las fotos... joder ¡No! Me llevo la mano a la boca, Mariana y Sam llegan y se posan a mi lado, súper emocionados. Percy, entra cantando y más nervioso que nada.

—Si no estás conmigo quedo entre la nada, me muero de frío, ay, cuánto te amo, corazón salvaje, pierdo los sentidos. Hay tanto que inventar, no hay nada que fingir................ —. Se acerca más a Nadia para quedar frente a frente y termina la canción. —Me enamoré de ti.

—Con esta canción de fondo en ese centro comercial nos dimos nuestro primer beso, fue donde por primera vez caí en la pendejada del amor... no me imagino una vida sin ti Nadia, ni ahora ni nunca... arriesgo todo al preguntarte esto. —se pone de rodillas ante ella, los ojos de ambos de ambos se llenan de lágrimas. —¿Quieres ser mi esposa?

Todo se quedo en silencio unos minutos... cuando por din ella hablo. —Sí. Sí quiero ser tu esposa. —todo aplaudimos con fuerza y ellos dos se dan un beso. Hasta yo quiero llorar.

—¿Por qué no me dijiste?

—Para que luego le dijeras, no amor.

—No le iba a decir. —mentí.

—Te conozco mujer. —me jalo hacia él y me beso, suena This girl y ambos cantamos la canción. La cabeza me duele, tomo el vino que hay en mi copa y le suplico a Dante que me lleve al cuarto, nos despedimos de los chicos y de Clary y Jace, ya pasan de las tres de la mañana y yo solo quiero dormir.

Dante no duda en tomarme la mano con delicadeza, realmente siento que los ojos me pesan, tengo sueño, pero lo que paso hace algunos momentos fue hermoso.

Quién lo diría. Percy y Nadia tenían que estar alejados para darse cuenta de que se aman, que se necesitan como el oxígeno e hidrogeno para juntos formar una hermosa molécula de agua. Estoy realmente estoy tan feliz por ellos, porque ambos merecen ser felices.

Recargo mi cabeza en su hombro.

—Tienes mucho sueño. —dice en tono de pregunta, no puedo más que asentir con la cabeza, llegamos al pasillo de nuestras habitaciones, empezamos a caminar a paso lento, hasta llegar a las puertas de nuestros cuartos, acaricia mis hombros y luego toma mi rostro entre sus grandes manos.

—¡Descansa amor! —dice besando mi frente. —¡Te quiero! —dice melosamente, pero con ese acento regio que me pone la piel chinita, se da la vuelta para entrar a su habitación, pero le jalo el saco para que me volteé a ver.

—¿Qué fue amor? —pregunta amablemente.

—¿Me puedes ayudar con algo? —pregunto con un poco de pena, el asintió.

—El vestido. —señale mi espalda, el entrecerró los ojos y me dio una mirada de picardía. —El cierre. —aclare.

—Okey.

Ambos entramos a mi habitación que estaba en completa oscuridad, la única luz viva era la de la luna que entraba por el gran ventanal.

Me pongo de espaldas para que me ayude con el cierre, Dante deja un beso húmedo en mi nuca que me pone la piel de gallina, escucho el sonido del cierre bajar lentamente junto con las caricias en mi espalda, el calor de su aliento en mi cuello me produce escalofríos, noto que sus dientes me rozan mi piel bajo la oreja, sus húmedos labios se quedan en la piel de mi cuello, di media vuelta para quedar frente a él sujetando con mis manos el vestido para que este no cayera al suelo.

Nos miramos unos segundos, sus ojos cafés tenían un brillo hipnótico, miraban mis labios con una fijación maravillosa. Suelto un suspiro, me pongo de puntitas para poder juntar nuestros labios que están fríos, su lengua sale al encuentro de la mía y su humedad tibia, carnosa me hace enloquecer, me rodea con los brazos la cintura pegándome más hacia su cuerpo.

