Pasión Incontrolable

Von mAriaGlossy

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El destino no se lo ha estado poniendo nada fácil a Beth y Will desde que se conocieron, pero cuando sientes... Mehr

Capítulo Uno
Capítulo Dos
Capítulo Cuatro
Capítulo Cinco
Capítulo Seis
Capítulo Siete
Capítulo Ocho
Capítulo Nueve

Capítulo Tres

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Von mAriaGlossy


─¿Puedes tranquilizarte? ─me pide Will con tranquilidad desde el otro lado del teléfono─. Pequeña, así solo conseguirás estar mal tú.

Respiro hondo mientras continúo haciendo la maleta que me llevaré a Aspen con una sola mano porque con la otra sujeto el móvil contra mi oreja. Odio sentir que mi padre es un farsante y que me ha utilizado, pero encima ahora de repente pretende que vaya a su boda con una mujer que ha destruido nuestra familia y la que ha hecho mucho daño a mamá.

─Si hubieses estado ese día en la cena pensarías como yo...

Ha pasado ya una semana desde que cené con papá y todavía sigo sin creérmelo. Abro el cajón de la ropa interior y comienzo a meterla en la maleta bien colocada.

─Sabes que te entiendo, pero no soporto estar tan lejos de ti y ver que no puedo ayudarte de ninguna forma ─su voz es apenas un susurro ronco que envía pequeñas llamitas a todas las partes de mi cuerpo. 

Me muerdo el labio inconscientemente y me siento en la cama. 

─Entonces ven a Aspen conmigo ─le pido por milésima vez con la esperanza de poder convencerle.

─Beth, sabes que antes necesito arreglar aquí unos asuntos. Tengo que echar a  mi tío de aquí, hacer que se pire a otro sitio, comprobar que Logan no sigue a Gina o nos esté buscando. Y luego intentar encontrar al tío ese que decía ser mi hermano. Pero sabes que en cuanto pueda iré, pequeña.

─¿Y por qué no dejas de pensar en los demás por un momento y piensas en ti? ─le sugiero, aunque no de la mejor manera. El silencio que aparece de repente es doloroso.

Resoplo un poco cerrando los ojos con fuerza y pasándome la otra mano por el pelo. No me gusta discutir con él, pero últimamente este tema es lo único que nos trae. Escucho como suspira al otro lado del teléfono y puedo imaginarlo tensar la mandíbula por culpa de la rabia.

─Will... ─comienzo a decir dispuesta a disculparme, pero otra voz a su lado hace que frene.

─Will, puedo explicarte lo que pasó si me haces caso ─escucho que dice Gina con la voz algo temblorosa.

Me levanto de la cama y camino por la habitación intentando no hacer ruido para escuchar bien lo que dicen, pero creo que Will la ha mandado callar porque no escucho nada más.

─Beth, te llamo luego, ¿vale? ─dice él de repente.

─Pero, ¿qué...?

─Te quiero, pequeña ─termina antes de colgar y dejarme con las palabras en la boca.

Miro la pantalla del móvil incrédula y un malestar comienza a apoderarse de mi cuerpo. ¿Qué mierda se supone que tiene que explicarle a mi novio? ¿Y por qué en vez de explicármelo me ha colgado? Esta sensación de engaño la he tenido muchas veces al principio de conocerle y no me trae buenos recuerdos, así que es inevitable sentirme así y más teniendo miles de kilómetros entre los dos.

No tengo motivos para dudar de él ni de Gina, aparte porque ella es lesbiana, pero aun así me intriga saber qué ha pasado para que se vaya tan rápido y no me lo cuente. Camino nerviosa por la habitación en busca de algo que me quite este sentimiento destructivo con el que no conseguiré nada y me acerco a la mochila que tengo colgada de la silla del escritorio. La abro nerviosa y saco el test de embarazo. Debería hacérmelo de una vez y salir de dudas, así que decidida me dirijo hacia la puerta de la habitación para ir al baño, pero justo antes de entrar veo que alguien está abriendo el pomo de la puerta y tiro el test a la cama, aunque la puntería hace que caiga al otro lado en el suelo.

La puerta se abre de repente y me da en toda la cara justo cuando me giro hacia ella.

─¡Ay!

─¡Beth! ─grita la persona que entra en la habitación y viene hacia mí, pero el dolor en la nariz hace que me tape con las manos y no me da tiempo a reconocer su voz.

─Maldita sea... ─susurro dolorida mientras me aparto las manos y compruebo que no haya sangre. Levanto la vista y pongo los ojos en blanco antes de darme la vuelta hacia el escritorio─. ¿Qué haces aquí, Brian?

─Estaba mi madre hablando con la tuya y dijo que habías vuelto hace unos días y quería verte. ¿Tampoco puedo hacerlo? No era mi intención hacerte daño, ¿estás bien? ─pregunta a la vez que pone su mano sobre mi barbilla para levantar mi cabeza─. Estás sangrando un poco.

─Me he dado cuenta ─respondo, enseñándole la mano manchada con un poco de sangre.

─Mira, creo que ha sido un error, no te molestaré más.

