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By Mar_GD

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━PRΓ“LOGO━
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By Mar_GD

MALDECIDA

• • •

Hace más de 3000 años.

Centré mi vista a el atardecer, faltaba poco para que fuera de noche. Eso no me importaba mucho, es cierto que mi fuerza incrementa a la media noche, pero no la necesito si es para acabar con una estúpida diosa que intentaba derrotarme.

──¡¿A dónde miras?! ¡Concentrate en nuestra pelea! ─cerré mis ojos al escucharla gritar, estaba casi a su limite y aún así no se ha rendido.

──¿Pelea? ─pregunté echando mi larga coleta hacia atrás. ──¿Llamas a esto pelea?

──Tsk. ─su respiración era acelerada mientras sostenía con fuerza su espada, su cuerpo estaba lleno de cortes profundos al igual que su ropa, sangre y sudor resbala de su patético cuerpo. ──¡Claro que es una pelea!

──Creí que solo buscabas la forma para perder lo poco de tu dignidad. ─a diferencia de ella, estaba intacta, sin ningún rasguño o una gota de sudor. ──O mejor dicho es para que todos vean tu humillación.

Ella miro a su alrededor encontrando las miradas de la mayor parte del clan, algunas expresaban burla al ver como intentaba ganarme mientras que otras de enojo al verla más muerta que viva, pero en el caso de mis hermanos era orgullo y admiración para el pequeño Mael que no dejaba esa sonrisa de lado.

──¡Bastarda! ─la mire de reojo. ──¡Yo seré la que te derrote! ─vino hacia a mi empuñando su espada.

──Demasiado tarde. ─levante mi dedo dejando ver la luna salir a mi espaldas.

Al estar pocos centímetros de mi, alzo su espada para darme el golpe, lo único que hice fue darle una patada en su estómago sacando por completo su aire. Tosío sangre y aproveche que su cabeza estaba gacha para terminar por mandarla lejos con un gran golpe en su rostro.

Después de recibir las patadas cayo al suelo sin consciencia alguna.

──Patético. ─me cruze de brazos mirando su cuerpo en el suelo. ──¿Alguien más que quiera enfrentarme? ─pregunté mirando a las mujeres, la mayoría siempre ha querido ganarme en una batalla pero terminan peor que la del suelo.

──Bueno. Esto ya termino, pueden irse. ─ante la voz de mi hermano mayor todos se dispersaron, algunos ayudaron a la chica. ──Cómo era de esperar. Mi pequeña hermana ganó. ─dejo su mano en mi cabeza revoloteando mis cabellos.

──Fue más fácil de lo normal. ─aclaré quitando su mano.

──¡Estuviste genial, Amaris! ─mire el brillo en los ojos de Mael. ──¡Eres realmente increíble como Ludociel!

──Lo sé, Mael. No necesitas decir lo obvio. ─cerré mis ojos dando una ligera sonrisa. ──Espero y mañana des lo mejor de ti. ─pellizque su nariz, a pesar de qué el mayor que yo, por alguna razón al recibir mi gracia me favoreció de gran manera y más al entrenar, en cambio Mael tiene que esforzarse más.

──Tu también, Amaris. ─miré a Ludo. ──Será la primera vez que los tres nos separemos. Así que procuren exterminar con esos asquerosos demonios.

──No lo dudes, hermano. ─dije cruzando mis brazos.

──¡Daré lo mejor de mi! ─expresó con una sonrisa.

──Mael. ─lo llamé. ──¡¿Por qué eres la cosita más hermosa y tierna de todo el Reino Celestial?! ─lo tomé de sus mejillas repartiendo besos en toda su cara.

──Hermana... me haces cosquillas. ─soltó leves risas.

──Mantente vivo enano. ─deposite un casto beso en su frente. ──No quiero perderte.

──Regresaré sano y a salvo. ─sonrió con un brillo en sus ojos.

──Bien, es mejor regresar. ─Ludociel nos tomo de la cabeza. ──Tienen que descansar.

──Antes de eso tomaré un baño. ─aclaré.

──¿Puedo bañarme contigo? ─preguntó inocentemente con esa cara tan tierna.

──Claro enano. ─y por culpa de Ludo que tomamos esa costumbre.

