Thunderbolt | แดธแต’หข แดถแต˜แต‰แตแต’หข แตˆแต‰หก...

By JoaquinGabaldon

10.1K 950 2.9K

โ—ค โšก โ—ข ๐•‹๐•™๐•ฆ๐•Ÿ๐••๐•–๐•ฃ๐•“๐• ๐•๐•ฅ ยซ๐‘ƒ๐‘œ๐‘Ÿ๐‘ž๐‘ข๐‘’ ๐‘ก๐‘œ๐‘‘๐‘œ ๐‘’๐‘  ๐‘Ÿ๐‘–๐‘ ๐‘Ž๐‘  ๐‘ฆ ๐‘‘๐‘–๐‘ฃ๐‘’๐‘Ÿ๐‘ ๐‘–๐‘œฬ๐‘› ๐’‰๐‘Ž๐‘ ๐‘ก๐‘Ž ๐‘ž๐‘ข๏ฟฝ... More

๐•‹๐•™๐•ฆ๐•Ÿ๐••๐•–๐•ฃ๐•“๐• ๐•๐•ฅ
DISTRITO 5
โชง ๐•Œ๐•Ÿ๐•  โชฆ
โชง ๐”ป๐• ๐•ค โชฆ
โชง ๐•‹๐•ฃ๐•–๐•ค โชฆ
โชง โ„‚๐•ฆ๐•’๐•ฅ๐•ฃ๐•  โชฆ
โชง โ„‚๐•š๐•Ÿ๐•”๐•  โชฆ
โชง ๐•Š๐•–๐•š๐•ค โชฆ
LOS TRIBUTOS
โชง ๐•†๐•”๐•™๐•  โชฆ
โชง โ„•๐•ฆ๐•–๐•ง๐•– โชฆ
โชง ๐”ป๐•š๐•–๐•ซ โชฆ
โชง ๐•†๐•Ÿ๐•”๐•– โชฆ
โชง ๐”ป๐• ๐•”๐•– โชฆ
โชง ๐•‹๐•ฃ๐•–๐•”๐•– โชฆ
โชง โ„‚๐•’๐•ฅ๐• ๐•ฃ๐•”๐•– โชฆ
โชง โ„š๐•ฆ๐•š๐•Ÿ๐•”๐•– โชฆ
FIN DE LOS JUEGOS
โชง ๐”ป๐•š๐•–๐•”๐•š๐•ค๐•–๐•š๐•ค โชฆ
โชง ๐”ป๐•š๐•–๐•”๐•š๐•ค๐•š๐•–๐•ฅ๐•– โชฆ
[B] Thunderbolt segรบn BrantSteele

โชง ๐•Š๐•š๐•–๐•ฅ๐•– โชฆ

370 50 185
By JoaquinGabaldon

╚═══════»» ⚡ ««══════╝

‎‎

‎‎

‎‎

‎‎

ϟ ═ ⑤ ═ ϟ

Dedicado a cowglikeme

‎‎

‎‎

ϟ ═ ⑤ ═ ϟ

‎‎

¡ ATENCIÓN !
Capítulo largo, se recomienda leer cuando se tenga tiempo.

‎‎

‎‎

╔══⠀ JOAQUÍN⠀GABALDÓN⠀ ══╗
╚═══════»» ⚡⠀««═══════╝

‎‎

‎‎

⠀⠀⠀⠀⠀𝔸 la mañana siguiente, nuestro último día en el Capitolio, recibo la noticia de que hoy practicaremos nuestras actuaciones para las entrevistas de esta noche. Parte de los eventos televisivos que es obligatorio verlos, empiezan por la tarde y se extienden hasta las diez de la noche. Se le regalan cinco minutos a cada tributo para que intente ser tan interesante y llamativo como le sea posible; antes eran solo tres minutos, pero el cambio fue introducido en el último Vasallaje y recibió, por lo que veo, un montón de críticas positivas.

Aquí muy pocos tributos son ellos mismos: todos tratan de ser lo más falsos y atractivos que pueden, mediante cualquier estrategia que pueda valer la pena probar, casi siempre siendo cosas de lamerle las suelas al Capitolio. Increíble como esta fórmula no está quemada ante los habitantes de este basurero de punta: una muestra más de su excentricidad el no cansarse de ser adulados.

Durante el desayuno comí cereales calientes con bayas y ponía atención a Zedoary, quien tenía al lado a Marjory y su inseparable PDA.

―¿Tú cómo lo enfocarías, Marjo? ―pregunta Zedo― ¿Lo ponemos de casanova? "El aclamado galán del Distrito 5". Yo, por lo menos, lo veo viable. Todas las chicas mueren por él, y, una vez Collic vuelva como vencedor de los Juegos, serán ellas las que matarían por él. ¿Qué tal? ―y sonrió como si expusiera un plan maestro. Marjory y yo nos dedicamos miradas extrañadas, y casi que nos reímos a la vez.

