UNA CERVEZA Y ALGO MÁS (II)

Door JamesA_L

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Caro toda su vida ha luchado por ser escuchada y reconocida, la fotografía ha sido su vida desde muy pequeña... Meer

DEDICATORIA
SINOPSIS
EPÍGRAFE
BOOKTRAILER
PRIMER CAPÍTULO: LAS CHICAS MALAS PIDEN CERVEZA
CAPÍTULO DOS: TACONES
CAPÍTULO TRES: NO ME DISGUSTA
CAPÍTULO CUATRO: EL HUMO DE SUS LABIOS
CAPÍTULO CINCO: ¿POR QUÉ SE SIENTE TAN BIEN?
CAPÍTULO SEIS: ES UN COQUETO
CAPÍTULO SIETE: LA BELLEZA OCULTA
CAPÍTULO OCHO: SE APAGARON LOS FOCOS
CAPÍTULO NUEVE: ANDABA SOLA
CAPÍTULO DIEZ: NO ES AMOR
CAPÍTULO ONCE: QUIERO MÁS
CAPÍTULO DOCE: CUIDADO, MI CORAZÓN ESTÁ SIN LUZ
CAPÍTULO TRECE: ME TOPÉ CON TU SONRISA
CAPÍTULO CATORCE: NO TE VAYAS
CAPÍTULO QUINCE: NO HAY COMPROMISO
CAPÍTULO DIECISÉIS: LLAMÉ PARA VERTE
CAPÍTULO DIECISIETE: TE VEO AHÍ
CAPÍTULO DIECINUEVE: PERDÍ LA CUENTA
CAPÍTULO VEINTE: NADA DURA TODA LA VIDA
CAPÍTULO VEINTIUNO: BORRA MI NÚMERO DE CELULAR
CAPÍTULO VEINTIDOS: YO ME VOY CONTIGO
EPÍLOGO
AGRADECIMIENTOS.

CAPÍTULO DIECIOCHO: DESESPERADO POR ESTAR A TU LADO

714 104 33
Door JamesA_L

¿Cómo entenderte? Si yo contigo no he hablado,

Si ni siquiera sé cómo te llamas,

Ni siquiera sé cómo se siente tu boca sobre la mía.

—Ya te di tu beso de buenas noches —bromeó pasando sus labios por la nariz de ella, Caro cerró los ojos al sentir su cuerpo caliente. Renzo, él solo sacaba su lado vulnerable, ese que necesitaba protección.

—Ve con cuidado, Renzo —se despidió y tiró de ella cuando se estaba alejando, entrelazó sus dedos y besó sus labios, suave, lamiendo y luego bajó su boca hasta su cuello, dejando un beso ahí. La soltó y empezó a caminar hacia el carro, ignorando lo que aquel beso había causado en la chica.

Subió y sacudió su mano despidiéndose con una sonrisa en la boca, una que le gustó. Él no se fue hasta que ella no cerró la puerta y quedó segura, caminó hasta su habitación y se acostó, sintiendo la suavidad de su cama, después de eso; pudo dormir.

Ese viernes era demasiado especial, era la exposición de su idea con Luz, y luego sería aprobada y se lanzaría al mercado. Ese día se había levantado a las siete, peinado y maquillado, una bonita falda con una camisa blanca. Alondra ya tenía el cuadro listo, León la llevaría y Luz estaba más que nerviosa, pero sabía que saldría bien.

Ese día se decidió por tomar el tren, leer y ver las fotos, cada uno y se detuvo por más tiempo en las fotos de Lucio, la mirada picara que tenía, esa sonrisa que te decía que con él la vida sería una locura, pero era ese tipo de hombre que hacían sentir pena, luego tenían sexo y al otro día no eras nadie. No, no iba a complicarse por ningún hombre, ya en el pasado lo había hecho.

