Capítulo 7
Actualidad
Despertó otra vez, pero no en su cuarto sino en una habitación completamente blanca, con una ventana que daba al monte hokage, en una camilla muy incómoda y con ropa típica de un hospital – 'ya veo, me desmayé' – examinó su estado, no había ninguna herida; y dedujo que el problema fue agotamiento de chakra, pues sus reservas no eran las mismas de antes.
Vio los recuerdos del clon que estuvo con su abuela; sabía que debía ir a verla y explicarle lo que pasó.
Se concentró para sentir cualquier chakra cercano y de paso asegurarse de no estar en un genjutsu; notó dos chakras afuera de su habitación, probablemente de ANBU, pero también percibió algunos que lo asechaban desde los árboles y tejados cercanos. – '¿Ninjas de Raiz?, no, imposible; ellos no lo hubiesen llevado al hospital, y tampoco se expondrían a acecharlo a plena luz del día' – Fue interrumpido de sus pensamientos al ver entrar al afamado líder del clan por la puerta, portando su uniforme de la policía militar; con su mirada indiferente y estricta; una que Obito no dudó en corresponder denotando un poco de ira, mostrándole su evidente descontento por verlo frente a él.
Porque a pesar de que muchos otros Uchihas considerasen a Fugaku Uchiha como un padre y una figura a la cual seguir, Obito nunca lo vio así; él nunca se preocupó por su bienestar cuando era un niño o por ayudarlo a mejorar en todo lo que no podía hacer bien. De hecho por su culpa Itachi había crecido para considerarse a sí mismo como un shinobi antes que un humano y por su indisposición de ser capaz de resolver conflictos mediante el diálogo; el clan fue eliminado (Aunque él también era tan responsable como el susodicho de hechos como ese)
Este pareció notar la mirada llena de enojo que el menor intentaba darle, pero se mantuvo inmutable, mirando fijamente al chico delante de él; y no pudo evitar pensar que era la primera vez que veía a "la Oveja negra" actuar como un verdadero Uchiha. Esa sonrisa de oreja a oreja que solía mostrar así como la felicidad e inocencia que él había visto con anterioridad ahora parecía haber desaparecido, siendo reemplazadas por una mirada de indiferencia, ira y odio. – '¿Habrá despertado el sharingan?, y si ese es el caso; ¿Cuántos tomoe tendrá?' – siguió observándolo fijamente hasta que la puerta detrás de él se volvió a abrir. Y esta vez entraron cuatro personas: una figura que denotaba una edad avanzada con una pipa y ropa blanca que le permitían ostentar el título del tercer hokage de Konoha y conocido como "el profesor" por ser aquél que entrenó a los 3 sannin legendarios; junto a él la matriarca del clan, la esposa de Fugaku Uchiha, madre de Itachi y Sasuke Uchiha, Mikoto Uchiha; la tercera figura era su maestro, Minato Namikaze; y la cuarta era – 'oh, NO' – Kushina Uzumaki, esposa de su sensei y actual jinchuriki del 9 colas.
La atención de Obito se centró en los otros visitantes, ignorando por completo a la figura que se presentó con anterioridad; recordaba a Mikoto, a pesar de que él era un fracaso; ella era igualitaria en su trato con todos los Uchihas: sin importarle que tan habilidosos o inmaduros fuesen, ella si lo trataba con respeto y parecía aceptar su forma de ser. Y por otro lado, Hiruzen Sarutobi: el padre de Asuma, el tercer hokage, aquél que abandonó a Naruto dejándolo a merced de los aldeanos que lo miraban con resentimiento, pero al menos lo dejó al cuidado de algunos ANBU de confianza; pero dejó que dos jóvenes intentasen detener un golpe de estado debido a que no tuvo la valentía suficiente de solucionar las cosas pacíficamente; condenando a uno a matar a todo el clan y convertirse en un ninja renegado en una organización de criminales de rango S con la promesa de proteger a su hermano. Su sensei, que incluso después de verlo hace un día aún le costaba verlo sin sentir culpa; pero al estar ELLA al lado de él, aquella que lo trató con cariño de cierta forma y cuya vida él no dudó en arruinar al arrebatarles el derecho de vivir para cuidar de su hijo. Eso era algo que lo seguía atormentando.
Sin duda ellos no eran la clase de personas que él desease ver, y sinceramente; tal vez él no quería ver a nadie. Sólo dejar que una roca le cayese para pasar a la clandestinidad y trabajar desde las sombras en busca de un bien común. – "Hokage-sama" – dijo el chico intentando hacer una reverencia; pues tendría que fingir respetar a la autoridad si quería tener una oportunidad de salirse con la suya.
