SUMERGIDOS

נכתב על ידי AgostinaOrtega9

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Todas las almas perdidas se encuentran en el bar ¨Ácidos¨, este es el caso de Sam, quién ya no es la misma ch... עוד

CAPITULO 1 SAMANTHA
CAPITULO 2 SAMANTHA
CAPITULO 3 SEBASTIAN
CAPITULO 4 SEBASTIAN
CAPITULO 5 SAMANTHA
CAPITULO 6 SEBASTIAN
CAPITULO 7 SAMANTHA
CAPITULO 8 SEBASTIAN
CAPITULO 9 SAMANTHA
CAPITULO 10 SAMANTHA
CAPITULO 11 SEBASTIAN
CAPITULO 12 SAMANTHA
CAPITULO 14 SAMANTHA
CAPITULO 15 SEBASTIAN
CAPITULO 16 SEBASTIAN
CAPITULO 17 SAMANTHA
CAPITULO 18 SAMANTHA
CAPITULO 19 SEBASTIAN
CAPITULO 20 SAMANTHA
CAPITULO 21 SEBASTIAN
CAPITULO 22 SAMANTHA
CAPITULO 23 SEBASTIAN
CAPITULO 24 SAMANTHA
CAPITULO 25 SEBASTIAN
EPILOGO

CAPITULO 13 SEBASTIAN

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נכתב על ידי AgostinaOrtega9

Este año tiene que ser diferente. Me lo he estado repitiendo todas las vacaciones. Pondré adelante mi futuro.

Me propuse terminar de estudiar medicina, trabajar duro para poder alquilar un lugar.

Hace tres meses que Sam está desaparecida, y nadie ha reclamado por ella. Clara intentó convencerme de anunciar a los policías sobre su desaparición, pero tengo la esperanza que aparezca como lo hace siempre.

Pero igual, todo este tiempo no he hecho otra cosa que pensar en ella. También trabajé duro en el bar de Ácidos, casi sin descanso. El cretino sigue llegando alcohólico a casa y sigue sucediendo el mismo show violento. Mis hermanos se fueron todo el verano a un campamento al exterior.

En mi caso si no estaba trabajando en el bar, trabajaba de mozo al mediodía en un elegante restaurant. Mi relación con Clara ha crecido pero no pasando el límite de una relación seria.

Ahora entro al gran salón de la Universidad, para el acto inaugural. Hoy les toca la bienvenida a los estudiantes de Medicina.

Haré las materias que me faltan de primer año. Que son casi todas, pero tengo mucho entusiasmo a comparación de otros años, así que sé que lo voy a lograr.

El auditorio está completo, no cabe ninguna otra alma. Me duele la cabeza de tanto bullicio y por buscar algún asiento disponible. Encuentro, al final del lugar. Pero no me importa con tal de no estar parado toda la hora.

Se escucha que están pidiendo silencio por el micrófono central.

–¡¡¡Silencio por favor!!! –anuncia el decano con voz gruesa. Automáticamente todo el mundo se calla.

–Sí que sabe imponer presencia –dicen a mi lado.

–Oh mierda Sam, me has asustado –salté de mi asiento al notar que Sam era la que estaba hablando conmigo.

–Ni que estuviese tan cambiada –dice irónicamente. Es verdad, esta cambiada. Es la primera vez que veo que no utiliza solo color negro en su vestimenta. No es que ahora sea un arcoíris. Pero esta combinando su negro habitual con marrón y azul. Su piel está un poco bronceada y lleva maquillaje. Poco pero acostumbrado a ver siempre su cara pálida, esta vez me ha sorprendido. Y para completar tiene el pelo más largo, un poco más claro decorado con mechones de color violeta y azul tenue.

–La verdad que si te noto cambiada. ¿Dónde has estado? –digo en un susurro intrigado.

– ¿Importa?

–Sí. Me tenías... nos tenías preocupados.

–He estado viajando.

Solo miro al frente pretendiendo que estoy interesado en el discurso del decano.

