Parpadee un par de veces para ver si lo que estaba al frente mío no era una visión, aunque a mi madre le gustará estar el mayor tiempo posible con nosotros era prácticamente imposible que mi padre la haya dejado venir después de lo que paso con su destitución del consejo escolar.
Sería contraproducente que alguno de ellos se presentara por el simple hecho de ver las sonrisas en los rostros de los traidores a la sangre.
— ¿Por qué esas caras? — hablo Narcissa Malfoy, con ese porte tan elegante.
— Pues, pensábamos que no vendrían a recogernos — hablo esta vez mi hermano.
— Ohh, lo dices por lo que paso... — mi madre no continúo hablando porque al parecer algo detrás de nosotros la distrajo después de que levantara la vista, antes de que pudiéramos articular palabras, mi madre nos tomó de las manos.
— Hablaremos en la casa — pronto sentí el tirón en el estómago, al abrir los ojos ya estábamos en el recibidor de la mansión Malfoy.
Mamá nos soltó las manos para inmediatamente apachurrarnos entre sus brazos.
—Ma... ma...no respiramos — intentamos hablar y como hacíamos muchas veces lo hicimos a la vez.
Mi madre nos soltó a regañadientes, pero después se puso a vernos de pies a cabeza.
— Han crecido, los extrañe tanto en Navidad — yo también la había extrañado.
— Y nosotros a ti mamá — Draco parece un niño arrogante, pero quiere demasiado a mamá por lo que estaba diciendo la verdad.
En sus ojos podía reflejar la felicidad de ver a nuestra madre, tuve que controlarme para no ver en lo que estaba pensando, a veces me salía como algo normal; sin embargo, ya no quería invadir su privacidad de esa manera.
Aunque si es que lo llego a considerar necesario, es muy probable que lo haga, conociendo a mi hermano tarde o temprano tendré que hacerlo.
— Sino hubiera sido por su padre, la hubiéramos pasado juntos — esta vez pude notar que en la mirada de mi madre había un resquicio de molestia.
— ¿Mamá, por qué viniste por nosotros, pensamos que no lo harías?, nos sorprendió — hable esta vez yo — No me lo tomes a mal, me encanta que vengas por nosotros, solo que de acuerdo a la última carta de papá, se hacia muy evidente que no vendrían —.
— Tienes razón, pero después de que nos quedáramos sin Dobby, su padre y yo consideramos que era mejor que alguno de nosotros vaya por ustedes — agache la cabeza, con esa frase de mamá choque con la realidad de que Dobby ya no estaría con nosotros, extrañaría a ese elfo.
Sabía que estaría mejor en Hogwarts, pero eso no evitaba el hecho de que lo extrañaría. Draco miro a mi madre con la clara intención de hablar, pero esta lo cortó.
— Se lo que me dirás hijo, tenemos más elfos, pero no era seguro mandar a alguno de ellos por ustedes, no cuando ninguno de ellos lo había echo antes — ese punto era comprensible, siempre estuvimos con Dobby, prácticamente fue el encargado de ver por nosotros cuando nuestros padres debían salir.
El día paso relativamente tranquilo, cenamos juntos los tres, si los tres porque mi padre no daba señales de aparecer en algún momento cercano, ni Draco ni yo fuimos capaces de preguntar por él, por dentro sabíamos que en el momento en que mi padre apareciera, llegaría la hora de su castigo ejemplar.
Comprendíamos que después de que lo retiraran del consejo escolar, sus ánimos estarían aún peor.
Ya entrada la noche, no conseguía pegar el ojo, el breve momento en el que lo hice vi al grim, todo mago sabía que ese era un mal presagio.
Me levanté desesperada y solo pude atinar a caminar hacia la habitación de mi hermano, ni siquiera tuve que encender mi varita para ver el camino, porque me lo sabía de memoria.
Abrí la puerta intentando hacer el menor ruido posible, avance hacia la cama de Draco donde solo se podía ver un bulto, la cama era lo suficientemente grande como para que mi hermano se viera pequeño en ella.
Al llegar hacia el lado donde Draco estaba echado, comencé a moverlo.
— Lu, despierta, Lu — hable mientras lo movía con mi mano, pero mi hermano solía tener el sueño pesado, por lo que no hizo el menor atisbo de movimiento.
— Lu — intente otra vez, sin obtener resultado — Draco Lucius Malfoy — esta vez me acerque a su oído y eleve solo un poco mi tono de voz, bueno quizás no solo un poco, pero no fue lo suficientemente alto como para despertar a mis padres.