"Obito, ¿Estás bien, te duele algo?" – su atención se fijó en la figura femenina de cabello rojo que se acercó a él para examinarlo, pero esta vez no con una faceta indiferente, sino mostrando la mayor empatía posible por ella; indudablemente, todos los presentes habían visto el sello en su brazo y esperaba que su conversación con Minato lo haya salvado de esa explicación. – "No, estoy bien; no me duele nada"
Miró a Mikoto, ella nunca lo trató mal y al verla no pudo evitar analizar su apariencia, pudiendo notar sus facciones, más específico: sus ojos y su cabello negro, que se le hicieron muy conocidos – 'Entonces Sasuke sacó su apariencia de ella...' – "Obito, ¿Es verdad que tú hiciste estos sellos?"
"Si, yo los hice; se lo había dicho ayer a Minato-sensei". – hizo una pausa para esperar a que alguien decidiese hacer otra pregunta.
"¿Qué fue lo que pasó?, al llegar a la ubicación de tu casa, lo único que encontramos fueron una casa en llamas y un cráter con un cadáver sin piernas; que aparentemente usó un jutsu de sellado que arrastraba lo que había a su alrededor, y tú estabas más cerca de lo recomendable" – eso último lo dijo con sospecha el líder del clan.
Eso significaba que los demás ninjas habían sido alcanzados por la técnica, así que ellos creían que sólo una persona lo atacó – "Yo lo maté" – las miradas de los presentes se centraron en él – "Él entró a mi casa buscándome, se enfrentó a mi abuela; yo la llevé al hospital y me enfrenté a él." – Ellos parecían preocupados por el hecho de decir que él era el objetivo, pero también mostraron un poco de tristeza por lo de su abuela, lo cual le daba una oportunidad para cambiar el tema – "Por cierto, ¿qué pasó con mi abuela?, ¿Dónde está?"
Los cinco se mantuvieron en silencio unos segundos. Sabían que esto sería difícil de explicar y podría quebrarlo mentalmente; pero también serviría para saber si obtuvo o no el sharingan y como una explicación de cómo pudo derrotar a al genio Hatake Kakashi y a un shinobi de aparente rango jounin. – "¿Puedes caminar?" – Esta vez el que habló fue su maestro; a lo que el menor asintió poniéndose de pie.
El trayecto fue silencioso, nadie dijo una sola palabra, pero por el lenguaje corporal sabía que ellos ocultaban algo, y que aquello probablemente fuese algo malo; además de que Kushina y Mikoto se acercaron a él, no sabría decir si sus intenciones serían evitar que escapase o como medida de precaución, pero parecieron querer darle apoyo o cariño pero él descartó tales pensamientos.
Se detuvieron en la misma habitación donde Obito había tenido su última charla con su abuela, y cuando este estuvo a punto de abrir la puerta fue detenido por Minato que lo tomó del hombro haciéndolo girar para verlo a los ojos – "Obito" – el tono en su voz reflejaba preocupación, y un poco de tristeza – "pase lo que pase; estaremos aquí para apoyarte" – Kushina se acercó para imitar la acción. La situación le pareció curiosa a Obito; aquellos que tenían el mismo apellido que él parecían mostrar menor interés en su bienestar que la pareja que había frente a él, y aunque lo agradecía, era algo que sentía no merecer y a la vez le preocupaba, significaba que su abuela... tragó saliva; sabía que podría significar y lo único que faltaba era que él lo confirmara al abrir la puerta.
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Lo primero que notó era que el cuarto se encontraba ahora iluminado por la luz natural que entraba por la ventana; pero lo que más denotaba era la enfermera que se encontraba tomando notas al lado de la cama que ahora se encontraba vacía. Esta pareció reconocer a joven Uchiha en el momento en el que abrió la puerta – "Señora, ¿Dónde está mi abuela?" – dijo el niño sintiendo miedo por primera vez desde que "se levantó".
