Odio Profundo |BL| ©

Від Mila_Darkness

5.7M 562K 731K

Dominik Evans es un joven introvertido, preso entre las paredes de su propio hogar. Maltratado por la persona... Більше

• Introducción
• Epígrafe
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Laguna Inestable

Capítulo 28

101K 10.1K 16.3K
Від Mila_Darkness

Quise evitar llorar, pero fue imposible. Mis ojos terminaron bastante hinchados gracias a ello, el vacío en el pecho se sentía aún peor. La única solución que podía hallarle era ir al único lugar que lograba relajarme y hacerme sentir a salvo: la habitación de Kara. Con todas sus rarezas, mangas tirados por doquier y siempre en un constante desorden, logra calmarme. Y aquí me encuentro, sentado en uno de los puffs de mi amiga que están frente a su televisor plasma. Hablamos a los gritos gracias al ruido fuerte del juego que opaca nuestras voces, quise que bajara el volumen pero se negó rotundamente diciendo que esto ''mejora la experiencia''. 

— ¡Ves! ¡Te dije que ese chico iba a traer problemas! — grita Kara golpeando con fuerza los botones de su mando, casi logrando ganarme la pelea. Mi personaje está por morir. 

— ¡Oye! — me quejo viendo cómo termina ganándome para luego soltar un suspiro de exasperación. 

— Eso fue intenso. — dice recostándose sobre su puff, cerrando los ojos con cansancio. 

— Parece que hubieses recorrido una maratón. — le digo algo divertido, ella responde con una pequeña risa.

— Créeme, esto es más agotador que una maratón. — responde sonriendo. 

— Lo dudo. — contesto negando con la cabeza, esta chica es un caso perdido. 

— Dominik, sabes que creo que Fred es un idiota insufrible... — comienza a hablar esta vez abriendo los  ojos para verme. 

— Sí, me ha quedado muy claro. — suelto aún con cierta diversión que fue poco a poco apagándose. 

— Pero también considero que deberían volver a hablarse. — dice encogiéndose de hombros, la miro más que sorprendido. — Hey, no me mires así, es sólo que de verdad te veías feliz siendo su amigo y hoy cuando llegaste estabas destruido por la pelea aunque no me lo dijeras. Se nota que eso te dolió, y si te dolió fue por algo. ¿No crees?

— Lo sé, Kara. — contesto en un susurro. — El problema es que después de lo que me dijo, y lo que yo le dije, no sé si esto tenga solución. Ni siquiera intentó escucharme, estaba muy ocupado juzgándome. 

— Yo no creo que te juzgara como tal, quizás sólo estaba triste por tu situación, aunque no fuese la verdadera. — responde pensativa. — Es más, yo estoy triste por tu situación aún sabiendo lo que en verdad ocurre. Todavía intento entender cómo carajos volviste a tener sexo con él, y no puedo hacerlo.

— Preferiría no seguir hablando de eso ahora, sigue siendo muy confuso para mí. — le digo sintiéndome mal por ocultarle a mi amiga cómo me siento. Obviamente no le mencioné nada acerca de lo bien que se sintió despertar con Aaron a mi lado, me va a matar. Eventualmente pienso decírselo, sólo que no ahora. Además es cierto que ni yo tengo claro lo que siento, quizás cuando sí lo sepa se lo diré. 

— Entiendo, Dominik. — contesta amablemente. — Igual lo de Fred sí debes considerarlo, creo que merece la pena que arreglen las cosas. Si te soy sincera creo que él está tan dolido porque... — titubea un poco. — Porque creo que está enamorado de ti. 

— Debes estar bromeando. — hablo casi soltando una risa, ella me mira seria. 

— ¡Ay, por favor! — grita indignada, haciéndome saltar del susto. — Es tan obviamente doloroso que me dan ganas de agitar ese cerebro tuyo para ver si funciona. — pasa una mano por su rostro, frustrada. — Dom, el tonto pelirrojo siempre intentó defenderte de Aaron como pudo, se puso muy mal de sólo pensar que Aaron podría golpearte y lo sabes. Siempre estaba preocupado por ti, incluso cuando no había motivos. 

— Kara, eso mismo hiciste tú. — respondo en un bufido. — Cualquier amigo se comportaría así.

— Puede que sea cierto, pero no cualquier amigo te mira como si quisiera comerte vivo. — suelta con una enorme sonrisa en el rostro. — Me extraña que con lo observador que eres no lo hayas notado antes, Fred siempre te miró con deseo. Supongo que estabas muy ocupado mirando a Aaron como para notarlo. — termina de decir, casi me atraganto con mi propia saliva. 