—¡Te deseo Dara! —susurro cerca de mis labios. —Y juro que, si no nos detenemos ahora, no poder hacerlo más tarde.

Sus palabras sonaban como advertencia, pero en ese momento me importaba un carajo, solo quería dejarme llevar.

—No quiero que te detengas Dante.

Una sonrisa maliciosa apareció en su rostro. Esas palabras fueron suficientes para abrir la caja de pandora. Tiro de su corbata con avidez ya que toda la ropa es un estorbo para nosotros. Dejo caer el vestido quedando solo en ropa interior, él me mira de arriba abajo, agradecí a Mariana por convencerme de usar un conjunto sexy. Me beso con más fuerza como no lo había hecho antes. Ya no tenía miedo, justo ahora estoy muriendo por saborear esto.

Pone sus manos en mis caderas acercándome más a su cuerpo restregando sobre mi abdomen el bulto de su entrepierna, comienzo a desabotonar su camisa hasta que desaparece, se inclina un poco hacia a mi tomándome por los muslos y alzándome, pongo mis piernas alrededor de su dorso, mi piel desnuda sintiendo los músculos y abdominales de él; empezó a caminar hacia atrás sentándose a la orilla de la cama haciéndome quedar a horcadas encima de él. Nuestros rostros se separaron por unos centímetros para tomar aire.

A pesar de la oscuridad en la que nos encontrábamos sus ojos cafés brillaban por la excitación, cada musculo de su cuerpo estaba tenso, acaricie su mejilla, él tomo mi mano y la beso.

Sus manos recorrieron mi rostro, mi cuello, mi clavícula hasta llegar a los hombros, entre sus dedos tomo los tirantes del brasier dejándolos caer, haciendo que mis pechos se muestren, roza sus pulgares por ellos con suavidad, hunde su rostro en mi cuello dejando besos que se convierten en un camino hasta mis pechos, pasa su cálida lengua por uno de ellos y mi cabeza empieza a dar vueltas porque quería más. Deseaba más. Fue entonces cuando lo introdujo en su boca mordiendo y chupándolo, mientras que su otra mano apretaba levemente la otro, se pasa al otro seno, y suelto jadeos por el placer que me otorgan sus movimientos.

Deslice mi mano por su abdomen hasta llegar a la parte delantera de sus pantalones. Tire de la cremallera. Pero el me interrumpió.

—¿Segura que quieres esto?

¿Qué si lo quiero? Lo deseo, lo anhelo.

Asentí mientras lo besaba con ganas, con pasión. Con un simple movimiento quede abajo de él, me sostuvo del cabello con una incitadora fuerza y volviendo a juntar sus labios con los míos. Mientras sus manos recorren mi cuerpo, mis pechos, mi cintura, mi ombligo, sigue bajando la mano que mi corazón empieza a latir con fuerza que siento que se saldrá de mi caja torácica.

—Abre las piernas.

Ordena y obedezco, cierro los ojos y abro un poco mis piernas, pero él las separa más, sus suaves dedos se deslizan entre mi ropa interior dejándome expuesta ante él. Todo esto es nuevo para mí, me encanta como mi cuerpo se siente al dejar que esto suceda. Suelto un gemido al sentir la caricia de sus dedos en mi intimidad, con su mano libre masajea mis pechos haciendo una sincronía placentera para mí.

—¡Dante! —gimo extasiada, sus dedos trazan pequeños círculos en mi zona intima, su boca ataca mis pechos me mordisquea los pezones uno y después el otro, va recorriendo cada parte de mi cuerpo.

Siento una punzada, sus labios dan un camino hasta llegar a la zona de mis muslos y los besa con una intensidad, que me hace estremecer. Siento su respiración entre mis piernas, observa esa parte de mi cuerpo, levanta su mirada que se conecta con la mía, sonríe y se adentra en ella, suelto un gemido al sentir su lengua acariciándome el clítoris hinchado por lo que habían hecho sus dedos, me lame una vez, y de nuevo...pongo mis manos en su pelo, empujando su rostro hacia mi zona íntima, es la primera vez que siento algo por el estilo. Hago mi cabeza hacia atrás sintiendo ese inmenso placer que se apodera de mi cuerpo sus manos me acarician los pechos de manera circular.