Mi mente está en otra parte, junto a Sam. Es a lo único que presto atención, su respiración y el contacto de su codo con el mío.

Ya no sé a quién y porque aplauden, pero al parecer el acto ha finalizado porque todos se están yendo del lugar.

– ¿Vamos a Ácidos? Estoy ansiosa por volver a ver a Clara –dice Sam mientras agarra mi mano para retenerme.

– ¿Estas segura? Está un poco molesta por no avisar por donde andabas.

– ¿Siguen juntos? –no sé si es mi imaginación, pero creo que está apretando más mi mano.

–La misma relación de siempre –aclaro soltando su mano.

...

Los meses pasaron y ese 9 de Marzo donde nos volvimos a encontrar con Sam ya quedó en el pasado. La incomodidad y la tensión se esfumaron cuando descubrimos que seriamos compañeros de muchas materias que tenemos en común.

Y en vez de armar grupos con otras personas y separarnos, por una razón muy extraña nos volvimos compañeros de estudios. Ahora, no solo compartíamos horas escolares, sino que nos juntamos a estudiar, nos sentamos juntos y compartimos apuntes y notas. Y para completar esta situación también nos vemos en Ácidos.

Pero en todos estos 3 meses noté un gran cambio en Sam. La impresión que me dio el primer día que la vi al comienzo del acto sigue vigente. Esta animada y positiva, es más simpática y hasta se ve feliz. ¿Qué ha hecho en su viaje para lograr ese cambio?

– ¿En qué piensas? –me dice Sam que se encuentra muy cerca mirándome fijo. Estamos en su casa, la cual sigue igual de desordenada (eso no ha cambiado) tratando de estudiar una materia que tenemos que rendir en dos semanas.

–En que esta materia es imposible –mentí –Y que tengo ganas de ir a Ácidos.

–Muero por una cerveza fría.

Y no se dice más. Guardamos nuestros libros y nos tomamos un recreo en el bar donde seguro debe estar la gran mayoría esperándonos.

El viaje lo hacemos a pie. Charlamos sobre algunos compañeros extraños que cursan junto a nosotros, sobre el día y no puedo dejar de ver la luz que Sam tiene. Su gorrito de lana color azul hace que su cara tenga un brillo especial, no está oscura y todo a su alrededor brilla. Sacudo mi cabeza sacando estos pensamientos tan rosas de mi cabeza.

Gracias a la distracción de la charla el camino a Ácidos se hizo corto y al entrar noto como somos los únicos en el lugar junto a nuestros amigos.

– ¿Qué ha pasado? –se me adelanta Sam.

– ¡Nos van a cerrar! –dice John deprimido.

–Mi hermano ha dejado de pagar la renta hace algunos meses y hoy nos llegó el aviso que tenemos una semana para desalojar todo si no pagamos –dice Joshua mientras ordena algunos papeles.

– ¿No hay ninguna solución? –digo al fin.

–Es imposible encontrar esa cantidad de dinero en una semana. Estamos perdidos –dice Joshua resignado.

¡Vaya novedad! ¡Estamos perdidos desde hace tiempo! Me rio solo de la ironía que se me cruza por la cabeza.

Sam me mira con una expresión diferente en su rostro. ¿Está pensando?

Me está desesperando que me mire así, su mirada se encuentra perdida.

– ¡YA SE! –Casi grita de la emoción y por fin deja de mirarme –Robemos.

– ¡JA! No cuenten conmigo –dice Clara un poco enojada.

– ¡Vamos! No sean cobardes, los puedo guiar. No es la primera vez que voy a robar algo.

– ¿Pero alguna vez robaste algo tan grande? –pregunto curioso.

–No, pero debe ser fácil –dice Sam convencida.

–Esto es una locura –exclama Joshua.

–No creo que sea una locura –dice John el cual estaba muy silencioso de seguro analizando toda la conversación –Hoy mis padres tenían una fiesta de gala a la cual desistieron ir por irse de viaje, pero tengo la tarjeta de invitación y podría hacerlos entrar a ella.

