Guardianes de Mitos

Por EdgarCharlie07

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A una década para el siglo veintidós la humanidad estaba dividida en dos clases: los Naturales; personas comu... Más

00. Prólogo
01. Bienvenidos al museo
03. El último descendiente
04. Una fría limpieza
05. Matar dos pájaros
06. Una cuestionable reunión
07. Equipo de novatos
08. Entrenar sin prisa
09. Comienzan las clases
10. Tratar de adaptarse
11. Los rangos PSI
12. Jugar a interrogar
13. Centro de atención
14. Obligación contra voluntad
15. Preparación y persecución
16. Un demonio bufón

02. El cóndor ígneo

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Por EdgarCharlie07

Después de darles esa explicación; Max y Marisol aún se mostraban tensos, el joven guía al percatarse, se acerca a ellos para dar una sugerencia.

—Me preguntaba si, ¿quisieran acompañarme a un último recorrido, antes de que lleguen los maestros? Será interesante se los prometo.

Convencidos de su actitud servicial, acompañaron a Elías, ya estaban por subir en las escaleras y Max, vio a su amiga y se comunicó telepáticamente con ella.

«Este parece un buen lugar ¿no lo crees Marisol? No creo que los terroristas nos atrapen por aquí, ya estamos muy lejos».

Pero Marisol tenía la mirada pérdida, algo le incomodaba.

«¿Se puede saber que te pasa? O ¿no te convence este sitio?».

«No Max, no es eso. Siento que olvido algo y por más que trato, no me acuerdo si es algo de aquí o sobre nuestras familias».

Ya estaban pisando el balcón que conecta con el mural del centro y es ahí que Marisol se adelanta a unos pasos para hablar con Elías.

—Oye, es cierto, no nos hablaste sobre la tercera imagen, ¡esta! —levantó su mano derecha y con su dedo índice, apuntó al mural central.

—Ah, esa —lo dijo con un tono desinteresado—. Es Viracocha, Dios primordial de la civilización andina, un poderoso héroe que paraba en peregrinaje, incluso en las ruinas de Tiahuanaco donde le guardaban culto, existen unas escrituras cuneiformes tallados en cerámicas con forma de vasijas o vasos de tierra.

—¿Escrituras cuneiformes? E-eso no lo sabía... eso quiere decir.

—Así es Marisol, quiere decir que este Dios; tiene orígenes en la lejana Mesopotamia.

Después de esa explicación, siguieron subiendo ahora por las escaleras que iban por el tercer piso, cuando Marisol se puso a un lado de Max, este siguió usando su telepatía.

«Que pregunta más rara has hecho, ¿de verdad no lo sabías?».

«¡Claro que sí, tonto! Pero ya te dije que algo me inquieta y creí que con hacer esa pregunta volvería a recordar ese 'algo' cuando empezamos el recorrido».

«Pues no eres la única, solo relájate que posiblemente lo recuerdes después».

No le quedó de otra que acceder y los tres se fueron a pisos superiores.

Con la sala ahora abandonada, los pasos que antes se escuchaban de manera apresurada; volvieron a sonar, pero en el pasadizo del lado izquierdo y en modo lento. Se podía notar una oscura silueta masculina salir de ella, era una persona de alta estatura y su cabello era completamente blanco.

Aún no se podía visualizar su rostro, ya que se mantenía oculto mirando cautelosamente las cámaras de vigilancia deteniéndose bajo una sombra, esa persona hace una sonrisa y saca una máscara rojiza, de ahí cubrió su cuerpo con unas largas telas negras. El misterioso sujeto saco un pequeño audífono, lo acercó a su mascara que era una imagen demoníaca de Supay; dios del inframundo inca. Y con un visible vapor que salía de esa boca colmilluda, se propuso a hablar.

—Los dos objetivos están aquí, preparen todo su arsenal si es posible —lo que se escuchó de ese enmascarado fue una voz gutural, algo que parecía provenir del mismísimo averno o de una pesadilla—. Repito: los dos objetivos están aquí, espero que cumplan su parte.

De sus ropas oscuras, cubrió su cabeza con una capucha y cuando caminaba lentamente en la sala, miro el mural del Dios Viracocha esperando a que alguien le responda.