—¡Ah! —jadeo. —¡No te detengas!

Le suplico. Creo que voy a desmayarme. Muevo un poco las caderas, y tiro de su cabello con fuerza, pero parece no afectarle, si no lo contrario. Su lengua juega alrededor de mi entrada, acariciando cada parte de mí, lamiendo, chupando, su mano volviendo atacar mientras su lengua recorría mis paredes internas, voy a llegar a mi limite, suelto un jadeo tras otro que recorren la habitación, siento que no podre más, mis piernas están empezando a temblar, intento separarme de él, pero no puedo, me aferro con las manos a las sábanas, aprieta mis muslos con fuerza. Suelto un gemido atronador y me dejo ir.

Me quede quieta con la humedad entre mis piernas, con la respiración acelerada, lo escucho traquear, y mis mejillas se ponen coloradas. ¿se está alimentando de mí? Tal acto me hace soltar otro jadeo, levanta su rostro que cuelga una sonrisa, tiene la barbilla húmeda y sus pupilas completamente dilatadas.

—¡Sabes malditamente delicioso! —jadea mientras se limpia con las sábanas.

—Tienes.... —intento respirar correctamente. —Tienes una lengua maravillosa Dante.

Gimo complacida, lleve mi mano entre su entrepierna piernas y sentía lo duro y erecto que estaba. Que sentí una vibración en mi cuerpo.
Se separa de mí y en un par de segundos sus pantalones negros y el bóxer desaparecen, dejando a la vista su miembro que me deja con la boca seca. Paso grueso al verlo, su erección estaba al límite, y de la punta de este sale un líquido brilloso. Me muerdo el labio inferior. Que genes se cargan los Garza.

—Dara mírame a mí. —me levanta el rostro obligándome a mirarlo; abrí mis piernas flexionando mis rodillas sobre el colchón.

Toma su erección entre sus manos estimulándose, para después posicionarse en mi entrada. Él cierra los ojos ante la estaxis que eso le provocaba, yo igual los cerré. Roza su punta por mi entrada, robándome jadeos. Se abalanza sobre mí colocando un beso sobre mis labios, se hunde en mí y le muerdo el labio inferior siento dolor, sale de mi lentamente, toca mis pechos y se vuelve hundir esta vez enviando una corriente de placer doloroso por todo mi cuerpo. Adelanto la cadera hacia él intentando que todo su miembro entre en mí, lo beso con más ímpetu y finalmente consigo rodearle el cuello con una mano. Le cojo el pelo con fuerza, cerrando los ojos. Rogando que los recuerdos malos no llegaran, no ahora.

Pero es inútil y si llegan. Déjà vu.

El olor a cerveza invade mi mente. Las palabras sucias de esos hombres. El rostro de esos hombres. Las manos de esos hombres. La muerte de Krystoz...

—¡Dara! —me dice Dante roncamente interrumpiendo mis recuerdos, abro los ojos mordiéndome el labio inferior, él junta su frente con la mía nuevamente. —Mírame Dara, abre los ojos, quiero que me mires y sepas que soy yo, Dante el chico que te ama y no va a lastimarte, así que relájate.

Justo en ese momento quería llorar, pero de felicidad, realmente sus palabras me hicieron sentir segura.

—Hazlo Dante, hazme tuya, y solo tuya.

—Tratare de ser gentil.

Quise reírme, pero no lo hice, una sonrisa maliciosa y sexy se forma en su rostro, me sujeta las muñecas alrededor de mi cabeza y empieza a moverse lentamente, me penetra muy despacio, tanto que noto como cada sensación dolorosamente abrasadora recorre mi cuerpo, como su miembro se hincha y recorre mis paredes, junto mi boca a la suya mientras le rodeo la cadera con mis piernas obligándolo a hundirse más en mí.