Ella se acercó a Obito, mientras que él sintió como Minato y Kushina ponían sus manos en sus hombros – "Lo sentimos. Hicimos todo lo que pudimos; pero debido a su avanzada edad, la gravedad de sus heridas y al ataque de pánico que tuvo, ella murió de un infarto fulminante; lo siento mucho." – con esto él bajo la mirada, evitando que cualquiera pudiera ver su expresión. En ese momento él se sentía como un completo inútil; no había hecho nada para salvarla o ayudarla cuando los enemigos aparecieron, y ella había muerto. Podía sentir sus ojos humedecerse; era extraño, recordaba que la última vez que lloró; cuando vio a Rin morir, pero esta vez era diferente: se trataba de su abuela, aquella que lo crió lo mejor que pudo intentando suplir el lugar de sus padres. Anteriormente, cuando se había enterado de que había muerto por una enfermedad; no le dio muchas vueltas al asunto, pues creería que al realizar el Tsukuyomi infinito podría volver a verla, a ella y a todos los demás, en un mundo donde todo fuese perfecto para todos. Pero ahora estaba allí, en ese mundo imperfecto pero a la vez el único en el que podría estar: y ella había muerto, pero no por una enfermedad, sino por su culpa – '¿Es este mi castigo?, ver a las personas que me importaron otra vez y verlas morir?' – No se dio cuenta de que había empezado a sollozar mientras que lágrimas empezaban a resbalarse de su cara y que la enfermera había abandonado la habitación.
Minato se mantuvo de pie con su mano en su hombro, intentando darle su apoyo; pero Kushina no. Ella directamente se puso a su altura para abrazarlo mientras empezaba a pasar sus manos por su cabello para intentar calmarlo, Hiruzen vio la oportunidad e imitó la acción de Minato – 'Esto es cruel; ellos quieren saber si tiene el sharingan, pero ni siquiera están haciendo un esfuerzo en mostrarle apoyo' – pensó Minato viendo a los otros presentes que no parecían tener intención en decirle algo al joven, especialmente Fugaku.
Lentamente, empezó a calmarse hasta que las lágrimas en sus ojos dejaron de caer; pero dentro de su cabeza sólo había un pensamiento – 'Danzo Shimura, no sé cómo, da igual cuanto tarde, yo te encontraré; te aplastaré lentamente, destruiré todo por lo que has trabajado, te haré suplicar y me aseguraré de que tú dejes este mundo de la manera más cruel posible.' – se dio cuenta de que su sharingan se activó; pero lo desactivó antes de que alguien pudiese verlo directamente. Y antes de que pudiera decir algo, Fugaku interrumpió.
"Obito Uchiha" – Su voz sonaba tan fría como de costumbre – "Tu hogar ha sido completamente destrozado, al igual que la mayoría de tus pertenencias: Las únicas cosas que quedaron fueron estas, todo lo demás fue destruido o es ceniza" – dijo mientras sacaba de su bolsillo dos fotos y me pasaba mis característicos lentes anaranjados, junto a una buena suma de dinero (Ryō); probablemente de mi abuela.
Tomó las fotos y las observó, Era la foto de equipo, recordaba que llegó tarde ese día y aún se encontraba inconforme con la idea de estar en un mismo equipo con Kakashi, así como estaba entusiasmado de estar con Rin y esperaba poder conocer mejor a su sensei.
La otra era del día en el que conoció a Kushina, ella lo había avergonzado frente a Rin, pero no pareció haberlo hecho con una mala intención.
Observé las gafas, antes las solía utilizar porque quería que protegieran mis ojos de cualquier herida y así asegurarme de despertar el sharingan; pero eso ahora es inútil. Por lo cual me las puse, pero las dejé colgando de mi cuello.
"Obito" – esta vez quién habló fue su maestro – "debido a que tu casa fue destrozada, Fugaku y yo estuvimos hablando durante un rato y él nos dijo que si tú querías podrías venir a vivir conmigo y con Kushina"
Él no esperaba escuchar eso, la confusión en su cara era evidente – "¿de verdad?"
"Si Obito, podrás estar con nosotros un tiempo como una pijamada; ¿Qué te parece-ttebane?" – dijo ahora kushina poniéndose de pie y mirándolo a los ojos con felicidad.
Él no quería aceptar, una parte de él sabía que era una trampa para mantenerlo vigilado por el jounin más poderoso de la aldea; pero también era consciente de que era una oportunidad, podría mantenerse alejado del clan Uchiha por un tiempo y mientras estuviese cerca de Minato: Nadie se atrevería a acercarse a él, ni siquiera Orochimaru. Pero tener que compartir su espacio con ellos era algo que le preocupaba; pues al ver los ojos de Kushina, no podía evitar sentirse mal. Le estaban dando un apoyo que él no se merecía, lo dejaban vivir con ellos como si fuera su hijo; algo que le pertenecía Naruto y que por su culpa nunca tuvo el placer de disfrutar. Dejó esos pensamientos de lado para intentar responder a esa pregunta – "Me... gustaría, gracias." – dijo en un tono apagado.