¿Soy así de guapo? No tengo ni idea. Nunca he sentido mucho interés en temas románticos, así que no me he fijado jamás si despierto algún sentimiento en más de una chica. Con un horario completamente dividido entre estudiar y trabajar, el poco tiempo libre que tengo lo dispongo para despejarme de mi ajetreo diario.

―Estoy bastante convencido de que eso funciona ―dije sin darle importancia―, pero solamente en Wright, no conmigo.

―¿Quién...? Ah, el rubio bonito del Uno ―despreció Zedoary―. Pues puede ser, pero siento que contigo no es ningún concepto desperdiciado...

―¿No tendremos algo más... con los pies en la tierra? ―pregunté.

―¡Digamos que todas tus compañeras de clase pagarían por probar un poco de Collic Bellwater! ―sugirió mi mentor― Eso te haría ver...

―Lo haría ver como que ejerce la prostitución, señor Joules ―echó por tierra el plan Marjory, quien lo miró con severidad. Relajó su semblante al verme―. Pero lo del preciado galán no es mala idea, nene. Yo tenía en mente hacerte ver... bueno, no rudo propiamente, pero sí como un tipo con el que no conviene empezar un enzarzado. No obstante ―y revisó su PDA mientras garabateaba notas―, creo que podemos combinar ambos conceptos y obtener lo mejor de ambos mundos.

―¿Y cómo sería eso? ―pregunté luego de enjuagarme el desayuno de los dientes con jugo de mandarina. Zedoary carraspeó para pedir la palabra.

―Mira, la cosa está así: pensaba yo darte un enfoque del chico bonito para las adolescentes de aquí, ¿de acuerdo? Porque se me ocurrió llegarles a los padres a través de sus hijas, y de sus hijos, si también por ahí cuela. Ciertamente, hay que contemplar a los adultos que no tienen hijos, y es ahí donde entra la idea de Marjo.

―Muchas veces el papel del chico rudo involucra no decir mucho y tener cara de enfadado todo el tiempo, pero tú ya tuviste bastante interacción durante el desfile de los tributos ―señala Marjory―, así que descartémoslo. Por otro lado, podemos trabajar en darte cierta imagen de ser un chico lindo con el que no convenga tener problemas.

―Dime más ―le pido a mi escolta con genuino interés. Me pide que le regale un momento mediante un gesto de la mano. Una vez termina de escribir en su PDA, me mira.

―Por ahora te toca refinar tu etiqueta con Marjory ―se adelanta Zedoary―. Yo saldré a ver a un viejo... ―se queda en blanco, como titubeando lo que va a decir después― conocido, que aparentemente tiene interés en patrocinarte. A su hija le encantas, por cierto: creo que ella es tu túnel de llegada a la cartera de su padre ―y se levantó de la silla. Sigue siendo raro ver a Zedo con traje formal; recoge el saco del perchero y se encamina al ascensor―. Volveré antes de las doce, así que lo quiero elegante y primoroso para esa hora, Marjo ―pidió él con juguetona voz seria.

― Bien, Collic, nene. Vamos a empezar con lo básico, que vendría siendo sentarse con traje de gala ―y se pone en pie, instándome con un gesto a que la imite. Ya parados, veo que trae un conjunto de pantalón y camisola de extravagantes lentejuelas negras y unos tacones de aguja finísima―. Ven: vamos a ponerte un traje para que podamos practicar de forma adecuada ―y me llevó escaleras arriba hasta mi dormitorio, donde rebuscó en el armario hasta dar con un pantalón y camisa de color salmón―. Espero que no te moleste el rosa, nene.

―Me da igual el color, si soy sincero ―le resto importancia mientras ella saca un par de zapatos de resplandeciente charol negro.

―Perfecto. Ponte esto y nos vemos en la sala. ¡No me hagas esperar, nene! ―y Marjory se marcha. Me visto en silencio y, una vez salgo de mi habitación, no puedo evitar ir a asomarme en la recámara de Volta. Creí que estaba dormida, pero me sorprendo al oír murmullos salir por la estrecha abertura que hay entre la puerta y el marco:

―Volta, por favor... ―distinguí la voz de Ampere. Aspiré una gran bocanada de aire y contuve la respiración, inflando tontamente mis mejillas pero manteniéndome en silencio.

Sé que no voy a escuchar información importante, pero quiero corroborarlo de todos modos. No sería Volta la primera tributo que asesina por la espalda a su compañero de distrito.

―Volta, escúchame: sé que tienes quién te está esperando de vuelta en casa. Todos en tu casa desean que vuelvas, y aunque sé que no es tarea fácil, créeme que tienes que intentarlo. En serio, Volta: sé que es horrible todo esto, pero necesito que me cooperes. Yo estoy tratando tan duro como me es posible de ayudarte, pero si tú no pones de tu lado...

Alzo una ceja y tuerzo los labios, esperando a oír más.

