+18 ("leve"?)
Lea con precaución.
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Año 2.080
Tyrol, Austria.
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El más alto besaba el cuello del tricolor, quien soltaba cientos de ruidos no apropiados para menores y el nombre de quien tenía encima. Muchas cosas los llevaron hasta aquella situación; alcohol, juegos y sus propias ganas.
- Nn~gh... - Quejó el de negro, amarillo y rojo, arañando los hombros del más alto.
Ambos sudando, suspirando y con calor en sus masculinos cuerpos. Estaban solos en aquel cuarto, siendo sus suspiros y gemidos tapados por la música que había en la sala de estar.
- M-mmngh~... R-Rusia... - Gimió el menor, terminando por morder otra vez el cuello del mayor, sacando nuevamente algo de sangre de tal.
- Me dejaras seco si continúas, así - Burló el ruso, aún moviendose dentro del alemán.
Para devolverle la moneda, mordió su cuello, pero sólo logró obtener más excitación, pues Alemania se movió a un lado, causando un roce "extraño" en la masculinidad de Rusia y el interior del alemán.
Alemania no era de ir de fiesta, pues trabajaba la mayoría del tiempo, pero Austria le había insistido tanto en ir y en que debía descansar que no pudo negarse. Lamentable fue su suerte al ver a Rusia allí, lamentable fue también cuado cedió a beber tragos fuertes, lamentable fue... No, no fue lamentable caer ebrio ante el ruso, no fue lamentable lanzarse a su boca, aun sabiendo la política anti-homosexual del soviético y por supuesto que no fue lamentable haber sido arrastrado por el más alto a un cuarto para terminar teniendo sexo.
- Ya casi... Mmh~ - Suspiró el ruso, abrazando al tricolor que tenía debajo.
- Ru-Rusia~ - Gimió Alemania, quien se aferró de igual manera al contrario.
Rusia simplemente apareció allí por no querer cumplir sus deberes aquella noche. Se alegró de haber podido llevar varias cajas de vodka, se alegró al ver que Alemania había asistido y había comenzado a beber, se alegró en cuanto los demás parecían olvidarlos a los dos.
Estaba encantado, pues deseaba ver al alemán en un estado ebrio y lo obtuvo, deseaba sentir al alemán en su miembro y lo obtuvo. En el mundo ya se sabía que los gobernantes de Rusia estaban en nuevos debates sobre los LGBT+, pues sentían que parecían muy atrasados en todo sentido. La mayoría del mundo había aceptado aquellos gustos "extraños" de los humanos, ¿porqué él seguía haciendo caso a su difunto padre? ¡Sabía que URSS se había acostado con Nazi aún con su máscara de homófobo!
- Nnhga~ - Alemania abrió la boca, disfrutando lo que su amado le hacía.
Ambos se querían, pero era complicado ser algo con la reputación de Rusia tan alta y seria. Quizás, con aquella noche lograron más que sólo sentirse el uno al otro...
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Año 2.081
Moscú, Rusia
- ¿Berlín? - Preguntó el ruso de rojo, sorprendido por tal visita. Se acercó a él con curiosidad, saludandolo con educación. - ¿Qué te trae por aquí? Sabes que la reunión de capitales es el 17 del próximo mes - Moscú lo miraba fijo, pues por historia tenían conflictos y seguía un tanto en duda sobre el tercer Reich.
- ¿Y Rusia? Es urgente - Habló serio, no estaba para juegos.
- ¿Para qué lo necesitas? Está ocupado, trabajando - Su mentira hubiera salido bien si el ruso no hubiera caminado por aquel pasillo.
Berlín lo miró mal y se alejó para ir donde el país y encararlo.
- ¡Rusia! - Llamó a gritos la capital, siendo seguido por Moscú. - ¡Eres un desgraciado! - Quiso golpearlo, pero el ruso al ser más alto y fuerte lo detuvo sin problemas.
