nightmare from the past (CAMR...

By merari-cabello

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Lucy Vives, mi ex compañera en Historia, ella era muy simpática... ACEPTAR. ¿Arin Ray? ¡Claro! El que fue nov... More

Capítulo 2
Capítulo 3 Final

Capítulo 1

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By merari-cabello

FIESTA DE REENCUENTRO

Ese era el título del evento al que había sido invitada mediante Facebook. Al leer bien la información, me emocioné de sobremanera, habría una fiesta de generación, después de literalmente 7 años, vería a mis ex compañeros de escuela.

Comencé a leer algunos nombres de la lista de invitados, en donde me aparecieron caras que no veía hace bastante tiempo, Verónica Iglesias la líder de las porristas; Keaton, ese chico era un idiota.

– ¡Vaya, cuanta gente! – todo era recuerdos y risas en los comentarios, esto sería bueno.

De inmediato apreté el botón de asistir, dejé un simple comentario de lo emocionada que estaba, y a los minutos me llegaron 3 solicitudes nuevas de amistad.

Lucy Vives, mi ex compañera en Historia, ella era muy simpática...

ACEPTAR.

¿Arin Ray? ¡Claro! El que fue novio de Normani durante un año...

ACEPTAR.

Y por último, una imagen de un gran árbol, Lauren Jauregui...

ACEP...

¿Qué? Esto tiene que ser una broma. ¿Por qué ella me mandaría una solicitud de amistad? Lo que menos tuvimos en la escuela fue una especie de amistad. Lauren, Lauren Jauregui, la recuerdo bien. ¿Cómo podría olvidarla? Sus sudaderas anchas, sus pantalones rasgados, su cabello largo atado en una coleta, su piel blanca, sus penetrantes ojos verdes y... Su pie estirado delante de mi camino, su goma de mascar en mi pelo, sus notas de "soy una estúpida" en mi espalda, sus insultos como: idiota, orangután, piernas de lana, defecto andante, dientes chuecos, chucky, tabla con patas, y tantos más. Insisto, ¿cómo olvidarla?

Ella fue mi pesadilla en la escuela, me hacía la vida imposible. Me escondía la ropa de cambio después de la clase de gimnasia, robaba mi almuerzo, me lanzaba bolas de papel, todo lo que un buen matón podría hacer. Y cada año parecía ser más experta en la profesión de hacer a Camila infeliz. Por su culpa había llorado muchas veces, pero nunca hice nada, primero por miedo, y luego porque al parecer su efecto en mí ya me daba igual, estaba tan acostumbrada a que ella hiciera algo desagradable que ya le restaba importancia. Yo tenía una gran cantidad de amigos, y a ella con suerte le hablaban dos personas, ella misma alejo a todo mundo.

Luego de recordar cada "hermoso" momento con Lauren, y reír por lo ridículo que era su solicitud en mi Facebook, di el clic definitivo...

IGNORAR.

No era una persona rencorosa, ni tampoco inmadura, pero lo hacía por la pobre Karla Camila adolescente que lloraba en su cama, ella estaría agradecida en su tiempo.

La fiesta tenía cita en el mismo lugar donde siempre fueron; el gimnasio de la escuela, no tenía idea de cómo se habían conseguido que les prestaran el sitio, pero me parecía perfecto.

Como era de esperarse, me arreglé bien y traté de destacar lo mejor que tenía. Me puse un vestido corto y apretado de color rojo, me maquillé, no en exceso, y me puse unos zapatos de tacones.

Llegué al evento con la persona que siguió siendo mi amiga luego de graduarnos, Dinah, simplemente éramos inseparables, sin contar que yo era la madrina de su pequeño hijo de un año el que se había quedado con su padre.

– Esta fiesta será sensacional – prácticamente gritó con las manos en el aire.

– No te emociones mucho Dinah, recuerda que eres madre – dije en broma.

– No me quites la diversión Mila, hoy es mi noche de libertad – exclamó con una enorme sonrisa.

Cuando entramos al lugar el ambiente me prendió. Música fuerte, personas que no veía hace años, comida, y bebidas que no habían en nuestros tiempos de fiestas de adolescentes.

A los minutos nos encontramos el grupo de amigas, Normani, Ally, Dinah y yo. Con ellas si había tenido contacto, pero era genial estar juntas otra vez en una fiesta. Habían tantas personas y tanto que ponerse al día, todos parecían con su misma esencia, pero definitivamente estábamos con más edad; barbas, embarazos, anillos de matrimonio, kilos demás, kilos menos, adiós acné, cabellos de otros colores. Los años perjudican a algunos y les sientan bien a otros, y por lo que me decían mis ex compañeros, al parecer yo estaba en la segunda opción.