―Suena espantoso el concepto de hacer lo que sea por volver a casa, pero tienes una familia queriendo verte otra vez, y no precisamente muerta. Sé que no te agrada Zedoary, y tú a él tampoco, pero créeme que yo sí estoy dispuesta a ayudarte...

Dejo de oír porque ya no necesito saber más. Me conozco y sé que soy capaz de tomar eso como que Ampere me traicionaría con tal de salvar a Volta, así que no me doy más cuerda, obligándome a recordar que su trabajo como mentora es tratar de mandar vivo a casa a cualquiera de sus tributos de cada año.

Zedoary está más que de mi lado, eso lo sé, pero sería yo un idiota al querer lapidar a Ampere por ser la única que está haciendo su trabajo como se debe.

‎‎

🌩️

‎‎

Estuve con Ampere un largo rato practicando para mi entrevista. Incluso Zedoary, un poco más repuesto, se nos unió para aportar ideas sobre la marcha. Confieso que fue tiempo perdido, pues se la pasaron peleando y, al final, no han aportado nada a mi persona televisiva.

Tocará encargarme de ello personalmente, y créanme que lo prefiero así: si quieres que algo salga a tu gusto, hazlo tú mismo.

Apenas empezó a oscurecer, Vivienne y Domenico han venido por mí y por Volta respectivamente, asegurándonos que ya estamos con el tiempo encima para arreglarnos.

―¿En serio vamos retrasados? ―preguntó Domenico cuando bajábamos por el ascensor.

―No, pero temo que se emocionen demasiado con tal de perfeccionarlos para la entrevista ―respondió Vivienne con voz calmada―. ¿Listos para brillar esta noche, Collic, Volta?

―Sí ―me limito a decir.

De vuelta en manos de mi equipo, empiezan a prepararme con su habitual cotorreo mientras me bañan, me cortan las uñas y me peinan. Flax se encarga de ponerme un no-sé-qué de maquillaje que, según él, evitará que se me note el sudor. Incluso me han cepillado la boca, no solo los dientes: me metieron un cepillo que me llegó hasta la úvula y me dieron ganas de vomitar.

Una vez Blusher termina de peinarme, veo que ha dejado mi cabello completamente fijo hacia atrás, cuidando que ni un solo cabello se soltara aplicándome un fijador de efecto inmediato. Flax chilla que no le gustaron mis cejas, por lo que de inmediato las intenta componer. Yo, sinceramente, no distinguí nada mal con ellas.

Llegó Vivienne con una funda de terciopelo negro, guardando en ella lo que, no me cuesta imaginar, es mi traje para las entrevistas.

―Me gusta lo que hicieron, equipo. Felicidades ―congratula Vivienne mientras cuelga el traje delante de mí―. Adelante, Collic: póntelo.

Me gusta lo que veo. Estoy encantando con la imagen que me regresa el espejo de cuerpo completo. Estoy ataviado en un saco de cola de pingüino cubierto de brillantes lentejuelas azules, las cuales resplandecen suavemente conforme la luz les da mientras me muevo; Me siento cómodo con estos pantalones azul marino, los cuales contrastan con mi chaleco color diamante. Giro mis pies para ver mejor los zapatos de piel negros.

―¿Qué te parece, Collic? ―preguntó mi estilista con relajada voz expectante, con el equipo de preparación muriéndose de ganas por saber mi opinión. Me giré a verlos.

―No tengo palabras para describir cuánto me fascina. Mil gracias, equipo ―agradezco, sintiendo una extraña emoción borboteando en mi estómago y haciendo temblar mi voz.

Ya estando yo listo, mi equipo y yo nos reunimos con el del Volta, y me sorprendo del trabajo que hicieron con ella, pues si bien no es fea, hoy luce muy guapa con ese vestido de terciopelo azul y guantes hasta los codos del mismo material. Le aprecio unos focos pequeñitos, del tamaño de botones, cosidos al torso de su vestido, bien mezclados con el intrínseco diseño de hilos blancos y negros que forman figuras y líneas que no pudieron haber sido hechas con una máquina de coser ordinaria. Debo admitirlo: esas mallas negras que se transparentan contra su piel le hacen lucir unas piernas muy bonitas.

―Ah, lo art decó nunca perderá su encanto, pasen diez siglos o pasen diez mil ―comenta Vivienne con voz deleitada. Nos acompañan por varios pasillos y escaleras, aunque me da la impresión que ni siquiera hemos subido de piso, a decir verdad. Llegamos a una puerta que reza «BASTIDORES», la cual está resguardada por un guardia armado y un sujeto de aspecto totalmente color anaranjado, quien sujeta una tableta y corrobora datos en ella.

―¡Ah, Distrito Cinco! Sí, sí: adelante ―nos pide entrar el sujeto, cuya voz chillona me estresó demasiado, no sé por qué―. ¡Y justo viene el Distrito Seis detrás! ¡Cuánta coordinación!

