WITCH SWAN| H.p y Crepusculo.

By rosiesiganoff

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WITCH SWAN| ❝ Harper, necesitas ayuda.❞ -(Fanfic de Crepúsculo y Harry Potter) -(No acepto copi... More

ACTO UNO
PROLOGÓ
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ACTO DOS
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ACTO TRES
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EPILOGÓ
SECUELA.
Importante:

03

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By rosiesiganoff

¡CAPÍTULO TRES!
Expresó Hogwarts.

El expreso Hogwarts parecía imparable. Harper había abandonado a sus amigos al pisarlo, estaba muy emocionada de ver devuelta a su mejor amigo, se había despedido de Molly con lágrimas en los ojos, la pelirroja había intentado todo el tiempo juntas que la Ravenclaw probara sus delicias.

Su mirada se posó en los vagones de la casa azul, buscando al chico de cabello castaño y contextura delgada. Tobias Rowle sabía dónde esconderse.

Harper lo vio a un chico, vestido de gala y el pelo de manera alocada, cargando un maletín. Ese era su mejor amigo.

—¡Toby!— lo llamó entre tanto barullo.

Los ojos celestes examinaron a la hija de muggles, sonrió ante su voz y desespero ante la vista que tenía frente a él. Esa no era su mejor amiga, destruida y sin vida.

—Harpie...

Los de la casa azul se abrazaron con nostalgia. Tobías la atrajo a él con fuerza, había extrañado ese olor a chocolate y a extrañamente a azufre. La había extrañado tanto, y cuando volvía parecía más muerta que viva.

Se separaron, Toby pasó sus pálidas manos por los brazos y luego hombros de Harper. Sintiéndolos, reconociéndolos, mentira, ya no los reconocía, estaban fríos, delgados, demacrados.

—Vamos a buscar un vagón libre, hay muchas cosas que quiero comentarte.

Harper tomó de la mano al chico y lo guió por el pasillo hasta el destino esperado.

Harper le contó mejor amigo su verano; bueno en realidad la mitad de su verano. Empezó con el abandono de Polo y el conocer a Charlie, Isabella y la familia Cullen, sin dejarse ni un detalle sobre esta. Luego comentó sobre su nueva naturaleza, lo que en la mente del inteligente fue una justificación válida para su estado desastroso. Se asombró y prometió averiguar más sobre las banshee.

—¿Y qué hay de ti, Toby?—preguntó al chico. —Tu verano en Escocía.

—Mi hermana, Melania, vomito en el viaje de ida, empezamos bien el viaje.

Tobías no tardó en presumir su insignia de prefecto al igual que la chica. Cuando tuvieron que ir al vagón de prefectos no dudaron a pasos rápidos y apurados en acercarse, llegaban tarde.

Al llegar al principio del tren, ya los esperaban los prefectos de gryffindor: Ron y Herms. Prefectos de Slytherin: Draco Malfoy y Pansy Parkinson. Y por último los de Hufflepuff: Hanna Abbott y faltaba alguien más supuso.

Les explicaron todo lo que debían saber, el funcionamiento de ser prefectos, el como funcionaba sacar puntos y darlos, las rondas para cuidar los pasillos, el orientar a los de primer año. En fin Harper estaba en otro mundo, sentía la mirada de odio de Malfoy en Hermione y Ella, hasta aveces en Ron.

Los primeros en salir de ahí fueron los de la casa azul. Tobías no le quitaba la vista de encima a su amiga, como si fuera el más difícil enigma y tendría que verlo mucho para poder llegar a él.

Al volver a su compartimento Tobías estaba feliz. Por fin la tenía solo para Él, por fin iba a estar a solas con ella por tanto tiempo.

*    *    *

Entonces el comedor se lleno, alumnos de azul inundaban la mesa de Harper.

Harper no pudo evitar ver caras nuevas, chicos de primer año, y caras reconocidas, sus compañeros de siempre.

A lo lejos pudo ver a una persona con la que no se llevaba muy bien que digamos; sus rasgos asiáticos rápidamente se hacían notar a la distancia, era Cho Chang.

