KARMALAND 4: El Libro de las...

By AylaHurst

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CAP I - III: historias y diálogos sueltos de Karmaland con Rubius, Fargan y Vegetta como protagonistas. A pa... More

Cap 1: La Noche es OSCURA
Cap 2: La Hermandad Oscura
Cap 3: Los Ojos del Búho (part I)
Cap 4: Alas Pardas

Cap V: ¿Qué eres?

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By AylaHurst

Cuando Lys despertó por segunda vez en la habitación blanca, no encontró al simpático muchacho de los anteojos, sino que, sentada frente a ella, había un hombre vestido completamente de negro, con una máscara blanca cuyos rasgos estaban pintados de rojo. Alyssane se sobresaltó:

- ¿Quién eres tú...? -preguntó haciéndose un ovillo en la cama- ¿Dónde está Mangel?

Sintió un leve mareó:

-El te...-dedujo rápida- ¿Me habéis drogado?

-No te apures, -respondió el individuo con voz grave- sí, el te té ha ayudado a dormir, pero Mangel lo hizo por tu bien, necesitabas descanso. Te aseguro que, si hubiésemos querido matarte, seríamos algo más "creativos"- Lys arqueó una ceja, no sentía el menos respeto ni confianza por aquel individuo-. Soy Willy, uno de los líderes de esta Hermandad. Te llamas Lys, ¿verdad?

La muchacha asintió, examinando cada detalle, bajo la máscara, asomaba un flequillo de rubio muy claro. Por la ventana, entraba la intensa luz solar de una mañana de verano:

- ¿Puedes andar? -volvió a asentir con la cabeza.

Willy abandonó su asiento:

-Bien, te hemos preparado ropa limpia y una palangana con agua y jabón para que te asees. El Hermano Fargan quiere hablar contigo.

Lys no entendía nada, ¿quién era Fargan y por qué quería hablar con ella? Sus instintos primarios la traicionaron y le rugió el estómago. Willy le tendió un vaso de agua que apuró con ansias. Tenía los labios resecos y llenos de costras por la falta de hidratación.

-Debes de estar hambrienta, tras tantos días sin comer...

Alyssane movió la cabeza en señal de afirmación, tímidamente y con las mejillas sonrojadas.

-Podrás comer tras hablar con el Hermano Fargan- respondió mientras salía por la puerta- Te espera en el Mirador.

Que ser más desagradable -pensó Lys.

* * *

Cuando Willy se hubo marchado, Lys se levantó de la cama y se acercó a la palangana con agua: vio su reflejo un instante antes de meter las manos y lavarse la cara. Utilizó la pastilla de jabón para lavarse el cuerpo. Se enjuagó la boca y se cepilló el pelo para recogérselo en una coleta. Examinó la ropa que le había dejado Willy, como no, era negra: un uniforme de la Hermandad Oscura que le iría excesivamente grande: como hacía calor, Lys pasó de ponerse los pantalones, la larga túnica negra le servía de vestido, se la ajustó a la cintura y se arremangó las mangas. Alguien (seguramente Mangel) había cepillado sus botas de cazadora y se las había dejado junto a la ropa. Alyssane se las calzó y siguió las indicaciones de Willy.

La sede de la Hermandad era un recorrido de pasillos y salones escavados dentro de la propia montaña, no le costó mucho encontrar el camino al Mirador, solo tuvo que seguir las escaleras que subían. El estómago le rugía, tenía muchísima hambre, pero Willy le había advertido que no podría desayunar hasta hablar con el hermano Fargan.

Encontró al hombre allí, con su túnica negra (como todos) y su máscara blanca y roja, miraba hacia el pueblo, iluminado bajo el sol de media mañana. El Mirador era una plataforma de piedra musgosa construida en lo alto de la montaña, oculta entre arbustos y altos robles y abedules. En las almenas del torreón ondeaba el estandarte de la Hermandad: un ojo de gules sobre campo de sable.