–Así se habla –dice Sam chocando los puños con John

–Están locos –dice Clara realmente ofendida levantándose y yendo al baño.

–Muchachos, ¿Saben en el problema que nos metemos si nos descubren? –digo preocupado.

–Tenemos toda una tarde para planificar y que todo salga perfecto –dice Sam convencida.

– ¿Tu sabes en el riesgo en el que te metes si te descubren? ¿Qué dirá tu familia, John?

–No me importa. Conozco el lugar, y puedo hacer que esto funcione.

–Chicos, se me acaba de ocurrir algunas cosas que nos pueden llegar a ayudar –dice Joshua que hasta el momento estaba callado.

Decido no escuchar y voy en busca de Clara.

Se encuentra en la cocina secando algunas copas y dejándolas en su lugar, tiene lágrimas en los ojos y no dudo en acercarme a ella.

– ¿Está todo bien?

Me mira con cara de pocos amigos, diciéndome con la mirada que es muy obvia mi pregunta.

–Lo sé, lo sé –la envuelvo en mis brazos y llora mojando mi remera.

–Quiero ayudar, pero esa no soy yo. Yo no robo, no soy Sam. Yo tengo una familia que me quiere y aunque no tenemos nada nos respetamos.

–Entiendo –la tranquilizo secando sus lágrimas –Se cómo eres. Y seguro el resto entenderá si no participas.

– ¿Tu lo harás?

–Sí, obvio que te entiendo.

–No, si vas a participar quise decir.

La miro fijo y la beso.

–Te prometo que todo saldrá bien.

Y me dirijo hacia donde los chicos estaban armando el plan.

Era fácil, entraríamos a la fiesta, por lo tanto había que vestirse elegante para no levantar sospechas. John me indica donde está el cuarto principal allí podría haber cosas importantes para robar. Esperaría a Sam en la puerta, mientras ella intenta robar las llaves del cuarto. Mientras el resto nos cubre y distrae a los invitados e incluso a los dueños de la fiesta.

...

Espero a dos cuadras del lugar a que lleguen todos. Estar de traje es incómodo, me puse el que siempre uso para los funerales. Sencillo, camisa blanca, pantalón y saco negro junto a la corbata del mismo color.

A lo lejos veo como se aproximan los demás. No podía parar de reírme de John y Joshua, que a lo lejos se los veía jugar a los detectives, escondiéndose detrás de los autos mirando hacia todos lados portando sus armas imaginaria. Noemí, que se animó a ayudarnos, se ríe a la par mía por las payasadas de nuestros amigos. Su vestido rojo es muy elegante.

Al acercarse vuelven a la normalidad y se ponen más serios. Caminando los 3 juntos parece una escena de una película, solo falta la música de fondo.

Detrás de ellos viene Sam. Muy seria y toda una señorita con su caminar. Quedo asombrado por su cambio. El pelo suelto con perfectos rulos, su vestido negro hasta la rodilla con detalles de encaje me está haciendo suspirar. Y para alguien que siempre anda de zapatillas, camina con sus tacones altos de una manera muy sensual. En un momento miro hacia todos lados comprobando que nadie me estuviese mirando.

Mientras el resto se prepara y revisa el plan, Sam se acerca y besa una de mis mejillas.

–Te ves guapo compañero –dice en mi oído.

–Tú también futura doctora.

Por un momento pensé que estábamos solos cuando John se me acerco avisando que ya podíamos entrar.

–Entremos por separados, ya logre que todos estemos en la lista.

El resto del camino, todos estuvimos recordando nuestros falsos nombres. Entraríamos en parejas y enseguida nos podríamos en acción. No podíamos perder tiempo.

–Entraré contigo –dijo Sam tomando mi mano.

Beso su mano sin ser consciente de lo que acaba de hacer. Ella me mira fijo y su sonrisa se ensancha.

¡Dios! Esta noche voy a enloquecer.