Suelto un gemido sobre sus labios. Y Dante empieza embestirme con más fuerza. Adentro afuera. Adentro fuera. El choque de sus caderas contra mi zona hace eco por el cuarto al mismo son, que mis gemidos. Arqueo mi espalda ofreciéndole los pechos, y él me lame con avidez los pezones, libera mis manos lo cual me provoca arañarle la espalda y eso sólo hace que me dé con más dureza que su miembro llegue a profundizarse más adentro de mí. Muerdo mi labio inferior dejándome llevar por este placer.

—¡Más rápido! —exigí entre jadeos, él sonríe con malicia.

—Eso tendrás nena. —Puso su mano en mi vientre y sentí las embestidas fuertes adentro, fuera. Siento que me va a partir en dos, pero me gusta me encanta. Sus movimientos se volvían más fuertes más feroces, a tal punto que la cama imitaba nuestros movimientos.

—¡Oh, Dara! —jadea moviéndose dentro de mí, con los ojos entrecerrados mordiéndose el labio inferior. En ese momento Dante me parecía tan mítico. —¿Dime como me contengo para no follarte como quiero?

Pregunta entrecortadamente. —¿Cómo quieres follarme?

—Duro, salvaje, azotarte sin contemplación. —contesta entre jadeos mientras me sigue embistiendo. Me gusta la idea, pero siento que aún no estoy tan preparada para todo. Me gusta tanto que me provoca mucho placer.

—¿puedes ser un poco más duro ahora?

—Sí sigues gimiendo así, claro que lo haré.

Lleva su mano a mi cuello, apretando mis pechos con su mano disponible, las embestidas se hacen más fuertes, profundas y salvajes. Jamás había sentido tanto placer. Donde antes solo había sueños y cristales rotos ahora es un paraíso con ventanas abiertas hacia nuevos mundos. Así debió haber sido mi primera vez, así debe de ser la de todas las chicas del mundo con una persona que amen tanto como ustedes lo aman a él, me siento viva y poderosa.

Agarra mi rostro para que lo mirara fijamente, no podía hablar, mi respiración y los movimientos de Dante eran tan acelerados que no permitían formular palabra alguna, solo expresar lo que sentía en esos momentos entre jadeos y gemidos, pero pude formular unas cuantas.

—Me encanta. —dije entre gemidos. —¡Es perfecto!

Dije aferrándome a las sábanas, sus embestidas fueron más fuertes más salvajes. Esto es más grande que el universo, que el cosmos, que el Big Bang. Toma una de mis piernas colocándola encima de su hombro, logrando que sienta cada estocada más profunda.

Jadeo y gimo. Los ojos me escuecen tanto que los siento pesados, y casi no puedo mantener abiertos los párpados. Es como si su miembro se abultara dentro de mí, donde está el punto para llegar a la explosión de placer.

—Córrete conmigo —me susurra acaloradamente al oído, acaricia mis labios con sus dedos. Dante se hunde su rostro en mi cuello besándolo, chupándolo. Sujeta mis muñecas presionándolas un poco contra el colchón.

Él jadea y yo estallo en mil pedazos. —¡Dante! —Mi cuerpo tiembla y se estremece ante la sacudida de placer mientras me aprieto contra él. Mi gemido se escucha por toda la habitación. Y pido de que en las habitaciones de al lado no se escuchen. Su cara estaba a milímetros de mí, lo escuche respirar y jadear. Él no para de dar embestidas hasta que su cuerpo empieza a relajarse.