Desde allí, se dominaba gran parte de la provincia de Karmaland, desde el mar hasta las fortalezas de los nobles en las montañas, los ríos que la atravesaban y el palacio flotante del príncipe Vegetta. Lys se quedó sin palabras, maravillada ante las hermosas vistas que ofrecía la sede de la Hermandad.

-No debes vestirte así-dijo Fargan volviéndose levemente hacia la muchacha-. Si vas a permanecer mucho tiempo entre los hermanos oscuros, debes de parecer uno.

Fargan le alisó las mangas de la túnica y la agarró por el cinturón, atrayéndola hacia él, Lys se estremeció ante su proximidad. Bajo la máscara, ella no podía percibir el rubor de sus mejillas. Le colocó bien el cinturón y le sacudió las faldas de la túnica. De entre uno de los pliegues de sus ropas, Fargan sacó una máscara, idéntica a la suya, blanca, con los ojos y la boca pintados en rojo y se la ofreció a la chica.

-Nuestra identidad es lo más preciado que tenemos-sermoneó Fargan imitando a Willy-. Deber llevarla siempre que te encuentres en presencia de una persona que no es de la Hermandad, si descubrieran quienes somos... Sería el fin de nuestra orden.

Lys tomó la máscara y la acarició con la yema de sus dedos:

- ¿Permanecer aquí? -arqueó una ceja- O sea, que soy una prisionera.

- ¿A caso estás en una jaula? -Fargan abrió los brazos, su lenguaje corporal indicaba que no ocultaba nada- No, no eres nuestra prisionera, considérate más "una invitada".

-Una invitada que no puede irse.

-Te perseguía el Lobo Nocturno, eso te hace una fugitiva, alguien que no quiere ser encontrada. Además, he visto el libro- Lys palideció-, y también he contado los pendientes bali de tus orejas. Solo cinco.

-Seis- corrigió Alyssanne rascándose la oreja izquierda-. Perdí uno cuando me atacó el Lobo Nocturno.

-Siguen siendo muy pocos para tener en tu poder un libro como ese, ¿a quién se lo robaste?

La chica se irguió, hinchando el pecho y se cruzó de brazos, no quería empequeñecerse delante del hermano oscuro. Fargan sonrió malicioso bajo la máscara:

-Parece que los dos tenemos mucho que contarnos. Está bien, haremos un trato: cada uno responde a una pregunta y por cada respuesta tendrá derecho a preguntar al otro- Lys lo miró de reojo, desconfiada, pero aceptó su propuesta- Empiezo yo: ¿de dónde sacaste el Libro de las Sombras?

Alyssanne suspiró resignada. No le quedaba otro remedio que contestar.

- ¿Conoces la fortaleza que se encuentra justo encima de molino del pueblo? La que tiene un foso de lava.

Fargan asintió con la cabeza.

-Es la fortaleza de Luzu, es un noble de Karmaland. Es reconocido por sus vinos. Sus bodegas proveen a la corte de su alteza, a la iglesia y a la mayoría de las casas nobles de la provincia. Aunque se rumorea que, desde hace algunos meses, Luzu ha perdido la cabeza, incluso se dice que es un orador secreto de los Dioses Oscuros.

-Todo es cierto- Fargan apretó los puños. No solía obedecer a los rumores de los campesinos, especialmente porque en muchas ocasiones era él quien los creaba-. A Luzu le han lavado el cerebro, utilizó su capital y su influencia para contratar a los Cazadores: ellos le trajeron el Libro.

- ¿Cómo sabías dónde estaba el libro? Eres una Cazadora de muy poco rango para tratar con ese Libro...

Lys arqueó una ceja:

-Es mi turno de preguntas. ¿Fuiste tú el que me rescataste?

