Cortesía

By Tisfara

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La inesperada presencia de Lan XiChen en una Conferencia de Cultivación en Lanling Jin junto a su hermano Lan... More

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29. TABERNA

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By Tisfara

29. TABERNA

Gusu

-¿Una respuesta? ¿Por cortesía, dices? –señaló Wei WuXian.

-Bien, ¿acaso no perteneces ahora a la Secta cortés, justa, y formal por excelencia? Me la debes –exigió despectivo.

La mirada de Wei WuXian bajó hasta su muñeca... y entrevió la cinta. Una sonrisa suave curvó sus labios. Jiang Cheng no era consciente de ello, pero Wei WuXian nunca mostraba aquella cinta en público. Quedaba para los más allegados. Aquel símbolo de la pertenencia al Clan Lan y a GusuLan permanecía la mayor parte del tiempo oculto.

Jiang Cheng justo soltó el libro, que quedó en su mano.

-¿Te molesta acaso que ahora pertenezca a otra Secta? No tienes derecho a reclamar nada, Jiang Cheng.

-Discrepo –puntualizó.

-¿Discrepas? –preguntó con sorpresa -. ¿En qué? Espera, espera... ¿cómo era? "Wei WuXian no pertenece a Yunmeng Jiang" –acabó imitando su voz -. Te has cansado de declararlo ante todos y ante todo.

La frente de Jiang Cheng se frunció.

-Si no fuera porque estás embarazado, te haría tragar esas palabras una a una -puntualizó.

Wei WuXian arqueó una ceja, pero una sonrisita traviesa curvó sus labios.

-¿Por qué? ¿Por ser ciertas?

-Por idiota. Y ahora responde de una maldita vez. ¿Vas a hacer tu segundo nido en el Muelle del Loto? ¿Sí o no? –reclamó firme -. No se hace el nido secundario en la morada del hermano de tu esposo.

Wei Wuxian torció la cabeza como si considerara las palabras que acababa de oír.

-¿En concepto de qué, Jiang Cheng? Tal vez debería aceptar la oferta de Jin Ling, él al menos es sincero y sí desea que su tío tenga un lugar donde refugiarse –sentenció llevándose el dedo índice de la mano derecha a los labios, golpeándolos levemente.

-¡Deja de decir tonterías! ¡No voy a permitir que mi hermano haga el nido en otro lugar que no sea mi casa! –declaró furioso.

El omega parpadeó varias veces al oírlo.

¿Aún me consideras tu hermano?

-¿Estás celoso porque he hecho mi segundo nido en el hanshi? –aventuró.

-¡Por supuesto que sí! ¿¿¿Qué es eso de elegir a Zewu-jun por encima de mí??? –protestó indignado.

La sinceridad de Jiang Cheng fue sorprendente.

-Tú no estabas cerca y él sí –fue la respuesta más simple que se le ocurrió al omega.

La cara de Jiang Cheng fue un poema. No iba a permitir de ninguna de las maneras que aquel idiota creara un nido secundario en un lugar que no fuera el Muelle del Loto. Sus padres y su hermana nunca se lo perdonarían, se retorcería y lo maldecirían desde el más allá. Ocurriera lo que ocurriera en el pasado, Wei WuXian era su hermano y no iba a permitir que nadie ni nada usurpara su posición, y menos Lan Huan... sólo pensar que el omega se acercara a él, aún lo encendía más.

¡Maldita sea! ¿Estoy celoso de Wei WuXian? ¿O estoy celoso de Lan Huan?

-Pues ahora estoy aquí.

Y justo en aquel momento, el aroma a sándalo y a vainilla los envolvió cálido a ambos.



Lan Xichen se dirigió hacia las estancias reservadas a los invitados decidido a proponer una cita a Jiang Cheng. Allí por donde pasaba los discípulos lo saludaban formales rodeado de la tranquilidad y la paz que rodeaba a los Recesos de la Nube.

Sin embargo, cuando ya embocaba el último pasillo que lo conducía hacia la habitación de su amado, la voz de éste y de Wei WuXian llegó perfectamente hasta sus oídos. Apresuró los pasos. No deseaba una escena desagradable entre ambos que llegara a los oídos de Lan WangJi y provocara la furia de éste.

La voz alta y clara de Jiang Cheng resonó cuando llegaba al umbral de la puerta.

-Pues ahora estoy aquí.