Segundos después un gemido hondo, estremecedor, le sube por el pecho, y siento el calor su derrame dentro de mí. Aprisiono su cintura con las piernas hasta que no puedo más y poco a poco voy aflojando la presión. Se mueve con lentitud dentro de mí, volvimos a juntar nuestro rostro soltó un gruñido cargado de placer y estaxis. Dante sigue adentro de mí, me sonríe y yo también lo hago. Sale lentamente y es como si se llevara un parte de mi con él. Se tumba a mi lado con la cara en mi pecho izquierdo, mi pierna enroscada a su cintura, y así permanecemos un rato, en la oscuridad, en silencio, dejando que nuestra respiración se normalice y nuestros cuerpos se calmen, me besa y su mano hace un recorrido por mis costillas y me masajea la espalda y los muslos.

Mi corazón se detuvo, mi universo exploto. ¡No!,¡no! como pude olvidarlo, como pudimos... 

—¡No usamos condón! —dije alarmada, casi al borde de que me diera el patatus.

Dante abrió los ojos de par en par como si apenas le hubiese caído el veinte. Como es posible que olvidáramos lo más importante.

—¡no mames! —soltó asustado, llevándose las manos por el rostro, me mira y se relaja diciendo. —De todas maneras, no tenía condones.

Lo miro todavía más estupefacta, es que es imposible de creer eso.

—Eres Dante el todas mías y no tienes condones.

Me mira como si yo supiera la respuesta a su falta de condones.

—Tengo una novia con la pensé que tendría relaciones hasta después de casarnos, para que comprar condones si no los utilizo.

—¿Después de casarnos? —sonreí levemente Dante baja la vista un poco, apenado por su declaración me echo un tanto hacia adelante y lo beso con suavidad en los labios él comienza a sonreír y me estrecha con más fuerza entre sus brazos, besándome con furia y deseo.

—Así como un niño de primaria me imaginado mi vida entera contigo, con un perrito y toda la cosa. —dijo con ese tono regio tan marcado. —Nunca he sido tan feliz. No sabía que existía una felicidad así hasta que llegas tú, no te apartes de mi vida.

—Ahora estoy aquí, y no me iré a ninguna parte.

Me aferre a sus brazos, acomodándome en su regazo, su barbilla descansa sobre mi cabeza.

—Debemos ir a lavarnos. —sugiere, asentí ambos nos pusimos de pie, apenas puse los pies en el piso y me tambaleé cayendo nuevamente a la cama, Dante me da una sonrisa oscura. —Lo siento cariño.

—Si realmente lo sintieras dejarías de sonreír. —me toma por los brazos con cuidado y me carga como si fuera una bebé. Me da un beso en la frente y me lleva al baño.

****

Me pongo mis jeans y una sudadera, la puerta de la habitación se abre de golpe, Dante entra a la habitación puesto con unos joggers y una camisa blanca, tiene el cabello húmedo.

—¿Nos vamos amor?

—Si. —le contesto yendo hacia él, me toma de la cintura y deja sus labios húmedos sobre los míos.

Son las tres de la mañana la búsqueda de una farmacia abierta a esta hora es casi nula. Pero Edimburgo está lleno de sorpresas, terminamos encontrando una cerca del castillo.

Yo me quedo en el auto mientras él va a comprar la pastilla y condones, saco mi cabeza por la ventanilla, veo el cielo estrellado y la suave brisa golpea mi rostro.

Escucho el sonido de la puerta y veo a Dante entrar, me pasa unas Sabritas le regalo una sonrisa.

—¡Listo! —sonrió y tomo su mano con la mía. —¿A dónde quieres ir?

—Tengo sueño y estoy exhausta Dante, a mi cama es el único lugar a donde quiero ir.

El asiente con una sonrisa burlona en el rostro y regresamos al castillo.

Nos recostamos en la cama, mi cabeza en su pecho escuchando cada latido de su corazón, el acaricia mi cabello. Estar con él se siente genial, se siente maravilloso. Y no puedo evitar pensar en ese primer momento en que lo vi, no sabía en la persona que se iba a convertir. Dicen que nuestra vida está ligadas a las estrellas, que somos estrellas, ahora mi estrella y la de él se han alineado para que estemos juntos.

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