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Door EllaExo-l

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Héroes -Supervalorados Koseis -Totalmente innecesarios Mejor carácter -Absolutamente no. En un mundo en el... Meer

Capitulo1: Mukosei
Capítulo 2: Poli bueno o poli malo
Cap4: Nadie
Especial: AU Medieval
Capítulo 5: Inexistente
Capitulo 6: Lazos
Capítulo 7 Deseos
Cap 8 : Mental Games
Especial: AU Medieval #2
Capítulo 9: Protector
Capítulo 10: Él y ella.
Capitulo 11: Miedos

Capítulo 3: Los héroes también compran

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Door EllaExo-l

Han pasado exactamente dos semanas desde mi suspensión, siendo sincera pensé que sería mucho peor, pero no ha sido así, honestamente no extraño volver al trabajo, no quiero decir que no quiera ser policía, pero poner multas, recordar leyes de tránsito y dirigir el tráfico digamos que no es lo mío, no me apasiona, algo que he hecho muy fácil de notar.

¿Cuándo fue la última vez que hice algo que me apasionara?

No lo recuerdo o simplemente no he hecho algo así. Tal vez si sintiera la adrenalina de una persecución, la presión, la intriga de resolver algo oculto, encontraría en ello algo digno de mi pasión. Ah, solo pensar eso me emociona.

¡Pero ese grandísimo hijo de su sociable madre, que es mi superior, no me permite hacerlo y de paso me suspende!

Calma Yune, como siempre te dice Do, no sucumbas ante la ira, me suspendió por una buena razón.

¡Y una mierda de buena razón, tanto le costaba a ese pedazo de pelusa verde decirme ¨Oh soy un héroe por eso no puedo salir ¨ o simplemente pudo no haberse parqueado en esa zona!

—¡Estúpido señor Tsukomi, estúpida pelusita con pecas, estúpidos todos! —maldigo sentada aun en posición india y con los ojos cerrado, el olor a incienso llega hasta mis fosas nasales, tenía el objetivo de calmarme, pero por lo que veo no se ha logrado.

—Yune te he dicho que no ofendas a tus semejantes —me regaña Do sentado a un lado mío en la misma posición—, creo que la meditación no es lo tuyo.

Al instante adquiero una pose más relajada y apoyo mi mentón en mis manos que están posicionadas en mis piernas aun cruzadas.

—Es que me enoja tanto, el que se equivocó fue él, no yo.

—No le eches toda la culpa —me regaña—, usaste métodos innecesarios para con él, pobre muchacho.

¿Pobre muchacho? ¡Pobre yo!

—Además pensé que te había agradado —me mira por fin.

—No es que me haya agradado, solo me es fácil de tolerar —aclaro.

—Entiendo.

Al ser una persona que padeció de problemas de ira, lo primero que me enseñó mi psicólogo es la tolerancia y el modo de usarla. Debo entender a las personas como son y respetarlas. Exceptuando a Saruki, tío Yuzo y Do, yo catalogo a las personas de dos formas diferentes: fáciles de tolerar y difíciles de tolerar.

Los fáciles de tolerar son esas personas a las que les permito sentarse al lado mío e intercambiar de vez en cuando alguna que otra conversación, nada más. Ese es el caso de Midoriya.

Y los difíciles de tolerar son aquellas personas con las que no quiero ni siquiera compartir el aire, me dificultan mucho la tarea de controlar mi ira. Por suerte, con los pocos casos que me he topado he logrado contenerme y no echar por tierra todo lo que he avanzado.

—No crees que es hora de que dejes eso –vuelve intervenir Do con una mirada preocupada, yo se la devuelvo aun sin entender de qué está hablando—, lo de las personas tolerables y poco tolerables.

—No —le respondo, mi tono de voz salió más duro de lo que en verdad quería.

—Yune, Yuzo y yo no estaremos aquí siempre, quisiera irme sabiendo que no te dejé sola, que te quedas con una familia —me toma de las manos suavemente y me mira a los ojos suplicante.