El baile empezó y yo me encontraba riendo en un sector con antiguas amigas mientras tenía mi vaso en la mano, y entonces por una casualidad miré hacia la entrada donde una mujer caminaba, primero miré sus zapatos, sus piernas, su corto vestido verde, su chaqueta de cuero negra, y su cara... ¡No lo podía creer! Me atraganté un poco con el trago que estaba tomando, pero la impresión era mucha. La mismísima Lauren Jauregui hacía presencia en la fiesta. Una Lauren Jauregui muy distinta a la que recordaba.

¿Dónde estaban sus sudaderas? ¿Sus pantalones rasgados? ¿Su coleta? Y en especial ¿Sus gestos hoscos?

Aunque la mujer que estaba en la entrada no se parecía en nada a mi bravucona de escuela, sabía que era ella. Su piel clara y sus ojos verdes resaltaban aún con las luces del lugar. Debía admitirlo, mi ex matona estaba jodidamente buena.

– ¡No me lo puedo creer! – Dijo Dinah muy impresionada – Díganme que estoy loca. Es eso o es verdad que estoy viendo a Lauren Jauregui demasiado sexy como para ser la idiota de la escuela.

– Es ella – respondí con mi vaso muy cerca de mi boca mientras me dedicaba a examinar a la recién llegada.

Y entonces sus ojos recorrieron el lugar llegando hasta mi grupo, o hasta a mí, no lo sabía con seguridad, pero su rostro cambio, su gesto fue extraño, como si hubiera ganado la lotería, pero luego su vista se fue a la mesa de los tragos, y a los segundos ella caminaba en esa dirección.

Tomé todo el trago de mi vaso, lo dejé a un lado y traté de distraerme, pero Lauren venía a mi mente. Tenía unas incoherentes ganas de observar donde estaba y qué estaba haciendo, pero intentaba mantenerme concentrada en la historia de Ally sobre como su novio Troy le había pedido matrimonio.

– No se den vuelta – dijo en un susurro Normani – No miren, pero Lauren Jauregui se está acercando a nosotras.

Casi volteo de inmediato, pero me contuve hasta que sentí un "Hola" muy cerca de mí, entonces no sé cómo Lauren se metió al círculo humano que teníamos intentando unirse al grupo, quedando a mi lado. La única que dio un saludo fue Ally, pero es normal, ella saluda a todo el mundo.

– Karla – dijo la chica de ojos verdes, yo odiaba que usaran mi primer nombre, ella pereció acordarse de eso, y se aclaró la garganta – Camila Cabello, vi que no tienes vaso ¿quieres? – Ahí estaba su mano extendida ofreciéndome un trago.

Mi rostro de confusión debe haber sido muy grande al igual que el de mis viejas amigas, pero el silencio se hizo presente y tenía que responder.

– No gracias, ya tengo – dije mientras le quitaba de las manos su vaso a Normani que estaba junto a mí.

– Oh claro – respondió Lauren – ¿Alguna lo quiere?

– ¿Qué tiene? ¿Veneno? – dijo irónica Dinah en un susurro que no pasó desapercibido para mi ex matona.

– No tiene veneno, tiene cerveza, solo cerveza – y así, sin más dio media vuelta y se alejó.

– ¿Qué fue eso? – preguntó Normani.

– No tengo la menor idea – respondí.

La conversación volvió, y Lauren Jauregui fue el tema principal por unos 10 minutos. Ahí les conté sobre su solicitud de amistad y recordamos algunas cosas. La conclusión fue: la chica Jauregui está loca. Siempre lo estuvo.Pero esa no fue toda la participación de Lauren en mi noche, en una oportunidad me acerqué a la mesa de comida y ella me ofreció sentarme junto a ella, la respuesta que recibió fue un: "no gracias, voy con las chicas."

Y para rematar lo extraño de la situación, en otro momento me tocó la cintura desde atrás sorprendiéndome, me preguntó con su boca muy cerca de mi oído por lo fuerte que en ese momento estaba la música, si iba a seguir bailando. No sabía que responder, ni por qué me hacía la consulta, o el motivo por el que me puse tan nerviosa, lo contrario de la actitud de indiferencia que debería tener hacia ella. No alcancé a decir nada, cuando de pronto llegó Drew, a preguntarme si quería bailar con él. Algunas personas estaban muy intensas en querer encontrar pareja en este encuentro, Drew era uno de ellos, por lo que acepté y le hice un gesto a Lauren, como diciendo: sí, seguiré bailando.

