Mis pies descalzos impactaron contra el suelo, bajando las escaleras con velocidad, entrando en la cocina y parando en seco al verlo.
-¿Ya estás despierto?
Harry levantó su vista hasta mí y dejó el periódico en la mesa mirándome con una sonrisa.
-Sí, algunos guardias han ido al centro y han traído el periódico y algo que te gustará.
Me senté en la silla justo enfrente viendo como él se giraba aún sentado y agarraba un paquete de galletas, poniéndolo delante mío, acercándolo con calma.
Las agarré con ansia y le extendí una poniéndome a comer después.
-Me han dicho que tiene pinta de que va a llover mucho hoy.
-¿Y la fiesta cuándo es?
-Se supone que hoy pero supongo que lo cancelarán por la lluvia.
Asentí lentamente mirando por la ventana, viendo como efectivamente el cielo estaba demasiado oscuro y la experiencia chillaba que no tardaría mucho en llover.
-Tengo que ir a cambiarme…- Dije mirando mi pijama mientras me levantaba aún con la galleta en mi mano.
Intercambiamos varias palabras más y subí rápidamente hasta la habitación que me habían asignado, escuchando como poco a poco el agua caía más rápido al otro lado de la pared.
Terminé de vestirme y bajé rápidamente dándole una mirada veloz a todo mi alrededor sin encontrar a Harry por ahí.
-¿Harry?
Entré en la cocina sin verlo por ningún lado y volví a salir asomándome a la ventana, viendo cómo los guardias seguían vigilando pero ahora resguardados en tiendas de campaña por culpa de la lluvia.
Volví a mirar rápidamente a todo mi alrededor sin éxito y comencé a preocuparme cuando comprobé que no estaba en el baño tampoco.
-¿Harry?- Repetí entrando en su habitación sin encontrarlo tampoco ahí.
Bajé de nuevo y caminé hacia la salida trasera abrochando mi chaqueta, abriendo la puerta después cuando la lluvia caía al otro lado, protegiéndonos por un porche pequeño y acogedor.
Lo vi sentado ahí, mirando el agua caer y realmente me relajé viendo lo tranquilo que parecía aunque en mi interior quería matarlo por lo mal que me lo hacía hecho pasar.
Él se levantó al verme y yo lo empujé levemente insultandolo con susurros.
-¿No podrías haberme dicho que salías? Me has asustado, bruto...
Él sonrió agarrando mis brazos por mis muñecas y pegandolas a su pecho mirando mis ojos.
-No te dejaría solo aquí.
-Pues parecía que sí.
Él negó lentamente y me señaló con la cabeza la lluvia, que no dudé el ver por un largo rato, relajando todo el estrés que sentía en mi cuerpo.
El ruido del agua impactando contra las hojas caídas de los árboles y ese suelo de tierra ya húmeda sin duda fue algo de eso que nunca esperas necesitar pero que realmente lo haces.
Me relajó tanto como jamás pensé que lo haría, sumándole el contacto de sus manos en mis muñecas como si fuera algo que hiciera con todo el mundo, algo que le saliera de dentro del alma como un acto inconsciente y que realmente no me debía sentir un privilegiado por ser la única persona que podía disfrutar del calor de su piel.
Imaginar que Anne estaría de acuerdo con eso, que realmente ella aceptaría a alguien como yo algún día y que su hijo había permitido esa barbaridad de intercambio de sentimientos. Ella me mataría. Su imagen pública y la misma de Harry jamás aceptarían a alguien como yo ahí y lo que era peor, yo nunca los aceptaría en mi vida y ella lo sabía, por eso no me había despedido aún, porque ella sabía perfectamente lo que era su hijo y en lo que se estaba convirtiendo desde que yo estaba a su lado. Ella sabía todo y no podía hacer absolutamente para detener lo que estaba creciendo por mi pecho a una velocidad que jamás pensé experimentar y esa maldita necesidad de tenerlo cerca a cada segundo que pasaba.
-Louis- Dijo llamando mi atención- ¿Alguna vez has querido hacer algo pero no lo has hecho por miedo?
Miré sus ojos con calma, viendo cómo él miraba los míos ahora también, el agua cayendo incluso con más fuerza a nuestras espaldas.