También pudo ver a una rubia con la que no dudo en re encontrarse, Luna Lovegood y ella se saludaron con un gran abrazo. Se sentaron los tres juntos en la mesa.

Los seleccionados para su casa este año habían sido bastantes, lo cual le agradaba al ella ser prefecta.

Por otro lado la canción del sombrero seleccionador la había dejado asombrada como todos los años y con ganas de más.

Pero este año su atención se vio en la mesa de profesores, dos personas ocupaban nuevos puestos, las más destacable era una mujer regordeta vestida de pies a cabeza de rosa y arrugada como pasa.

También pudo notar la ausencia de Hagrid, uno de sus profesores favoritos para ser sincera, no en el ámbito educativo, si no en el sentimental.

—Es Dolores Umbridge...—Susurró Toby en su oreja, demasiado cerca.

—¿Quién?— Preguntó frunciendo el entrecejo.

—Trabaja en el Ministerio, la mujer de rosa, mi padre me dijo que tiene un prejuicio por los hijos de muggles.— Le advirtió.

Con solo eso Harper ya sabia que no solo iba a tener que soportar a los Slytherin este año, si no también a una profesora purista. Suspiro, cansada de la gente que la discriminaba. No era como en el mundo muggle que te discriminaban por ser negro, lo cual también está mal, si no que acá lo que importaba era tener un linaje de pureza. Genial.

Dumbledore con voz sonora, los brazos abiertos y extendidos y una radiante sonrisa en los labios empezó a hablar. Harper admiraba a ese hombre, era su ídolo.

—Os digo: ¡Bienvenidos! Y a los que no sois nuevos os repito: ¡Bienvenidos otra vez! En toda reunión hay un momento adecuado para los discursos, y como éste no lo es, ¡Al ataque!

Las palabras de Dumbledore fueron recibidas con risas y aplausos, y el director se sentó con sumo cuidado y se echó la larga barba sobre un hombro para que no se le metiera en el plato, pues la comida había aparecido por arte de magia, y las cinco largas mesas estaban llenas a rebosar de trozos de carne asada, pasteles y bandejas de verduras, pan, salsas y jarras de zumo de calabaza.

A Harper ya se le había ido el apetito. La noticia de tener a una persona así entre las paredes de Hogwarts no era la mejor.

Harper no era de las persona a que les habían dado todo en bandeja al nacer, Harper tenía que luchar por lo que quería, por lo cual una espina más en el camino era jodida.

En cambio su vista se dirigió a la mesa de los leones, donde sus hermanos gemelos molestaban a Ron y de vez en cuando a Ginny.

—Tenías 11 años Harpie, es entendible.—Le dijo Luna frente a ella, dandole la espalda a los leones.

—¿De que hablas Luna?—Preguntó desentendida.

—Tiene sentido que te gustara. Yo solo digo...— Fue interrumpida.

—No sigas.— la paró sabiendo por donde iba.

Una vez casi todos terminaron de comer el viejo barbudo tomo la palabra:

—Bueno, ahora que estamos digiriendo otro magnífico banquete, os pido un instante de atención para los habituales avisos de principio de curso — anunció Dumbledore.— Los de primer año deben saber que los alumnos tienen prohibido entrar en los bosques de los terrenos del castillo, y algunos de nuestros antiguos alumnos también deberían recordarlo—Algunos rieron por lo bajo en la mesa de los leones.—El señor Filch, el conserje, me ha pedido, y según dice ya van cuatrocientas sesenta y dos veces, que os recuerde a todos que no está permitido hacer magia en los pasillos entre clase y clase, así como unas cuantas cosas más que podéis revisar en la larga lista que hay colgada en la puerta de su despacho.

  »Este año hay dos cambios en el profesorado. Estamos muy contentos de dar la bienvenida a la profesora Grubbly-Plank, que se encargará de las clases de Cuidado de Criaturas Mágicas; también nos complace enormemente presentaros a la profesora Umbridge, la nueva responsable de Defensa Contra las Artes Oscuras.

