No es posible concentrarse.
Fue lo que pensé al mismo instante en que las yemas de mis dedos se colaban por inercia entre mis dientes, jugueteando y mordisqueando por la ansiedad que me provocaba aquella conversación que mantuve con Ino esta mañana.
El sonido de las agujas del reloj avanzar retumbaban en mi cabeza. El tiempo avanzaba con lentitud, parecía correr cada vez menos, haciendo de mi tiempo tortuoso e infinito.
Suspiré con frustración en mi aliento, de alguna manera, las ganas inexorables de golpear aquel reloj y adelantar el tiempo, se apoderaron de mi. Pero era imposible, así que solo me quedaba esperar y recordar el motivo de mi impaciencia y nerviosismo.
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—¡hey frentona!
En esos momentos yo me encontraba sentada en mi escritorio redactando un reporte médico de la intervención quirúrgica de un bebé “espina bífida” era lo que padecía. Es una anomalía común en neonatos, pero muy delicada si no se trata con atención.
— ¡hey! Tierra llamando a Sakura ¿estás allí?
Ino reclamaba insistentemente mi atención. Yo muy pesadamente le dirigí la mirada, un poco disturbada porque me había interrumpido al culmine de mi reporte médico.
—Dime Ino, espero que sea interesante lo que tengas que decirme. Me has interrumpido.
Ino se cruza de brazos y me observa muy animada aunque no me extraña. Es Ino, ella siempre tiene energía y buen humor; muchas veces la envidio por su aura imperturbable ¿como hacia para lucir radiante?
—Me dijeron que no te lo contara, pero lo haré porque no soy incapaz de mentirte y porque no voy a dejar que mi mejor amiga vea de nuevo al amor de su vida en condiciones deplorables.
Alcé una ceja por dos razones. La primera es que no comprendí a quién se refería con eso de “amor de mi vida” el amor de mi vida era uno solo, y ese estaba muy lejos de aquí, era imposible que se tratara de él. La segunda es que se refirió a mi como deplorable ¿ tan mal estoy? Tal vez si me he descuidado considerablemente gracias al arduo trabajo en el hospital mental para niños y algunas misiones escasas que ejercía. Así que el tiempo para mi básicamente no existía.
—¿ De qué hablas Ino? Ya basta de tonterías, me estás desenfocando y tengo un reporte médico que terminar — espete con molestia.
—¿Ves? Es por eso que estoy feliz de que Sasuke regrese, porque así te quita toda esa amargura que tienes encima.
“Sasuke” su nombre era una melodía para mis oídos, melodía cuya sensación que me transmite va más allá de lo que cualquier mente ordinaria podría imaginar. Habían pasado dos años desde que lo vi por última vez. Todas las noches me repetía la promesa que me había hecho con aquel “poke” sobre mi frente, y aunque no supiera el significado concreto de aquel gesto para él, dentro de mí sabía que aquel toque sobre mí frente con su dedo índice y medio, significaban todo para mí, desencadenando aquello que le llaman “esperanza”.
La esperanza de que tal vez algún día mis esfuerzos fuesen reconocidos y que tal vez, solo tal vez, Sasuke corresponda mis sentimientos.
Luego caí en cuenta repitiendo la frase de Ino.
«Sasuke-kun regresará» y mi corazón emocionado dio un respingo.
—¿Sakura? ¿No piensas decir nada? — me preguntó Ino impacientada y tenía toda la razón, la dejé colgada más de una vez a causa de mis pensamientos.
—¿Cómo sabes que él viene? — pregunté más entusiasmada, sentía el pequeño ardor en mis mejillas.
—Lo sé y ya esta — se encogió de hombros — él viene esta noche.
—¿QUÉ?