-Sí.
-Y… No sé, ¿Crees que hay que afrontarlo o dejarlo pasar?
-Afrontarlo, tal vez- Dije inseguro sin dejar de mirar sus ojos.
-¿Sin ayuda de la otra persona o con ayuda mejor?
-No sé Harry… Depende del caso.
Sus manos soltaron las mías lentamente y su mirada cayó sobre mis labios, subiendo después a mis ojos quedándose fija ahí.
El silencio verbal nos abrazó por varios segundos en los que ninguno pudo apartar la vista del otro, era como una necesidad, una cinta que ninguno quería romper.
-¿Y en este caso piensas hacerlo tú o lo voy a tener que hacer yo?
Sus palabras rondaron en mi cabeza sin freno robando la poca cordura que me quedaba, imaginándome la cara de Anne casi por inercia y sin quererlo realmente.
-¿No... Puedes esperar un poco…?
-No voy a esperar más, o lo haces tú o lo hago yo.
Suspiré profundo y como si fuera algo que hiciera todos los días, mis manos acunaron su cara mientras mis pies levantaban los talones del suelo y mis labios se juntaban contra los suyos en algo que jamás juré necesitar tanto hasta que lo tuve contra mí.
Sus manos rodearon mi cintura mientras que sus suaves labios se movían contra los míos llenando de fuegos artificiales mi interior. Mi cerebro estaba paralizado, solo podía centrarme en él, en su boca, sus manos, su cabello ahora con mis manos entrelazadas con su pelo en algo que llevaba queriendo hacer tantísimo tiempo que perdí la noción del tiempo.
Notaba que el aire no llegaba a mis pulmones y no supe muy bien si era por el beso o por las millones de sensaciones que se paseaban por cada rincón de mí, a paso lento pero con firmeza en sus movimientos.
Mis talones volvieron a tocar el suelo y mis labios se separaron de los suyos con vergüenza, sin saber muy bien qué hacer después de eso y sin mucha experiencia en la que basarme.
Él juntó mi frente con la suya mientras recuperaba el aire perdido, su aliento saliendo con dificultad y impactando contra mí de una manera gratificante que me demostraba que eso había sido real.
-Louis… No sé qué me has hecho pero quiero que lo sigas haciendo.
Moví mi cabeza como pude, de una manera afirmativa mientras sentía sus manos ahora acariciando mis mejillas con cuidado, como si me fuera a romper o si fuera a desaparecer si él cerraba los ojos.
Puse las manos sobre las suyas y me separé lentamente mirando sus ojos mientras intentaba negociar una velocidad razonable con mi corazón.
-Tengo miedo- Dije sin pensar de verdad lo que estaba diciendo, dejando que mis sentimientos hablaran por sí solos.
-¿A qué?
-Pues… A la gente, a mí mismo.
-No te preocupes por la gente, nunca te harán nada, te lo prometo. En estos casos uno mismo suele ser su peor enemigo… Esperaré si hace falta…
-No Harry- Dije obligándolo a mirarme a los ojos, viendo el dolor ahí- No quiero esperar más, ya son muchos meses y no nos merecemos esto.
-¿Entonces?
-Vamos… Vamos a intentarlo, por favor.
-Louis, no me pidas por favor algo que llevo intentando demostrarte meses.
-Bueno pues vamos a intentarlo, sin el favor…
Él sonrió levemente sin despegar su vista de la mía mientras un brillo hermoso iba creciendo en el verde de sus ojos.
-Va a ser difícil…
Asentí sabiendo perfectamente lo que le estaba pidiendo y sorprendiéndome a mí mismo por esas reacciones involuntarias y sin sentido varios meses atrás.
-Lo sé. ¿Aguantaras algo a mi lado?
-¿Aguantaras algo tú al mío?
-Es más difícil aguantarme a mí.
-¿Quieres que sea nuestra primera pelea?
Negué lentamente mientras en mi boca se dibujaba una sonrisa nerviosa y mis brazos se juntaban en mi pecho abrazándome por el frío que ahora me llenaba.