──Eso no sucederá. ─declaró Ludociel. ──La última vez que pasó casi inundaban todo.

──¿Y de quién fue la culpa? ─pregunté mirándolo de reojo.

──Solo caminen. ─nos giro la cabeza mirando al frente.

──Exacto. Fue tuya. ─escuche su bufido al saber que era cierto.

「🥀」

Miraba a mi alrededor. Me veía rodeada de puros demonios, tantos rojos como grises. No me intimidaba en lo más mínimo, solo estaba esperando que se acercaran más a mi para acabar con todos.

Una vez que comprobé que estaban a escasos centímetros míos, junté mis manos encima de mi cabeza.

──Flechas de salvación. ─murmuré y en un segundos diversos rayos salieron de mis manos acabando con los demonios. ──Ahora, por favor reciban la misericordia de la Diosa de la Muerte.

Al ver a todos los demonios en el sucio suelo sin vida aparente, me alce volando, no había más demonios o eso es lo que yo creía. Hasta que di media vuelta mirando encima de una roca a una persona, sus ojos oscuros se cruzaron con los míos.

Ninguno de los dos decíamos nada solo nos quedamos en silencio mirándonos entre nosotros, como si no existiera nada más importante que nosotros.

La sensación que sentía en mi cuerpo en el momento que lo vi me era indescriptible y desconocida a la vez. No se cuanto tiempo pasó desde que nos quedamos viéndonos él uno con el otro, podía decir que sentía que pasaban los minutos y mi cuerpo no quería moverse.

Cerré mis ojos dando medía vuelta he irme volando sin decir nada y lo que lo dejo desconcertado fue que no lo intenté matar. Y yo sin siquiera saber porque razón lo hice.

「🥀」

Ya habíamos llegado a el Reino Celestial desde hace algunos días. En ese trascurso de tiempo no he dejado de pensar en ese demonio, mi cuerpo quería volver a verlo para que mentir.

──¡¡Amaris!! ─un gritó de trajo de regreso. Miré a mi mellizo mover sus manos enfrente de mi rostro.

──¿Sucede algo, Mael? ─pregunté regresando en mi.

──Te estoy hablando desde hace minutos y tú no das señales de escucharme. ─comentó haciendo un mohin en forma de enfado. ──¿En qué tanto piensas? ¿Acaso ya no soy el hombre que roba tus pensamientos?

Cerré mis ojos despeinando sus largos cabellos plateados.

──¿Qué cosas dices enano? Claro que sigues siendo el único hombre que roba mis pensamientos. ─mentí y era lo mejor por más confianza que le tenía a mi mellizo no podía decirle que un dominio que deje ir libre invade mis pensamientos. ──¿Sabes dónde esta Ludociel?

──Esta con Sariel y Tarmiel. ─me levanté de donde me encontraba sentada.

──Puedes decirle que iré a caminar. ─le di la espalda a punto de irme. ──Quiero estar sola por un momento lejos de las mujeres que quieren desafiarme.

──¡Claro! Cuanta conmigo, hermana. ─sonrió volando lejos.

Cerré mis ojos soltando un suspiro comenzando mi vuelo, realmente necesitaba estar sola y despejar mi mente.

Había llegado a la superficie así que deje de volar y comencé a caminar adentrándome en aquel bosque profundo que conocía muy bien. Siempre venía aquí cuando quería estar sola me gustaba ver el lago que se encontraba en lo profundo del bosque.

Me senté en la raíz del inmenso árbol que se encontraba cerca del lago. Cerré mis ojos sintiendo el viento mover mis cabellos, me sentía en paz y tranquilidad al aspirar el fresco aire. Realmente necesitaba estar aquí sola y tranquila sin que nadie me interrumpiera o eso era antes de sentir el filo de una espada posarse en mi cuello.

──No intentes nada estúpido de lo contrario te cortaré la garganta. ─su tono de voz no era uno amenazante al contrario se me hacía cariñoso.

──Esta bien, me tienes por completo. ─alce ambos brazos en forma de rendición. ──Y ahora, ¿qué será de mi? ─eche mi cabeza atrás mirando a el mismo demonio de hace días. ──Tú eres...

──El que te matará. ─dijo con su ceño fruncido.