Los adultos se miraron entre sí con preocupación, después de todo eran conscientes de la personalidad abierta y alegre del joven que ahora parecía vacía y nostálgica.
"En ese caso Kushina, ¿qué te parece si vamos a comprar un poco de ropa para Obito y yo le compro algo a Itachi?" – dijo Mikoto intentando alegrar la situación.
"Perfecto, vamos Obito" – dijo la pelirroja mientras tomaba a Obito del brazo y lo arrastraba fuera de la habitación.
"¡Espera, necesito cambiarme, no puedo salir así!" – dijo el menor mientras su voz se hacía menos audible para los presentes en la sala, lo cual significaba que ambas mujeres ignoraban sus protestas.
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Mientras tanto los 3 adultos restantes se mantuvieron en silencio hasta asegurarse de que ya se hubiesen alejado lo suficiente. A lo cual el hokage procedió a utilizar un jutsu de barrera para impedir que cualquiera escuchara su conversación.
"Fugaku, ¿lo viste?" – dijo Minato
"Si, el brillo rojizo del sharingan; pero no lo vi fijamente, no podría decir cuántos tomoe ha de tener" – 'O si ha despertado el manguekyo' – pensó antes de mirar al hokage.
"Por ahora no sabemos nada del cadáver: excepto que quién lo haya enviado ha de ser un experto en sellos, tanto así que le puso uno para evitar que hablase en caso de ser capturado" – '¿Fuiste tú, Danzo?' – Encendió su pipa y se acercó a la ventana abierta – "sin embargo dado que él era el objetivo, espero que mientras esté cerca de ti puedas garantizar su seguridad Minato... Según tu reporte, es posible que haya tenido contacto con alguien que le pudiera haber enseñado jutsus de sellado, la pregunta es quién: hasta que encuentres algo, mantenlo vigilado"
"Hai, hokage-sama" – El tercero dirigió su atención al líder del clan.
"¿Le has mostrado la carta?" – él mostró evidente confusión por la pregunta.
"Se supone que debo hacerlo cuando sea jounin o cumpla 21 años, así lo querían sus padres"
"No me refería a Obito" – dijo mirando a Minato.
Su ceño se frunció al darse cuenta de lo que quería decir – "Hokage-sama, usted sabe que no estoy del todo de acuerdo de dejar que Obito Uchiha viva fuera del territorio del clan. Y aún más inconforme voy a estar si usted me pide difundir uno de los mayores secretos del clan Uchiha; incluso si es a Minato"
"Lo entiendo" – dijo mientras expulsaba humo de su pipa – "pero si Minato-kun se encargará de proteger a Obito; al menos ha de saber por qué debe hacerlo y qué es lo que el enemigo podría estar buscando en él" – procedió a mirarlo, desafiándolo a retar su autoridad – "y tú mejor que nadie sabes que incluso si se queda en el clan no podrías asegurar su seguridad, el complejo Uchiha y su historia es grande y aún así pocos recuerdan la verdad con respecto a los padres de Obito. Si empiezas a vigilarlo dentro del clan, tarde o temprano alguien sospechará y descubrirá aquello que nadie debe saber; la misma razón por la que lo atacaron en un principio, ¿Es eso lo que quieres Fugaku?¿Ponerlo en peligro?"
Estuvieron mirándose fijamente a los ojos durante un par de segundos, hasta que Fugaku se resignó cerrando los ojos y suspirando en derrota, procedió a abrir uno de sus bolsillos para sacar una carta. Se dirigió a Minato y le extendió el sobre, cuando este lo iba a tomar; el Uchiha lo apartó ligeramente – "Esto que vas a leer es un secreto de rango S: sólo el hokage, mi esposa y yo tenemos permitido verlo. Una vez lo veas, no hay vuelta atrás; no podrás decir nada de lo que contiene a nadie, nunca; ni siquiera a Kushina. Por el bien de tu estudiante, espero que mantengas el secreto" – dijo volviéndole a extender la carta.
Minato estaba dubitativo, ¿Qué clase de secreto era este como para poner en riesgo la vida de Obito?; y sin más vacilación, tomó la carta y procedió a leerla.
Después de unos minutos, él aún no salía de su asombro; preguntó repetidas veces si la información era correcta y tanto el Uchiha como el hokage afirmaban cada palabra en la carta.
Sin duda, él no esperaba algo así.