Sin previo aviso se abalanzó sobre Fargan y le arrancó la máscara blanca. La capucha cayó, dejando al descubierto una desaliñada melena negra, un rostro de tez morena y una barba oscura mal recortada salpicándole las mejillas. Sin embargo, Fargan era más listo, y tras la máscara de la Hermandad llevaba un antifaz con los ojos y el pico de un búho. Alrededor de los ojos, el antifaz estaba decorado con plumas pardas y otras de color blanco con topos y líneas negras. Lys abrió la boca, sorprendida. Fargan se arregló la ropa:

- ¿Contesta eso a tu pregunta? Bien, porque me vuelve a tocar a mí: ¿cómo sabías que Luzu tenía el libro?

Alyssane frunció el ceño:

-Sí, tienes razón. Mi rango de Cazadora no es lo suficientemente elevado para tratar con el Libro, pero sí para estudiarlo. Le he dedicado mi vida al Libro de las Sombras, a sus hechizos y encantamientos, a los umbrales que conllevan la destrucción del alma de un ser humano... las consecuencias que tendría. La corrupción de los seres que lo poseen.

Fargan palideció de miedo. Lys era una erudita del Libro de las Sombras, la única que sabía como funcionaba exactamente su poder y los riesgos que supondría.

-He buscado el libro desde el momento en que lo sacaron de la guarida de los Cazadores. Cuando estallaron los rumores de que Luzu había convertido al juez Auron en un ser viscoso supe que Luzu había cruzado el segundo umbral. Un par de hechizos más y... podría desatar el caos. Así que se lo robé. Ya conoces el resto de la historia. Mi turno de nuevo, ¿dónde está el libro ahora?

-A salvo, bajo la custodia del Padre Doblas.

- ¿Habéis entregado el Libro de las Sombras al sacerdote de Karmaland? -Lys se agarró los pelos, histérica. Sus ojos fuera de las cuencas.

-Tranquilízate, el Padre Doblas forma parte de la Hermandad, además de que es nuestro tesorero. Te aseguro de que el Libro no estará en mejores manos.

-Por favor Fargan, prométeme que no lo usará.

-Puedes estar tranquila. Le confiaría mi vida a ese hombre si hiciera falta. Y bien, ahora que sabes que tu Libro está a salvo, me toca: ¿qué es eso de los umbrales? ¿cómo funciona el libro?

Lys dio un paso hacia él. Fargan analizó los rasgos suaves de su rostro, los ojos verdes oscuro, los labios rosas y el pendiente que le faltaba en la oreja izquierda.

-El Libro de las Sombras consume una parte del alma de las personas cada vez que lo usas: al principio los cambios son insignificantes, pero a medida que el poder te corroe con cada hechizo, el consumo del alma va a más. Fargan, el alma es lo que nos hace humanos, sin ella...

-Nos convertimos en bestias- concluyó Fargan-. Y Luzu ha cruzado ya el segundo umbral.

-Empiezas perdiendo la empatía con las otras personas- explicó Lys-. Después desaparecen los sentimientos y las emociones. No sientes euforia cuando deberías estar contento, ni tristeza ante una situación de pena. Nada. Florecen los instintos primarios: el hambre, la sed, el deseo sexual... Y haces cualquier cosa para conseguir saciar tus apetitos. Vas degenerando, convirtiéndote cada vez más en una bestia primigenia, hasta que al final...

-Te conviertes en un monstruo.

Lys asintió:

-Luzu quería vengarse de Auron, se está dejando llevar por sus instintos básicos. Ha cruzado el segundo umbral sí, pero podría estar prácticamente rozando el tercero. Además, el Libro no solo consume tu alma, sino que te atrae hacia él, el poder te corroe... Si cruzas los umbrales y te dejas llevar, puedes incluso a llegar a matar por él.

-Lys, -preguntó Fargan seriamente agarrándola por los hombros- he visto tu arco, es un arma muy poderosa... ¿has usado el Libro de las Sombras para encantarlo?

Ella se deshizo de su contacto, frunciendo el ceño.

-Creía que era mi turno de preguntas.

- ¡Lys!

- ¡Solo una vez! -lo juro-y fue para encantar el arco. Descubrí su poder y en seguida advertí lo peligroso que era. Fargan, esto es muy serio. Si varias personas se dejan corromper por el Libro podrían matarse los unos a los otros, o a cualquiera que pudiera interponerse en su camino. Por eso es tan importante que lo mantengamos a salvo.

