A la mañana siguiente, me desperté un poco más animada. Las palabras de Kirishima de ayer a la noche me han ayudado más de lo que nunca hubiera imaginado. Me levanto un poco antes para no tener que ir muy apresurada al instituto y tomarme mi tiempo. Tomo cerca de diez minutos en ducharme y luego otros cinco en vestirme. Tras terminar, preparó la mochila y abrí la puerta de mi cuarto para bajar a desayunar. Afrodita me espera acostada en el pasamanos de la escalera.
-Buenos días, Afrodita.-la saludo, con una sonrisa. Maúlla y salta a mis hombros como hace siempre con papá.
Bajo con ella hasta la cocina. Tal y como esperaba, papá ya se ha ido al instituto, dejándome en la encimera un pequeño táper con comida y una nota.
"Ayer te esforzaste mucho. Tu recompensa. Mucha suerte."
Sonrío levemente. En el fondo, sé que mi padre me quiere con locura aunque no me lo diga o no lo demuestre muy a menudo.
Me sirvo una taza de café mientras enciendo el televisor y coloco un programa cualquiera. No presto atención, pero me gusta que haya ruido de fondo. Cuando termino, me tomo con calma una tostada y le doy los bordes a Afrodita mientras le acaricio su cabecita.
Nada más terminar, cojo mi bolsa y me dirijo a la puerta de casa. Mi gata sabe que me voy, y maúlla con desaprobación.
-Nos veremos en varias horas, preciosa.-le digo, con cariño, a lo que responde dándose la vuelta con soltura y largándose en dirección al salón.
Salgo con el pensamiento de poder hacer por primera vez algo que me está prohibido. Fijo la vista al frente, en la verja de casa, y veo una cabellera roja esperarme apoyada en esta. Pero no es bicolor, lo que me causa fastidio y a la vez alivio. ¿Por qué tengo tantos contrastes de sentimientos con este chico?
Sonrío en cuanto Kirishima se da la vuelta para mirarme.
-Buenos días, hermosa~-me saluda, con una sonrisa encantadora.
-¡Kirishima! ¿Cómo has sabido dónde vivía? Por cierto, buenos días.-caminó hacia él con una sonrisa igual de grande que la suya.
-He preguntado a todos los de la clase hasta que conseguí que Todoroki me lo dijera.-confiesa, con una risa nerviosa.
-Ya veo.-me río con él para que no se sienta incómodo de más.-¿Y a qué se debe?
-¡Tenemos que hablar de la travesura a Bakugou!
Mi sonrisa se ensancha el doble y me río de solo pensarlo. Con el mal genio que tiene, estoy segura de que nos matará a explosiones.
-¡Estoy deseando oírlo!-admito.
-Es algo muy típico, pero para empezar, estará de más~
-¡Eh, eh! ¡Que ya viene!-grita Kaminari, entrando en clase.
Nadie que no seamos nosotros tres entiende lo que vamos a hacer, pero saben que Kirishima es el bromista, así que enseguida se apartan de la puerta y tratan de hacer que no les interesa aquello en lo que estamos trabajando.
-Bien, ____, en cuanto Denki nos dé la señal, tiramos de la cuerda a la vez.-me susurra, con una sonrisa maliciosa. Le devuelvo el gesto y asiento.
Aprieto con fuerza la cuerda que se encuentra entre mis manos sin apartar la vista de Kaminari, quien trata por todos los medios no reírse y actuar con normalidad. Como se ría él, iré yo detrás, esto es un efecto dominó.
El corazón me va a mil, y esta vez no por Todoroki, sino porque voy a hacer algo que hasta ahora nunca había imaginado, estoy rompiendo las reglas de mi padre de comportarme con normalidad. Me puede salir caro.
Entonces, la señal de Kaminari (que es un chasquido de dedos) me saca de mis pensamientos. Cruzó una rápida mirada cómplice con Kirishima y tiramos de la cuerda a la vez.
Escuchamos el agua caer del cubo de metal y llegar a parar al cuerpo de nuestro querido amigo Katsuki Bakugou.
No puedo evitarlo y me echo a reír a carcajadas cuando veo su cara de perplejidad y a la vez de molestia. Parece como si tuviera un tik en el ojo y sus manos no se dan siquiera cerrado en un par de puños. La risa de Kirishima se suma a la mía, y la de Kaminari, mientras que el resto de la clase aguanta sus ganas de morir de la risa.
