—¡CAPÍTULO DIECISIETE!
Sacrificio, un mal necesario.
Y las despedidas dolían, demasiado para ser ciertas. Por eso esa tarde cuando Harper y Lukas se tuvieron que decir «Adiós» optaron por decir «Hasta luego» porque sabían que no era un adiós.
El bosque solía ser peligroso pero... ¿También para las bestias o solo para los humanos? Se dio cuenta que para ella también cuando escucho las respiraciones, los latidos, los pasos; había más personas en ese bosque y a Harper no le gustaba la compañía desconocida.
Velocidad como la de un vampiro, no tenía, pero tampoco una humana, así que opto por eso; correr.
—¿A dónde vas?— una voz conocida preguntó tras suyo.
Volteo un poco la cara, pero su vista si se centro en la mujer vestida de negro, si no en el objeto en sus manos; una ballesta.
¿Daryl Dixon eres tú?
Ryan Saelgair estaba apoyada en un árbol, como si fuera la cosa más cotidiana y normal de su día tener a una criatura sobrenatural arrinconada en un bosque.
—¿Mi hermanita lo sabe?—preguntó con sarcasmo.— el monstruo que eres Harper.
En su interior la chica empezó a enfurecer por las palabras de la cazadora.
—¿Sabes que la ballesta te da cierta desventaja?— susurro la Banshee llamando la atención de la chica.— siempre deberás estar alejada de tu víctima para darle, nunca contactos cercanos, dejándole mucho espacio para actuar.
—No veo que tú hagas mucho.- contestó.—Así que...— disparó la flecha.
Tenía muy buena puntería, pero no contaba con que la bruja la parara en el aíre y rompa la flecha, Harper no sabía que hacía, solo dejaba a su mano hacer lo que quisiera.
—Además de Banshee bruja, eso se vería muy bien en mi lista de muertos.— opinó la chica.
Harper no quería dañar a Ryan, después de todo, se suponía que seguía siendo familiar de Itzaes, por lo que intento huir.
Esquivando flechas, supo que esta vez no se salvaría tan solo llegando a su casa, pero no tenía de otra. A menos que...
Grito.
Porque eso era lo que mejor sabía hacer. Y nadie la detendría.
Ryan se retorció en el suelo, tapándose los oídos y quejándose de su dolor, Harper inicio a correr tanto que cuando llegó a la casa, sentía el cansancio que le había producido el grito.
Itza se encontraba en el sofá estudiando, había aplicado para la universidad el próximo año y no perdía tiempo en re organizar sus contenidos.
—¡Itza!
—¡Conchuda! ¡No me asustes así!— chillo la chica saltando del susto.
Harper le explico la situación y la de campera de cuero no tardó en sudar frío, no sabía que podían hacer a eso. Si Ryan sabía...
Viktor también.
El teléfono sonó y la humana salto en su lugar por la sorpresa. Corrió a atender pensando que podría ser Theodore que se había olvidado otra vez de alguna clave del banco o algún trabajo en el taller de mecánica.
Mientras tanto la bruja cerraba ventanas y puertas, toda entrada a la casa, asegurándola.
Harper, quien tenía su oído desarrollado escuchó desde la otra habitación como las manos temblorosas y nerviosas de la chica descolgaban el teléfono.
Su sorpresa fue cuando la voz rasposa y arrogante de Archer se escuchó al otro lado de la llamada:
—Te dije que no podías huir de tu destino, ahora cosas malas van a pasar por eso ¿O no Theo?
Harper tembló en su lugar al igual que Itzaes al escuchar como Theo luchaba con alguna mordaza para hablar.
—Si, me parece que no la está pasando bien, o por lo menos no lo hará. Ya sabes ¿Cómo respirar entre tanto cigarro? Y claro una mordaza en la boca.— se mofó el cazador.
Harper camino a pasos apurados hacia donde estaba el teléfono, viendo a Itza largar lágrimas de sus ojos y temblar como una gelatina.
—Estas temblando...— afirmó cínico.— Y tus dientes, los estás chocando una y otra vez por la desesperación. Adivino ¿Harper esta a tu lado?— preguntó con burla.
Itzaes miró con miedo a la chica a su lado, se veía totalmente aterrada y que el teléfono se le caería en cualquier momento de las manos.
—Estas mirando a Harper en busca de ayuda, podré Holland.—afirmó con falsedad.— Ella no te podrá ayudar, ni a ti ni a Theodore.—hizo una pausa.—bueno si, si se presenta en el bosque en menos de veinticuatro horas, le perdonaremos la vida al chico, por lo menos nosotros, el cancer no se.— la burla y seriedad se escuchaba a la vez en su voz.
Cortaron del otro lado.
Y un ruido seco se escuchó al caer el teléfono al suelo junto a la chica que lloraba.
Tenían a Theo.
Harper se sentía culpable, demasiado, porque su presencia había traído tantos problemas para la pareja de mecánicos.
No dudo en abrazar a la chica que lloraba descontrolada en el suelo, con el maquillaje corrido, pero sin importarle.
Tenían a un Flitcher.
¿Algo más podía importarle?
Harper no quiso pensar todo lo que le harían, los métodos de tortura que podrían utilizar en contra del amante del cine.
Se sentía devuelta sepultada, la tierra le llegaba hasta el cuello.
—Tu no vas a ir.— afirmó entre sollozos.— es suicidio.
—No es suicidio si es por otra vida, eso es sacrificio, un mal necesario.— recordó la definición que había visto en televisor.
—Estar tanto tiempo con Theo te esta haciendo mal ¿Teen Wolf?—preguntó aun llorando al notar lo que decía.
Siempre se trataba de Theo.
—Por eso voy a ir por el. Por que el es una persona que el mundo se merece.
Itzaes atrajo hacia ella a Harper, escondiendo la cara de la chica en su pecho. Sintiendo que faltaba el calor de alguien más en ese abrazo.
Porque siempre estaba Theo.
Y todos amaban a Theodore.
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@RossieSFF