Cualquiera pensaría que mi hermano se levantaría asustado, sin embargo, solo abrió los ojos y con su mano toco mi cabeza y mi cara.
— Sel, ¿Eres tú? — realmente quien más podría estar en su habitación a mitad de la madrugada.
— No, soy el monstruo de la cámara de los secretos y si no me haces un espacio en tu cama, te petrifico — mi hermano volvió a tocarme y hablo.
— Muy graciosa Selene, eres fea pero no te pareces al monstruo — sabía que esta vez lo hacía para fastidiarme.
— Bueno es que después de que pusieras en duda mi presencia aquí, pensé que tu única neurona seguía durmiendo o sencillamente ya abandono el barco — mi hermano levanto el brazo para empujarme, pero al no verme no consiguió darme.
— ¿Qué haces aquí?, no parece haber amanecido aún —.
— Y no lo ha hecho, no podía dormir y quería saber si podía dormir contigo — mi hermano en respuesta se hizo hacia el otro lado de la cama, para momentos después regresar al sitio en el que lo encontré.
— No entiendo, ¿Puedo o no? — Draco solía ser muy raro algunas veces, bueno en realidad era raro la mayor parte del tiempo.
— Si puedes, pero échate al otro lado, este es mi lado — esto era más raro aún, conocía a mi hermano y sabía que tenía un lado.
— ¿Desde cuando tienes un lado? — pregunte con el tono de incredulidad impreso en la frase.
— Desde que Blaise, ronca y habla dormido, es por eso que me muevo hacía este lado al dormir, supongo que ya me... acostumbre — esta vez pude notar como mi hermano bostezaba en señal de que en cualquier momento se volvería a quedar dormido.
Sin decir nada más, avance hacia el otro lado de la cama y me acosté, me pegue a mi hermano por que seguía recordando los ojos del grim en mi mente, Draco al notarlo, me abrazo y comenzó a acariciar mi cabeza para que pudiera dormir.
No sé en qué momento me quedé dormida, pero abrí los ojos cuando oí a mi madre.
— Pueden haber crecido, pero siguen siendo mis bebes — la mire, pero esta parecía estar absorta en sus pensamientos porque no se fijó en ese detalle.
— Buenos días madre — la voz de mi hermano rompió la ensoñación en la que estaba mi madre, pude darme cuenta porque parpadeó y fijo sus ojos en nosotros.
— Venía a despertarlos, pasé primero por tu habitación Sel, pero al no encontrarte supuse que estarías con tu hermano — al terminar la frase nos dirigió una sonrisa.
— Los espero abajo, para desayunar — ambos asentimos y vimos desaparecer a nuestra madre por la puerta de la habitación.
Me levanté de la cama para poder dirigirme hacia mi habitación para poder cambiarme, no sin antes darle un beso en la mejilla a mi hermano como agradecimiento, quien como respuesta me despeino aún más el cabello, si eso era posible.
Tan luego terminé de cambiarme, me dirigí a la puerta de mi habitación, al salir me di cuenta que mi hermano estaba saliendo por la suya.
Justo a eso me refería en el tren, supuestamente yo debía demorar más por el simple hecho de ser mujer, pero a mi hermano le tomaba tiempo peinarse, bueno para ser sincera no creo que sea muy fácil engominarse todo el cabello y colocarlo hacia atrás.
Ambos caminamos del brazo como solíamos hacer, bajando las gradas me decidí por preguntar.
— Lu, ¿Por qué tardas tanto al arreglarte?... no espera no me lo digas, supongo que se debe a tu peculiar forma de peinarte — le dije con una sonrisa — ¿Aún te queda tu moco de troll, o debemos ir a comprar más? —.
Draco me miró con una evidente molestia impresa en los ojos —Vamos, no me mires así, ¿no podrías simplemente peinarte de otra manera? — su mirada se suavizo un poco.
— Sel, sabes que padre me hace peinarme así desde hace años, no creo que sea prudente que me cambie el peinado cuando esta molesto por los últimos acontecimientos — esta vez estaba en lo cierto, mi padre no lo haría, pero era probable que mi madre si nos dejara hacerlo.
Quisimos seguir hablando, hasta que nos percatamos de que mi padre con un papel en la mano nos estaba esperando en la puerta del comedor.
— Hasta que se dignan a bajar — pude notar como salía la ira por cada uno de sus poros.
Lo que sea que tuviera escrito ese papel, lo hizo molestar más aún si eso era posible, se notaba por la forma en la que se encontraban sus manos y la clara tensión que estaba poniendo en su quijada.