Resoplo fuerte sintiéndome mal mientras veo cómo sale de mi habitación con prisa y me deja un sentimiento de culpa. Es verdad que me he comportado como una borde y él no tiene la culpa en este momento, pero ha sido sin querer. 

─¡Espera!

Salgo corriendo tras él y al llegar al pasillo vuelvo a chocarme contra su cuerpo.

─¡Ay! ─me quejo de nuevo poniendo la mano sobre mi nariz.

─¿En serio? ─dice riéndose─. Vamos, anda.

Caminamos juntos hasta el cuarto de baño y me deja sola mientras me limpio la nariz y las manos con el agua bien fría. Me miro en el espejo y veo el moño desecho cayendo hacia un lado desde lo alto de la cabeza y los ojos algo enrojecidos. El sonido de la puerta del baño hace que desvíe la mirada hacia Brian.

─Te he traído hielo ─dice, pasándome hielo envuelto en un pañuelo─. Así no se te hinchará.

Cojo el pañuelo y me lo coloco sobre la nariz sin evitar una mueca por el dolor. Le miro a los ojos y veo que tiene una sonrisa en la cara mientras me mira.

─¿Intentas no reírte? ─le pregunto alzando una ceja.

Brian se echa a reír y le doy un manotazo en el brazo antes de salir del cuarto de baño los dos hacia la habitación. Ha estado tantas veces aquí que no se me hace raro, aunque no terminamos muy bien nuestra relación. La verdad es que ahora mismo no me apetece estar sola y pensar en Will y lo que estará pasando allí, así que hago caso omiso a mis pensamientos negativos contra Brian.

─¿Vuelves a Aspen?

─Sí, en dos días tengo el avión ─respondo a la vez que me siento en la cama junto a la maleta y la cierro para que no se vea la ropa que llevo dentro.

─¿Y no pensabas ir a verme antes de irte? Qué fuerte... ─levanto la mirada hacia él y veo que me sigue sonriendo─. Ha pasado todo el verano y no me has contado nada. ¿Te lo pasaste bien en Las Vegas?

Ver que bromea conmigo y no está a la defensiva me relaja un poco más. Últimamente las veces que nos habíamos visto eran siempre para discutir, así que esto es raro pero cómodo. Le observo mientras se acerca a la cama y se sienta a mi lado sin dejar de mirarme.

─¿Eso también te lo contó mi madre? ─le pregunto refiriéndome a mis vacaciones en Las Vegas─. Ha sido un verano, ehm... interesante ─contesto sonriendo.

─Fuiste con un chico, ¿no? O eso me contó tu madre ─dice sin apartar sus ojos de los míos, pero siento que está intentando sacarme información que no le interesa para nada así que me encierro un poco.

─Bueno, con unos amigos. ¿Y tú? ─pregunto para desviar la conversación hacia él.

─Estuve todo el verano en casa y en algún festival pequeño, pero nada más.

─¿Nada más? ─insisto al ver que desvía su mirada hacia la puerta y entrecierra los ojos para ver algo a lo lejos. Le sigo con la mirada y veo que lo que hay junto a la puerta, detrás del escritorio que hay al lado es el test de embarazo que se me cayó justo cuando entró y me dio en la nariz.

Abro mucho los ojos y siento que el calor comienza a invadir toda mi cara, así que decido actuar rápido y le cojo por la camiseta y le tiro hacia mí hasta que le rodeo con los brazos su cuello y le abrazo con fuerza como hacía tiempo que no hacíamos. Y no me siento mal del todo porque es un olor familiar que ha estado conmigo muchos años, aunque ahora sus brazos son más fuertes y no son los que me gustaría en estos momentos.

─¿Por qué viniste? ─le pregunto con la intención de que olvide lo que ha visto junto a la puerta. Me aparto de él y le mantengo la mirada.

─Ya te lo dije, tu madre habló con la mía y me enteré de que estabas aquí. Quería verte ─susurra a la vez que pone una sonrisa ladeada, pero rápidamente baja la mirada a sus manos─, y había pensado algo.

Sabía que había algo más que no estaba contándome. Siempre que quiere ocultarme algo pone esa sonrisa ladeada. Enarco una ceja y espero paciente a que abra la boca de nuevo, aunque no parece que vaya a continuar.

─¿Y de qué se trata?

─Podríamos salir a tomar algo a solas esta noche o mañana.

─No creo que sea buena idea, Brian...

─Solo como amigos, por favor. En dos días te irás y no volveremos a vernos en mucho tiempo. Solamente te pido unas horas y te prometo que no intentaré nada ─su voz suena sincera a la vez que nerviosa─. Por favor.

Aparto la mirada de él y la bajo hasta mi regazo donde descansa ahora el pañuelo de hielo que ha comenzado a deshacerse y mojar mis manos frías. Muchas situaciones incómodas pasan rápidamente por mi mente antes de contestarle, pero su voz y su mirada era sincera y me dio pena. Los últimos meses he estado bastante desconectada de mi familia y de Portland y un sentimiento de culpa recorre mi cuerpo.

Alzo la mirada de nuevo hasta sus ojos castaños que continúan observándome sin titubear y asiento con la cabeza lentamente.

─De acuerdo ─susurro no muy segura de lo que estoy haciendo─, pero nada de cosas raras.

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