Volta y yo somos casi que lanzados al interior de los bastidores por el guardia, y me doy cuenta de que aquí está ya la mayoría de tributos. Es un cuarto rectangular con dos holovisores de gran tamaño en una pared y varias butacas de terciopelo individuales puestas en fila ―veinticuatro asientos, si soy exacto―.

El ambiente es tenso, no hay duda: los Profesionales están a su bola, hablando entre sí, y eso parece intimidar al resto de los presentes. Distingo a Alexandrite, quien viste un enterizo color dorado muy escotado del frente, el cual termina en unos pantalones algo holgados y zapatillas tan brillantes que no me extrañaría que estuvieran hechas de oro. A su lado está Deucalion usando un conjunto de pantalón y chaleco color blanco, quien platica sin muchas ganas con la rubia.

Entre tantos nervios y tensión era lógico que ocurriera un accidente: parece ser que a Milburga, la chica del 10, le han puesto unos tacones muy altos, o bien puede que no los acostumbre, pues se ha resbalado de pronto. Es ahí que distingo su vestido: literal es una vaca. Tela negra con enormes joyas blancas cosidas por la falda y el torso simulando las manchas. Lo que sea. El caso es que se ha tropezado enfrente de todos, y eso ha causado algunas risas; Pales ni siquiera se inmutó al verla.

―¿Estás bien? ―pregunta la voz infantil de Misty. Se acercó moviéndose cual muñeca de porcelana, luciendo un vestido mucho más bonito en color azul calipso: parece una princesa con sus hombreras de tul y su tiara de perlas. La voluminosa falda trae un material, que no conozco, el cual simula ser oleaje de mar y burbujas― Te ayudo: ya casi empiezan las entrevistas.

Por la cara que puso, parecía que la chica vaca se iba a desmayar.

De pronto ha entrado el cono de tráfico humano y nos hizo formar una sola fila, por orden numérico de distrito, con la chica enfrente y el varón detrás.

―¡Comenzamos en breves! ¡Una vez Caesar los llame, saldrán por esta cortina! ―y señala una salida a nuestra derecha― ¡Terminada su entrevista, volverán acá y tomarán asiento en su silla correspondiente! ¡Queda prohibido estarse asomando al escenario! ¡Para eso les pusimos los holovisores! ¡Muy bien! ¡Ya vamos a empezar!

La transmisión da inicio con Caesar en su silla, a oscuras, y el auditorio se ilumina cuando él se gira de cara al público luego de que una voz fuera de escena anunciara que estaba con nosotros «¡El único, entrañable y sempiterno Caesar Flickerman!».

En lo de sempiterno tiene razón: Caesar lleva en ese escenario desde antes de que yo naciera, treinta y siete años ya con esta edición. Y no envejece, o más bien, no se deja envejecer ni un poco.

―¡Hola, hola! ¡Bienvenidos sean todos... a las entrevistas previas a los Septuagésimo Sextos Juegos del Hambre! ―ruge con fervencia, arrancando aplausos, gritos y chiflidos del extenso público presente― ¡Ah, qué sensación tan eléctrica se siente en este legendario auditorio! Tantas caras memorables, respuestas inmortalizadas, todo ello recuerdos que perdurarán tanto como se lo permitamos durar. ¿Se han dado cuenta? Setenta y seis. Setenta y seis Juegos del Hambre llevamos ya. ¿Cuántos libros de historia no transcribiríamos después de siete décadas de intensa competencia deportiva? Siempre y cuando escriban que me veía yo joven y apuesto en cada edición, claro ―bromeó, guiñándole un ojo pícaramente al público, el cual rio con ganas―. Fíjense que la otra vez fui capaz de quemar dos mil calorías en una sola tarde ―contó Caesar con voz dramática y orgullosa, arrebatando ruidos de sorpresa e interés―. Esa fue la última vez que dejé un pastel en el horno mientras tomaba una siesta ―remató, sonriendo ampliamente ante las carcajadas del público. Yo me reí junto con otros tributos.

Eso es lo mágico de Caesar: es capaz de ganarse el cariño de la gente de mil formas distintas, tanto trabajadas como simplonas. Tiene un carisma muy magnético e imposible de rechazar.

Ahora, mientras Caesar calienta un poquito más al público con otro chistecito y una frase para concluir, me doy cuenta de lo mucho que necesito ganármelo a como dé lugar. Tengo entendido que mi atuendo en la apertura fue muy gustado, sumémosle que mis mentores y escolta ya tienen un par de apostadores en la bolsa, y obtuve una buena nota en mis sesiones privadas: que Caesar haga brillar tan solo un poco de su magia en mí esta noche me pondrá en la mejor de las circunstancias posibles para un tributo.