Cuando estaba en la pista con mi ex compañero, pude ver como Lauren estaba sentada, sola, con un vaso en su mano, parecía triste y pensativa. Me dio un poco de pena por ella, estaba muy hermosa, aun así las personas no se acercaban a ella por su fama de persona hosca, y "malvada". Estoy segura que si no fuera esa la situación todos se estarían peleando por bailar con ella, y estarían babeando a sus pies, era cosa de mirarla, estaba increíble, muy increíble a mi parecer.

Ya me sentía algo borracha cuando vi como Lauren deformo su vaso de plástico con su mano, lo tiró a la basura, se levantó de su asiento, y salió del reciento. Y por un irrazonable impulso, yo salí tras ella.

– Hey ¿por qué te vas tan temprano? – Le grité una vez que estaba afuera. Actué relajada, el alcohol ayudaba mucho.

Mi ex matona lucía muy sorprendida cuando dio la vuelta para mirarme, parecía no saber que responder, en eso yo me acerqué a ella.

– No tengo nada que hacer aquí, ni siquiera sé por qué vine. – Dijo para poner punto final a todo, pero no era eso lo que yo quería.

– Para bailar y tomar tragos grat... – no alcancé a terminar la oración cuando Lauren me interrumpió.

– ¿Por qué me hablas ahora Cabello, cuando intenté acercarme a ti toda la noche? – Parecía irritada, ese tono más tosco se parecía más a la Lauren Jauregui que recordaba.

– ¿Y por qué querrías hacer eso? – Intenté sonar desafiante, ya no era la adolescente que prefería desaparecer cuando Jauregui hacía presencia.

– Probablemente para hablar, lo que hace todo el mundo, ponerse al día – De alguna manera su comentario sonó como si la respuesta fuera lo más obvio del mundo, y hubiéramos sido inseparables amigas de escuela.

– ¿Caíste y golpeaste tu cabeza? – dije riendo y ocupando ironía – ¿Acaso no recuerdas que no éramos amigas, y que probablemente me regalaste los momentos más negros en mi periodo de escuela?

– No te preocupes, lo recuerdo bien. – Asintió con la cabeza – Porque ese fue el primer motivo que tuve para venir aquí.

– ¿Qué? – no entendía por qué tendría algo que ver yo con que ella haya venido.

– Quería pedirte perdón por las cosas que te hice – de un momento a otro parecía una joven tímida mirando el suelo.

– ¿Qué tú qué? ¿Quieres pedirme perdón? – exclamé muy asombrada

– Si, por los insultos y los sobrenombres... – en eso la interrumpí.

– Los insultos, los sobrenombres, la goma de mascar en mi cabello, los papeles en mi espalda, las zancadillas, las...

– Sí, ya entendí – me interrumpió, pero yo quería seguir nombrando las cosas que me había hecho, por si no recordaba todas.

– Y recuerdas aquella vez que pusiste en mi casillero miles de papelitos pequeños que se esparcieron por el suelo cuando lo abrí – podría estar toda la noche nombrando cosas.

– Sí, también perdón por eso – dijo poniendo los ojos en blanco.

– Y cuando... – continué.

– ¡Me gustabas Cabello! – gritó fuerte interrumpiéndome.

– Y cuando... ¿Qué? – paré en seco, debía estar muy borracha.

– Al fin te callas. Hay algunas cosas que no cambian, como el que algunas veces hablas mucho – cruzó sus brazos sobre su pecho.

– ¿Qué dijiste? –pregunté

– Hablas mucho y... – pero volví a interrumpirla.

– Antes de eso.

– Y también sueles interrumpir. – puse cara enojada y frustrada – Bien, me gustabas, cuando íbamos en la escuela me gustabas mucho. – dijo resignada.

– Eso es imposible. – No creí esto, no podía ser...

– Me gustabas desde que tenía 13 años, y... – parecía buscar las palabras adecuadas –y yo te encontraba muy bonita, y me gustaba tu voz, aunque hablabas demasiado rápido, como ahora.

– ¿Entonces por qué me tratabas tan mal? No tiene sentido – a estas alturas estaba muy confundida.

– Te invité a mi cumpleaños, estaba muy emocionada en pasarte una tarjeta para invitarte, porque me daba vergüenza hablarte, le había puesto hasta unos estúpidos corazones en una esquina, pero cuando te la entregué me ignoraste completamente, estabas con ese grupo de "chicos cool" que se estaban... – buscó una palabra – "desarrollando" de una manera más bonita y rápida que yo, y a la hora después vi mi tarjeta en el suelo, y claramente tú nunca llegaste.

– ¿Me estás diciendo que me hiciste la vida imposible en la escuela porque no fui a uno de tus cumpleaños, y porque te gustaba? – dije algo atónita.

– Si lo dices así suena muy inmaduro, pero en realidad te trataba mal porque estaba frustrada, y esa era la única forma que notaras mi existencia.