-¿Qué cojones...?-comienza a decir, con la voz temblorosa por la rabia.
Me doblo por la mitad sujetándome la barriga de la risa. Ahora entiendo por qué a Kirishima le gusta tanto hacer esto, ¡es la leche! ¡Hacía tiempo que no me reía así! Y no por el echo de meterme con alguien, sino porque ese alguien lo merecía y es amigo de Kirishima. El pobre ha sido blanco de una de sus cuentas de bromas. No me da pena, siento decirlo.
-¿¡QUÉ COJONES OS PASA, PEDAZO DE GILIPOLLAS!?-salta entonces, haciendo que nos enderecemos y dejemos de reír, pero que evitemos esa risa de forma casi imposible.
-Venga, Katsubro, te veíamos poco hidratado~-bromea el pelirrojo, pasando un brazo por los hombros de su compañero, quien lo mira como diciéndole no me toques .
-¿Poco hidratado...?-repite, con un montón de ira en su voz y levantando los puños como para golpearlo.
-Venga, Kacchan, tómatelo con humor~-lo vacilo.-Admite que ahora te sientes más relajado~
-¿¡EH!?-salta, mirándome y echando chispas por sus manos.
-Solo te tomamos el pelo, colega, no te lo tomes tan a pecho~-me excusa Kirishima.
-¿¡CÓMO DEMONIOS VOY A SECARME AHORA, DEMENTES DE MIERDA!?
-Ya lo pensamos, Kacchan, y no te preocupes. Todoroki tiene la habilidad de fuego, él puede secarte.-digo, con una sonrisa malévola.
Dirige instantáneamente su mirada llena de enfado al bicolor, quien, ajeno a todo lo que está ocurriendo a su alrededor, lee un libro. Katsuki realiza una mueca divertida no lo siguiente y anda pisando fuerte hacia su pupitre, donde se sienta y se cruza de brazos. Con la boca abierta de la impresión, todos lo miramos.
-¡¡NI DE PUTA COÑA ME VA A SECAR A MÍ NADIE!! ¡¡PREFIERO MORIRME DE UN RESFRIADO, DESGRACIADOS!!
"No te rías, ____...ahora no..."
Pero no soy capaz de retener mi risa. Este chico es incorregible, un crack, un grande, un tifón, un titán, un huracán, lo que sea, es mi puto dios. Su orgullo es más grande que los músculos de All Might.
Detrás de mí, vienen los otros, y nos reímos de su testarudez hasta que mi padre entra en el aula. Nos callamos todos de golpe y corremos a sentarnos a nuestros pupitres. Camina hacia el centro de la clase y nos mira uno a uno, neutro. Se detiene en Kacchan y abre los ojos como platos. Detrás de todo, aguanto la risa lo mejor que puedo.
-Bakugou...¿necesita usted llamar para que le traigan ropa nueva...?-le ofrece.
-¡No necesito una mierda!-contesta, molesto y con un leve sonrojo de vergüenza en sus mejillas.
-¿Qué ha ocurrido? Hoy no llueve.
-Tsk...-aparta la vista y le agradezco que no diga nada.
Admitámoslo, no sé cuáles serían las consecuencias, pero para mí serían horribles, no me hace falta ser muy inteligente para saberlo. Aún no todo, no me arrepiento de lo que hice. Al contrario, mi ánimo ya no está por los suelos y me he reído todo lo que he querido gracias a Kisrihima.
Cuando las clases se acaban, me pongo en pie. Me siento contenta, ajena a aquellos sentimientos que no apartaban a Todoroki de mi cabeza. Me sentí indiferente cuando lo vi irse con Momo en el recreo y me sentí más que feliz de haber acompañado a Kirishima con Kaminari, Kacchan, Uraraka, Izuku y el resto de la clase; menos ellos dos, por supuesto.
Recojo mis cosas en nada y me dispongo a volver a casa para entrenar, pero alguien se coloca a mi lado.
-¿Volvemos juntos? Tengo curiosidad por esa broma que me he perdido a Bakugou.-me dice Todoroki, con una pequeña sonrisa.
Sin ilusionarme pero sin deprimirme tampoco, le sonrío abiertamente.
-¡Claro! Será un placer recordar todo aquello de nuevo.