—Aún falta mucho para que ese día llegue…

—Eso no lo sabes, nadie lo sabe —aprieta mis manos—. No me conformo con que el único placer que hayas sentido es el que te da tu orgullo.

Unas pequeñas lágrimas salen de sus ojos, esto me lastima, nunca me ha gustado ver a nadie llorar y menos que el motivo de su llanto sea yo. Y que sea Do quien llore es simplemente desgarrador.

—No llores, Do —le seco las lágrimas con mis dos manos—, te ves horrible llorando y se te empiezan a caer los mocos.

Suelta una pequeña risa, por lo menos mi intento de consuelo funciona. Posa su mano en mi cabeza y revuelve gentilmente mi cabello. Sonrió, esta escena me trae muchos recuerdos.

Sé que sacar este tema causa ese efecto en él, me encantaría complacerlo en eso, de verdad.

En ese instante suenan las campanillas que hacen función de timbre, señalándonos que tenemos visitas. Me pongo de pie dejando a mi acompañante aún sentado limpiándose las lágrimas mientras me dirijo hacia la sala y luego hacia la entrada.

Abro la puerta y siento instantáneamente cincuenta y cuatro kilogramos de peso extra.

—¡Te extrañé tanto, Yune! —me saluda la rubia apegándose más a mí, incluso su cola se enrosca a mi cintura.

—Viniste ayer, Saru —le respondo intentando liberarme de su agarre, fallando en el intento, aun con su metro cincuenta y seis logra sacar una fuerza descomunal de sabrá All Might dónde.

—Pero no te había visto hoy —me suelta de una vez y se aleja de mí, es ahí cuando me doy cuenta de que no viene sola.

—Hola Tanjiro —le saludo.

—Oh Yune-san, me alegro de verte igual —me lo devuelve sonriendo.

—¿Qué hace él aquí? —le pregunto en voz baja a Saru.

No es que tenga algo contra Tanjiro, es más, está clasificado como una persona fácil de tolerar. Es calmado, valiente y un buen policía. Solo que no me gusta que vengan tantas personas a mi casa, con Saruki ya tengo suficiente.

—Oh, me preguntó si tenía algo que hacer luego de acabar el trabajo, le dije que vendría a verte y se ofreció a acompañarme —me sonrió, bueno que se va a hacer, ya está aquí.

—Adelante pasen —me hago a un lado para permitirles el paso al interior de la residencia.

Los encamino a la sala donde están la mayoría de los equipos eléctricos como el televisor. Considero que es aquí donde se puede ver claramente el contraste entre lo moderno y lo tradicional.

Tomamos asiento en uno de los muebles que están allí colocados, todo en total silencio. Estoy sentada al lado de Saruki y tengo a Tanjiro justo al frente. Lo observo fija y amenazadoramente logrando mi objetivo, el cual es hacerlo sentir incómodo, es un pasatiempo que suelo realizar con el único fin de molestar a las demás personas, para mí esto es muy divertido y me hace sentir hasta cierto punto poderosa.

—Mira lo que te traje —interrumpe mi amiga la tortura ocular que le hago al pelirrojo, ya que hace que desvie mi mirada hacia ella mientras saca algo de su mochila–, me costó mucho escogerlo para regalártelo porque es de mis favoritos, pero toma.

Me enseña una pequeña figura de acción de Deku, en la cual él esta con un puño al aire en una pose muy heroica, me recuerda a la que hizo en la comisaría.

Con total lentitud, tomo el presente y me dispongo a examinarlo, tiene algo escrito en la parte de la espalda parecido a una firma, de seguro fue de las figuras de acción que le firmó aquella vez

—¿Te gusta? —me pregunta mi compañera de asiento, yo solo muevo lentamente mi cabeza de arriba hacia abajo aún examinando el regalo —Lo sabía, es imposible que no le gustara esta figura ¿Verdad Tanjiro-kun?

—Si claro, es muy bonita Saruki-chan —vuelvo a lanzarle otra mirada aterradora al pelirrojo, haciendo que de un pequeño salto en su asiento.