Los vio a los dos, frente a frente. Tenía muy claro que estaban discutiendo... pero el aroma de loto de Jiang Cheng no se mostraba ni agrio ni extremadamente fuerte. Al contrario, era totalmente obvio que pese a que sus palabras eran tan iracundas como siempre, su voluntad con el omega era más de convencerlo que de obligarlo... pero estaba demostrando que no sabía cómo hacerlo.

Aquello arrancó una sonrisa divertida de Lan XiChen. Estaba visto que el alfa de Yunmeng Jiang sabía ser un dirigente fuerte y orgulloso, provocar temor y respeto... pero apenas podía expresar sus sentimientos correctamente ante un omega como Wei WuXian y no resultar intimidante.

-¡Zewu-jun! –exclamó Wei WuXian al volverse tras notar su aroma.

-Hermano Wei... Jiang Wanyin –saludó formal dando un paso hacia el interior -. ¿Por qué discutís?

-Ah, Zewu-jun... el Líder de Yunmeng Jiang me ha ofrecido algo... y debo decirle sí o no. ¿Qué debo hacer? –planteó sin dar detalles.

Lan XiChen los miró a ambos.

-Si es algo importante, debes dar una respuesta que realmente sea sincera, Hermano Wei.

-Es una respuesta complicada.

-¿Complicada? ¿¿¿Qué complicación tiene decir sí o no??? –reclamó Jiang Cheng.

El aroma de sándalo y vainilla inundó la habitación. El Líder de Yunmeng Jiang no pudo evitar aspirar aquel olor embriagador. Resultaba profundamente relajante... aunque no lo quisiera.

-Ah, Zewu-jun... hueles demasiado bien.

Las palabras de Wei WuXian lo golpearon, despertándolo del trance en el que por unos instantes había entrado.

-Hermano Wei, si la respuesta es tan importante, el Líder de Yunmeng Jiang podrá esperar a que la medites si estás indeciso en la contestación.

La voz de Lan XiChen, tranquila, sosegada, serena y relajada se expandió en la habitación.

-Zewu-jun, si ves que salen chispas de Zidian, empieza a correr –saltó sin más Wei WuXian saliendo precipitadamente de la habitación.

Lan XiCHen se rió al oírlo. Jiang Cheng lo miraba ceñudo. Pero Zidian no emitió chispas. Los dos se miraron.

-Le has dado una vía de escape –acusó Jiang Cheng.

-Te dije que no quería que mi hermano y tú discutierais... y no puedo evitar protegerlo.

-Y, ¿qué deseas aparte de dejar que se escape el idiota de Wei WuXian?

No había enojo en las palabras de Jiang Cheng.

-Quería... ¿Me acompañas hasta la ciudad? Un paseo –propuso.

El Líder de Yunmeng Jiang arqueó una ceja.

-¿Me... propones una cita?

Las mejillas de Lan XiChen se arrebolaron. Carraspeó.

-Bien... no quería llamarlo así... pero...

-Invito yo a la cena –acabó Jiang Cheng -. Y no admito excusas.



-¡Madre!

Wei WuXian frenó en seco. En el patio próximo a la habitación de Jiang Cheng, Lan SiZhui, Lan Jingyi y Jin Ling esperaban atentos a ver si conseguía o no recuperar el libro. El omega sonrió, se acercó a ellos y les tendió el manuscrito de portada negra.

-Procurad no volver a perderlo. Y me debéis un saco de manzanas para mi Manzanita.

-Sí, Madre –aseguró Lan SiZHui agarrando el libro.

Los tres muchachos se alejaron tan rápido como las reglas de GusuLan se lo permitían después de saludar formalmente. Wei WuXian rió por lo bajo al verlos. Pero en cuanto los perdió de vista, suspiró profundamente y decidió alejarse lo máximo posible de aquel lugar.

Sus pasos lo dirigieron directo hacia su hogar. El jingshi se alzó ante sus ojos como un lugar acogedor. Subió los escalones que daban acceso al mismo, atravesó la puerta y sin pensarlo, encaminó sus pasos directo hacia su lecho. Un instante después, era un bulto que se escondía bajo la frazada y las diferentes piezas de ropa que se acumulaban en él y dejaba escapar ronroneos.

-Wei Ying.

La voz de Lan WangJi anunció que acababa de entrar al llamarlo. Wei WuXian asomó despeinado bajo la frazada.

