Narra Ilarien.
Lunes.
—¿Qué significa esto? —el profesor miró el pizarrón sorprendido y empezó a buscar culpables— ¿quién hizo esta broma de mal gusto?
El aula se quedó en perpetuo silencio mientras Jared pasaba por cada uno de nuestro asientos, mirando a todos con su expresión seria, hasta que se acercó a mí y puso sus manos en mi pupitre mirándome fijamente para que no le mintiera.
—¿Sabes quién hizo esto Chávez? —parecía estar enojado, él no solía enojarse con nosotros, sin embargo su tono de voz no era el de siempre, éste desprendía molestia y preocupación.
—No.
—¿Y una leve sospecha?
—Tampoco —negué de nuevo, estaba claro que era Aleisha pero decirlo no resolvería las cosas solo traería más problemas por qué no había pruebas suficientes. Hasta que yo no tuviera algo con que atacar no podía hacer ningún movimiento en su contra.
El profesor de filosofía suspiró mirando con decepción el curso y empezó a hablar —¿saben chicos?, ya están bastantes grandes para hacer ese tipo de cosas —borró las letras en rojo de una sola pasada y prosiguió— una persona madura, con moral, con ética no hace esto, solo los cobardes lo hacen —se sentó en su escritorio y abrió su portátil— no soy su tutor, pero reportaré este caso a su tutora de la asignatura de comunicación, espero no volver a ver este tipo acoso en mi clase, ya que la persona que esté detrás de esto será reprobada conmigo, aprendan a respetar y los problemas que tenga con la señorita Chávez resuélvanlos fuera de aquí.
Después de eso sacó su libro de filosofía para darnos la clase de hoy calmadamente, todos le hacían varias preguntas en la clase, era un gusto escucharlo filosofar y su manera de explicar no era nada compleja, nuestro antiguo profesor usaba palabras que parecían sacadas de un diccionario griego.
Sabía que Lena no era la que había escrito eso, esa no era su letra. Por lo tanto sólo había una persona capaz de eso y mucho más.
—Con permiso —el profesor de cálculo entra interrumpiendo la clase que aún no terminaba— llaman a la dirección a Chávez y a Esposito.
—Está bien, pueden ir —el profesor nos mira de forma curiosa mientras salimos.
Caminamos por el pasillo y Aleisha traía sus brazos sobre su cabeza muy contenta, lo que me molestaba, así que le lancé una indirecta mirándola por encima del hombro— bonita cicatriz la que te dejé en la cara —sonreí y ella arrugó su frente.
—Sonríe mientras puedas, con o sin cicatriz me veo mucho mejor que tú.
—Bueno, al menos soy yo la que se coge al profe —solté provocándola y me tiró contra la pared ahorcándome con su antebrazo— ¿Qué pasó?, ¿te toqué un nervio?
—Estas acabando con mi paciencia —me amenaza de manera furiosa chocando sus ojos negros contra los míos.
—¿Y tú no con la mía?, escucha, ahora yo soy la que tiene el mando, si a mí me da la gana regresas a la alcantarilla de la cual saliste, ¿sabes por qué?, porque Leonard hace lo que yo le ordene, si le digo que te repruebe lo hará otra vez —mentí, la verdad no podía hacer eso pero no me dejaría amedrentar yo tenía mucha experiencia en lidiar con gente tóxica.
A mi ningún tóxico le gusta que lo enfrente y mucho menos que le digan la verdad en la cara.
—Me agradas, eres muy mala como yo —me sonríe y se aleja de mí siguiendo por el pasillo hasta llegar a la dirección, vaya que necesita un psiquiatra— esto va a ser muy divertido.
Entramos a la dirección y nos sentamos, el profesor Leonard estaba allí dentro hablando con el director muy tranquilo. Parecía que eran amigos, él era el único profesor que torturaba a los alumnos y aún no había sido despedido.
—¿Qué sucedió? —Aleisha sonríe mirando al director muy alegre.
—No me causa gracia su comportamiento, ¿acaso fue usted? —se acerca el profesor Leonard mirando con frialdad a Aleisha, le entrega una carta con fotos mías sin rostro, como si alguien las hubiera rayado con un cuchillo, que tétrico.
