━LA AVENTURA COMIENZA━
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──¡Es una chica! ─exclamó Hawk una vez que papá le quito la armadura y la recostó en su cama.
──¡Verifiquemos! ─mire a mi padre ante esa palabra. ──Un rostro dulce. ─se acerco observando el rostro de la chica. ──Unas curvas. ─reí ligeramente al verlo mover sus caderas. ──Esa fragancia. ─aspiro su olor. ──Y iene suavidad. ─ladie mi cabeza al verlo ahora tocar uno de los pechos de la chica. ──Sí, es una chica. ─afirmó lo obvio.
──¡Ya te lo había dicho! ─le gritó Hawk.
En eso la chica despertó dejando ver sus ojos azules mientras que mi padre seguía haciendo lo suyo sonrojando a la platinada.
──Oye, ¿por qué? ─preguntó desconcertada.
──Tu corazón aún funciona. ─dijo dejando de hacerlo.
──Te lo agradezco, gracias en serio. ─miro a sus lados. ──¿En donde estoy? ¿Por qué estoy aquí...?
──Apareciste en mi negocio y, de repente, te desvaneciste. Y ya. ─le respondió papá.
──¿Tu negocio? ─preguntó aún sin percatarse de nuestra presencia.
──El Boar Hat. Es mi taberna.
──¿Tú eres... el dueño? ─dijo sin creerlo.
──Te sorprende, ¿o qué?
──¡No! Vi la espada en tu espalda, pensé que tú...
──¿Esto? ─preguntó tomando la empuñadura de dragón que cada vez que estoy cerca de ella me da un escalofrío. La saco y en ese momento la chica se asusto mientras que yo sentía un escalofrio recorrer mi cuerpo. ──¿Te asuste? Si solo muestro el mango, parece muy real, ¿verdad? Así evito que los clientes se vayan sin pagar su cuenta.
──No dejes que te engañe, la verdad les cobra la botana después de consumirla. No los culpo. ─dijo Hawk atrayendo la atención de ella.
──¡Es un cerdo que habla! ─en un segundo ya estaba acariciando el lomo del cerdito.
──Me llamo Hawk. Es un placer.
──Hace mucho le pedí a mi padre uno como regalo de cumpleaños.
──¿Significa que también tienes un cerdo que habla? ─pregunté acercándome a ella.
──No fue así. ─dijo triste.
──Si quieres puedes jugar con Hawk. ─cerré mis ojos dándole una sonrisa. ──No tengo problema alguno.
──Te lo agradezco. ─sonrió después se percato que hablaba con una niña.
──Ella es Amaris. ─le aclaró la duda. ──Es mi hija.
──E-es un placer. ─se quedó mirando algún parentesco.
──Si tienes dudas es porque soy su hija adoptiva. ─ella soltó un leve "ah" para después sonreí.
──¿No tienes hambre? Podría cocinarte algo de cerdo. ─el cuerpo de Hawk tembló ante eso.
──¿Algo de cerdo?
──¡Nada de cerdo! ¡Nada! ─acaricie su lomo para que se tranquilizará.
「🥀」
──¡Está listo! ─gritó papá colocando el plato en la barra a un lado de donde me encontraba sentada.
──Me cuidaste hasta sentirme bien, y ahora me alimentas. ¿Cómo podría agradecerte por todo?
──Mejor pruébalo antes de agradecerle. ─le dijo Hawk.
──Muchas gracias. ─la mire llevarse un pedazo de comida a la boca quedando paralizada ante tal sabor.
──¿Y bien? ¿Esta horrible? ─preguntó recargando su hombro en la barra.
──Sí...
──¡Lo sabía! ─dijimos los tres a la vez.
Ladie mi cabeza al verla llorar eso también sorprendió a papá.
──Pero aun así... eres gentil. Y eso lo hace rico. ─tome una servilleta y seque sus lagrimas. ──Gracias pequeña. ─le sonreí en respuesta.
──Oye, ¿qué hacías caminando sola con esa armadura? ─preguntó papá.
──Es que he estado buscando a los Siete Pecados Capitales. ─confesó.
──¿Por qué harías eso? ─le preguntó Hawk. ──No conozco a nadie que sepa si todavía siguen con vida. Son personas malignas.