Ino hablaba como si nada, restándole importancia ¿Cómo podía estar tan tranquila? Después de dos años Sasuke regresa y yo de verdad estoy en condiciones más que deplorables. ¿Por qué no me lo dijeron? Kakashi Sensei era seguro que lo sabía. Es el Hokage, si alguien de nuestra aldea viene, él es el primero antes que la puerta en saberlo, aún así.. ¿Naruto lo sabía ? Si Naruto lo sabía… conocerá nuevamente la fuerza de mis puños.
— Ya ya, calmate frentona, sé lo que piensas — habló con tranquilidad, parece que se dió cuenta de mi exaltación — para eso tienes a tu mejor amiga. Yo te ayudaré a arreglar esos desaliñados cabellos y esa cara. ¡Ahh! y esas uñas.
Sonreí con plena sinceridad aunque me haya ofendido. Al menos me compensaba el hecho de que me ayudaría y me sentía afortunada de tener a una amiga como ella. Ino en estos momentos era como una especie de Hada Madrina.
—¿ A qué hora?
—Dentro de una hora terminas ¿no? Pues apenas termines tu jornada, te estaré esperando en mi casa. Yo ya terminé la mía.
Asentí. La noticia de Ino me había cambiado el día por completo. Sasuke regresaba, cumpliría su promesa después de todo. Muchas veces me cuestioné el hecho de que la cumpliría, y de que haría una vida fuera de esta aldea por el tiempo que había pasado y su paradero inmerso en un misterio que no parecía resolverse. Básicamente, Sasuke había pasado a ser un fantasma, las noticias de él no se dieron después de la misión con las bombas humanas. No al menos que yo sepa.
Me alegro de haberme equivocado, después de todo, Sasuke ha decidido volver.
Ino cerró la puerta de mi oficina y yo me dediqué a invertir el tiempo que me quedaba en terminar el reporte médico junto con algunos otros deberes antes de marchar. Estoy segura que las próximas horas serán más que ajetreadas.
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Mi departamento lucía impecable. Me había tomado la libertad de limpiarlo justo para distraer mi mente de la tensión y los nervios. En ese momento le di un sorbo al shot de Sake que tenía sobre la mesa de madera redonda en el centro de mi cocina.
Descubrí que el Sake es lo mejor para liberar el estrés y el entreñimiento, lo supe desde que cumplí la mayoría de edad. Tsunade-Sama me invitó en mi cumpleaños a festejar en un nuevo local en Konoha llamado Atarashi Sekai. Es una nueva iniciativa para los jóvenes de la aldea. Los fines de semana organizaban karaokes, bailes, y las bebidas se pagaban a mitad de precio. La Aldea se estaba recuperando y modernizando con mucha rapidez aunque no en su totalidad. Después de todo, la aldea había sufrido más de un ataque y había más de un cabo suelto por sistemar.
Retomando el tema principal, allí probé por primera vez el alcohol, y desde allí comencé a independizarme al pisar los dieciocho.
Pasaron tres meses desde que decidí mudarme sola. Mis padres vacilaron en cuanto se los dije, no estaban muy de acuerdo con que su “pequeño cerezo” se fuera de la casa sin siquiera estar casada. Para ellos tener diecinueve años no era suficiente. ¿Diecinueve? Una edad en la que te encuentras en el intermedio, donde no se tiene completa madurez no obstante que dejas de ser adolescente para dar un paso y convertirte en un joven adulto. Sin embargo, ellos saben quién es su hija, y doy gracias de que al final me hayan apoyado en mi decisión.
Yo sabía de ser autosuficiente, quería un poco mi independencia y privacidad. No puedo negar que extraño la atención de mi madre y los platillos de comida que preparaba para mi, y a mi padre sentado en el pequeño sofá de la sala con el periódico matutino y una taza de café expreso. Los echo de menos, pero las cosas estaban mejor así, no podía vivir siempre como una pequeña niña mimada; el sueldo en el hospital y algunas misiones me daban lo suficiente como para pagar un alquiler decente y hacer mercado para abastecer mi nevera, así que, por ahora estoy muy bien.