— ¡Por supuesto que no! — miento descaradamente, ella levanta una ceja. 

— Ajá, lo que digas. — vuelve a encogerse de hombros mientras sostiene el mando. — ¿Y si jugamos otra partida?

— Está bien. — contesto tomando el otro mando, listo para perder de nuevo. 


Bittersweet es una ciudad tranquila, tiene movimiento constante pero no es demasiado ruidosa, de todas las ciudades en las que he vivido esta es mi favorita. El camino de regreso a casa es solitario aunque agradable, dejándome disfrutar de la brisa fresca sobre mi rostro y el frío que comienza a hacerse más letal. Mis pensamientos son desordenados, todos tienen que ver con Kara y sus palabras que siempre terminan quedándose atascadas en mi mente. Ella es muy perspicaz, sería un error pasar por alto la conversación que tuvimos. Si bien yo también suelo ser perspicaz, quizás tenga razón en que estuve distraído este último tiempo. 

¿Realmente podría haber pasado por alto que Fred comenzaba a enamorarse de mí?

Me cuesta creer que él tenga esos sentimientos hacia mí debido a que no pasó tanto tiempo desde que nos conocimos, puede que me haya visto muchas veces en el instituto pero recién hace un mes y medio empezamos a hablarnos. Bueno, siento que me contradigo un poco ya que soy el tipo de persona que cree que no hay un tiempo correcto para amar a alguien, no es que deban pasar determinados meses para decir que en verdad estás enamorado. Entonces si lo miro por ese lado puede ser posible, además hemos hecho varias cosas juntos e incluso su familia me tiene cierta confianza ya. 

Fred conoce cosas de mí que no le he dicho a nadie excepto a Kara, y yo conozco cosas suyas que tampoco se las cuenta a nadie. Fuimos teniéndonos más confianza, a la vez que nos conocíamos mejor, no sería tan descabellado pensar que alguno de los dos podría terminar sintiendo algo por el otro. 

Si pienso en las tardes que pasamos juntos puedo recordar algunas actitudes extrañas, mierda. Nunca les presté atención, prácticamente pasaban desapercibidas, pero sí estaban allí. Sus miradas bobas, sus comentarios halagadores, esa manía que tenía de acariciar mis manos a veces...

Demonios, fui un completo ciego. 

¿Cómo pude ignorar todo eso?

Un nombre resuena en mi cabeza:

Aaron Miller.

El pensar constantemente en mi situación con él, la confusión, el no saber qué hacer, el miedo y la culpa. No podía pensar con claridad, y mis recuerdos bloqueados no estaban ayudando para nada, las pesadillas eran cada vez peores. Todo aquello me tenía fuera de la realidad, gracias a eso pasé detalles importantes por alto, como el hecho de que mi único amigo hombre comenzaba a enamorarse de mí. 

Genial, Aaron, siempre buscas nuevas formas de joderme. 

A estas alturas ni siquiera sé qué tan relevante es saber el posible enamoramiento de Fred, no cambia en nada el hecho de que dijo cosas hirientes y se comportó como un estúpido. Bien, quizás esté siendo rencoroso pero si él en verdad fuese mi amigo no me diría todas esas cosas. 

Tal vez sus sentimientos lo traicionaron, quizás en el fondo no quería tratarme así, pero de igual manera lo hizo. Sea como sea yo no pienso ir a hablarle nuevamente, considero que él debería hacerlo, sin contar que me debe una buena disculpa. 

Subo las escaleras sintiéndome enojado, necesito tomar un baño relajante o prepararme algún té porque sino voy a explotar. Nunca pensé que pelearse con un amigo sería tan estresante. Suelto un bufido inconscientemente mientras abro la puerta de mi casa, al entrar no escucho ningún grito por parte de mi padre así que asumo que por suerte no volvió todavía. Ojalá se fuese de viaje tan seguido, es un gran alivio saber que está lejos de mí y no podrá agredirme. Maldición, pensar en él sólo hace que me enoje más, no me gusta sentirme así. Respiro profundamente intentando tranquilizarme, camino hacia la cocina en busca de ese jodido té. 

— Llegas tarde. — la voz de Aaron inunda todo el lugar, me giro encontrándolo apoyado en el marco de la puerta, observándome. 

— No estoy de humor para esto. — digo tratando de controlarme lo mejor que puedo, lo último que me falta es tener una pelea con él. 

— Pero se ve que sí estás de humor para venir tarde. — contradice serio. Entrecierro los ojos conteniendo el insulto que quiere salir desesperadamente de mis labios.