Pasamos al comedor donde nos encontramos a mi madre sirviendo todo, si a mi madre, la gran Narcissa Malfoy estaba poniendo los platos, pude notar como Draco abría los ojos desmesuradamente.
Si bien mi madre nos enseñaba a hacer galletas, chocolates o cosas así, nunca había preparado todo el desayuno, internamente sabía que no era porque no quisiera sino porque mi padre no la dejaría.
Los cuatro nos sentamos a desayunar en un claro ambiente tenso, solo se oía el chocar de los cubiertos sobre los platos, nadie se dirigía la mirada, hasta que una voz rompió el silencio.
— Lu... — mi madre quiso romper el horrible silencio dirigiéndose a mi padre, pero fue interrumpida por el sonido estrepitoso que ocasiono el hecho de que mi padre perdiendo por completo los papeles, algo que no era muy usual en él, al menos no durante una comida, para él la educación era primordial.
El gran Lucius Malfoy había golpeado con fuerza la mesa, llevándose con él su vaso de jugo que se derramo sobre el mantel y parte de su plato, había arrojado su servilleta encima del plato y cada vez esta más rojo.
No se si fueron segundos o minutos en los que mi madre, Draco y yo nos quedamos estáticos viendo la situación que ocurría delante de nuestros ojos.
Mi madre hizo el amago de volver a hablar; sin embargo, de nuevo fue cortada por mi padre que empezó a hablar o más bien bramar.
— Ese maldito traidor a la sangre... maldita escoria, venir a insultar a un Malfoy — con cada frase su rostro se ponía más rojo.
— Lucius, ¿Qué sucede, nos estás asustando? — la voz de mi madre sonó calmada, parecía tantear el terreno, si bien había visto a mi padre molesto, su cara nunca se había puesto de ese color.
— Que sucede, no les vasto con echarme del consejo escolar y revisar la casa, sino que también ahora debo de ir a ver al ministro para arreglar esta situación— mi hermano y yo nos miramos interrogantes.
— Pero... — mi padre volvió a bramar sin dejar hablar a mi madre.
— Tendremos que hacer otra generosa donación a el ministerio, quizás tendremos que incluir a San Mungo en nuestra generosidad — hablo mi padre atropelladamente mientras se levantaba de la mesa y se dirigía apresuradamente hacia la puerta.
— Mamá... — hable, pero mi madre ya había salido detrás de mi padre, no entendía que había sucedido.
— Ni se te ocurra pararte Draco Lucius Malfoy — esta vez me dirigí a mi hermano quien tenía claras intenciones de salir huyendo.
— Yo... — balbuceo mi hermano — Tu... — le dije mientras lo miraba detenidamente.
— Es que... — al ver que mi hermano no era capaz de articular palabras coherentes, decidí ver sus pensamientos.
Cuando vi lo que estaba sucediendo mi enojo aumento a pasos agigantados, mi hermano me había ocultado información.
— ¿Cuándo pensabas decirme que habían venido a ver la casa? — hable intentando no parecer irritada pero falle en el intento.
— Tu... otra vez lo hiciste Selene, prometiste no hacerlo, al menos que se tratara de un emergencia — ohh, y según mi hermano esto no lo era.
— No me cambies el tema Draco, estoy muy molesta, también soy parte de esta familia, no se te paso por la cabeza que yo querría saberlo — con esta última frase la mirada de mi hermano cambió a una expresión de dolor.
— Lo se Sel, pero tu estabas mal, apenas empezabas a recuperarte, por lo que cuando llego la carta de papá, preferí no decirte nada, días después de que llegara la carta que sobre su expulsión del consejo escolar, me escribió para aclararme como había sido la situación y que averiguara como se habían podido enterar de la cámara que tenemos en el sótano — hablo mi hermano de manera rápida.
— Eso quiere decir que papá, no solo fue expulsado del consejo escolar, sino que esto solo era una consecuencia de que vinieron a la casa — mi hermano me miró asintiendo.
— Fue Weasley padre el que ordeno que se hiciera una nueva inspección a nuestra casa, pero aún no logro descifrar como es que se enteraron de la cámara, solo lo sabemos nosotros y con los únicos que hable eran Crabbe y Goyle, aunque cuando les pregunte no recordaban nada, no me sorprendí porque eso es algo habitual en ellos, nunca son capaces de retener información —esto era peor de lo que pensaba maldito Weasley, rata chismosa, quería decirle a mi hermano que era lo que había ocurrido.
Pero siento que esto ocasionaría problemas, mi hermano era conocedor de que Weasley menor y Potter no tenían la habilidad de hacer una poción multijugos, la única que podía hacerla era Hermione...