Llevaba ya un mes en tierras albicelestes, aprendiendo aquella cultura que cargaba el del sol y divirtiéndose como nunca antes con las ocurrencias de su familia.
En ese mes se había encariñado de todas las provincias como les decía su padre, pero en específico tuvo un gran lazo con Tierra del fuego, Entre Ríos y Río Negro con quienes pasaba más tiempo.
- VAMOS - Gritó Tucumán, viendo atento al jugador de el equipo Atlético Tucumán que corría por la cancha. - ¡NO! NO NO NO - Quejó al ver como aquel gol no sucedió gracias al arquero del Colón.
- ¡¡EN TU PINCHE CARA TUCU!! JAJA - Celebró el niño siendo visto con mala cara por la provincia. Volteó hacia la cancha, cerrando sus ojos para gritar. - ¡¡VAMOS COLÓN!! ¡¡TÚ PUEDES!! - Animó a su nuevo equipo favorito.
- Que le metan ganas Tucu, que sino Arico y Córdoba ganan la apuesta - Burló Argentina, quien se encontraba sentado tranquilamente en su sitio.
Ese día habían asistido al partido Atlético Tucumán vs Colón, pues el plan estaba desde hacía ya dos meses atrás, sólo que ésta vez invitaron a Arico, quien amó al Colón en cuanto lo conoció.
- ¡¿Papá viste?! ¡Estuvimos cerca! - Señaló con emoción el niño, quien poseía un brillo en sus ojos que hacían sentir maravillosamente al albiceleste.
- Yo miro esto todo el tiempo Arico - Rió, pues le había hecho gracia. - ¿Te gustó el regalo? - Preguntó, queriendo saber lo obvio.
- ¡¡ME ENCANTÓ!! - Respondió en un grito, mientras se lanzaba a abrazar al mayor.
- ¡GOLAZO! JAJA - Gritó el más bajo, siendo visto por los otros dos. - ¡Dos uno ura! - Burló feliz la provincia.
- Uhh - Infló sus mejillas, haciendo reír a su padre por aquella reacción.
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- Pa, podemos comer pizza? - Preguntó el menor mientras caminaban por la calle concurrida.
- Mmm no - Respondió viendo al frente el adulto. - Mendoza iba a hacer milas de carne y Catamarca... - La oración quedó en el aire, pues lo había olvidado.
- Cata iba a hacer gelatina de postre - Ayudó Tucumán con una seriedad suprema. - Más le vale hacer de naranja - Soltó cruzando sus brazos.
Argentina no pudo evitar soltar una carcajada al igual que Arico, e iba a hablar, pero el menor se adelantó.
- Vamos tío Tucu, fue una derrota entre tantas victorias - Le dijo en forma de ánimo.
- Ari, que el Atlético lleva perdiendo mucho - Dijo divertido Argentina. - Imagínate, perdieron ante Racing hace dos semanas, y hace un mes perdió ante los cuervos - Soltó una risita.
- Ah pero me estás jodiendo - Soltó molesto Tucumán. - Si seguís así no te traigo más empanadas - Amenazó el menor, causando las risas de padre e hijo.
Ya en casa, luego de un buen viaje desde la cancha en auto, oyeron risitas no, carcajadas enormes de algunas provincias que podían identificar fácilmente: Estero poseía una risa fuerte y grave, Córdoba era el de risa imparable con la cual se llega a ahogar, la "delicada" y aguda risa de La Rioja era inigualable y la última risa no la podía olvidar jamás.
- ¡Papá! - Dijo con notoria felicidad el menor, quien salió corriendo hacia la cocina al oír aquella risa.
- Cerrá vos Tucu - Pidió Argentina yendo detrás de su hijo, emocionado por ver a su pareja.
- ¡Ariquito! - México ya tenía encima a su hijo, quien lo abrazaba fuertemente. - Solcito, ven pa' ca - Llamó y fue obedecido por el más alto. - Los extrañé un chingo - Besó ambas cabezas, sacando sonrisas en ambos.
- Mex nos contaba que Japón golpeó a China en una presentación de arte marcial - Habló La Rioja sonriendo.
- ¡Y dijo que nos iba a invitar de vacaciones a sus tierras! - Habló Córdoba. - Unas lindas vacaciones no me vendrían mal che!
- Gordo, sos re vago, qué vacaciones ni nada, ponete a trabajar, puto - Habló Argentina, alejandose levemente de su familia.
- Tu vieja - Respondió riendo la provincia.