──Iba a decir que eres el chico lindo que mire el otro día. ─sus mejillas se tiñeron de un color rojo ante mis palabras. ──Pero si dices que vas a ser mi asesino no me quejo. Siempre pensé que morir en las manos de alguien tan atractivo era la mejor forma de perecer.

──C-cállate. ─solté una leve risa al verlo sonrojado mirando a otro lado.

──Pero si solo digo la verdad. ─giré mi cuerpo apoyando mis manos en el suelo mientras acercaba mi rostro a el suyo. Al sentir mi acercamiento se giro mirando mis ojos. ──Entonces, ¿será rápido o lento? ─pregunté en susurró.

──Y-yo... ─no podía emitir palabra alguna al sentir mi aliento mezclarse con el suyo. ──No puedo. ─cerró sus ojos soltando un suspiro.

Escuche el sonido de su espada caer al suelo, agachado su cabeza y al estar tan cerca quedó su frente con la mía.

──¿Y porqué no? Solo piensa que me viste matando aquellos demonios. Solo recuerda que soy una diosa y tu un demonio. ─murmuré haciendo que sus ojos me mire.

──No es que no pueda. ─sentí su mirada recorrer mis ojos. ──Es que no quiero hacerlo, Amaris.

Abrí mis ojos sorprendida de que dejará salir mi nombre de sus labios con dulzura.

──¿Cómo sabes mi nombre?

──Solo lo sé.

──Entonces, ¿cual es el tuyo, mi demonio? ─lo último lo dije inconscientemente.

──Zeldris, mi diosa.

Sin saber la razón... sonreí.

━「🥀」━


Abrí mis ojos.

Podía sentir una lágrima rodar por mi mejilla al recordar todo. Ahora sabía porque de día era pequeña, sabía porque sigo viva.

Sentí un peso en mis piernas al mirar me encontré con una hermosa escena. Zeldris acostado en ellas sosteniendo fuertemente mi mano.

Sonreí con tristeza al saber que dentro de poco esto no volverá a pasar.

──Zeldris. ─acaricie sus cabellos azabaches provocando que se levantara.

──¿Qué pasó? ─miró a sus lados hasta que sus ojos cayeron en mi. ──¡Amaris! ─sonrío. ──Estas despierta.

──Zeldris. He recordado todo. ─dije seriamente pero él pareció no notarlo.

──Eso es genial, Amaris... ─expresó feliz.

──Escúchame. ─lo tomé de sus manos. ──He sido maldecida.

──¿Maldecida? ¿Por mi padre entonces...? ─balbuceo. ──¿Pero qué clase de maldición?

──Te lo diré, pero antes quiero que me prometas algo. ─él me miro dejando atrás su sonrisa. ──No importa lo que pasé en estos días, quiero que estes a mi lado en lugar de buscar una forma de romper la maldición. ¡Promete que no harás nada que te lastime por mi culpa!

──¿Qué estas diciendo?

──¡Júralo!

──Bien, lo entiendo... ¡pero si puedo hacer algo lo haré sin importar nada! ─sonreí para mi eso me bastaba.

──Gracias. Entonces te diré.

Mientras mis labios se movían explicando las dos maldiciones que el rey demonio me impuso, le dije que yo decidí cargar con la que era suya.

Y entonces... cuando deje de mover mis labios él palideció.

──Moriré en tres días y tu hermano será el que me mate. Un castigo que el rey le impuso por intentar rescatarme del purgatorio al ser él único que sabia que vivía. ─se quedó en silencio mirando a el suelo sin creerlo. ──Zeldris.

──Tú no vas a morir. ─sentí su mano en mi mejilla. ──Encontraré la forma de salvarte. Si es necesario me convertiré en el nuevo Rey Demonio. ─cerré mis ojos derramando algunas lágrimas que el limpio.

──No quiero que algo te pasé. ─juntó su frente con la mía. ──No quiero morir sabiendo que te lastimaste por mi culpa.

──Y yo no voy a verte morir por mi culpa. ─me miró a los ojos, ahora no eran oscuros eran las esmeraldas que tanto amaba. ──Te prometó que voy hallar la forma de salvarte.

Sabía que mis palabras no cambiarían su opinión.

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