Antes de que ella pudiera contestar se escucho fuertes golpes en la puerta.
──¡Abran! ¡Venimos por un informe de los aldeanos! ¡Somos de la Orden del Gatos Montés, y servimos a la Orden de los Caballeros Sacros! ¡El Caballero Oxidado es sospechoso de ser un miembro de los Pecados Capitales! ¡Salgan tranquilamente!
Se escucho los gritos provenir de afuera.
──Estos clientes revoltosos. ─expresó papá.
──Caballeros Sacros. ─murmuró la chica.
Mire a mi padre y en una sola mirada entendí lo que haríamos. Tome la mano de la chica y salimos por la ventana quedando escondidas para que no nos vean. Mire por la ventana a mi padre y Hawk cuando de repente sentí un tirón de mi mano haciéndome correr.
Para cuando me di cuenta los hombres que estaban antes con mi papá ya nos estaban siguiendo.
──¡Tras ellas! ─escuche que gritaron.
──Lo siento pequeña, te involucre en todo esto. ─me dijo sin soltarme la mano corriendo todo lo que podíamos.
──Eso es lo de menos, estoy segura de que papá vendrá. ─le sonreí.
Mire hacía atrás esperando una oportunidad perfecta para perderlos de vista. La obtuve cuando mire a Hawk golpear a los hombres, antes de usar mis alas sentí un par de manos tomarnos para escondernos en los árboles.
──Oigan, ¿cómo puedo agradecerles por salvarme dos veces? ─preguntó la chica mirando a papá quien estaba tocando uno de sus pechos.
──En serio, señorita. Golpéelo de una vez. ─le dijo Hawk desde el suelo, sin perder tiempo salte cayendo en su lomo. ──¿Estas bien Amaris?
──Sí, no te preocupes Hawk. ─le sonreí.
「🥀」
──Entonces, ¿por qué estas buscando a los Siete Pecados Capitales? ─preguntó papá una vez que los dos bajaron del árbol.
──Para detener a los Caballeros Sacros.
──¿Por qué? ─pregunté abrazando a Hawk acostada encima de su lomo.
──¡Son los caballeros los que protegen Liones! ¡Son los héroes de nuestro reino! ─dijo Hawk.
──Pero, ¿y si los caballeros sacros son los que quieren iniciar una guerra en esta nación? ─preguntó de pronto la chica. ──El otro dia, toda la familia real, con excepción de su majestad, fue arrestada por caballeros sacros.
──¿Qué el rey no estaba en cama enfermó? ─pregunté.
──No. Esa es la historia que han difundido. ─aclaró con su mirada afligida. ──No se exactamente lo que pretenden al iniciar una guerra como esa. Pero están reclutando a personas de la capital, y de las villas lejanas, su avance es lento pero firme. Su mano pronto llegará hasta está área.
──¿Es en serio? ─preguntó Hawk.
──Parece muy en serio. ─dije mirando a la chica sobre la cabeza de Hawk.
──Pero ¡tú y tu padre no toman nada en serio! ¡Y ni hablar de ella! ─me reí al sentir un escalofrío en su cuerpo al pensar en ella.
──Pero ¿eso que tiene que ver con los sietes pecados? ─preguntó papá.
──Los únicos que pueden detener a los caballeros sacros son los siete pecados capitales.
──Entonces, ¿buscas a los siete pecados capitales aun sabiendo lo que dicen de ellos?
──Los siente pecados capitales forman parte de la más vil y poderosa orden del reino que habitamos. Son siete criminales que portan la marca de una bestia en sus cuerpos. Hace diez años, fueron atacados por todos los caballeros del reino durante su intento de derrocar a la monarquía y luego desaparecieron. ─casi me dormía ante sus palabras.
──Según los rumores, todos ellos ya están muertos. ─dije sin tanta importancia.
──¡Personas tan increíbles no pueden morir tan fácil!
──Digas lo que digas no quita el hecho de que sean criminales, ¿o acaso lo olvidaste? ─hable mirándola a los ojos.
──¡Los caballeros sacros lo son peores por provocar sufrimiento! ─no dije nada. ──Hace mucho cuando tenía cinco o seis años de edad, papá me relataba sobre ellos, eran siete valientes guerreros que...
