Sinceramente, no se esperaba tan poca información sobre un criminal que parece tener mucha presencia negativa durante meses, y sin embargo así parece ser. Apenas había un delgado archivo de no más de tres hojas con información bastante genérica.
–¡Les digo que no lo sé! Que diga que lo reconocí no quiere decir que sepa hasta de qué color son sus uñas.
Saihara escuchó una voz masculina en el recibidor de la estación, parece ser que el señor Sakakura y varios policías están... ¿Presionando a un niño? En fin. No negará que esto le parece muy curioso, así que no tardó en salir para enterarse de lo que sucedía.
–¡Ah! ¡Saihara-san! -Cómo no, las miradas no tardaron en clavarse en él como si fuese un superior, o algo así.- Este joven afirma ver al Líder Supremo por uno de los callejones cercanos, pero ahora dice que no lo puede describir.
–Porque no soy Superman, usa máscara y hasta una enorme capa, no puedo ver a través de algo así. -En ese claro puchero, sus ojos se desviaron al tal Saihara que se había mantenido callado, siendo notado por este último.-
Ambos chicos se miraron, callados y sin ninguna expresión en particular, sintiendo cómo si... ¿Tuvieran que reconocerse? ¿Por qué?
Bueno, en el caso de Shuichi solo era su instinto, pero creo que es intuitivo el porque para él otro esa sensación era bastante clara.
Los ojos grisáceos del detective se clavaron en el de menor estatura por un buen rato, hasta que esté decidió hablar.
–Tú debes ser él supuesto "Detective Definitivo", ¿No? ¿Te has enamorado de mí rostro? -Rió, claramente refiriéndose a la escena cliché de hace dos minutos que tenía toda la pinta de un shojo. Para su sorpresa, no recibió la mirada desequilibrada o apenada ajena, sino una risa tranquila.-
–Usted es muy lindo, pero no se preocupe, no tengo esas intenciones. -Shuichi es bastante tímido, sin embargo, cuando actúa en su oficio es como si toda la confianza que no tiene se la sacase de golpe de la manga.- Así es, soy Shuichi Saihara, es un gusto.
–... Pff, it's a lie~ pero acepto el cumplido, Saihara-kun. Soy Kokichi Ouma, tu rostro también es lindo.
El Dictador era un actor excepcional, la verdad es que no se esperaba que ni se inmutara a ese halago por un extraño, pero eso hará más divertida muuuchas posibles conversaciones con él.
Lo que estos dos no sabían, era que estaban siendo observados por los demás oficiales, sorprendidos por esta escena repentina. Sakakura estaba más incómodo que otra cosa.
Ninguno notó que esa escena gritaba coqueteo reciproco totalmente.
(...)
Si a esto no le llaman conexión inmediata, no sé cómo lo harán entonces. Saihara y Kokichi llevan hablando dos horas, ya ni siquiera sobre lo que el más bajo dijo presenciar, pues no les servía de mucho. Pese a esto, no lo mandó a su casa, sino que una cosa llevó a la otra y comenzaron a hablar de ellos mismos con unas tazas de café.
El detective detectaba fácilmente la constantes mentiras de su ajeno, parecía un mitómano a este punto, cosa que el Dictador en cubierto no negaba para nada. Está habilidad es algo que el último notó, así que tratando de no exponerse en un descuido comenzaba a evitar estratégicamente preguntas.
Estaba sorprendido, hace mucho que no sentía la emoción de no poder mentirle a alguien, haciéndole ver que en efecto este hombre no es un detective cualquiera.
–Shuichi-kun, ese amigo tuyo suena como una personaje de libro, nishishishi.~
–¿S-Shuichi-kun...? -Eso es, se está relajando tanto con Kokichi que incluso ya no actúa como un detective confianzudo, ahora es simplemente él mismo.-
–¿Uhm? -Una gran sonrisa se le dibujó, ama meterse con la timidez de otros.- ¿Acaso prefieres Shuichi? Qué atrevido, primero invítame a comer y pasear un par de veces antes de pasar a lo serio.
Y cómo no, el peliazul casi se atraganta con su café.
–¡N-No me refería a eso, Ouma-san!
–Kokichi está bien para mí, querido.~
–¡J-jamás podría hacer eso! -Su detector de mentiras se fue al garete con tanta pena, o también puede ser que el ajeno no mienta totalmente.-
–¿Cómo qué jamás? ¡Nuestros hijos pensarán que es raro que seas tan formal conmigo!
–¡¿Hijos?! -Vaya tomate se hizo.-
Ouma no pudo evitar carcajearse, meterse con el ajeno en el campo romántico es de lo mejor.
–It's a lie, Shuichi-kun~ No te ruborices tanto que ni siquiera me lo has preguntado.
–¿Preguntártelo? ¿Preguntarte qué? -Ya más calmado, miró curioso al ajeno.-
–Do you want to go out with me?
–¿Qué? Uh, ¿Quieres salir conmigo...?
–¡Claro! Eres bastante agradable, ¿Esté viernes te parece bien?
...
Espera.
¡¿Qué?!
¡¿Qué se supone que acaba de pasar?!
Lo tradujo a español por inercia en voz alta, no cayó en cuenta de la treta del pelimorado.
–Luego me dices la hora, Shuichi-kun, será divertido~ nishishishi.~
Para rematar su confusión, no sabe en qué momento Kokichi tomó su teléfono en el que parecía agendarse a sí mismo, al regresarlo leyó el nuevo contacto: "💜Kokichi💜".
A este punto, sentía que de nada valía intentar rechazarlo, aunque a decir verdad no le molesta demasiado la idea de salir con el ajeno.
–E-Está bien, si tanto quieres una salida, entonces me parece bien. -Tras su shock le sonrió dulcemente.-
–Genial, será una gran cita.~ Oh, y no es mentira.~
Olvídenlo, el pánico penoso regresó. Eso lo hizo a propósito, pues es lo bastante bueno como para ocultar que se emocionó con esa afirmación.
Tras un rato más, el de ojos morados declaró que se tenía que marchar. Y eso hizo, regresándole como despedida su teléfono al detective.
Por algún motivo lo miró marcharse, con un ligero rubor en sus mejillas pálidas. Kokichi Ouma, ¿No? Pues de alguna manera, de repente, tiene una cita con ese chico tan peculiar. La verdad es que le emociona saber más de esta persona, pero...
¿Por qué al pronunciar la palabra cita
siente que se le olvida
algo...
O...
alguien?