—¿Y por qué una de Deku? —le cuestiono, colocándola en mi muslo .

—Porque es tu primer arresto y fracaso —me respondió con la más radiante de sus sonrisas.

¡Qué cosa! En primera, ese no lo considero un fracaso, fue un arresto perfecto de mi parte, tenía la situación totalmente controlada, el único problema es que arresté a un héroe y no a un villano. ¡¿Cómo se atreve a decir que fue un fracaso!?

Sujeto con fuerza la pequeña figura entre mis manos, casi al punto de romperla. Tanjiro se da cuenta de eso y palidece, creo que se vio reflejado en ella.

—¡Saruki-chan, no le digas las cosas de ese modo! —le reclama .

—Oh, tienes razón Tanjiro-kun —me mira y pone una mano en mi cabeza, dando leves golpecitos como si de un perro se tratara–. Tranquila Yune, de los errores se aprende.

Es oficial, estoy enojada, no, lo que viene después de eso. Con uno de mis pies empiezo a golpear el piso a un ritmo acelerado. Me siento como uno de esos volcanes a punto de estallar. Saruki lo hace a propósito, siempre me pone a prueba para, según ella, evaluar mi progreso y contárselo a su padre, mi psicólogo, por cierto.

Como si de un resorte se tratara, me pongo de pie y quedo frente a ella, tengo un aura de enojo ahora mismo rodeándome. El chico de la cicatriz nos mira paralizado, mientras que la que está enfrente no pierde su sonrisa. Sabe que me enoja más que sonría cuando yo estoy así.

—Saruki —le llamo apretando mis puños a ambos lados.

—Si amiga —me responde ella.

—Dime…cómo fue el trabajo —deshago los puños, respiro profundo y me vuelvo a sentar a su lado.

                                  💚💚💚

—Nos vemos otro día —se despide la chica ya a unos metros de la casa, su acompañante mueve las manos también en señal de despedida y se alejan.

—Hasta entonces —me digo a mi misma mientras entro a mi hogar.

La visita duró un aproximado de tres horas, incluso mi tío Yuzo al llegar se puso a conversar con Tanjiro sobre el manejo de espadas. Descubrí que el chico es un excelente espadachín y que casualmente su maestro es un buen conocido de mi tío.

 También hablaron de como su trabajo los tiene agotados, pues los casos de actos violentos habían tenido un ascenso inimaginable, a la semana tenían de tres a cuatro incidentes, sin lograr atraparlos. Es obvio que no atraparían a ninguno, yo no estoy allí. Por mi fuera y ya la ciudad estaría limpia de criminales.

Pero bueno, ellos se lo pierden.

Cuando me dirijo a la cocina, escucho una pequeña discusión en la que se ven inmersos los otros  habitantes de la casa.

—Ya te dije que yo no saldré hoy —cortó tajante el pelirrojo cruzando ambos brazos—, hoy no me toca a mí.

—No se trata de a quien le toque o no, el hecho es que no hay nada en el refrigerador para comer —le contestó el mayor de la casa.

—Si tanta hambre tienes, por qué no vas tú —lo acusó

—Porque te lo había encargado a tí —le señaló—, irresponsable.

—¡¿Ah!? ¡Repítelo de nuevo si te atreves calvo!

Rodé los ojos a este paso ninguno saldría y acabaríamos sin cenar, lo sé por experiencia, no es la primera vez que pasa.

—¿Si voy yo, se callarían? —entro a la cocina interrumpiendo su diálogo.

—Sí —respondieron ambos al mismo tiempo.

—Espera a que te dé una lista con las cosas que hay que comprar —dijo Do mientras se retiraba a buscar un papel donde escribir.

—Bueno, yo iré a tomar un baño —se estiró mi acompañante dejándome sola en el lugar.

¿Por qué sospecho que montaron toda esta discusión con el objetivo de que fuera yo a las compras porque ninguno de ellos tenía ganas de hacerlo?