-¡Lan Zhan! –llamó lastimoso.

Al oír el tono que utilizaba, Lan WangJi se sobresaltó y atravesó a toda velocidad el jingshi. En cuanto se acercó a su lecho, su omega lo miró con gesto triste.

-¿Wei Ying? ¿Qué ocurre? ¿Dolor?

-¿Es incorrecto que casi haya hecho mi segundo nido en el hanshi? ¿Eso es ser mal omega?

Los ojos dorados del Segundo Jade brillaron. Ya se veía venir una tanda de lloriqueos. Aquellos cambios de humor eran realmente una prueba a su paciencia. Se sentó a su lado y lo rodeó con su brazo, arrastrando al omega para abrazarlo contra su cuerpo. En cuanto lo hizo, Wei WuXian no pudo evitar aferrarse a él.

-Wei Ying... tu nido es este. No necesitas un segundo nido. Yo te protegeré.

Una enorme sonrisa curvó los labios del omega alejando la tristeza y empezó a ronronear.

-Lan Zhan, cuando te da por hablar, siempre consigues que este pobre omega te quiera y adore más y más.

-Mío.



Jiang Cheng gruñó por lo bajo. Lan XiChen observó su espalda y sonrió un instante mientras recorrían los sinuosos senderos de los Recesos de la Nube.

-No te enfades. Me temo que a Wei WuXian en ocasiones ser un omega lo supera. Supongo que tiene más conciencia que en su anterior vida fue un alfa que la que ahora debería tener como omega. No conseguirás nada discutiendo con él. Pero al menos WangJi no os ha escuchado.

-¿Por qué demonios tiene que hacer el segundo nido en el hanshi? –protestó vivamente.

-Bueno... en realidad no era consciente de que lo estaba haciendo, si te consuela. Estaba enfermo y...

-¿¿¿Cómo que enfermo??? –saltó de repente Jiang Cheng volviéndose hacia el Primer Jade -. ¿¿¿Está enfermo???

-Tranquilo. Era un catarro, justo antes de confirmar su estado. Ya está bien.

El ceño fruncido del Líder de Yunmeng Jiang se distendió y reanudó la marcha. Lan XiChen lo imitó. Al llegar hasta la entrada de los Recesos de la Nube, los guardias saludaron al ver a su Líder y su invitado. Sólo cruzar la barrera, Jiang Cheng desenvainó a Sandu y Lan XiChen a Shuoyue y montando en sus espadas, ambos se alejaron en dirección a la ciudad.

Mientras recorrían los cielos, Lan XiChen empezó a volar en paralelo con Jiang Cheng. No tardaron en recorrer la distancia que separaba los Recesos de la Nube con la ciudad de Gusu. Antes de llegar a la entrada de la misma, aterrizaron suavemente y guardaron las espadas en sus vainas.

El bullicio propio de la urbe no tardó en engullirlos. Ahora no paseaban por una ciudad pequeña ya con la noche encima como habían hecho en la Ciudad de Heping. Gusu era mucho mayor, mucho más habitada y mucho más ruidosa.

Y todos reconocían las ropas blancas de Lan XiChen, así como la figura del propio Líder de GusuLan... así como las moradas ropas del Líder de Yunmeng Jiang, por lo que pronto el paseo amenazó con transformarse en un paseo con habitantes y cultivadores saludando uno detrás de otro, hasta que el propio Primer Jade señaló a su pareja una taberna donde tomar algún tentempié.

En cuanto cruzaron el umbral del establecimiento, el dueño del mismo los guió hacia la mesa más privilegiada de la misma, cerca de una de las ventanas, con una fabulosa vista sobre las calles de la ciudad.

-¿Qué deseáis que os traiga, Zewu-jun?

-Por favor, sonrisa del emperador y tu mejor té –solicitó.

El posadero asintió mientras Jiang Cheng y él se acomodaban.

-¿Sonrisa del emperador? Creía que los Lan no bebíais -objetó.

-Y no lo hacemos. Es para ti. Esta posada tiene una de las mejores bodegas de todo Gusu por lo que tengo entendido, por lo que el licor que sirven es excelente.

-¿Y no beberás conmigo? –planteó con una pizca de desafío flotando en sus palabras.

-No creo que sea apropiado en... ¿Cómo lo has llamado?... esta cita.