Aleisha mira la foto con sorpresa antes de mirarme y niega —no ¿Por qué siempre me echan la culpa de todo lo que pasa?
—Encontré las fotos de la señorita Chávez en mi aula, usted siempre está involucrada en todo tipo de escándalos, todo lo malo lleva su firma —Leonard dice con su voz ronca examinado a Aleisha.
—¿Cómo se siente al respecto Chávez? —el profesor estaba sereno hablando con cuidado y sigilosamente.
—Bien, ojalá que encuentren al culpable... —miré a Aleisha y hablé con sarcasmo— ¿verdad Espósito?
—No te preocupes, ¿somos amigas verdad?, cuenta conmigo.
Sonrió pero nadie le creyó, llamaron a la psicóloga y nos dio una charla de una hora, hasta que llegó la hora de inglés que fue insufrible, el profesor estaba mucho más enojado de lo normal, mandó un montón de tarea, hizo un montón de preguntas extrañas, bajó puntos a lo loco, y nos dejó sin descanso.
"¿Por qué estará tan enojado el profesor?, "seguro que es por Chávez", "tengo miedo".
Se oían todo tipo de comentarios, la clase estaba muy tensa y Leonard tiraba fuego por la boca, ni siquiera yo lo soportaba, ¿acaso no se da cuenta que con su actitud deja mucho que decir? y provoca peores comentarios, idiota.
Volteé hacía atrás para ver a Lena y casualmente me estaba mirando, sin embargo al chocar miradas volteó de forma sospechosa, ¿seguirá enojada?
[...]
Me dirigí al estudio en nuestra hora libre para descansar un poco del estrés. No puedo seguir así, moriré de amargura..., ¿Aleisha me odiaba tanto para hacer eso con fotos mías? o ¿podría ser alguien más?, Lena nunca haría eso.
—Llegué, ¿cómo te sientes?, estaba en una reunión por eso no pude venir antes —Leonard entra cerrando la puerta con su cabello cayendo en su frente, parecía haber corrido una maratón.
—Profesor... —levanté mi cabeza adormecida— ¿cómo le fue?
—Bien, aquí está lo que me pediste —se sienta a mi lado entregándome un capuchino de café agrio. Por alguna razón últimamente me sentía muy cansada, con sueño y débil —¿ya te sientes mejor?, en serio Ilarien, si es por lo de Aleisha no dudes en decírmelo, yo me encargaré de ella.
—No, son muchas cosas, Lena, las chicas atrás tuyo, Aleisha, los trabajos, todo me estresa, quizás sea mi mes el que está por venir.
—¿En verdad?, ¿nada más?
—Sí, estoy bien profe.
—Creí que te alejarías de mí —se sentó frente a mí y arregló su cabello desordenado— me sorprende que lo tomes con madurez, puesto que eres muy infantil, realmente creí que me dirías algo diferente.
—Ganas no me faltan profe —sonreí admitiéndolo— sin embargo, no vale la pena llorar sobre la leche derramada. Creo que si usted arregla sus problemas con Aleisha ella dejará de portarse de esa manera, debería hablar y si es posible pedirle disculpas —propuse razonando, yo quería estar con él y no lo dejaría por una tontería así, pero si mi vida corría verdadero riesgo sí lo haría.
—¿Te llevo a tu casa hoy?
—Sí, lo esperare en la calle de atrás de la universidad —antes de que tocara la campana terminé mi capuchino y me despedí de él, dejándolo planificar sus clases. ¿Por qué me sentía tan a gusto con él?, me estaba acostumbrado a verlo todos los días y a escuchar sus dulces palabras cuando acariciaba mi rostro, cada que estábamos solos.
—¡Demonios!, está lloviendo —ya era la hora de salida y yo no tenía ni un solo paraguas a la mano, me tocaba caminar hasta ese lugar mientras llovía.
—Chávez, ¿no tienes paraguas? —se acercó a mí el profesor Jared cubriéndome con el suyo y tomó mi hombro para que no me mojara.