Ya que afuera, en el bosque que rodeaba el museo, había más de un alma que merodeaba el lugar como si fueran depredadores esperando su presa. Ocultos entre los árboles mientras caía la noche, varias de estas personas uniformados de negro, usaban gorras y gafas del mismo color equipados con rifles, navajas en sus botas y pistolas en sus cinturones, eran los renombrados terroristas.

A pasos acelerados, la cantidad de esos hombres armados aumentaba y el que lidera ese escuadrón estaba detrás de todos ellos, la persona que tenía mirada asesina llevaba las mismas ropas, pero la diferencia es que tenía una boina de color rojo y una barba, en su mano derecha poseía un pequeño audífono y con el cigarro en la boca, se lo quita para responder a su contacto.

—Ya hasta rodeamos el maldito lugar, si no sales de ahí, mis hombres también te dispararán y no me haré responsable.

—Que genio el tuyo —se quejó el enmascarado—. Solo me falta buscar algo y de ahí, te daré la señal para que entren... será un gran ruido.

Se corta la comunicación y el enmascarado se pasea por el vestíbulo mirando a cada rincón hasta posicionar su vista nuevamente al mural de Viracocha.

«Creo que es bastante obvio donde lo ocultan».

Al sacar esa conclusión dentro de sus pensamientos, el enmascarado caminó lentamente dirigiéndose al retrato del Dios andino.

Mientras tanto, Elías, Max y Marisol; ya estaban en la azotea. Los dos invitados se preguntaban dónde estaría lo interesante en un lugar tan vacío.

—Acerquémonos un poco al balcón, ahí estará lo prometido. —cuando dijo eso, Elías activa su pulsera y sale un reloj holográfico que estaba a punto de dar las seis de la tarde en cuestión de segundos—. Tengan su mirada fija en la ciudadela, no se despeguen de ella en; tres, dos, y... ¡ahora!

Lo que vieron fue un gran espectáculo de luces que se encendieron en perfecta sincronía, la capital se iluminó al instante y el paisaje quedó como un escenario de fantasía ante los ojos de Max y Marisol.

«Conseguí que se relajaran un poco. Bien, le escribiré a Luna que... ¡ah cierto!»

Mientras hablaba en su mente, Elías hizo un texto rápido escribiendo en la pantalla holográfica de su pulsera y hace el envío. Después saca sus lápices de colores del cuaderno para prestarle a ambos y dice:

—Quiero su opinión, estuve dibujando este paisaje en el día y al final me quedé dormido.

Max toma el cuaderno de dibujos y lo ve con su compañera, lo que estaba ahí plasmado era un boceto de la ciudadela de Cusco bien detallada.

—De verdad dibujas horrible —dijo Max, con una ceja elevada y ligera sonrisa.

—¡Malvado! Elías, no le hagas caso, a mí me gusta y dibujas muy bien.

—Ja, ja, ja. Gracias Marisol y no te preocupes, creo que conseguí que ustedes se relajaran un poco, ya que cuando los vi parecían algo estresados.

Max y Marisol se quedaron callados, no querían decirle que ambos estaban en una persecución organizada por los terroristas. Marisol quería decir algo, pero.

—Es que el viaje ha sido muy pesado —hablo Max—. Es cierto, hace poco vi en la entrada una imagen de un cóndor con cuatro alas, ¿qué significa? Ya que no tengo conocimiento de ese animal mitológico.

En ese momento Elías, se dio cuenta que Max sacó un tema diferente para que pueda cubrir lo que iba a decir Marisol. Sin objetar botó un suspiro y responde:

—Tengo muy poca información de ese cóndor, aunque solo sé de una pequeña historia que me contó papá hace años, se llamaba: el legado de los tres dioses.

Max y Marisol se quedaron atentos y dijeron al unísono: "¿Cuál es ese legado?".

—El cristal carmesí, se dice que el cóndor tetra alado legó el poder del fuego curativo a tres guerreros, estos fueron: Ometéotl, Hunab Ku y Viracocha.