– Eso es jodidamente enfermo, si me hubieras hablado como la gente normal, probablemente hubiera... – comencé a pensar mi idea pero no pude terminar.

– ¿Cómo la gente normal? – levantó una ceja, gesto que me pareció desafiante y muy sexy.

Traté de explicarme mejor

– Me refiero a entablar una conversación como todo el mundo.

– Mi mamá había fallecido ese año, me sentía muy sola, solo familiares asistieron a mi cumpleaños, tenía 13 años y estaba rota, solo quería un poco de compañía, y tontamente en mi cabeza me había ilusionado en que tú podías ser esa compañía, en que podríamos estudiar juntas en mi habitación, o almorzar juntas en la escuela, me encantaba tu personalidad, y tu belleza.

Esta situación era totalmente irreal, ¿qué estaba pasando?

– No era una persona agresiva Camila, solo en la escuela, y más contigo, porque no sabía cómo descargar mis frustraciones, te trataba mal, y luego llegaba a mi casa a llorar porque nadie de esa escuela estuvo conmigo cuando más lo necesité. Estaba muy confundida con varios aspectos de mi vida, me sentía desesperada, y si no atacaba a otros probablemente hubiera terminando hiriéndome a mí misma.

– Espera, exceso de información, creo que me dio un mareo. – Me toqué la cabeza.

– ¿Por mis palabras o por todo el alcohol que tienes en el cuerpo? – volvió a cruzarse de brazos.

– Tú, tú eras ruda, no le temías a nada, tú no llorabas, tú te reías de mí – dije rápido, un poco alterada.

– ¡Sorpresa! Tú intimidante y ruda matona de escuela no era más que una chica asustada, dentro del closet, sin madre y sin amigos. De todas formas, ¿Acaso me hubieras recordado si no hubiera sido tu pesadilla de escuela?– me preguntó mirándome a los ojos.

– Eem... – balbucee un poco.

– Dejé una marca en ti, una muy negativa, pero una marca. Y sé que nunca me olvidarás por las cosas que te hice, pero quiero dejar mi última marca, puede que termines odiándome más, pero no me importa, es la única oportunidad que tendré.

– ¿De qué habl... – no alcancé a terminar cuando sentí sus labios capturando los míos.

No tuve tiempo para pensar, para analizar lo que hacía, el beso de Lauren llegó tan embriagador que no me di cuenta cuando comencé a responder con la misma intensidad. Ella me tomó de la cintura con sus manos, y yo enredé una de mis manos en su cuello, y la otra en su suave y largo cabello. Su lengua se adentró en mi boca, y ambas profundizamos el beso. Sus manos comenzaron a vagar por mi cadera, mi espalda, cerca de mis costillas, y yo exploraba su nuca, sus hombros, y su rostro.

Nos separamos por un milisegundo, y volvimos a juntar nuestros labios. En un movimiento rápido ella me apegó al costado de un automóvil. No podíamos parar, no podía parar, ella me tenía como hipnotizada, era muy dulce, y a la vez muy sensual y apasionada. De un momento a otro ella se separó dejándome mareada, me miró a los ojos, y yo no sabía qué hacer o que decir. Ella no podía ser la agresiva chica de mi escuela, ella no podía ser la que me había sacado lágrimas en mi adolescencia, me resignaba a pensar que eran la misma persona.

– ¿Estás loca? No te entiendo, esto es ridículo... – me alteré mucho, pero me sentía más frustrada y enojada conmigo misma que con ella, porque no podía aceptar en mi cabeza que nunca había sentido un beso tan intenso, con tanta conexión entre dos personas, tanta sincronía, tan... vivo.

– Te pido perdón una vez más Camila – volvió a hablar – por todo lo que te hice en el pasado y lo que acabo de hacer ahora, no era mi intención alterarte.

Intenté decir algo, pero no pude, nada salía de mi boca.

– Ya no te molesto más, aquí termina mi negativa participación en tu vida– agregó jugando con las llaves de su auto en las manos, sin mirarme a la cara.

Comenzó a caminar, dándome la espalda, hasta que se dio vuelta.

– Que tengas una buena vida, Cabello.

Y así vi como Lauren Jauregui se subía a su auto y se alejaba de mí de forma permanente, dejándome unas incontrolables y descabelladas ganas de no dejarla ir, de alcanzarla y rodearla con mis brazos. Al parecer, de una u otra manera, mi pesadilla del pasado Lauren Jauregui era experta en joderme la vida.

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Hace unas semanas pensé que no volvería a leer esta Fic :( y empecé a buscar con publicaciones en mi perfil, gracias a meagainstthebeat la encontré ❤️

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