Un gran estruendo interrumpió a la chica, para cuando me había dado cuenta los cuatro estábamos cayendo a el acantilado ya que alguien corto el pedazo de tierra donde estábamos.
Antes de caer más abajo deje salir mis alas y tome a Hawk para elevarnos y llegar a tierra firme, a los segundos mi padre llego con la chica y un chico que era unos de los que nos estaba persiguiendo antes.
──¡Oigan, ¿por qué sobreviven sin avisarme?! ─escuche la voz del tipo que corto la tierra. ──Dedo confirmar las muertes en mi reporte.
──¡No vas a confirmar nada! ─le gritó Hawk.
──Oye, ¿estas despierta? ─preguntó papá a la chica que estaba en sus brazos.
──Sí.
──Bien, cuando de la señal, van a correr hacia el bosque, ¿entendido?
──Sí, entendido. ─me tomo fuertemente de la mano.
──¿Cual de esos inútiles será miembro de los siete pecados capitales? ─escuche a le hombre preguntarle a sus hombres. ──Ninguno se parece a los afiches de búsqueda. ─su mirada nos inspeccionó hasta que miro algo en la mujer a mi lado. ──Ya veo. El destino me sonríe hoy. ─dio unos pasos. ──El símbolo en tu pendiente pertenece a la familia real. Lo que significa que tú eres la princesa Elizabeth.
Me sorprendí ante eso, no sabía que ella fuera una noble y menos me imaginaba que fuera la princesa.
──¿Princesa Elizabeth? ─pregunté mirándola.
──¿La princesa Elizabeth? ¡Entonces es la tercer princesa de Liones! ─exclamó Hawk.
──Enviaron un decreto para localizarte y la orden es llevarte viva. Pero si mueres en un accidente, nadie va reconfortar lo que yo diga.
──¡Corran!
Ante eso Elizabeth me tomo fuertemente de la mano comenzando a correr adentrándonos a el bosque.
──¡No van a capturarme todavía! ¡Ni crean que voy a rendirme! ─gritó Elizabeth.
──Diré... ¡muerte accidental!
Lo único que sentí fue un empujón para observar como una gran ventisca afilada corto todos los árboles.
──Hola. ─mire los ojos de papá. ──¿Estás bien, Hawk? Te ves bien, al igual que tú pequeña. ─me ayudo a levantarme.
──Soy un cerdo empalado. ¿Cómo voy a estar bien? ─escuche a Hawk tembloroso mientras tenia una rama enterrada en su lomo. ──¡Mami! ¡Quiero a mi mami! ─se fue derramando lagrimas pasando a un lado del tipo que casi nos mata.
──¿El cerdo? Me da igual.
Mire a la platinada levantarse caminando por nuestro lado.
──¿Elizabeth? ─pregunté al verla irse.
──Alto, ¿a dónde vas? ─me preguntó papá.
──No hay modo de huir.
──¡Espera, Elizabeth! ¡No vayas, dijiste que no te rendirias! ─le gritó mi padre.
──Pero si me rindo en este momento, podré evitar que los asesine a sangre fría.
Aún con esas palabras el tipo con su espada casi logra matar a Elizabeth pero por suerte papá la rescató antes de tiempo.
──¡Por favor! ¡Deben huir ahora mismo! ─pidió llorando.
──Creo que él nos asesinara aunque te rindas. ─cerré mis ojos al mirar la manga de la ropa de papá rota mostrando la marca del dragón.
──¿Por qué? ─ambos miramos a Elizabeth quien tenía sus manos en los ojos limpiando las lágrimas. ──Estaba tan feliz de hacer esto... inicié la búsqueda de los Siete Pecados Capitales yo sola. Jamás había viajado así, tenía mucho miedo. Camine con esa armadura hasta al cansancio para que nadie me reconociera. Pero no pude encontrar a alguien que me ayudará. A nadie, y ustedes han sido tan amables conmigo, y son unos completos extraños. Por eso no quiero involucrarte en esto, es mi problema. ¡Ni siquiera se tu nombre!