Somos los primeros en entrar y para pasar desapercibidos nos quedamos fijo en un lugar, en el bar para ser más exactos.

Tomamos tragos finos a la espera que más personas lleguen incluidos nuestros amigos. A la hora, la fiesta ya tenía un ritmo muy movida y el lugar está repleto de personas de la alta sociedad, pero para mi sorpresa, no eran mayores de 40 años.

–Creo que tendríamos que empezar –me susurra Sam.

Doy la vuelta notando que Noemí baila rodeada de muchachos, John por suerte distraído hablando con Joshua y otras personas. Todo se veía normal.

–Me parece bien.

– ¿Me dejas hacer una cosa? –pregunta

–Claro.

–Al parecer el dueño de casa está mirándome y veo que tiene el llavero colgando en su bolsillo delantero –dice acercándose a mí y yo tenía que forzar mi concentración para no desviarme –si lo excito un poco, seguro lograré que cuando tú te vayas, se acerque hacia mí –dice en mi oído, y acto seguido me empieza a besar el cuello.

Lento en un principio mientras que sus manos agarran fuerte mi corbata, aprovecho la oportunidad para poner mis manos en su cadera y atraerla más hacia mí.

Ahora estamos frente a frente y ella pasa de besar mi cuello al resto de mi rostro profundizando en la comisura de mi labio.

Sin pensarlo apretó su cuerpo hacia el mío para que pueda notar el deseo que está produciendo en mí. No me importa que mi bulto se note, no me importa el robo, en este momento tengo ganas de tomarla en mis brazos y llevarla a la habitación más cercana y al fin hacerla mía.

Ella deja de besarme y me mira fijo. Puedo notar en su mirada que tiene mi mismo deseo. Se da vuelta y mira su objetivo a excitar. Lo había logrado, el dueño de casa no dejaba de mirarla.

–Creo que lo he logrado –dice cerca de mi boca.

–Definitivamente –mi hablar pareció más un gemido.

–Ve al baño Jota –dice dándome un beso escaso en mi labio y apartándose.

Si, mejor ir al baño porque estoy a punto de explotar.

Una vez en el baño trato de sacar de mi mente la situación que acabo de vivir y poder volver mi concentración a lo que vinimos hacer.

Respiro hondo y luego de corroborar que no había nadie en el pasillo me dirijo a la habitación principal.

Para mi sorpresa la puerta estaba sin llave. No sé si volver y avisarle a Sam o aprovechar la oportunidad y terminar rápido el trámite.

Decido lo segundo y entro rápido cerrando la puerta detrás de mí.

La habitación principal es enorme. Tenía que encontrar el tocador de la señora de la casa, y para mi sorpresa está a la vista.

Arriba de la pequeña mesa con su espejo hay una caja llena de joyas. Meto lo que más puedo en mi saco, de seguro esta cantidad va a servir para que nos den más tiempo.

De golpe escucho ruidos provenientes del baño de la habitación. Alguien había tirado la cadena del inodoro. Y con prisa, tratando de no hacer ruido, abro la puerta y empiezo a correr por el pasillo.

Sí, es una casa enorme de tres pisos y varios cuartos.

En el camino me encuentro a una Sam que también viene corriendo hacia mí. Ninguno deja de correr hasta que nuestros cuerpos se chocan en un abrazo.

La levanto del piso, acto seguido ella rodea sus piernas a mi cintura y la beso. Ya estoy harto de estas idas y vueltas. La deseo y de seguro ella también.

Al principio nos besamos con desesperación, descargando tantos momentos frustrados. Ahora abro una puerta que hay detrás de mí y entramos de manera torpe. Para nuestra suerte es un baño vacío, así que acomodo a Sam que sigue encima de mí en la mesada.

No dejamos de besarnos en ningún momento. Seguimos con la misma desesperación que un principio, sus manos tirando de mi pelo y mis manos sosteniendo fuerte su cadera y su espalda.

–No aguanto más –dice gimiendo.

–Yo tampoco Sam.

Y de pronto alguien abre la puerta

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