Eran las nueve. Ino me había dicho que Sasuke llegaría a las nueve y treinta. Debía comenzar a emprender marcha hacia la torre del Hokage. Esperaba sólo de verme lo suficientemente presentable y atractiva. Ino me había arreglado perfectamente mi cabello. Ahora cargaba un top de color fucsia que me cubría hasta el ombligo y una falda que llegaba hasta la mitad de mis muslos de un rosa en tono pastel. Me sentía bien, me sentía “sexy” como decía Ino aunque no fuese demasiado exagerado como ella hubo querido.
Antes le pregunté “ ¿cuál es la clave para lucir tan radiante?”
Me respondió con una corta frase de nueve letras que me sacudió por completo.
“mucho sexo”
Sin un deje de pudor. Sonreí, debía suponerlo. No por nada la apodaba "Ino cerda". Sin duda Ino sabía cómo asociar la clave de la felicidad con su erotismo con Sai. Ella no tenía ni un pelo de la vergüenza en su lengua y admiraba esa parte tan atrevida de ella y segura de sí.
Aquello me provocó varias carcajadas. Ella sabía cómo dar consejos poéticos a mujeres vírgenes como yo, lo que lo hacía aún más gracioso.
Y si…yo seguía siendo virgen y eso no era un secreto para nadie ya que todos mis amigos tenían pareja y Sakura “la eterna enamorada” esperaba con lealtad el regreso de su amado cuyo hombre la había dejado con una sola promesa y dos dedos en su frente ¿ poético no?.
Aún así…. podía ser virgen en la realidad, pero en mis sueños, yo era una experta en el campo gracias a Sasuke y la teoría en base a la medicina y los libros que he estudiado por años, así que, decimos que soy una veterana en el sexo.
Mis fantasías sexuales con él comenzaron a los quince años. No podía evitarlo, venían involuntariamente a mi cabeza…. O tal vez no… el punto es que ¿Cómo puedes controlar tener fantasías sexuales con alguien que has amado y deseado toda tu vida? Tengo que ser sincera. Soy una joven humana con necesidades y hormonas en su pleno retoño. Además, estamos hablando de Sasuke, uno de los ninjas más poderosos en el mundo shinobi, uno de los más sexys y codiciados entre las mujeres, y por último pero no menos importante, mi ex compañero de equipo del cual siempre he estado enamorada.
Tomé otro shot de Sake. Era lo único que controlaría las sensaciones de mi estómago, o eso esperaba.
Observé el reloj de la pared del comedor. Las nueve y diez. Joder.
Salí de mi casa al mismo tiempo que di un portazo sin pasar cerradura, no tenía importancia y no podía retroceder, solo salté por los tejados hasta llegar a la torre del Hokage, tenía que apresurarme y darle la bienvenida a la persona que he esperado por dos largos años.
El corazón se me aceleraba con frenesí. Me sentía nerviosa y llena de incertidumbre dando paso a que mi mente se ocupara de bombardearme de preguntas ¿ cómo estaba? ¿Había cambiado? ¿ Qué aspecto tenía? ¿Se alegraría de verme? Supongo que todas las respuestas las sabría dentro de diez minutos.
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Eran las nueve y media pasadas. Hice tarde…
Mi respiración era agitada, y al parecer aquel shot de Sake no sirvió de nada ya que mis sensaciones seguían allí plantadas en mi estómago. Como siempre, la prueba fehaciente de que no existe un antídoto que cure las sensaciones que Sasuke Uchiha me provoca.
Me detuve delante de la puerta de leño marrona del despacho, erguí mi espalda y di un respiro hondo. Antes de darle tres toques a la puerta y entrar, escuché unas voces. Kakashi. Naruto. Sasuke…. Ellos mantenían una muy clara discusión. No es que sea fisgona, pero debo admitir que me sentí muy tentada a escuchar. Sasuke apenas había llegado a la aldea y ya estaban manteniendo una muy palpable discusión ¿qué está pasando?. No me molesté en preguntarme y acerqué mi oído a la fría puerta marrona con la intensión de escuchar y ocultar mi chakra para no ser pillada.