—Profesor, no se preocupe..., yo —me sonrió muy cerca de mi rostro sin escuchar nada de lo que le decía.
—Déjame llevarte, mi auto está aquí frente a nosotros —propuso, estaba muy nerviosa, no podía aceptar, le había dicho a Leonard que me llevara, si se enteraba que lo deje plantado por el profesor Jared se enojaría.
—No, no, no, así estoy bien profesor.
—Quería hablar contigo sobre lo que pasó hoy, vamos acepta, ya me has rechazado dos veces —lo tenía muy cerca de mí y la lluvia fuerte no ayudaba, ya me estaba muriendo de frío.
Si Leonard no se entera, no habrá problema, no es como si estuviera haciendo algo malo.
—Está bien —me condujo hasta su carro de color azul marino y cerró las puertas que estaban empañadas por el agua, el ambiente era helado y sus labios se dilataron por el frío poniéndose rojos carmesí. Me puse el cinturón temblando, no tenía miedo de que alguien nos viera ya que algunos profesores llevaban a los estudiantes cuando se sentían mal o tenían algún problema, el asunto era que alguien se diera una idea equivocada con todos los rumores que están rondando en la escuela.
—¿Qué dirección es?
—Calle 12, avenida dulzón —le dije y todo está muy incómodo, ¡Dios!, Leonard me está llamando.
—¿Qué sucede?, te noto tensa, no tienes que estar nerviosa, les dije que me traten como su amigo —mantiene su mirada al frente— quería hablar contigo sobre lo de esta mañana.
—Sí, ¿qué cosa?
—Lo siento.
—¿Qué?, ¿por qué? —lo miré desconcertada sin entender su disculpa.
—Todo es mi culpa, los estudiantes debieron notar lo mucho que me agradas y que siempre te pido favores..., no sé, tal vez fui muy descuidado al dirigirme a tí —revela y yo me quedo helada escuchándolo. Apagué mi celular rápidamente, le contestaré a Leonard cuando llegue a casa.
—No se disculpe profesor, no es su culpa, la gente es muy habladora.
—No me parece justo, yo sufrí acoso en la escuela y no la pasaba para nada bien, los profesores nunca hacían nada, por ello ahora trato de que haya mucho más respeto entre todos, no me gustaría que por mi culpa la pasaras mal, no me gusta ser estricto pero hoy tuve que serlo —me mira preocupado y no pude evitar reírme.
—¡Ay profesor!, todos lo aman, usted es muy buena persona, no lo odiarían haga lo que haga —lo tranquilicé y el soltó su cabello largo mirando el camino.
—Gracias Ilarien, es mi primer año con universitarios y estaba algo preocupado. Ya me acostumbré y sobre todo a verte todos los días —susurró calmado— no sería lo mismo si dejas de asistir, me sentiría muy triste —abrí ligeramente mis labios mientras lo miraba, la conversación se estaba volviendo confusa.
—Ah, jajaja, gracias.
Corté el seco mis respuestas, algo no estaba bien.
—¿Te incómoda qué te hable así?
—No está diciendo nada malo, yo también me sentiría extraña si usted dejará de ir de repente o lo despidieran por un rumor tonto.
—Es muy tonto la verdad, aunque no puedo evitar verte como una mujer y no como una estudiante —soltó y todo mi cuerpo se tensó como si me diera asfixia en su carro húmedo, un frío intenso recorrió mi cuerpo y el corazón comenzó a palpitarme de forma descontrolada.
Mierda.
—¿Qué te sucede Ilarien? —voltea y se acerca mirando para tomar mi temperatura con sus manos heladas. Su rostro estaba tan cerca del mío, podía notar una de sus pecas, sus ojos se clavaron en mis labios con malas intenciones.
Joder.
N/A: buenos, hasta aquí actualizo hoy jajaja.
Jared es una joyita también.
Chicas quería pedirle que no olviden dejar sus comentarios, es que al editar la historia pues muchos comentarios se pierden :'v y a mí realmente me da risa lo que comentan jajaja, pero como la estoy editando cada párrafo que se edita, pues la fila de comentarios desaparece. Bueno sin más un besazo, los quiere Ilarien 💜