Bueno, si ese era el objetivo lo lograron, no vale la pena discutirles ahora.

                                          💚💚💚

Son las seis y media de la tarde, ya el sol empieza a ocultarse en el horizonte, pero aún quedan algunos de sus rayos afuera coloreando el cielo de anaranjado. Las calles se llenan de personas que van de un lado al otro a toda prisa, algunos van concentrados en sus celulares, otros van con su grupo de amigos haciendo bromas y riéndose por el camino, las madres que llevan a sus hijos, en fin, toda una variedad.

Me dispongo a ir al supermercado más cercano a mi casa, que de cercano no tiene nada ya que son alrededor de veinte minutos a pie.

En el camino, me fijo en un poste eléctrico que tiene varios carteles de propaganda anunciando conciertos y otras cosas, pero yo me detengo en uno en específico, uno que anuncia una desaparición.

Hace tres días desapareció el joven Fukushima Hiro de 15 años, la última vez que se le vio fue en la salida de su escuela. Si lo encuentra llame por favor al siguiente número XXXXXXXX.

Bajo esta información estaba la foto del desaparecido, un chico adolescente de cabellos y ojos negros acompañado de otro joven pelinaranja, quien tenía un brazo por encima de su hombro, ambos sonreían a la cámara.

Arranco el papel del poste y empiezo a caminar mientras lo observo con más detalle.Como policía que soy, me es imposible ignorar esto a la par que me surgen muchas preguntas.

Sigo caminando con la hoja en una de mis manos, estoy enfrascada en ver más allá de lo evidente como si con esta poca información pudiera encontrar algo de interés. Pero toda mi meditación se ve interrumpida cuando choco contra algo duro que casi hace que se me escape el papel de las manos.

—L-lo siento no era mi intención —si idiota mejor discúlpate—. Yune-senpai.

Inmediatamente levanto mi cabeza hacia la persona con la que choqué, y que de paso se sabe mi nombre, pero no logro identificarlo ya que tiene puesto un tapabocas, un par de lentes y una gorra que cubre su cabello.

—¿Y tú, quién se supone que eres? —doy un paso hacia atrás mientras guardo el anuncio en el bolsillo trasero de mi pantalón.

—Oh s-si claro, discúlpame —toma la tela que tapa la mitad de su cara y la aparta dejándome ver su rostro completo—. Soy yo, Deku.

Levanto una ceja y lo miro fijamente, ya se puso nervioso. Me encanta hacer esto

—¿Midoriya Izuku? —vuelve a probar, al parecer piensa que no lo reconocí.

—Sé quien eres, Pelusa —ruedo lo ojos—, lo que no sé es tu razón para estar aquí.

—Estoy de compras, mi madre me envió —rasca su nuca y sus mejillas se ponen rojas, parece que le da algo de vergüenza decir que todavía le hace recados a su progenitora. Pero ¿quién soy yo para juzgar?

—Te deseo feliz compra —le digo monótonamente y retorno mi camino pasando por su lado izquierdo.

Mi idea es ir, comprar y marcharme, no ponerme a conversar con nadie. Pero parece que no está en sus planes, ya que puedo sentir sus pisadas atrás de mí.

—¿Me estás siguiendo? —lo encaro.

Da un pequeño salto en su lugar, empieza a mirar a todos lados y a hacer gestos raros con las manos. Todo eso mientras su cara tomaba un color rojo que alumbraría hasta al túnel más oscuro.

—¡N-n-no…c-como cree Y-yune-senpai, y-yo solo voy en su misma dirección! —intenta explicar en medio de su tartamudeo, hago un esfuerzo por no reírme.

—¿Entonces, vas al supermercado que está terminando esta avenida? —le señalo la dirección.

—¡Si! —me responde enérgicamente.

—Yo igual —le respondo.

Nos quedamos un par de minutos callados solo mirándonos, él parece que se plantea algo ya que está empezando a murmurar cosas que no entiendo, mientras yo solo me quedo ahí por la curiosidad que me causa lo que vaya a decirme.