Sabía que este tiempo no había sido nada fácil y más para ella que estaba acostumbrada a vivir siendo una princesa sin tener conocimiento de como era la vida afuera de su reino.
Yo también tuve miedo, y más cuando desperté en medio de la nada, sin recuerdos ni conocimientos de lo quien era. Mi miedo incrementaba cuando se hacia de noche y la luna salía, siempre perdía la memoria de lo que sucedía hasta que entendí muy a mi pesar lo que me pasaba.
Vague por años sola sin tener un destino en mente, a veces lograba conseguir a pocas personas que se quedaban a mi lado, esas pocas personas que me nos aceptaban. Lastimosamente las he visto morir dejándome sola, tal y como comencé.
Al principio en ocasiones cuando recién desperté estuve envuelta en los campos de batallas de los distintos clanes, y en la mayoría de veces terminaba "muerta" o eso debía de suceder pero por una extraña razón no podía morir.
Fue entonces que lo conocí. A él, quien se ha convertido en la figura paternal que jamás he tenido o conocido. Y el único capaz de hacerle frente a ella.
Solté un leve suspiro saliendo de mis pensamientos observando con una sonrisa a mi padre.
──Meliodas. Ese es mi nombre.
Elizabeth al escucharlo dejo de llorar quedando sorprendida de lo que escucho.
──No puede ser. ¿Meliodas? ─papá sonrió ante eso. ──Tú eres solo un... ─se quedó callada mirando su brazo. ──Ese símbolo, es una bestia. ¡No es un dragón!
El hombre dio otro ataque pero papá lo contrarrestó causandole una herida en la mejilla.
──¡Estoy seguro que mi espada consigio tocarte! Pero fui yo quien recibió el golpe. ¿Cómo fue posible? ¿Qué es esa cosa? ─miro la espada. ──¿Una espada de filo rota?
──¿Meliodas? ¿Eres Meliodas, en serio? ─preguntó Elizabeth todavía sin creerlo.
──¡Espera, tu rostro me parece muy familia! ¡No! ¡No puede ser cierto! ¿Por qué luces igual a ese dia? ─solté una pequeña risa al verlo asustado.
──¿Así que tú sabes quien soy yo?
──¡No! ¡No puede ser! ¡Maldito seas! ─dio un gran ataque pero papá uso su espada y el golpe se estaba regresando. ──A-así que... ¡este extraordinario poder... es el poder de una leyenda!
En un segundo él ya estaba lejos de nosotros con su armadura destrozada.
──Se me conoce como el Pecado de la Ira. ¡Soy Meliodas, el Dragón!
──Bye-bye. ─dije mirando a el tipo caer a el duro suelo muy retirado de nosotros.
Me levanté del suelo estirando mis brazos mirando la luz del día. Papá guardo su espada en su funda colgada de su hombro.
──Parece que encontraste a el primero, ¿no Elizabeth? ─le hablo mi padre mirando a la princesa. ──Con respeto a los otros seis pecados, tengo algunos asuntos que quisiera discutir con ellos también, los hemos buscado y viajamos en la taberna para reunirlos. Creo que si llevo a una chica más grande, tendré más clientes a diario, ¿no lo crees, Amaris?
──¡Definitivamente! ─le di la razón.
──Vienes con nosotros, ¿o qué dices? ─le preguntó a Elizabeth, ella soltó una lagrimas.
──¡Iré! ─dijo al final.
Escuche el sonido que la mamá de Hawk hace siempre, al mirar arriba la pude ver caer justo encima de los tipos de hace poco. Hawk bajo las escaleras para poder subir.
──¡Bien hecho, mamá de Hawk! ─papá tomo las escaleras con una mano y con la otra sujetaba a Elizabeth.
──¡Por eso gritaba que la quería! ─me reí ante el comentario de Hawk.
──¡Bien, vayamos al siguiente pueblo! ¡Llévamos haya, mamá de Hawk!
Abrí mis alas volando hasta llegar encima suya quedando de pie en la punta de su nariz sintiendo la brisa del viento jugar con mi cabello.
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« Y DE ESTE MODO ES COMO INICIE MI AVENTURA.
UNA DONDE CONOCERÍA A PERSONAS que se convetierón en familia y sobre todo... gracias a esto logre volver a estar contigo. «
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