-Voy dentro tú… Si quieres te puedes quedar, no te preocupes… Ahora ya sé que no te has ido.
Él sonrió mostrando sus hoyuelos y asintió lentamente separándose un poco.
-Voy enseguida.
El interior de la casa me recibió de nuevo de una manera gratificante, sintiendo el calor que desprendía la chimenea ahora encendida y el murmullo de algunos guardias sentados en el salón.
-Louis- Dijo uno llamando mi atención- No queríamos molestar pero ha llegado una carta para Harry.
La dejaron en mis manos y yo agradecí mirando de dónde venía. Estaba en francés y por lo poco que conocía sobre esa lengua, sabía que era demasiado complicada.
Harry entró con calma, parando cuando vio a todos los guardias mirándome con morbo, esperando que yo la abriera y pudieran enterarse de algo más.
Me giré hacia él con nerviosismo, con dificultad a la hora de mirar sus ojos pero haciéndolo para encontrarme con su sonrisa cuando lo hice, contagiandome al momento.
-Ha llegado una carta para tí.
-¿No han establecido la conexión wifi o qué?- Preguntó mirando a los guardias mientras la agarraba de mis manos.
La leyó en silencio, soltando algún suspiro de vez en cuando mientras los guardias compartían susurros entre ellos, yo mismo llamándome arrogante cuando creí que era por lo que había pasado con Harry y conmigo segundos atrás.
-No han cancelado la fiesta pero la han alargado para mañana también, dicen que acabará pronto hoy porque se esperan lluvias fuertes por la noche. La han adelantado.
-¿Entonces?- Preguntó uno de los guardias mirando a Harry.
-Tengo que cambiarme, solo me he traído un traje así que mañana a primera hora o cuando pase un poco la lluvia volveréis a casa a por otro.
-Te puedes poner el mío- Dije frunciendo el ceño viendo como él bajaba la carta para mirarme.
-Tú vienes mañana, no podemos llevar el mismo traje.
-¿Yo voy mañana?- Repetí señalándome a lo que él sonrió un poco.
-Sí, hoy no porque será de negocios y estarás incómodo pero mañana no habrá problema, las negociaciones ya estarán hechas y la gente irá a disfrutar realmente. Por cierto, ¿Sabes francés?
Me quedé callado mirando sus ojos, intentando adivinar si me lo decía de verdad o había algo que indicara la broma en sus gestos.
-¿Tú qué crees?
-Te quedarás hablando con uno de los guardias, por lo menos tienes que saber presentarte.
-¿Y no será mejor que él se quede aquí?- Preguntó uno de los guardias a lo que yo asentí con cansancio dándole la razón, aunque en el fondo sabía que Harry nunca permitiría eso, mucho menos ahora.
-Pues claro que no. Louis viene y no se habla más.
Me extendió la carta intercambiando una mirada, sabía que nadie más debería leer eso y que yo era el indicado para guardarla. Subió las escaleras y acomodó su pelo, cerrando la puerta de su habitación después.
Los guardias fueron saliendo poco a poco de la casa, dejándome ahí solo.
Me acerqué al sofá tocando su cuero negro por primera vez, sentándome en él y fascinando con la comodidad que me otorgaba.
La puerta de la habitación de Harry se abrió al poco tiempo y él bajó las escaleras mirando a su alrededor, parando su mirada después en mí, ahora con su traje rojo a flores preciosas y una camisa negra abrochada hasta el cuello, sin mostrar ningún tatuaje.
Sonreí sin poder evitarlo y él me devolvió la sonrisa mirando a la salida, haciéndole un gesto a uno de los guardias de que encendiera el coche ya.
-Vuelvo en muy muy poco- Dijo arrodillándose justo delante mía mientras yo apoyaba mis codos en las rodillas.
-Vale, lleva cuidado con los negocios.
Él asintió con una sonrisa pequeña, sabiendo a qué me refería con eso y queriendo tranquilizarme de alguna manera.
-Llevo cuidado, te lo prometo.
Su mano acarició mi nuca con miedo y yo junté mi frente con la suya suspirando profundamente.
-Llevo cuidado- Susurró una última vez antes de levantarse para salir de ahí en máximo silencio.
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