- No sé de qué hablas Berlín - Habló sincero el soviético. Llegaba sin aviso y lo atacaba sin razones.
- ¡Esto! - Le acercó un papel. Lo pondría en su rostro pero era demasiado alto.
"Nombre del paciente: Alemania.
Hospital: Atendido en casa.
Atención: Privada.
Resultado del examen: Positivo."
El ruso lo miró confundido, leyendo y releyendo varias veces aquel pequeño documento que anunciaba un GRAN suceso.
- ¡¿Porqué no lo dijeron?! ¡Ahora mi padre está en cama! ¡Llorando por tu culpa! - Gritó enojado, pues se había alterado al no tener respuestas del mayor.
- ¿Qué sucede? - Habló Moscú, sin entender nada. Arrebató el papel de las manos del país y leyó lo escrito, comprendiendo al instante y quedándose sin palabras.
- Padre ya me ha dicho todo - Habló el alemán captando la atención. - Llevan meses teniendo sexo, no, Rusia? - Berlín se quitó sus gafas y las guardó en el bolsillo de su chaqueta. - Llevas meses aprovechandote de los sentimientos de mi padre, del cariño que te tiene! - Comenzaba a gritar por la rabia, pues estaba sintiendo el miedo que Alemania obtuvo desde que la prueba dió positivo. - ¡ERES IGUAL A UNIÓN SOVIÉTICA Y THIRD! ¡UN CÍNICO! - Iba a golpearlo, pero nuevamente fue detenido.
- Moscú, el avión, a Alemania ya mismo - Ordenó, llendo por donde había llegado anteriormente, pues buscaría un abrigo.
Sin hablar la capital hizo una llamada y los hombres se pusieron a trabajar. Estaba claro para Rusia: visitaría a Alemania y le diría que todo iba a estar bien, pues él lo amaba de verdad.
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- ¿Entonces? - Preguntó Berlín, sentado a un lado de su padre.
- Tengo que trabajar, sabes que hay mucho que hace-
- No - Interrumpió Rusia, quien estaba en el lado contrario a Berlín. - Moscú ayudará a Berlín con tu trabajo, tú descansaras y yo estaré contigo, aquí - Su tono de voz era un simple "Me vas a hacer caso por tu bien." y estaba claro que las capitales no desobedecerían.
- Rusia, basta - Pidió el tricolor. - No finjas frente a los chicos, sé que fue todo por placer y nada más. No debes hacerte cargo si no lo quieres - Alemania seguía con inseguridad, pues sentía que terminaría mal con todo ello.
Todos suspiraron, sabían que Alemania era duro de "conquistar".
- Alemania, ya lo he dicho 3 veces hasta ahora - Rusia se quitó la ushanka, suspirando otra vez pues estaba harto de convencer al alemán de que sí lo quería. - Sí te amo, no fueron sólo noches, ese niño es mío y lo voy a cuidar y sé que piensas... - Alemania lo miró, confundido. - En cuanto esté con nosotros nos casaremos, has oído? - Acarició la mejilla del europeo, viendo su sonrojo y ojos llorosos.
Se abrazaron, pues ellos se amaban demasiado y sólo querían lo mejor para el otro. Berlín y Moscú se encargarían de las tareas de Alemania, pues Rusia realmente no tenía deberes tan estrictos como el alemán.
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Suspiró, pues debía mantener la calma ante tal "calamidad". - Entonces, cómo se llama? - Preguntó Unión Europea al alemán, quien estaba sentado con el niño en brazos y el ruso detrás.
- Runia - Respondió con calma.
- ¿Su isla dónde se sitúa? - Preguntó, viendo el nombre del niño escrito en el documento.
- En el Mar de Barents, entre Múrmansk y Nenetsia - Respondió esta vez Rusia. - Tierras y mar ruso - Dijo frío, pues no confiaba en la organización.
