Asesina fuera de serie 2: ine...

By dontmesswithfandoms2

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Que harias si tu vida fuera como la inercia? Un momento estas conduciendo tranquila en tu auto y al siguiente... More

Traidora
Sangre no es familia
winnie pooh comparte la miel
mi hermano/a sobreprotector/a
Resusitando a los muertos
El reencuentro
El espía
una buena idea
señor y señora...¿Ross?
un cambio de planes
manejando la ira
Un maldito bastardo muerto
La masacre de la taberna
en duelo
el otro lado de la historia
no hay crimen sin testigos
Venganza
nota de la autora: para mis pimpollos lectores
TERCERA PARTE

amenazas

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By dontmesswithfandoms2

james estaba en lo cierto, había muchos menos guardias de lo usual, pero aún así eran los suficientes para hacer de esta misión una maldita complicación.

el edificio era justo como lo recordaba, sólo que ahora una hilera de tipos estaba parada al frente. algunos conversando con los otros, otros leyendo el diario o hasta algunos sentados en la acera de calle mandando mensajes de texto. sólo había que prestar atención para notar un bulto bajo sus ropas o el brillo metálico de un cañón atrapado instantáneamente por la luz.

respiré hondo y esperé a la primer señal.

 nada. por unos segundos sólo se oían los pasos pesados de los hombres en la calle y pensé que algo había pasado, quizá habían atrapado a roth o disparado a james.

no, si lo hubieran disparado lo hubiera oído. tenía que dejar de asustarme a mí misma con tantas imposibilidades. cerré los ojos y tomé un profundo respiro, me concentré en mis alrededores; en la gravilla bajo mis manos y pies, en la pared de ladrillos gastados tras la que me ocultaba, en cada diminuto sonido.

entonces lo sentí, un aroma fétido que conocía bien.

me apresuré a taparme la nariz y la boca con la manga de mi sudadera y observé desde detrás de un edificio cercano cómo los hombres iban callendo uno por uno como piezas de dominó. segundos después una figura se movió entre el humo y comprobé con alivio que se trataba de james, haaciendose su camino entre los guardias caídos, deteniéndose sólo en el cuerpo del que hace unos segundos se encontraba mandando mensajes de texto. 

aún escondida del otro lado de la calle pude notar su sonrisa maliciosa al apretar teclas en el celular y eso confirmó todas mis sospechas, el plan estaba continuando como lo previsto. james corrió a esconderse detrás de la pared lateral del edificio y apretó un botón en el teléfono que si seguía los pasos, tendría que ser el botón de enviar.

el mensaje de ayuda alertó a todos los guardias, que no tardaron mucho en salir abruptamente por las puertas principales. se trataba de bastantes, mas o menos unos veinte guardias. seguramente había docenas más en el interior, porque dudaba de que fueran tan tontos de enviar la mitad de ellos. 

los hombres se quedaron allí, armas en mano, observado con perplejidad los cuerpos caídos de sus compañeros. james, aún escondido, sacó un cilindro metálico del bolsillo y lo rodó en dirección a los hombres, que lo miraron confundidos por una milésima de segund antes de que liberara su contenido y los desmayara al igual que a sus compañeros. 

james me buscó con la mirada desde el otro lado de la calle, y al encontrarme ambos asentimos con la cabeza y abandonando nuestros escondites, salimos con arma en mano y entramos al edificio. 

en la recepción, una par de mujeres nos observaban temblorosas desde el recibidor. me bastó con un solo movimiento de la cabeza en dirección a la puerta para ellas entiendieran lo que quería decir, y abandonaron la estancia sin dudas. 

otros guardias nos esperaban adentro, pero no se trataba de tantos, apenas unos cinco. parecía que no creían que superaríamos a esa masa de hombres en la entrada. 

james y yo nos colocamos espalda con espalda, trabajando al unísono como nunca habíamos aprendido a hacer antes, y comenzamos a disparar. sacamos otra arma de nuestros bolsillos y con un arma en cada mano disparamos a piernas y brazos hasta que los guardias doloridos en el piso no eran más que incompetentes. entre el caos, una figura oscura y sigilosa se deslizó entre las puertas y a través de las paredes, desapareciendo por los corredores internos. le dirigí una mirada a james, quien asintó en aprobación y seguí a la figura a través de los corredores, dejando a james vigilando las puertas para asegurarse de que nadie entrara ni saliera.

aún en las sombras, era díficil pasar por alto esa cabeza anaranjada, y procuré en cuidarla con mi vida como nunca lo había hecho ants. roth llevaba el arma bien agarrada, avanzando con una cautela inhumana. lanzó una mirada sobre su hombro para comprobar que lo seguía y coninuó camino entre los apsillos sucios y mugrientos. había apenas algunas luces titilantes y varias habitaciones de las que no se preocupaba nadie que se filtraran sonidos... indecentes. 