Cuando llegó pudo ver a Leo con dos cafés en mano, Luz con unas notables ojeras y Alondra con el cuadro cubierto, su cabello suelto y aquel vestido marcaba cada curva que enloquecía a su esposo, su mejor amiga le sonrió y cuando ella quiso ver el cuadro; negó, diciendo que era una sorpresa.

—Espero sea bueno chicas, estoy poniendo mi fe en ustedes —ambas asintieron y entraron al salón principal, llenaron la sala con las fotos que Caro había tomado y en el centro el cuadro, entraron los editores de la revista, y los mejores fotógrafos, todos tomaron asiento y esperaron que Luz hablara.

—Desde que la literatura erótica fue lanzado al mercado, desde que los hombres de piel perfecta y traje salieron; nos vendieron una imagen equivocado de la belleza del hombre, de lo que una mujer debe esperar —los tacones rojos de Luz sonaron, la joven sonrió señalando la primera fotografía donde Mario colocaba cada ladrillo blanco mientras Pablo hacia la mezcla, y un Lucio estaba recostado en el árbol, señalando. Su ceño fruncido, y marcando cada línea en su rostro, lo acabado que estaba—. Nos vendieron un hombre frío, de traje y de oficina, un símbolo que hasta ahora significa belleza, ¿no es así?

>>A todo color este mes dará un concepto diferente. ¿Qué piensan cuando hablan de belleza oculta? ¿Qué piensas tú, Caro, siendo una fotógrafa?

La pelirroja parpadeó y miró cada foto, se acercó con cautela a una en particular, una donde Lucio salía mirando a la cámara con seriedad, su rostro lleno de manchas a causa del sol, las patillas y algunas hebras grises. Ella sonrió y señaló la foto, todos dirigieron su mirada a ese lugar.

—Ojos, las líneas y manchas. Él —contestó con seguridad—. Un hombre común y corriente, un hombre sensual que ha sido descartado de los prototipos de belleza.

—Nuestro concepto este mes es; La belleza de cada persona radica desde la aceptación de cada línea, de cada marca y cicatriz que lo ha hecho superar. La belleza de una persona va desde las sonrisas torcidas, los ojos oscuros, la piel negra, desde las patillas que te muestran una vida larga en sus manos y un corazón que late por ser amado. Y con eso tenemos como inició el cuadro de la pintora Alondra R, que abrirá las puertas a Septiembre.

Alondra sonrió y lentamente quitó la sábana blanca dejando a la vista el cuadro, Caro se sorprendió al ver los colores que había utilizado, pero aún más lo que había capturado, una foto que ella no había tomado. Recuerda ese momento, ella estaba con la cámara y Lucio frente a ella, los brazos cruzado dejando la vista los tatuajes, riéndose; los ojos achinados por el sol, marcándose cada línea, atrás estaba Mario y Pablo, también riéndose a carcajada por un chiste malo que ella contó.

El color de su piel brillaba, Alondra había utilizado cinco colores para su piel, había hecho que las manchas en su piel fueran las primeras en llamar la atención pero no de una manera desagradable, al contrario; un deleite. Sus ojos apenas se veían, pero ahí estaban, con pequeñas manchas blancas donde ella creía verse reflejada, porque en ese momento Lucio la miraba.

Las líneas de su rostro tenían un color amarillo bajo mezclado con un rojo cadmio, Alondra sonrió y luego Luz mostró más fotos, muchas que ella había tomado sin siquiera darse cuenta o mejor dicho; sin tenerlo preparado. Admiró las de blanco y negro, cada una donde el blanco predominaba con fuerza o el negro, la edición de cada foto era tan perfecta que parecía un cuadro.

Ella dejó los brazos al ver la foto del centro, la que cubriría dos páginas completas donde Luz había continuado su escrito, pero ni siquiera la escuchó, ella miró la fotografía que había tomado. Donde Mario estaba inclinado, su cabello cayendo en su frente y él quitándose, los labios arrugados, la barriga mostrándose, aunque de pie casi no se notaba. Un Pablo con las manos manchadas, el rostro sudado y un Lucio serio, canclillas señalando donde debía colocarse cada ladrillo.