—¿Po-podemos ir juntos? —al parecer interioriza lo que dijo porque instantáneamente me aclara–Si quiere claro.

—Está bien —suspiro, lo que me faltaba—. Vámonos o se nos hará muy tarde.

Y así emprendimos el camino en total silencio uno al lado del otro, de nuevo no fue uno incómodo, sino más bien relajante. No soy una persona muy conversadora ,pero hay silencios que hasta a mí me pueden llegar a incomodar.

—Yune-senpai —me llama, giro mi cabeza para que se dé cuenta de que tiene mi atención—¿ Qué estaba mirando cuando ambos chocamos?

Cuando tú me chocaste querrás decir.

Lentamente saco la hoja de donde la había colocado y se la entrego. Le da un vistazo, mientras se acomoda las gafas. ¿Será que no ve bien las letras pequeñas o solo las usa para su disfraz? Por cierto, me alegra que no se haya colocado el tapaboca, me pone nerviosa no verle el rostro a alguien con quien estoy hablando.

—Aquí dice que lleva tres días desaparecido y que donde lo vieron por última vez fue a la salida de la escuela —para de caminar y yo lo imito—. Hoy es lunes, entonces la fecha de la desaparición fue el viernes por la tarde, casi siempre esos días los estudiantes se reúnen para ir a karaokes y esas cosas, así que debe haber estado acompañado por alguien. En la foto se ve con un amigo, eso me hace pensar que era alguien sociable, en conclusión, creo que…

—Alguien no ha dicho todo lo que sabe —termino por él, me mira y sonríe tímidamente

¡Esa fue una deducción perfecta, hizo tanto con tan solo un par de fechas! Yo había pensado en algo parecido, pero lo que él dice tiene lógica, demasiada diría yo.

Esta vez sí me detengo a observarle, no para molestarlo sino para entender. Es muy inteligente, más de lo que parece en realidad, confesaré que bajé la guardia y lo subestimé a pesar de ser un héroe profesional, el actual número cinco aún a su corta edad cabe decir.

¡¿Quién carajos eres tú, Midoriya Izuku!?

—Yune-senpai —me llamó el peliverde sacándome de mi ensoñación —¿Es un caso en el que trabaja?

—No —le arranco la hoja de las manos, importándome muy poco que se dañara y empecé a caminar a toda velocidad.

Eso fue denigrante, me sentí tan inútil, superada por él, no solo tiene un kosei sino también la inteligencia suficiente como para resolver las cosas sin posiblemente tener la necesidad de utilizarlo.

En ese momento siento una fuerte ráfaga de aire que me levanta de los suelos y me manda a volar en dirección a la carretera. Estoy confundida ¡¿Qué está pasando?! ¡¿De dónde viene ese viento?!

—¡Yune-senpai! —grita Izuku antes de dar un salto sobrehumano y darme alcance, sosteniéndome entre sus brazos.

Ambos miramos en la dirección de la provenían las ráfagas, encontrándonos dos figuras masculinas paradas en medio de la multitud que corría despavorida. Uno tenía su cabello de un color azul claro casi blanco, que le llegaba hasta la mitad de la espalda, con finas facciones y ojos grises que nos miraban con una mirada asesina, carente de toda humanidad. El otro por el contrario era más bajo de estatura y joven, tenía el cabello en su totalidad blanco y orbes amarillos cuyas pupilas eran semejantes a las de un felino.

—Oh mira lo que tenemos aquí Double-kun —habló el más alto a su compañero, mirándonos a Izuku y a mí con una sonrisa siniestra–, hoy tenemos a un héroe ¡¿No te emociona!?

—¡¿Quiénes son!? —les preguntó Izuku

—¿Nosotros? —volvió a responder el mismo, con su largo cerquillo tapando su rostro —. Nosotros no somos nadie.

💚💚💚💚💚💚💚💚💚💚💚💚💚💚
Ahora si, que comience la fiesta wuajajaja

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