— Voy a llegar a la hora que quiera. — le respondo con fingida tranquilidad, él se acerca a mí haciéndome retroceder hasta chocar con el mueble de la cocina. 

— ¿Dónde estabas? — pregunta en tono amenazante, su rostro a escasos centímetros del mío. 

Bien, a la mierda mi autocontrol. 

— No es de tu incumbencia, maldito imbécil. — suelto enfurecido, perdiendo la poca calma que me quedaba. — ¡Estoy harto de que intentes controlarme todo el tiempo! — grito apoyando mis manos en su pecho, apartándolo un poco. Él me mira sorprendido, sin entender mi reacción, lo cual logra enojarme más. — ¡¿Por qué no me haces un horario entonces?! ¡Vamos, así podrás decirme a qué hora salir y a qué hora volver! ¡Si quieres también puedes decirme cómo vestirme, qué debería comer, y cuándo ir al puto baño! ¡No, espera, quizás te sea más fácil encerrarme en un maldito sótano para saber qué hago todo el jodido tiempo!

Quería seguir gritándole pero sus labios me callaron por completo, veo que aprendió mis métodos de evitar discusiones. Aunque... ¿Por qué querría evitarlas cuando generalmente es él quien las provoca? Y ahora también es su estúpida culpa por venir a imponerme cosas como si fuese mi padre. 

— Para. — le digo rompiendo su beso, él suelta un quejido en desaprobación. 

— No quiero discutir. — dice con voz sincera, aún muy cerca de mí. Lo único que puedo hacer es mirarlo incrédulo.

— Si no quisieras discutir no me tratarías como si fuese tu jodido títere. — escupo mordaz, todavía muy enojado.

— No era mi intención, sólo estaba preocupado porque ya es tarde. — responde apartando la vista, casi... ¿avergonzado?

 ¿Qué demonios está pasando aquí?

— ¿Qué hora es? — pregunto desconcertado.

— Las dos de la mañana. — responde simplemente, haciéndome atragantar con mi propia saliva.

— ¿El qué? — mi voz sale en un susurro, sin poder creer que sea de madrugada. Busco enseguida mi celular en el bolsillo de mi jean, luego lo agarro y desbloqueo la pantalla encontrándome con que son las dos y quince de la mañana. — Maldición. 

— Sí, ''maldición''. — dice en tono divertido, alejándose de mí. — ¿Estabas divirtiéndote tanto que no controlaste la hora?

— Estaba jugando videojuegos con Kara. — digo pensativo, analizando cómo es que jamás me di cuenta de la hora. Supongo que no medí el tiempo, también es cierto que estaba divirtiéndome bastante con mi amiga. Es una locura, no suelo llegar tan tarde a casa y menos un día de semana, debo levantarme temprano.

— ¿Y esa bolsa negra? — pregunta inquisitivo. 

Mierda.

Se supone que debo dársela pero si lo hago se dará cuenta que Fred me la dio, y si se llega a enterar que fui a su casa se va a enfurecer. ¿Si le digo que me la dio en el instituto? Eso podría funcionar... Uhm, no estoy seguro, puede que me haya visto por los pasillos y habrá notado que no traía ninguna bolsa, no puedo arriesgarme. El ver que me mira expectante sólo me pone más nervioso, tengo que decir algo ahora. 

— Es basura. — suelto lo primero que se me viene a la mente, él no parece nada convencido. 

— Te ves sospechoso. — dice en voz baja, poniéndome todavía más nervioso. — Es extraño que llegues a esta hora, además de que tienes una bolsa en la que definitivamente tratas de ocultar algo. — vuelve a caminar hacia mí. — ¿Mataste a alguien? — pregunta divertido. 

Ojalá fuese eso. 

Bueno, en realidad eso sería horrible, pero sí mucho más fácil de explicar. Debí decirle la verdad desde un principio, ahora ya no puedo retractarme porque se dará cuenta de mi mentira y pensará lo peor, soy idiota. Debo hacer lo que cualquier persona coherente haría en mi situación: correr. 

Rodeo a Aaron rápidamente y empiezo a correr como si no hubiese un mañana, sin saber bien a dónde me dirijo. Subo las escaleras hacia el segundo piso escuchando los pasos apresurados del rubio que me sigue, casi alcanzándome. Mi corazón late demasiado rápido, siento que estoy siendo perseguido por una maldita bestia. 

— ¡Dominik! — grita furioso, sin detenerse. — ¡¿Cuál es tu maldito problema?! ¡Ven aquí ahora mismo!