Fargan se volvió, asqueado porque Alyssanne hubiese sucumbido a los encantos del libro. Pensó en las consecuencias que tendría su uso, Willy quería usarlo para fortalecer a la Hermandad, Luzu para vengarse de quienes le habían herido. Pensó en Alexby, su hermano pequeño, era el comisario de Karmaland, en cuanto se enterase de su desaparición, correría en su búsqueda y también podría correr peligro.

-Prométeme que no volverás a usarlo Lys.

-Te lo he dicho, solo ha sido una vez-respiró hondo-. Y. creo que ahora es mi turno de preguntas.

La miró de nuevo. Ella estaba cruzada de brazos, erguida en su poco más de metro y medio de estatura:

-Cuando me salvaste del Lobo Nocturno, salimos volando, ¿cómo fue eso posible?

Fargan se encogió de hombros:

-Delirabas Lys, habías perdido mucha sangre. No volamos, te cogí en brazos y nos fuimos andando, como todos los seres humanos.

Ella se acercó peligrosamente hacia él, alzando el mentón para cruzarse con sus ojos. Estaba tan cerca que podía respirar su aliento. Olía bien, a limpio. Sus mejillas se sonrojaron y ella sonrió pícara.

-Está bien, si no me vas a decir la verdad... Voy a comprobarlo yo misma.

Alyssanne se subió de un salto a las almenas y se arrojó al vacío. Fargan se asomó, nervioso y gritó su nombre mientras la veía caer por la colina. Se despojó de la túnica y saltó tras ella. Desplegó sus enormes alas de búho y planeó sobre el aire. Una figura ascendió por una corriente de aire, alborotándole el pelo a su paso. Fargan la siguió con su aguda vista de rapaz y voló tras él.

¡Un chocobo! Lys había saltado sobre un chocobo dorado. Fargan aleteó las alas tras de ellos, entrelazándose un ave con la otra, haciendo piruetas, ascendiendo y descendiendo con las corrientes de aire sobre la villa de Karmaland: reían, gritaban, jugaban. El sol arrancaba reflejos al cabello oscuro de Lys, sus ojos salpicaban chispas de esmeralda. Fargan sonrió. El chocobo descendió sobre el Mirador, Fargan aterrizó en las almenas, de rodillas, todavía con las alas extendidas. Alzó la vista y miró a Lys: ella le miraba con curiosidad, pero no leía el temor en sus ojos.

- ¿Qué eres?

* * *

No muy lejos de la sede de la Hermandad, sobre la bahía, se alzaba un palacio flotante de arenisca. Las olas del mar rugían furiosas bajo la enorme estructura.

El fuego del elegante salón crepitaba, dando calor al hogar. En la delicada alfombra con estampado en color burdeos y violeta dormitaba un lobo con un singular pelaje plateado. Junto al animal, unos brillantes zapatos de piel y un exquisito traje blanco y morado sobre la butaca de terciopelo granate. Sobre la mesita reposaba un vaso con un liquido dorado.

-La cena está lista, su majestad. El Padre Doblas le aguarda en el comedor-. Anunció un mayordomo trajeado.

-En seguida voy-. respondió el príncipe Vegetta.

Apuró el licor de un trago y se levantó de su butaca. Extrajo un pequeño objeto de uno de sus bolsillos, lo examinó a la luz del fuego. Era un aro plateado, un pequeño pendiente, con algunas decoraciones talladas en el metal. Un pendiente bali. El símbolo de los Cazadores. Lobo Plateado gruñó. La noche estaba a punto de caer en Karmaland. Los ojos violetas de Vegetta brillaban con la luz de la luna. Volvió a mirar el pendiente. Un aullido resonó en la oscuridad.


NOTA: en la heráldica se denomina a los colores gules (rojo) y sable (negro), por tanto, el estandarte de la Hermandad Oscura es un ojo rojo sobre un fondo negro.

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