No hay días buenos. No hay días malos.
Solo hay días, que aparentan ser buenos o malos.
No soy yo, ni tampoco eres tú. Somos nosotros.
No hay día en el que no suelte un suspiro, ni siquiera, hay días en donde me sienta vivo.
Tal vez el mínimo silencio, es mi único acompañante.
Tal vez soy un extraño, fingiendo ser distante.
Tal vez me siento loco, mientras sueño con ser demente.
Tal vez es un delirio, el creer que nadie me quiere.
No estoy vivo.
Realmente solo estoy muerto.
No tengo amigos.
Realmente estoy solo hace tiempo.
No tengo suspiros.
Al parecer el último se lo llevó el viento.
No estoy tranquilo.
Al parecer se me olvidó con el fuego.
Soy incandescente, siempre, siguiendo la corriente, aunque lentamente, se contamina mi mente.
No estoy distante, solo estoy demente.
Noches sin suspiros, en amargo final, estoy mal y quiero por siempre escapar. Tal vez no sea la verdad, pero, prefiero morir en la fatalidad.
Vivir es simple, simplemente una mortalidad. Estar atrapado en un sueño infinito, es simple, pero inaudito...
Me gustaría poder rescatar el pasado, pero, me pesa demasiado. Sé muchas cosas, tantas que podría llegar a escribir mil historias, pero, aún así estoy aquí. Estoy aquí, dejando salir el último suspiro para ti.
No soy nada.
No existo y tampoco pienso.
No tengo ganas de hablar.
No creo poder vivir en paz.
No puedo matar y mucho menos amar.
Son tantos los "no", en este mundo de mierda, que ver un pequeño "si", ilumina la cara de cualquiera.
No lo sé, pero, si lo sé.
Soy un extracto del mundo desconocido.
Soy un pequeño fragmento de suspiro.
Soy un tonto que piensa en amor.
Soy un niño que solo quiere dolor.
¿Cuál es mi real motivación?
Me pregunto, mientras en las noches una gota de sangre recorre mi mente. Es imperfecto, el silencio entre los dos cuartos que cubren mi espalda. Es como si una espada, atravesara lentamente el cuero de mi alma. Como si un relámpago cayera, dentro de las entrañas de mi corazón. Si tuviera el poder de darte todo, te amaría como arte y te recibiría como un tesoro. Tal vez es mi recuerdo el inexistente. Tal vez soy yo el que miente. Tal vez son la tórtolas del bosque, las que buscan en el fondo, del ataúd abandonado, que aún resguarda el guardián del proclamado infierno. Tal vez soy incoherente y eso lo siento. Tal vez soy distante, queriendo estar lejos, porque temo llegar a amarte y no estar repleto. Tal vez no soy lo suficiente, para compartir mis suspiros. Tal vez soy ineficiente al decir que muero siendo pobre, porque, temo a la muerte sin sentir ni estar conforme.
Suspiros. Ellos son mis gritos.
Cada vez que suelto un suspiro.
Estoy rogándole al cielo, que me ayude a superar el dolor que me retuerce el cuerpo.
Cada vez que suelto un suspiro.
Temo que mi tiempo sea muy largo, ya que siento que tengo miedo, de vivir en este estado.
Lamentable. Así es como me siento.
Soy un escoria al decir lo que siento.
Pero te aseguro, cielo. Que nuestro azul, llegará a superar el límite del mismo universo.
Porque es suficiente, con un simple suspiro. Para decir, que te quiero.