—Tengo derecho a recuperar lo que es mio sin explicaciones.
—Por supuesto que sí, y te lo daré Sasuke, de eso no se discute, eres el único del clan Uchiha y tienes por derecho la posesión del barrio Uchiha. Pero debes explicar el porqué. Hace no mucho tiempo me enviaste un halcón diciendo que no querías ese barrio y que lo venderías.
—Cambié de opinión, necesito vivir ahí.
—¿Por qué? Sasuke… a ti no te gusta ese lugar, te traen malos…
—Naruto, no te metas, se yo el porqué quiero establecerme allí.
¿Sasuke-kun quiere vivir en su antiguo barrio? Parece que las sorpresas comenzaban a llegar, aún así, ¿Por qué discutían tanto? ¿Se puede saber qué está pasando aquí? ¿Por qué Kakashi y Naruto no me dijeron que venía? Me lo ocultaron es evidente, pero debe existir un motivo del porqué.
—¿Dónde está la chica?
—Está esperándome abajo.
—Sasuke, entonces… es cierto — la voz era de Naruto, por su tono de voz, deduje que se encontraba decepcionado — Kakashi sensei, ¿por eso no quisiste que le contara nada a Sakura-chan?
Silencio… después de escuchar mi nombre lo único que quedó fue el silencio. Algo me estaban ocultando los tres, motivo por el que me sentía como una estúpida ¿ por qué me excluyeron? ¿Una chica? ¿ Temen a qué me entere de algo? No soy una niña frágil que no puede afrontar las situaciones, y me parece que después de todo lo que luché para no verles las espaldas no surtió efecto en ellos….ellos me siguen viendo frágil y vulnerable. Odiaba que mi pensamiento fuese cierto, pero era así.
Tomé el valor de girar la perilla de la puerta sin tocar y entré rápidamente con pasos firmes hasta quedar en una distancia perfecta de cinco metros de entre el escritorio del Hokage, Sasuke y Naruto. Sabía de haber sido irrespetuosa, pero ellos lo estaban siendo aún más conmigo por ocultarme las cosas.
Observé a Kakashi sensei, y aunque él no fuese muy expresivo, se notaba aquel deje de sorpresa en sus ojos ante mi inesperada entrada. Naruto evidentemente estaba peor, sus ojos destilaban toda especie de sentimientos posibles que para mí eran difíciles de descifrar. Y por otro lado estaba Sasuke. Lo observé intentando mantener mi compostura.
Su cabello había crecido un poco más hasta cubrir su ojo con el rinnegan dejando solo un pozo negro y profundo a la vista. Y aunque fuese el único, seguía siendo intimidante e imponente su mirada. Luego vi su vestimenta, era negra completamente haciendo que su piel blanca como el porcelanato resaltase. Su perfil seguía siendo perfecto, la curvatura de su elegante nariz, su mentón, y la comisura perfecta de sus labios. Dos años habían pasado, no eran demasiados, pero sus facciones habían madurado… él siempre hermético y mayestático, no había cambiado mucho a excepción de que ahora estaba jodidamente más guapo.
Sin embargo… un detalle fue el que me golpeó en cuanto su ojo rodó hacia un lado para verme destilando una palpable indiferencia. Su rostro no expresaba nada. Felicidad, sorpresa, emoción, no hubo nada… el único que parecía darle igual mi presencia, era a él… después de tantos años, me esperaba una reacción mejor, no exagerada pero sin duda una un poco más afectiva como la última vez que nos vimos con aquella indulgencia. Indulgencia que absolutamente esperaba ver, pero no… ahora que lo veo, Uchiha Sasuke parece ser un glaciar andante.