―¿Ya... ya se están aburriendo de mí? ―preguntó Caesar con voz triste. El público negó sonoramente― Ya sé que quieren ver a los tributos, pero... ¿para qué les miento? ¡Yo más que ustedes muero de ganas por tenerlos en escena! ¡Vamos, pues, a empezar por quien corresponde! Una señorita tan bella que les robará el aliento viene en camino, ¿su nombre? ¡Alexandrite Beaufort!

Tengo que reconocerlo: Alexandrite tiene el carisma de un panel fotovoltaico, pero solo con sonreír, canturrear cada respuesta y echarse el pelo para atrás compensa su personalidad nula.

―Estoy convencido de que una muchacha tan despampanante como tú ha de traer vueltos locos a todos los chicos de tu distrito. Dime, Alex, ¿tenemos por ahí a algún afortunado orfebre que haya reclamado ya el diamante que está sentado a mi lado?

Es habitual, y bastante quemado, que a los tributos atractivos les pregunten por algún romance.

―Me temo que a mi idea me aferro, Caesar, que una alejandrita no luce en manos de ningún chatarrero ―responde Alex con una postura soberbia. El anfitrión sonríe con una mezcla de diversión y sorpresa a la par que el público la aclama.

―¡Ella es Alexandrite Beaufort, del Distrito Uno! ―la despide Caesar una vez sonó un zumbido que indicaba el fin de sus cinco minutos.

Pasó Wright, demostrando ser un auténtico payasito de la clase. A mi parecer es ridículo, pero el público lo adora, y no puedo evitar envidiarlo por cómo tiene a Caesar comiendo de la palma de su mano.

―Tengo entendido que te haces llamar Wright, el señor "Siempre correcto". ¿Por qué...? ―preguntó el anfitrión, pero luego puso cara de haberlo entendido― ¡Pero claro! Tu nombre rima con "correcto".

―Eso es... correcto, Caesar ―y se carcajean―. Te cambio de tema: adoro nuestro planeta, la rotación de la Tierra realmente me hace el día.

Estoy hirviendo de celos, pero no pude evitar reírme de semejante chiste tan tonto pero tan ingenioso.

―Espero que no pienses matar a la competencia a base de chistes, Wright. Supongo que tendrás una buena estrategia para la arena, ¿no?

―No, no, ¿qué va? También les puedo hacer cosquillas en el cuello... ―bromeó― con un cuchillo ―remató una vez la gente se calmó. La cara de Caesar era un auténtico cuadro―. Aunque me estoy guardando unos chistes que dejarían flechado a más de uno.

―¡Si pudiera apostarlo, créanme que todo mi dinero iría para él! ¡Wright Bevan, del Distrito Uno! ―¡No! ¡Nooooo! ¡Esa frase tendría que decírmela a mí! ¡Maldición!

A Wright le sigue Tessen: su personaje de la cara dura le está sirviendo, pues Caesar no deja de jugar al asustado. Tessen no bromea, solo deja salir su rudeza natural. Tampoco sonríe, excepto cuando Caesar dijo:

―Pero no la crean menos peligrosa por su tamaño, porque entonces permítanme recordarles de la existencia de las armas de bolsillo.

―Curioso que digas "bolsillo", Caesar ―habló Tessen, esbozando una mueca arrogante.

―Ah, ¿sí? ¿Por qué?

―Porque es exactamente en donde tengo esta competencia ―contestó la rubia, obteniendo una gran aclamación de los asistentes.

―¡Es de admirar la confianza de esta chica! ¡Tessen Barron, del Distrito Dos!

Aruval pasó sin pena pero sin gloria, aunque en él da igual: a su rol del tipo rudo y bestial le sienta bien no decir mucho más que presumir su destreza con cualquier arma que le pongas, y eso le basta, tomando en cuenta que mide casi dos metros, es fornido y se sacó un once en las evaluaciones.

La entrevista de la chica del 3, Gamma, me trae recuerdos que empiezan a golpearme en las fibras sensibles, así que trato de no ponerle atención. El problema es que cuando yo intento ignorar algo, me sale al revés y termino dedicándole entera escucha.

―Personalmente me considero una persona apta para adaptarse a los cambios situacionales bruscos, Caesar. A pesar de que prefiero obrar siempre dentro del margen seguro de un plan previo, no tengo problemas en improvisar si mi situación así lo requiere, por lo mismo de mi adaptabilidad.

Es que hasta hablan igual. Sacudo la cabeza.

Le siguió el tal Lucinus, quien me confirma que en serio sí inhala cosas indebidas: tartamudea a veces, se ausenta de la conversación, mira a todos lados con algo de nerviosismo y en una ocasión ha contestado algo sin relación alguna a la pregunta de Caesar, quien trata de rebajar la tensión con una risa y asegurándonos que se ha dado cuenta de que esa conducta es un señuelo.

―¿Cómo te sien...? Caray, Misty, ¿por qué esa carita tan enojada? ―preguntó Caesar de repente, poniendo cara de preocupación.