Pero fuera de eso, era lo que se reflejaba en aquellas fotos, que veía y sentía. Lo miró, y lo miró. Ese hombre era atractivo, lo sabía; pero no lo suficiente.

Salió de su ensoñación cuando alrededor empezaron aplaudir, Alondra se despidió inclinando su rostro mientras Marite se acercaba felicitándolas por su trabajo, por las fotografías y cada línea de Luz, aceptando así aquel mes. Era suyo y en poco tiempo estaría en manos de todos.

Sus ojos brillaron y Leo la abrazó con fuerza, riendo y diciendo que después de eso su nombre se escucharía con fuerza, porque ella era una gran fotógrafa, porque pertenecía a una de las revistas más famosas e importantes del país, y de ese mundo.

A las dos de la tarde salió, había quedado en aquel restaurante que estaba cerca del trabajo, León, Alondra, GianLuca y Baptisto estarían ahí, esperándola. Se dio prisa, sabiendo que los muchachos ya sabían las buenas nuevas, había escuchado a Luz llamarlos con que entusiasmo.

Avanzó con una sonrisa en los labios y los vio, los tres sonriendo mientras avanzaba, Lucio con un gorro negro cubriendo sus ojos, con una playera amarrilla y el chaleco que usaban ellos. Quiso pasar de largo pero Mario la vio, Pablo la felicitó y ella solo pudo decirles que era un trabajo en conjunto.

—Ustedes son las estrellas, muchachos —Caro sonrió y Lucio la observó, también la felicitó, cuando quiso avanzar, recalcando que iba tarde; él la detuvo.

—Salgamos, amor, celebremos —los ojos brillaron de él, una sonrisa curvó sus labios y ella casi se golpea por lo que eso ocasionó.

—Será después, mis amigos me esperan.

— ¿Qué pasa, cariño? ¿Estás molesta? —Lucio miró a sus amigos pero ellos estaban trabajando, Caro soltó el aire contenido y vio hacia el restaurante, dos cuadras y estaría libre de las garras de aquel hombre—. ¿Caro?

— ¿Qué pasó? Dímelo tú, te llamé y en la última sesión solo faltaste, interponiéndote en mi trabajo, cuando tú y yo firmamos un contrato —masculló la muchacha y cuando él se iba a disculpar, ella lo calló—. No, no voy a escucharte, Lucio. Estás aquí y no trabajando con otro grupo, supera tus traumas, amigo.

— ¡Caro! —Baptisto se acercó, demasiado serio para su gusto, estaba segura que al ver que se había retrasado, la había venido a buscar. Lucio lo miró con recelo, y Baptisto le devolvió la mirada—. Vamos nena, te estamos esperando.

—Caro, amor, hablemos.

— ¿Amor? —Baptisto sonrió con burla y eso a Lucio no le gustó. Caro envolvió su mano en el brazo del italiano, éste apretó los labios al ver que la chica lo alejaba—. Debes ganarte el poder para llamarla así, amigo.

— ¿Y tú lo has hecho? —Tanto Mario como Pablo se acercaron colocándose atrás de Lucio, conociendo como era su amigo—. Dejar de mear alrededor de ella como si fuera tuya, Caro no es un objeto.

Aquello hizo enfurecer al italiano pero Caro se interpuso.

—Muchachos, los veré después. Vamos, Baptisto —el italiano miró al hombre pero Caro tiró de él, alejándolo de ahí, pero todo el camino lo escuchó quejarse, y luego su celular sonar.

Lucio 4:20 pm

Vamos hablar, amor. Esto no ha terminado.

Aquí terminamos el maratón, espero les haya gustado.

Besos y abrazos. 

 

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historia por diversión algunos +18 solo es para divertir Hago pedidos bye❤️