—Sakura-chan…¿ cómo es que estás aquí? ¿Quién te ha dicho? — preguntó sorprendido.
—Eso no importa Naruto. Lo importante es que me mintieron… los tres.
Con tan solo poco menos de la mitad de su rostro, Kakashi sensei logró erizarme la piel. Su expresión no me gustaba y no sabía si era porque me impondría un castigo por entrar sin pedir permiso con altanería, o porque había algo más detrás de toda esta polémica.
—Kakashi sensei, disculpe si entré de esa manera…. A decir verdad, me sentí muy mal porque ninguno me dijo que vendría Sasuke-kun. Me dolió enterarme por otras personas que vendría, éramos un equipo ¿no? ¿O eso ya no lo consideran?
—Que dices… Sakura-chan, no es así… — respondió Naruto en voz baja.
Kakashi sensei se limitaba en hablar, su expresión era más ensimismada. Supongo que sabía que tenía razón. Sin embargo, su mirada destilaba algo más allá que sólo ensimismamiento ¿que era esto? ¿Compasión? No… Tal vez, ¿lástima? Y si era eso ¿Por qué sentiría lástima?. Dejando a un lado el hilo de mis pensamientos, preferí liberarme de mis dudas y preguntar.
—Entonces… ¿Por qué no me dijeron nada? ¿Qué es lo que tienen que ocultarme?
—Kakashi, terminemos con esto, ya he desperdiciado mucho tiempo. Iré al grano.
Me tomó por sorpresa que Sasuke hablara de manera tajante, y lo peor fue que me había interrumpido ignorando por completo mis preguntas ¿ qué es esto? ¿este es el mismo Sasuke que se despidió de mi con un gracias, te veré pronto y un toque en mi frente? Antes de irse de la aldea, él se había mostrado más tranquilo, fuera de comportamientos agresivos o tajantes dando paso a una amabilidad que me sorprendió en cuanto la noté…. ¿pero ahora?.
—Sasuke… te daré el barrio Uchiha. Mañana te haré firmar el documento que concluirá este dictamen. Obviamente no podrás vivir allí tan rápidamente, el barrio pasó mucho tiempo abandonado y algunas casas están deterioradas por lo que se tendrán que realizar algunos trabajos de construcción si lo quieres en buen estado. Mientras tanto, puedes estabilizarte en tu antigua casa de gennin.
— Bien.
Sasuke se gira y comienza a caminar en dirección hacia la puerta pasando completamente de largo ante mi. El corazón se estrujó en contra de mi pecho, no me esperaba un reencuentro tan decepcionante como este, por dos años siempre me había imaginado un reencuentro distinto . “tadaima “ bastaba “okaeri” era suficiente. Pero nada, todas eran fantasías y películas recreadas en mi cabeza como de costumbre.
—Ahh. Por cierto — Sasuke se detiene mientras se encuentra de espaldas, a un paso de salir de la oficina.
Yo lo observo y por alguna extraña razón, mi corazón comenzó a zumbar más rápido de lo normal y poco más atrás un sentimiento repudiante me invadió por completo el cuerpo. Aquel sexto sentido femenino me decía algo, el mismo que me había dictado de ir a la salida de Konoha porque Sasuke se marcharía y fue así; ahora ese mismo sexto sentido me dice que algo peor está a punto de pasar. ¿ Por qué?
El silencio se había prolongado, siendo el silencio más tortuoso que he sentido en tanto tiempo. No recordaba cuándo fue la última vez que sentí tanta tensión dentro de mi cuerpo, quería sacarle las palabras de la boca, su silencio era mucho peor que la herida de un kunai. Respiré hondo dispuesta a articular palabra, pero antes de abrir mi boca, Sasuke abrió la suya para expresar una frase corta pero que logró crepar toda partícula de mi ser.
—Mañana quiero que también esté listo el permiso para casarme en Konoha.