Una sonrisa amenazó con curvar los labios de Jiang Cheng. Los dos alfas estaban igual de incómodos y extraños en aquella situación. Querían que saliera bien... pero no tenían idea de cómo lograrlo.

El posadero apareció con una jarra de vino y una tetera que desplegó sobre la mesa y se alejó de inmediato; Jiang Cheng agarró la jarra, la destapó y la olisqueó.

-En mis tiempos mozos no bebía esta calidad.

-Me alegro. Al menos así puedes probar algo que te gustará de Gusu y te dejará buen sabor de boca.

Jiang Cheng, que acababa de servirse una taza, dejó la jarra sobre la mesa y miró a Lan XiChen fijamente.

-Creo que ayer ya probé algo que me gusta de Gusu y me dejó buen sabor de boca.

Las orejas y las mejillas de Lan XiChen ardieron furiosamente al oír aquella descarada frase. Cuando fijó su mirada sobre el Líder de Yunmeng Jiang, a tenor de cómo lucían sus mejillas, le quedó claro que pronunciar aquellas palabras también había sido extremadamente vergonzoso para él aunque las hubiera dicho.

-Puedes probar cuando gustes –declaró contundente el Primer Jade con una risita bailando entre los dientes.

Jiang Cheng acabó de golpe la taza al oír a Lan XiChen. Le dedicó una mirada sorprendida. Pero no llegó a decir nada. Alguien se le adelantó:

-¡Hermano XiChen! ¡Jiang Wanyin! ¿Qué hacéis aquí?

-Por todos los cielos, Nie HuaiSang, ¿¿¿por qué tienes que aparecer siempre??? –barbotó el Líder de Yunmeng Jiang enojado.

No necesitaba a un fisgón como Nie HuaiSang que le estropeara su cita. Cerró el puño derecho conteniéndose. Estaba tentado de echarlo a golpe de Zidian.

Nie HuaiSang, exhibiendo una descarada sonrisa, se sentó en la mesa sin invitación y los miró divertido.

-¿Admirando el paisaje? –señaló con un cabezazo hacia la ventana.

Los dos alfas miraron por inercia por ella. El ir y venir de gente era constante. Aquel lugar era ideal para ver más que para ser visto ya que la configuración de las ventanas de la taberna así como las diferentes cortinas que colgaban en el exterior y el interior, dificultaban a aquellos que anduvieran por el exterior ver a quienes permanecían en el interior.

-Ciertamente no, A-Sang –contestó amable Lan XiChen.

-¿Esperabais a alguien?

-No, cotilla, solo tomamos algo –puntualizó Jiang Cheng arisco.

-¿En serio? Con la cantidad de hermosas damas y omegas que corren por las calles de Gusu –aventuró.

Lan XiChen empezó a reír.

-A-Sang, Jiang Wanyin y yo no esperamos a nadie. Lamento desilusionarte.

-Entonces me uniré un rato a vosotros –anunció alargando la mano hacia la jarra de la sonrisa del emperador.

Jiang Cheng puso los ojos en blanco. Pero de inmediato notó el olor a sándalo y a vainilla de Lan XiChen. Su mirada se fijó en el Primer Jade. Transmitía tranquilidad y sosiego. Su pareja quería que mantuviera la calma.

-Como desees. Como iba diciéndote, Jiang Wanyin, es algo necesario que mantener el sistema de torres de vigilancia. Nos acerca a la gente y les hace sentir más seguros.

Nie HuaiSang resopló.

-¿En serio habláis de eso? ¿No tuvisteis suficiente en la Torre Jinlin?

-La competición del tiro de abanico aún no está en la orden del día –replicó Jiang Cheng sarcástico.

-Sabes bien que no todo se resuelve en las Conferencias, A-Sang.

-De sobras –remarcó sirviéndose una taza con la sonrisa del emperador y llevándosela a los labios -. ¿No podíais hablar de otra cosa que no sea torres, cadáveres feroces y espíritus?

Jiang Cheng lanzó una carcajada y se apoyó burlón sobre la mesa.

-Nie HuaiSang, ¿eres consciente que GusuLan no esparce rumores? –y señaló a Lan Xichen, que sonreía divertido.

El Líder de Qinghe Nie sonrió condescendiente hacia el Primer Jade.

-Lo sé, lo sé, realmente lo sé.