―Porque estoy muy, muy molesta Caesar ―y Misty frunció más el ceño y se cruzó de brazos―. ¿Sabes por qué? ¡Porque me contaron que muchos andan diciendo por ahí que no tengo posibilidades en estos Juegos!

―¿En serio? ¡Eso está muy mal! ¿Por qué habrían de menospreciarte de ese modo? ―inquirió Caesar con genuina sorpresa y gestos.

―¡Me subestiman por mi edad! Pero creo que ya se olvidaron de que el tributo más joven en ganar unos Juegos del Hambre lo consiguió a los catorce. Y sí, ese mismo joven es ni más, ni menos, que Finnick Odair ¡Así es! ¡Él es mi mentor este año! ―se pavoneó, mirando al público de soslayo― Yo sé que no van a admitirlo, pero este año están viendo a la chica más joven en ganar unos Juegos del Hambre. De no ser así, no me hubiera presentado voluntaria.

―¿Y por qué lo hiciste, Misty? ¿Qué te impulsó a perseguir toda esta fama y grandeza? ¿No te sientes intimidada por tu diferencia física con el resto de la competencia? No es por subestimarte, eso nunca, pero no negaremos que, en esta situación, el tamaño físico suele ayudar bastante ―entrevistó Caesar con interés.

―No estoy para nada intimidada, Caesar. Al contrario: soy amiga de los grandes peces del juego ―afirmó ella―. Me siento una pececita beta nadando a gusto entre tiburones ―y dedicó al público un semblante tierno y amigable―. Y estoy aquí porque quiero cumplir la hazaña antes dicha: ser la tributo más joven en ser vencedora. De lo cual me arrepiento, Caesar, porque... ¡hay tantos chicos lindos aquí! ¿Por qué no trajeron puros feos este año? ¡Así no me sentiría mal de eliminarlos! ―el público rio ante sus manitas tapándole el rostro.

―Uhhhh, ¿cómo has dicho? ―preguntó el anfitrión con un tonito chismoso.

―Que me va a dar pena tener que matar chicos lindos.

―Y, para ti, ¿quiénes vendrían siendo esos?

―Uy, pues empezamos por mi amigo Wright: ¡sus ojos son tan lindos! Y fue muy amable conmigo en los entrenamientos. ¡También está Deucalion! Es bonito, aunque me agrada más que es muy simpático: me cae bien ―y la gente suelta chiflidos, gritos y risas con cada una de sus respuestas―. Aruval... tiene salud, Caesar. No puede tenerse todo en esta vida, ¿cierto? ¡Y también está... Collic! ¡Ay, Caesar! ¡Así luce el príncipe azul de mis sueños!

¿Qué demonios...?

Oigo que Alex y Wright se carcajean a mi izquierda, y veo a Aruval reprimiendo una sonrisa abochornada.

―¡Ah, igual el niño del Ocho! ¡Wooly! ¡Oh, es tan adorable! ―su voz se vuelve bastante chillona― Me recuerda al señor Madeja, mi oso de peluche. ¡Ayyy, es que es como si mi osito tuviera vida propia!

Sin duda alguna, el personaje que Misty se está montando es un completo giro a todo esto. A mi parecer, quiere que se le distinga como una especie de "hija encantadora de ensueño del Capitolio." Y vaya que lo logró, y tampoco dejó de lado su parte asesina, pues ha dicho que "Mientras haya agua en el estadio, ella tendrá un territorio donde nos ponga a todos en peligro."

Deucalion demostró, una vez más, ser la herramienta menos filosa en el estuche: lucía ansioso y no dejaba de mirar a Caesar con un semblante inquieto, llegando su punto de desastre cuando, al ser preguntado por sus fortalezas para los Juegos, Deucalion empezó a recitar una respuesta de forma rígida y algo acelerada, con algunas trabas, como si lo hubiera dicho un robot.

Llegado el turno de Volta, yo me esperaba lo que ocurrió: no dijo nada. Se sentó al lado de Caesar y miró al suelo todo el tiempo, observando con ojos ausentes al anfitrión de vez en cuando. No sé cómo es que él podría arreglar semejante desastre.

Pero bien que lo hizo a como pudo.

―¿Qué dices, linda...? ¡Oh! ¡Oh! ―empezó a exclamar Caesar de fondo, llevándose dos dedos a cada sien― ¡Todo mundo guarde silencio! ¡Ella me está hablando por telepatía! ―la gente emitió un grito de sorpresa― Ya saben, cosas de gente con mentes poderosas... ¡Sí, sí! Volta dice, damas y caballeros, que no quiere develar ni una sola palabra. Prefiere que la veamos mañana en acción para que nos enteremos de con qué planea sorprendernos esta bella muchacha... ¿Qué ocurre? ¿Qué deje de hablar de ti...? Pero, pero... bien, bien, entiendo qué ocurre: no te gusta robar la atención. Está bien, está bien, como tú gustes, Volta.