Aquella frase logró que mi corazón latiera con más rudeza dentro de mi. Cada latido dolía como si me golpearan desde adentro, tan agresivo, con tanta fiereza. Luego caí en cuenta nuevamente de sus palabras, repitiendolas en mi cabeza con detenimiento, casi separándolas en sílabas para cerciorarme de que aquello que había escuchado era cierto. Esto no puede ser verdad. Esto debe ser una broma ¿cierto?.
¿Sasuke se iba a casar? ¿ Con quién? Todo era repentino y las preguntas en mi cabeza no se hacían esperar.
En ese momento mis piernas comenzaron a temblar y a flaquear; mis recuerdos comenzaron a pasar por mi cabeza como un filme. Cada momento, anécdota, cada lágrima que derramé por él y cada oportunidad en que le entregué toda mi dignidad como mujer, cada cosa desde las más insignificante hasta la más valiosa que he podido darle ¿no sirvió de nada?
Dentro de mí había un torbellino que consigo trajo el odio, la tristeza, la frustración, la decepción, el dolor… ¿ todo lo que había hecho por él no valió? No sabía qué pensar, qué sentir o qué decir. Las palabras se quedaron estancadas en mi garganta formando un nudo duro y doliente.
Después de todo, para Sasuke nada de lo que hice significó algo. Yo no quería que él fuese obligatoriamente mío, no quería que él debía sentirse en la obligación de aceptarme, no quería su lástima, no quería que lo hiciera por agradecimiento, lo único que quería era que al menos fuese sincero conmigo y me lo dijera tal vez con un "Gracias por tus esfuerzos y el amor que me has demostrado, pero no puedo corresponderte Sakura". Si, estoy consciente del dolor que me pudo haber fomentado, pero era mejor así, al menos mejor que vivir en una ilusión y una incertidumbre con ese poke en mi frente y "Te veré la próxima vez" para luego enterarme de que se casaría con otra mujer y de que había estado perdiendo dos años de mi vida esperándolo y rechazando cada hombre que me abría las puertas de su corazón.
Mi cuerpo temblaba por completo. Fui una imbecil.
— Sakura-chan ¿estas bien? - Naruto se detuvo justo enfrente de mi colocando ambas manos en mis hombros.
Yo no podía responder aunque quisiera. Las palabras no salían de mi boca, había entrado en un estado de shock y no sabía cómo salir del agujero.
— Sasuke… ¿qué ha sido eso? ¿ Por qué tenías que decirlo de esa manera? — recriminaba Naruto vociferando.
— Sasuke, habíamos acordado que lo sabría después en otras circunstancias — Kakashi sensei parecía tan indignado como Naruto.
—No sirve de nada ocultarselo. Si no me habría visto hoy seguramente me hubiera buscado a mi casa y me hubiera visto con mi prometida ¿ es así como debía enterarse ?
— ¡ Pero que mierda dices Sasuke! Hablas como si Sakura-chan no tuviese a nadie. Por supuesto que no íbamos a permitir que se enterara de esa manera. Tu debías sólo mantenerte callado y dejarnos manejar esto. ¿ Qué pasa contigo?
—Me pasa que estoy harto de que interfieran en cada decisión que tomo. Deberían darse cuenta de que estoy intentando rehacer mi vida.
Aquellas palabras le dieron otro golpe bajo a mi corazón. Era el comienzo de un inminente martirio en el que me sumergiria en la miseria y me dedicaría a recriminarme por haber sido tan ingenua.
—Pero Sasuke… tu y Sakura-chan…
—No me digas que tu también jugaste al romance, creando y buscando amor donde no lo hay.
Una frase era peor que la otra. Espetaba con tanta crueldad, como si se tratara del Sasuke que quiso matarme en el puente. Basta… aquellas palabras me están perforando el corazón. Me quiero ir de aquí ¿por qué no me muevo? Cada palabra que dice es un kunai envenenado directo al corazón. No quiero escuchar, preferiría que utilizara su chidori para terminar con esto de una buena vez.