Muy interesados, Max y Marisol rodearon a Elías, este con entusiasmo dijo que ese cóndor mitológico era un guardián que viajaba por el cosmos y el cristal de fuego fue un regalo para los tres valientes jóvenes que solo querían salvar sus tribus de una plaga mortal. Años después, ellos fueron ascendidos a líderes.

—Debido a eso, mis padres pusieron el nombre 'Nina Kuntur' al museo, que en idioma quechua esas dos palabras significan: fuego y cóndor, en honor a ese guardián y al cristal de fuego —la conversación siguió estando tranquila, mientras disfrutaban del paisaje ensoñador.

Cambiando de escenario hacia la misma ciudadela; Luna y Solimán, estaban caminando en una calle ya poco transitada de personas, la pelirroja se puso a estirar los brazos hacia arriba, ignorando que su pulsera emitía una luz azul que titilaba con demasiada frecuencia, y Solimán con una expresión muy exhausta, no tuvo de otra que advertirle a su hermana que tenía un mensaje.

—Luna, revisa tu pulsera, lo dejaste sin sonido.

¿Eh? ¡Oh vaya, gracias! De seguro es Elías, a ver cómo le fue —salió el texto en un cuadro holográfico y Luna lo leyó—.'Objetivo logrado, estaban algo tensos alprincipio, pero los dos nuevos estudiantes ya están bien'... ¡¿QUÉ?!

Solimán también se quedó sorprendido por el mensaje, tanto él como Luna se miraron preocupados entre sí y al mismo tiempo dijeron: "¡Deberían ser tres!".

Regresando de inmediato al museo, por el vestíbulo; el enmascarado estaba levitando a la altura de los tres murales, agita sus brazos hacia los extremos y las tres imágenes de las deidades caen al suelo, la pared donde estaba la del Dios Viracocha empieza a agrietarse, la ronca voz del encapuchado empieza a elevarse, como si estuviera conteniendo el grito. Las luces que alumbraban la sala estaban fallando, todos los objetos de la sala tiemblan ante el poder cinético que emanaba ese intruso, y al final, su voz gutural dio un gran aullido que llegó hasta la azotea espantando a los tres jóvenes.

—E-escucharon eso —dijo Elías, pero vio como su pulsera irradiaba una luz roja y salió un mensaje con letras del mismo color—. ¡Personal no registrado!

El enmascarado después de gritar se calmó, y al hacer un chasquido de dedos con su mano izquierda; la pared del centro explotó creando un enorme agujero donde una brillante luz carmesí alumbraba toda la sala.

Cuando se despejó el poco polvo que había, dentro de ese agujero, se veía un altar y encima un cristal en forma de prisma pentagonal que comenzó a vibrar.

—¡AAAARGH! —Elías gritó tocando el lado donde se ubicaba su corazón.

—¡Oye Elías! ¿Qué te pasa? —Max trato de sostenerlo, pero cuando voltea para ver a su amiga, esta tenía una cara espantada alejándose del balcón—. O-oye Marisol, ¿qué es lo que viste?

—Max —la chica cayó de rodillas y suelta una voz quebradiza—, tampoco estamos seguros aquí, los terroristas... están ahí afuera. ¡Nos han seguido!

La explosión que hizo el enmascarado era la señal para que los terroristas, con sus armas invadan el lugar, ya estaban por romper la puerta. Sin embargo, el de la máscara echó un último vistazo al luminoso cristal antes de huir.

«El plan, comienza ahora».

Pensó el encapuchado de negro, dio unas leves risas y como si fuera un espectro, se dirige por el lado izquierdo de la sala desapareciendo al mezclarse en la oscuridad de ese pasadizo que eligió como ruta de escape.

Max comenzó a abrazar a Marisol, sus rostros estaban llenos de enojo y fatiga, es ahí donde Elías pudo entender la causa de su estrés. Como ya podía respirar mejor debido al extraño dolor en su pecho, se levanta y les dice a ambos.

—Por favor esperen aquí si es posible —comenzó a flexionar sus brazos, y al ver que no estaban tranquilos, dijo—. No se pongan así, aunque no lo crean, ya estoy acostumbrado en sacar a esa clase de gente.

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Espero k la disfruten ☺️👌🏻✨🦋 Pag: 67/441