Y el resto de su tiempo lo dedicó a rememorar a cada pelirroja vencedora en unos Juegos del Hambre: desde Mags Flanagan hasta Mélode Underfell, sin omitir, obvio, a Ampere. Se hace presente el zumbido del fin de los cinco minutos y Caesar despide a Volta del escenario.

―¡Ahora viene uno de los nombres más pronunciados durante esta semana! Del Distrito Cinco, démosle la bienvenida, ¡a Collic Bellwater!

Un rugido ensordecedor de aplausos y chiflidos me aclaman desde antes de poner un pie en el escenario. Saludo y dedico mi mejor sonrisa al público mientras camino hasta mi asiento. Mi momento ha llegado.

―Collic, Collic, Collic. Debo decírtelo o mi consciencia no me dejará dormir si no lo hago: ¡luces magnífico! Me encanta el traje que traes puesto esta noche.

Okey, allá vamos.

―Oh, Caesar, mil gracias por eso ―y le sonrío halagado―. Y déjame decirte que el comentario lo tomo de quien viene. Quiero decir ―y, sonriendo, miro al público―: se nota que sabes de lo que hablas.

Los presentes gritan y aplauden, haciendo que Caesar se cohíba al punto de que su rostro moreno se empiece a colorar.

―¡Ah, no, no, no, no, no! ¡Estamos para hablar de ti, Collic! Yo no soy el centro de atención... por ahora, claro ―y guiña un ojo a la cámara. Yo me encojo de hombros con media sonrisa amable―. Volvamos a ti. A la gente le llama la atención, incluyéndome, obvio, que te presentaste voluntario el día de la Cosecha, así que empecemos por ahí: ¿por qué te ofreciste voluntario?

Muy buena pregunta, así que aquí te va mi respuesta:

―Verás, Caesar: ciertamente los Juegos del Hambre son una competencia voraz que exige mucho, si no es que todo, de sus participantes. Lo magnético de ellos para nosotros, los habitantes de distritos, es el cúmulo de premios que se lleva el vencedor. ¿Fama? Nunca he ambicionado la popularidad. ¿Gloria? Esa no suena para nada mal. ¿Fortuna? Es mi principal objetivo. El bondadoso premio en metálico y bienes que se otorga al ganador es el objetivo al que estoy apuntando, Caesar.

―Uh, interesante respuesta, muchacho. Creo que es la parte más seductora de toda la canasta de premios, sí, señor. Ahora, Collic, si no te importa que lo pregunte, ¿qué pretendes hacer con el premio monetario de los Juegos?

―Pretendo dárselo todo a mi abuelo, Caesar ―respondí con voz calmada y sentándome de manera más apropiada―. Si hay una razón para reclamar el premio, es él. La persona que se ha encargado de criarme durante los últimos ocho años, si soy preciso. Créeme que es el hombre más admirable que he conocido en toda mi vida, y he sabido de muchísimos tipos de hombre. Mi abuelo es el ser humano más noble que jamás ha pisado la faz de la Tierra. Sé que el premio es poco para lo que el merece, pero le daré hasta el último céntimo como un gesto de mi entera gratitud.

Me regocijo al ver que Caesar puso cara de conmoción mientras el público ahogó un suspiro enternecido. El hombre a mi lado se sacó un pañuelo de la solapa porque, creo yo, ya siente venir sus lágrimas.

―Eso es... eso es muy noble de tu parte, Collic. No persigues las recompensas para ti, sino para tu abuelo. En verdad me conmueves, muchacho ―y me pone una mano en el hombro izquierdo. Finjo mi mejor cara de afectación y asiento con la cabeza―. Esa es una muestra de mucha nobleza, pero me temo que veo un problema. Tú pretendes mejorar su vida, pero estás poniendo la tuya en grave riesgo. Quisiera comentártelo: no te noto nada de miedo. Luces bastante preparado para esto, diría yo. Pero mejor te lo pregunto: ¿cómo te sientes al respecto?

Bien, ya va siendo hora de verme más competitivo. Suficiente del Collic masita.

―Te confieso que sí tengo miedo, Caesar. Es normal tener miedo en esta clase de situaciones, incluso es benéfico, porque ser valiente no implica no temerle a nada, sino reconocer tus temores y enfrentarlos sin importar cuánto te intimiden ―el público suelta algunos sonidos de aprobación, y me agrada ver que el rostro de Caesar delata que le gustó mi respuesta―. Sé que me enfrentaré a grandes peligros, por lo que lo mejor es ir mentalizado de que voy a enfrentarme a prácticamente cualquier cosa, y que debo superarlo. Tengo una motivación superior a cualquier otra que todo mundo haya oído esta noche, y mayor a cualquiera que puedan todos ustedes oír.

Sé que soné un tanto arrogante con ello, y esa era mi intención. La jugada me salió bien, ya que el público me aplaude con fuerza.