- Mex decile, que sabes cómo se pone si se entera solo - Animó Estero con una sonrisa algo burlona.
- ¿Decir qué? - Volteó desconfiado hacia su pareja, quien también tenía la mirada del niño encima.
- Que se vengan pa' mi casa los dos pues, USA me dijo que se puede por que eres mi marido y el padre del niño - Informó sonriente la situación, sacando sorpresa al mayor.
- ¡VAMO'! - Gritó una feliz islita. - ¡Papás juntos por fin! - Se estiró encima del norteño, abrazando por el cuello al sureño. - ¡Y se viene mi cumpleaños! ¡La pasaremos juntos por fin! - Decía a gritos. - ¡Papá! - Volvió a voltear a México.
- ¿Qué pasa Arico? - Preguntó curioso, pues el niño parecía más enérgico que nunca.
- ¡Debes dejar que papá cocine! ¡Su carne asada es genial! - Halagó, haciendo que en "secreto" ambos países se suelten miradas retadoras en el caso de México y burlescas en el de Argentina. - ¡Y y quiero que en la piñata metamos alfajores! - Pidió con una enorme sonrisa.
- Está bien chamaco, lo que usted ordene - Lo bajó de su regazo y vió lo que traía puesto. - ¿Y eso Arico? No se lo robó a nadie ¿cierto? - Dijo asombrado por la camiseta que portaba.
- Qué decís - Argie le dió un zape al tricolor. - Se la dí ayer - Dijo orgulloso.
- ¡Es del Colón! ¡Tiene los mismos colores que el Atlas! ¡Está piola! - Hablaba velozmente por la felicidad que lo consumía.
- Mírate, quién diría que el chamaquito tendría su primer camiseta de fútbol - Sonrió, feliz por ver a su hijo en ese estado.
México se sentía completo al ver cómo Arico era tan feliz de estar con su otro padre, además de sentirse en paz por tener nuevamente cerca al amor de su vida. Aquella noche se quedó a cenar, al igual que la siguiente, pues estarían unos 5 días más en tierras sudamericanas antes de volver al norte.
Por otra parte, un pequeño estaba sin ánimos para cenar, pues aún estaba distanciado de su mejor amigo.
- Venebia, come, lo necesitas para mañana - Apuró Venezuela, quien tenía encima a la bebé comiendo, mientras también servía el plato para Colombia que estaba por llegar.
- No tengo hambre... - Dijo con una voz baja.
- Ay Venebia, Arico sigue ignorandote? - A la pregunta, su hijo asintió. - Carajito, no te preocupes, ya se le va a pasar - Animó a su niño, dejando un beso en su cien y volviendo a su labor de alimentar a la niña.
- ¡Pero papá! Arico se está hablando más con los mayores, e incluso con Pashall y Egibia - Cruzó sus bracitos de forma molesta. Le estaban quitando a su mejor amigo.
- Marico no me hable así oyó - Lo señaló sin pena, pues él mandaba y esa actitud no la permitiría. - Cuando lo vea, se le acerca y le dice "Hablemos", luego se lo lleva a un lugarcito apartado y le habla. - Sugirió y ordenó con el tono autoritario que había ganado. - ¿Oyó? - Preguntó al no ver la expresión del niño, pero al no tener respuesta repitió. - Que si me oyó mamagüevo - Su voz fue más grave y dura.
- ¡S-si! - Levantó la mirada con susto, pues nunca le había tratado así.
- Ahora se pone a comer que Colombia ya llega - Señaló el plato y luego la boca de su hijo, logrando ver que lleve bocados a su boca antes de llevarse a la niña a dormir a la cuna.
Venebia no se sentía completo al tener a Arico alejado; le dolía verlo sonreír con sus nuevos amigos, con Pashall, Egibia, ¡e incluso con el raro de Seom! Pero eso no se quedaría así. Hablaría con Boguay y volverían a tener la amistad de Arico cueste lo que cueste ¡por algo era latino! Y los latinos no se rinden.
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Hola =D ...
¡No me maten! q.q
No tenía ideas, me agarró un HORRIBLE, TERRIBLE bloqueo artístico TTnTT
¿Cómo van? ¿Cómo llevan la cuarentena? Yo para la mier**
Ah-
Encima los profes y todas sus tareas que no sirven >:c
Dejando lo malo de lado...
Quiero hacer desastre pero no sé que desastre B)
Quizás algo que ver con CIA... Idk...
Salu2 bellezas✨