Hubo un educado pero no muy entusiasta aplauso. Harper no se molestó en mover las manos al igual que Toby, en apoyo a su amiga.

  —Las pruebas para los equipos de quidditch de cada casa tendrán lugar en...

Se interrumpió e interrogó con la mirada a la profesora Umbridge. Como no era mucho más alta de pie que sentada, se produjo un momento de confusión ya que nadie entendía por qué Dumbledore había dejado de hablar; pero entonces la profesora Umbridge se aclaró la garganta.

«Ejem, ejem»

Y los alumnos se dieron cuenta de que se había levantado y de que pretendía pronunciar un discurso.
Dumbledore sólo vaciló unos segundos; luego se sentó con elegancia y miró con interés a la profesora Umbridge, como si lo que más deseara fuera oírla hablar.

Otros miembros del profesorado no fueron tan hábiles disimulando su sorpresa. Las cejas de la profesora Sprout habían subido hasta la raíz de su airosa melena, y la profesora McGonagall tenía la boca más delgada que nunca. Era la primera vez que un profesor nuevo interrumpía a Dumbledore. Muchos alumnos sonrieron; era evidente que aquella mujer no tenía ni idea de cómo funcionaban las cosas en Hogwarts.

—Gracias, señor director —Empezó la profesora Umbridge con una sonrisa tonta.— Por esas amables palabras de bienvenida.

Tenía una voz muy chillona y entrecortada, de niña pequeña, y una vez más Harper sintió hacia ella una aversión que no podía explicarse; lo único que sabía era que todo en ella le resultaba repugnante, desde su estúpida voz hasta su esponjosa chaqueta de punto de color rosa. La profesora Umbridge volvió a carraspear «Ejem, ejem» y continuó su discurso.

  —¡Bueno, en primer lugar quiero decir que me alegro de haber vuelto a Hogwarts! -Sonrió, enseñando unos dientes muy puntiagudos.— ¡Y de ver tantas caritas felices que me miran!

Harper echó un vistazo a su alrededor. Ninguna de las caras que vio tenía el aspecto de sentirse feliz. Más bien al contrario, todas parecían muy sorprendidas de que se dirigieran a ellas como si tuvieran cinco años.

—¡Estoy impaciente por conoceros a todos y estoy segura de que seremos muy buenos amigos!

Al oír aquello, los alumnos se miraron unos a otros; algunos ya no podían contener una sonrisa burlona.

La profesora Umbridge se aclaró la garganta una vez más «Ejem, ejem», pero cuando habló de nuevo su voz ya no sonaba tan entrecortada como antes. Sonaba mucho más seria, y ahora sus palabras tenían un tono monótono, como si se las hubiera aprendido de memoria.

—El Ministerio de la Magia siempre ha considerado de vital importancia la educación de los jóvenes magos y de las jóvenes brujas. Los excepcionales dones con los que nacisteis podrían quedar reducidos a nada si no se cultivaran y desarrollaran mediante una cuidadosa instrucción. Las ancestrales habilidades de la comunidad mágica deben ser transmitidas de generación en generación para que no se pierdan para siempre. El tesoro escondido del saber mágico acumulado por nuestros antepasados debe ser conservado, reabastecido y pulido por aquellos que han sido llamados a la noble profesión de la docencia.

Harper escuchó al igual que todos sus compañeros de casa todo el discurso, a diferencia de los de las otras casas que se podía ver cómo a mitad de este se iban durmiendo. Llegando a una sola conclusión.

—¿Piensas lo mismo que yo no?—Le sorprendió que se lo preguntara Toby.

—¿El ministerio se está metiendo en Hogwarts?

Él asintió, como si estuviera feliz que alguien pensara como El. Apartó el libro que tenía en las manos y marcó la hoja, Harper no pudo perder la oportunidad para decirle.

—Te recomiendo el capítulo 26 y 27, ya lo he leído. —Le dijo sonriendo para pararse.

Toby solo pudo devolverle la sonrisa para copiar su acción , los dos eran prefectos, tenían que guiar a los de primero y así hicieron.

–¡Primero! ¡Con nosotros!
































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@RossieSFF

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