describiría mas de mis alrededores pero me temo que no es apto para todo público si es que alguno de ustedes pervertidos está interesado al respecto.

cada tanto, un guardia nos avistaba sorprendido, pero le asestaba un tiro antes de que pudiera gritar. sin embargo, algunos de ellos parecían reconocernos, pero miraban hacia otro lado y nos dejaban pasar, y fue esa actitud la que más me aterrizaba de todas. ¿por qué nos dejarían invadir su propia base de datos?, y mientras más avanzabamos en los interiores del edificio más notaba que la cantidad de guardias que nos permitían el paso era mayor a la de guardias que nos lo intentaban obstruir.

seguimos camino arriba a través del edificio hasta que finalmente las puertas desaparecieron y todo lo que se veía eran oficinas y gente tramitando papeleo que apenas se molestaban en dirigirnos una mirada. 

seguimos hasta el final de corredor y finalmente en el cuarto piso llegamos a la sala donde sabía que se ocultaba la computadora principal que obtenía toda la información que necesitábamos. 

pero sólo cinco guardias nos esperaban allí. mi estómago se secó, ¿sólo cinco? ¿no tendrían que estar todos su refuerzos restantes aquí? 

sabía por la última visita que había hecho al lugar, que había muchísimos más guardias de los que podía contar, sin embargo la mitad no ignoró aquel día. 

empujé mis sospechas por el momento y me concentré en derribar a los guardias. en cuestión de minutos, teníamos el paso libre.

se trataba de algo menos lujoso de lo que me imaginaba, una coputadora vieja y un millón de archiveros repletos de papeles. me coloqué a vigilar la puerta mientras roth tecleaba en la computador ferozmente, tan concentrado que dudaba que alguien fuera capaz de despistarlo. estuvo un tiempo, más de lo que imaginaba, en la computadora, y justo cuando comenzaba a preocuparme el sonido frenético de las teclas se detuvo y un pitido de la computadora me aturdió los oídos. 

- ¡listo!- exclamó roth satisfecho.

apresurada en marcharme de allí comencé a decir - bueno, ahora vayám..-

- heath ven a ver esto- me interrumpió roth con un papel de uno de los archiveron en su mano. 

no había nada que deseara más en el mundo que salir huyendo de allí, pero roth no parecía dispuesto a moverse a sí que soltando un suspiro impaciente me coloqué junto a él. 

- ¿qué es?- dije- no tenemos  mucho tiempo roth, es más, ¡no tenemos tiempo!-

- tranquilízate- dijo roth, pasándome el papel - y mira- 

me tardó un tiempo en comprender que lo que veía en el papel eran transferencias de dinero de cuentas bancarias. millones y millones eran transferidos a un hombre llamado mc clavin, pero al parecer nadie quería que se enteres, porque de esos millones mc clavin repartían algunos miles a varios miembros de la mafia, muchos de ellos también guardias de seguridad. 

-estaba escondido en uno de los archiveros del fondo en una caja fuerte con millones de transferencias más- dijo él, mostrándome las herramientas con las que forzó  a la caja fuerte. 

asentí, era un descubrimiento importante, pero aún así ese instinto animal me gritaba que huyera. metí los papeles en mi bolsillo - ¿ya enviaste los datos a nuestra computadora?-

roth asintió - las tranferencias también deben de estar allí sólo que me va a costar desbloquearlas-

mientras yo colocaba la caja fuerte vacía en su lugar, roth, que ya se había parado y estaba esperándome en la puerta, musitó -eeeh, ¿heather?-

- ya voy- dije, pero en cuanto me di vuelta mi corazó se congeló ante la vista de mi hermano con un arma apuntada en la cabeza.  el hombre que la sostenía claramente no era un guardia, llevaba traje, uno muy caro por cierto, y un aire de superioridad. 

- suelta tu arma- dijo, y no dudé en dejarla caer, no cuando la vida de mi hermano estaba en juego.

- dame los papeles-exigió. 

saqué los papeles de mi bolsillo y se los entregué a él. - ahora suéltalo- dije con un irremediable temblor en la voz. 

el hombre sonrió -no tan rápido- dijo- quiero esos datos que acabas de exportar de vuelta a esa computadora. tienes 24 horas para devolverme esos datos, estaré esperando en el blue mort. y si le muestras esos datos a alguien más o intentas exportarlos a otra computadora, lo sabré.-

algo se retorció en mi estómago - ¿lo sabré? -

- quizá deberías pensar bien sobre qué compañías eliges- dijo, pero estaba muy abrumada como para registrar sus palabras, todo lo que oí fue su siguiente amenaza, marcada en mí como a fuego - y si tu hermanito aquí no son suficientes, tenemos a tus padres, a tu amiga casi abusada y a tu amiguito aguardando en el hotel en la mira, intenta algo y están muertos-

y con eso se alejó, arrastrando a mi hermano con él.

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