Naruto se alejó de mi y se dirigió hacia Sasuke. No pude verlos porque me encontraba de espaldas, y aunque no los viese, imaginaba la escena de ellos cara a cara en un duelo de miradas en el que Naruto lo observa con admonición y Sasuke con su mirada fría e impasible. Ya lo he presenciado innumerables veces en pasado.
— ¿Qué fue lo que aprendiste de este viaje de redención? ¡No sirvió de nada!
— No hables como si supieras de algo. Todo lo que digo tiene un propósito ¿no quieres que Sakura sea feliz? Si quieres ayudarla a ser feliz, deberías empezar por quitarle ese amor unilateral que tiene por mi.
Escuché tres golpes en la mesa fuertes y firmes. Kakashi sensei había colmado su paciencia y se levantó de su silla giratoria para dirigir una dura y autoritaria mirada hacia ellos.
— Basta ustedes dos ¿no se dan cuenta de que Sakura está aquí escuchando todo?
El corazón me iba a explotar. La imagen de Kakashi comenzaba a distorsionarse. Las palabras de Sasuke, los recuerdos, todo me dolía, todo lo que tuve que pasar por ese amor “unilateral” ¡fue una pérdida de tiempo! ¡Maldita sea como duele! El corazón me daba fuertes estocadas muy rápidas ¡me lo quiero arrancar!. El dolor era como una onda expansiva de agujas clavandose en la parte superior de mi pecho izquierdo.
Mi mano fue directamente y se posó en aquella parte izquierda para oprimirla con fuerza en un intento inútil de controlar la punzante aflicción. El dolor que me causaba no era normal, un dolor jamás antes experimentado.
Caí al suelo con las rodillas en tierra y la mano que apretaba con fuerza mi pecho queriendo contener los saltos desmesurados de mi corazón. Pero todo era inútil.
— ¡Sakura!
— ¡ Sakura-chan! Sasuke ¿ que has hecho?
Escuché sus voces y los pasos de todos acercarse. Kakashi al igual que Naruto se arrodillaron junto a mi. Sasuke permaneció parado en frente de mi con un rostro que no pude descifrar porque la vista comenzaba a distorsionarse. El dolor no cesaba, y aumentaba, me quitaba el aliento al igual que dificultaba mi visión como si estuviese viviendo el puro contagio de un veneno mortal en mi sistema. Una comparación no muy descabellada y no muy lejos de la realidad, ya que las palabras de Sasuke fueron literalmente veneno.
—Sakura-chan ¿qué te pasa? Por favor dime algo.
Pude sentir el contacto de la mano de Naruto en mi espalda y su preocupación era más que clara en el tono de su voz. Desafortunadamente tampoco podía distinguir los sonidos, la audición comenzaba también a fallarme. No podía utilizar mi chakra para curar el dolor, este dolor era distinto y extrañamente me imposibilitaba utilizar el ninjutsu médico.
— ¿ Sasuke qué haces ahí parado como piedra? ¡ Busca a Shizune! ¡Rápido! — vociferó mi ex Sensei en un acto desesperado, también él destilaba preocupación en su voz.
Observé con la poca vista que me quedaba, la figura sombría de Sasuke petrificada en el mismo lugar. En silencio, sin moverse, sin inmutarse, como lo que era : una piedra monumental hecha de puro hielo.
Bajé la mirada y cerré mis ojos con fuerza. El dolor aumentó y me acorraló haciendo que exprimiera ese sentimiento en un grito casi ahogado.
«SHANNARO»
Mi cuerpo perdió la fuerza y me desplome siendo sujetada por alguien; mis ojos se mantuvieron cerrados y lo último que escuché fueron varios gritos ininteligibles en la lejanía. No pude descifrar lo que decían porque mi conciencia empezó a sumergirse en una profunda oscuridad silenciosa, para luego quedar en el nula.