UE anotaba todo lo que faltaba, fechas, aspectos que debían rellenarse en cuanto el niño sea mayor y tenga consciencia de su territorio, y pocas cosas más de los padres.
- Supongo que ahora que nació se, casarán - Dijo con disgusto. Tenía suficiente con Estonia y Finlandia y aquella extraña boda que tuvieron.
Ambos asintieron con seriedad, pues así eran ellos con respecto a ajenos a su círculo de amistades.
Claramente se casaron, ¿invitados? Sólo sus Estados, pues eran su familia. Los tres vivirían en Alemania, ya que Rusia estaba perfectamente sin él (claro que seguía siendo el país y de vez en cuando debía estar allí).
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2.082
- ¡Que lindo pibe! - Decía Uruguay, jugando con Úniru. - Bo' ONU, le vas a enseñar cómo ser aburrido? - Bromeó.
- ¿Anone etá el nene? - Dijo Argentina con un tono agudo, cubriendo su rostro y captando la atención del bebé (que era sostenido por EEUU en su regazo. Sí, Argentina estaba en cuclillas frente al yankee) - ¡Acá ta! - Dijo divertido, viendo la sonrisa del niño.- Ow, tiene tu sonrisa Perú! Viejo! Mirá al pibe! - Llamó a España, quien se acercó sin dudas.
- Pero mira esos ojos tío, son iguales a-
- Sí, lo sé - Interrumpió Perú nervioso por la mención de su madre "biológica". - Igual, tiene los ojitos de USA - Sonrió enternecido mirando a su hijo.
- Tiene el pelo del yankee, bien bonito el nene - Halagó Uruguay.
- Marico! - Venezuela alargó la "o", sacudiendo al mayor levemente. - ¡El carajito no tiene amigos! - Se levanto, haciéndose ver por todos en la sala. - ¡A ver chamos! ¿Quién tiene un carajito secreto para amigarlo con el hijo de mi amigo? - Preguntó como si nada.
Rusia y Alemania se dirigieron una mirada, dudas y nervios tenía el tricolor, pero sabía que ya era tiempo de decirlo. Al fin y al cabo, llevaba un año entre su familia.
Rusia levantó la mano.
- A huevo - Dijo México sorprendido.
- ¿Rusia? - Preguntó sorprendido China. - Vaya, amigo, felicidades - Sonrió.
- ¿Cuándo pasó eso y por qué no fuí notificado? - Preguntó ONU sin entender, pues era la organización del mundo por todos los cielos!
- Unión Europea lo sabe - Respondió Alemania "tranquilo".
El mencionado suspiró al ser visto por todos. - Sí, Runia, tres islas en el Mar de Barents - Habló rendido. Los países harían lo que quieran sin importar la opinión de ellos.
- ¿Alguien más? - Nadie levantó la mano. - Bien, otra pregunta... ¿Alguien, va a querer una familia? Como ellos - Y grande fue su sorpresa al ver varios brazos levantados. - Esto será difícil si sucede...
- ¡MIRÁ CHILE! EL NENE ES RE LINDO - Llamó Argentina, cargando a Úniru hacia donde estaba sentado el chileno.
- Ay la wea tierna - Dijo enternecido. - A ver guagua, dí conchetumare - Animó de forma infantil.
- No no, que diga PELOTUDO - Siguió Argentina la broma.
Algo lejos, cierto albiceleste le habló a un tricolor triste.
- Oye, México
- No chingues Guatemala - Quiso no mirar la escena de Argentina y Chile.
- Si así lo quieres, pero, que sepas que Argentina se acerca - Avisó, volviendo a charlar con Belice y El Salvador sobre la situación.
- Che Mex - Llamó, poniendo nervioso al norteño. - Perú y el yankee quieren hablarnos, vení - Sonrió, aún teniendo al bebé en brazos.
Se alejó, dejando a un atontado México con la ilusión de que Argentina tenga un hijo de ambos. Algo bobo, pues no eran nada y el argentino estaba muy cerca de Chile.