Lo ignoro rotundamente mientras continúo corriendo, a los pocos segundos veo nuestra habitación y me meto. Mis manos están temblando, trato de cerrar la puerta pero el brazo de Aaron se pone en el medio impidiéndome hacerlo. Huyo hasta el ventanal de la habitación cuando veo que él entra, cerrando la puerta de un fuerte golpe. No tarda nada en alcanzarme,  retrocedo todo lo que puedo sintiendo mi espalda pegarse en el frío vidrio. Su respiración está agitada al igual que la mía, sus puños están apretados. En un movimiento brusco me arrebata la bolsa de las manos, ni siquiera me atrevo a intentar quitársela. Su semblante se oscurece por completo al abrirla y sacar su ropa de ella, la cual mira con asco. 

— ¿Qué mierda significa esto? — pregunta entre dientes, sin mirarme. Tira todo al suelo con mucha fuerza, lleno de ira. — Ahora entiendo por qué llegaste a las dos de la mañana, estabas con él. 

— No es así. — digo en un susurro, cabizbajo. 

Suelto un grito al sentir una de sus manos tomándome de la remera, con la otra me toma de la barbilla y la hace a un lado, dejando todo mi cuello expuesto. 

— ¡Ese hijo de puta te hizo esto, te tocó! — grita pasando sus dedos por toda la zona, con tanta delicadeza que me inquieta. 

— ¿De qué hablas? — pregunto inseguro. 

— Las marcas de tu cuello. — dice cortante, moviendo mi rostro para que pudiese ver el suyo. Sí está furioso, sólo que no parece estar furioso conmigo. No entiendo nada. 

— Aaron, las marcas de mi cuello me las hiciste tú anoche. — le digo suavemente, él se me queda mirando hasta que parece recordar algo. 

— Es verdad, lo había olvidado. — contesta soltando mi remera. — De todas formas eso no responde nada de lo que sea que está pasando. ¿Por qué demonios me mentiste? 

— Por esto mismo, porque te alteras mucho y... — me detengo sin saber cómo continuar.

— Y tienes miedo de que te golpee. — suspira cansado.

— Yo sólo no sabía cómo ibas a reaccionar, por eso preferí mentirte. — le contesto cruzando mis brazos. — En realidad únicamente fui a la casa de Fred para hablar las cosas, todo terminó bastante mal de hecho. Luego sí fui a la casa de mi amiga, y sí se me hizo tarde jugando videojuegos. 

— ¿Fuiste a su casa? — pregunta irritado. — Te dije que no te acercaras a él, pensé que te quedó claro. 

— Y yo te dije que iba a hacer lo que quisiera, pensé que te quedó claro. — respondo desafiante, aunque el cansancio también se oye en mi voz.

— ¿Hiciste algo con él? No me mientas. — dice sin apartar sus ojos de los míos.

— ¿Debo repetirlo de nuevo? — pregunto molesto. — Aaron, no estuve con Fred en ese sentido ni lo voy a estar. 

— No te creo. — escupe con su mirada desconfiada. — Ayer parecías disfrutar cuando te besaba, y no te apartaste de él hasta que yo los separé. Si crees que soy estúpido estás muy equivocado, sé que te atrae. 

— Tus celos cada día empeoran más. — contesto mirándolo exasperado.

— ¡No son celos! — grita casi sobre mis labios, estremeciéndome. 

— ¿Entonces qué son? — suelto en un susurro mientras mi vista se ve atrapada por esos hermosos labios.

¿Por qué tenerlo tan cerca me dan ganas de besarlo?

¡Basta! Ahora lo último que necesito es dejarme llevar por impulsos hormonales idiotas.

— No son nada, simplemente te quiero lejos de él. — responde acercándose a mi oído. — Y si no te alejas, tendré que obligarte a hacerlo. — susurra haciéndome jadear. 

— ¿Es una amenaza? — pregunto cuando logro recuperar mi voz. 

— Es una advertencia. — contesta lamiendo el lóbulo de mi oreja. 




Продовжити читання

Вам також сподобається

144K 8.5K 31
Hermione, Ginny y Luna cursan su séptimo año después de la guerra en Hogwarts. Cuando Draco y Hermione se topan en un lugar en el que ninguno de los...
89.7K 5.9K 61
Tenía una vida normal. Creía que las historias de dioses solo formaban parte de la mitología y no eran reales. Solo me dedicaba a seguir con el legad...
3.2K 175 7
Daniel no sabía el roadtrip de emociones que iba a vivir en su último año de carrera. Soplando las velas de su vigésimo primer cumpleaños deseó tener...
207K 5K 11
Han pasado casi diez años desde la última vez que Sebastián y Alexander volvieron a estar juntos. Sin embargo, el sentimiento que los unió en el pasa...