―¡Esa es una mentalidad ganadora, damas y caballeros! ―exclama Caesar― Me gusta mucho esa aura que transmites, Collic, porque luces como un competidor muy formidable. Ahora háblanos un poco sobre qué veremos de ti en el estadio. Sacaste un diez ―enfatiza, mirando al público― en tu sesión privada. Anda, cuéntanos un poco.

―No, Caesar. Se supone que es información privada. Iría contra las reglas decir una sola palabra, y yo soy un sujeto que le gusta quedarse dentro de lo legal.

¡Ja! Sí, claro: el mismo sujeto que se robó una llave del conserje, que se escapaba de la escuela cuando le daba la gana y que se metía por un edificio al que se prohibía severamente su traspaso.

―¡Ah, no seas así! ¡Solo un poco!

―No ―y le sonrío a Caesar como un niño vacilón.

―¡Aquí! ¡Aquí! ―y me acercó el costado derecho de su cabeza, dándose un par de toques con el dedo en la oreja― Susúrramelo y que la gente se haga una idea por mi reacción.

―Uh-uh ―le negué mientras alzaba mi índice derecho y lo movía de lado a lado―. No puedo, de verdad que no. Pero hay algo que sí voy a decirles, y es que les aseguro que pueden esperar grandes cosas de mí.

―¿Y cuáles serían esas grandes cosas, Collic? ―quiere saber Caesar con voz interesada.

―No mucho. Se me ocurre que, tal vez... tienen delante suya al pronto vencedor de los Septuagésimo Sextos Juegos del Hambre.

El público ruge de emoción.

―¡Y seguro que así será! ―entonces suena el zumbido del fin de mis cinco minutos― ¡Ya lo oyeron, damas y caballeros! ¡Collic Bellwater, del Distrito Cinco!

‎‎

‎‎

16/6/2022

I'm horkneE

Olaaaaaaaa nuevo capítulooooooo

¿Qué les pareció? Como ven, he decidido separar más capítulos con el objetivo de darles un poco más de tiempo y desarrollo, ya que en la versión anterior estaba todo como muy arrejuntado y sin orden.

Por ese lado. Por el otro, mijo Collic ha hecho lo suyo propio en televisión y, además, hemos podido ver en acción a otros tributos, pues así le damos un toque más de profundidad a personajes con los que casi no se interactuaba antes.

Y, por si estaban con la duda, así se vieron Collic y Volta en sus entrevistas today:

No sé por qué, pero opté por diseños muy 1920. Por alguna razón, cuando dibujaba a Volta, busqué en Google ideas de vestidos y me salió uno de flecos muy feo, pero abajo me salió uno del estilo que dibujé.

Y el frac de Collic, no sé si lo aprecien, pero está hecho de ✨lentejuelas✨. Esto fue posible porque, dibujando en Photoshop, usé la máscara de recorte y puse una foto de lentejuelas. A veces mi mente es tan poderosa que me sorprende, de verdad.

¿Qué les pareció el capítulo? O EME GE, ya estamos a punto de marcharnos a la arena chavalllllllll. Los Juegos comienzan oficialmente en el capítulo 8, y créanme que estoy muy ansioso por subir ya ese capítulo, jsjs, porque personalmente me gustó muchísimo el desarrollo que le di a estos Juegos.

Cabe decir, igual, que la traducción va bastante bien. Ya tengo hasta el quinto capítulo traducido y solamente he pausado para poder actualizar Los Reyes del Franny Lew con eso de que estamos en el mes de los

gæs

Pero prontamente retomaré la labor laboriosa de laborar en Thunderboltcio, de modo que siga con la renovación y con la traducción respectivamente. Ya si para el periodo de inscripciones no consigo tener la historia lista, pues simplemente empezaré a subir la versión en inglés una vez la tenga completamente revisada, 1000% chida, y pues nos inscribiremos en los Wattys del año entrante.

¿Ustedes entrarán en la edición 2022? Si es así, les deseo muchísima suerte, chikis.

Nada más qué decir, yo me retiro.

¡Adiós!

Continue Reading

You'll Also Like

20.4K 1K 24
Debido a una guerra entre grupos dentro de la mafia, el consigliere Vincenzo Cassano y su esposa se ven obligados a ir a Corea del sur Mientras tant...
113 81 17
Dos hermanos, Lee Lรญa y Lee Liam tienen que enfrentarse a un virus llamado V-TX que fue liberado en un laboratorio bajo unas sospechosas circunstanci...
54.7K 6.9K 28
BS | โDijiste que querรญas ver mi lado maloโž Nam-eun era muy diferente a su hermana a pesar de haber estado toda su infancia junto a ella. A Nam...
1.8K 135 12
LE SSERAFIM desde sus inicios habรญa estado en boca de todos, incluso antes de la revelaciรณn de sus miembros. Con la probable suma de dos ex-miembros...