-¿Cómo? ¿¿¿Han escuchado bien mis oídos??? ¿¿¿Algo que realmente sabes??? –se burló Jiang Cheng al oír la frase que había hecho famoso a Nie HuaiSang durante más de una decena de años con el sentido totalmente contrario al que originariamente usaba.

-Sé mucho, Jiang Wanyin –remarcó llenando la taza por segunda vez.

-No os peleéis. Si hubiéramos sabido que estabas en la ciudad, te hubiéramos acompañado A-Sang.

Nie HuaiSang se rió sin gracia alguna incómodo y abrió su abanico con un golpe de muñeca, empezándose a abanicar rápido. Bastante había sido conseguir huir de la habitación de Jiang Cheng sin probar a Zidian un rato antes. Lo último que esperaba era volver a reencontrarse con él y ni más ni menos que con Lan XiChen mientras recorría la ciudad recabando información. Si se había acercado había sido por el segundo, no se fiaba de la reacción del primero.

-Lo decidí sin más, Hermano XiChen.

-Entonces, puedes quedarte con nosotros si lo deseas –ofreció amable.

El Líder de Qinghe Nie frunció el ceño. Su mirada se volvió hacia Jiang Cheng. Estaba claro que a tenor de cómo lo observaba, no le daba un latigazo con Zidian porque Lan XiChen estaba allí presente.

-Gracias, pero... acabo de recordar que tengo algo que hacer. Disculpadme.

Bebió el licor de un trago, se levantó y salió casi como si huyera de un cadáver feroz. Jiang Cheng clavó mientras una mirada sobre Lan XiChen escrutadora.

-Vaya... así que cuando te interesa, rompes las normas -puntualizó.

Lan XiChen rellenó su taza con té y se la llevó a los labios.

-Ya te dije en su momento que he roto las reglas las veces necesarias y suficientes... y no estamos en los Recesos de la Nube –esquivó Lan XiChen.

-Ah... te has salido por la tangente, qué listos sois, si no estáis en los Recesos, no tenéis porque seguir las reglas... Lan Huan, sois más pícaros de lo que parece –acusó divertido.

En cuanto escuchó como Jiang Cheng lo llamaba por su nombre de nacimiento, los ojos de Lan XiChen brillaron.

-Ha servido para que Nie HuaiSang huyera.

-Era eso o lo echaba a latigazos.

El Primer Jade rellenó su taza con su té y la taza de Jiang Cheng con sonrisa del emperador.

-¿Por qué te molesta que Wei WuXian casi haga un segundo nido en el hanshi?

-Porque el segundo nido se hace entre los familiares de la madre, no los del padre –puntualizó llevándose la taza a los labios.

-Entonces tienes un problema, A-Cheng... el Hermano Wei puede que no se atreva a pedir eso.

-¿Cómo qué no? Ya se lo he ofrecido. Sólo tiene que decir que sí.

Lan XiChen dejó la taza de té sobre la mesa.

-¿Y si dice que no? –planteó.

Jiang Cheng respiró profundamente.

-No quiero que diga no. Me lo debe... por cortesía.

Semejante declaración planeó unos instantes incómoda sobre ambos. Hasta que Jiang Cheng apuró la taza de un trago y rellenó de nuevo la taza. Mientras lo hacía, la mano izquierda de Lan XiChen sobrevoló la superficie de la mesa hasta llegar hasta sus dedos y los rozó suavemente.

-Saldrá bien.

El corazón de Jiang Cheng se estremeció. ¿Cuántos años hacía que alguien se podía permitir el lujo de demostrarle de aquella manera tan simple y tan mágica que le preocupaba? Enrojeció. No apartó la mano. Se quedó mirando los dedos hasta que respondió entrelazando los propios con aquellos.

-¿Eres siempre tan empalagoso?

Lan XiChen no perdió la sonrisa al oírlo. Era literalmente un gato. Ahora bufaba pero no se movía ni apartaba la mano. Totalmente contradictorio. Y tenía la sensación que si tenía que recibir un zarpazo, sería más por apartarse que por mantenerse allí firme.

-Sólo con aquel que realmente amo.

-¡No digas esas cosas! –protestó.

La risa del Primer Jade fue la respuesta que obtuvo Jiang Cheng... que seguía sin apartar la mano pese a sus palabras.

-¿Quieres pasear conmigo un rato más, A-Cheng?

-Pero ni se te ocurra cogerme de la mano ahí fuera –replicó.

-Hecho.

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